Vicio propio es una novela negra que transcurre en la California hippy post-crímenes de
Charles Manson (resulta difícil saber si es 1970 o 1971) pero escrita por el ínclito
Thomas Pynchon a finales de los 2000's. Y esto se nota. Bueno, yo lo he notado porque como a nivel argumental no me ha parecido una novela demasiado interesante, me he ido fijando en los típicos detalles sin importancia aparente que denotan un tratamiento extemporáneo de temas. Pero bueno, las cosas como son, que mis palabras no lleven a engaño a nadie, tampoco estamos ante una bazofia del calibre de
Besos para los malditos de
Danny Miller. Lo que ocurre es que la historia que narra es una típica historia de novela negra. Buenos, malos, polis, investigadores privados, novias, secuestros, drogas, delincuentes, etc. etc. Vamos, poco más que un guión de, yo qué sé,
Starsky & Hutch, por poner una referencia de serie de TV policiaca también de los 1970s.
El protagonista es
Doc Sportello, un investigador privado super fumeta de estética hippie-surfera. Luego está
Bigfoot Bjornsen, el poli de Homicidios solitario y amargado por una historia trágica de su pasado en el LAPD que a pesar de aparentar ser un hijo de puta quieres creer que tiene buen fondo aunque es posible que en realidad sí que sea un hijo de la gran puta. La ex-novia de Doc,
Shasta Fay Hepworth, ahora liada con un magnate de la construcción,
Mickey Wolfmann, cuya desaparición/secuestro será la guía delictiva de toda la acción. Además,
Doc, tiene un montón de amigos porreros y
druggies en mayor o menor medida, cuyo nombres no merece la pena recoger porque son demasiados. El porqué de la presencia en la trama de un buen número de ellos a mí desde luego se me ha escapado. Que no digo que no tengan motivo de estar, solo digo que para mí, en el global, sobran porque no veo qué han aportado que no sea alguna que otra coña graciosilla. Y también un montonazo de delincuentes moteros rollo Hell's Angels con muchos años de prisión acumulados. En principio trabajan como guardaespaldas de
Mickey pero que también se dedican a cosas propias de moteros nazis: drogas, extorsión, alcohol y sexo, palizas, etc. También hay grupos paramilitares de patriotas americanos que le hacen el trabajo sucio a la LAPD. Y bueno, muchos elementos más, muchos.
En fin no sigo con el argumento porque se va enrevesando durante bastantes capítulos. De hecho a la historia le cuesta arrancar, y pasamos página tras página por lo que parece una colección interminable de preámbulos, y no alcanzamos una zona clara de resolución sino hasta muy avanzada la segunda mitad del libro. Tampoco está tan mal aunque sea un poco facilona y vaya dando tumbos. Quizás la
adaptación al cine de 2014 a cargo de
Paul Thomas Anderson tenga su gracia por la componente visual que deben aportar los viajes de ácido o los cuelgues de marihuana. En cualquier caso, es ya momento de hablar de algunos de esos puntos fuera de lugar que no me encajan en el texto y que tan entretenido me han tenido.
1. Los modismos que se usan a lo largo de toda la narración quieren dar la idea de que estamos a principios de los 1970s y por tanto hay un esfuerzo deliberado para que suenen rancios. Sin embargo la elección del traductor has sido bastante desafortunada para mi gusto: usa hasta la extenuación
"chachi" y variaciones de
"molar" (mola, molón, molona, etc.) que yo situaría en los 1980s. En fin, reconozco que esto es complicado porque muchos de estos modismos tienen su origen en argots carcelarios, en hablas específicas de delincuentes o son préstamos del caló, con lo cual es posible que se hayan estado usando mucho más tiempo del que yo creo, pero aún así, ¿es que no se publican compilaciones y tratados sobre modismos, donde se recoja su posible origen y se date su uso y su paso al olvido? Y si no, ¿qué cuesta ver una película de
Paco Martinez Soria, de ésas en que se marcha a Madrid desde su pueblico de Zaragoza para poner orden en la desastrosa vida de sus 5 hijas y fijarse en cómo hablan sus nietos más modernos? Aquí van dos sugerencias que sin duda, suenan mucho más hippies que las escogidas:
macanudo y
pistonudo.
2. El tratamiento que se hace de la homosexualidad es muy contemporáneo. Dos de los moteros nazis guardaespaldas resultan ser gays de gustos leather y sadomasoquistas. A ver, que doy por descontado que existía una escena gay leather S&M en los EEUU a principios de los 1970s y que los moteros nazis encajan a la perfección en el papel (veásen si no los trabajos de
Tom of Finland). Sin embargo me cuesta creer que todos los personajes reaccionen con tantísima indiferencia ante el conocimiento de las preferencias sexuales de esos dos delincuentes. Resulta que solo hay un personaje homófobo, un policía que aparece casi testimonialmente en la trama. Señores, que estamos en 1970-1971. Hace un año aproximadamente de los disturbios de Stonewall por los abusos y extorsiones de la policía a los bares gays de New York. No creo que en la costa oeste las cosas fuesen diametralmente opuestas en ese sentido. No voy a negar que la homosexualidad ha sido siempre mejor tolerada en entornos artísticos y de clase alta, en especial cuando el personaje es una mariquita graciosa afectada e inofensiva. Pero estamos hablando de que le cuentas a cualquiera que los moteros nazis son pareja y les va el sadomasoquismo y nadie parece sorprenderse. Lo siento pero no me encaja.
3. Para finalizar hay una referencia cultural muy, muy fuera de tiempo. Ahí va la cita:
Después de haber visto muchas películas de terror de sábado por la noche, Doc sabía que construir algo encima de un cementerio indio era el peor de los karmas posibles, aunque a los promotores inmobiliarios, que eran unos malvados por naturaleza, les daba igual dónde construir siempre que los solares estuvieran nivelados y fueran accesibles [Cáp. XX]
Bien, como aficionado al cine de terror y fantástico que soy yo mismo, la pregunta que me surge espontáneamente es: ¿cuántas peliculas de terror anteriores a 1970/1971 tienen como elemento diferenciador la profanación de un cementerio de nativos americanos? A mi a priori no me parece un tema muy tratado en el cine fantástico anterior a 1970, mucho más centrado en los monstruos clásicos, invasiones alienígenas y sobre todo, el horror nuclear de la guerra fría (apocalipsis atómicos, mutaciones y plagas de insectos hipertróficos por la radiación, etc.). Que conste que no puedo afirmar que no haya films de terror sobre cementerios indios anteriores a 1970, pero no parece muy plausible. De hecho, la información más cercana que he encontrado sobre el tema en Internet la tiene el artículo
8 horror movies inspired by Native American myths and legends, y de las 8 películas que recoje, la más antigua es
Shadow of the hawk de 1976. Bueno ahí lo dejo. Evidentemente no merece la pena hacer una búsqueda exhaustiva para demostrar mi error o el del autor, sin embargo la semilla de la duda está plantada.
¡Qué le vamos a hacer, así son las cosas! Tantas ganas de volver leer a
Pynchon para encontrarme con una novela que sin ser mala, no aporta gran cosa. Creo que el próximo intento será con
El arcoiris de gravedad que tiene mejores referencias y por lo que he leído está más en la línea de
La subasta del lote 49. Tenéis mas reseñas de este libro en
Viaje alrededor de una mesa y
La medicina de Tongoy. Ambos coinciden en que se trata de la obra más lineal del autor americano y que no deja de ser una trama noir, con mayor o menor complejidad poco más que una novela de género