30 ene 2022

El cumpleaños del mundo y otros relatos - Ursula K. Le Guin

Hay seis relatos cortos y dos novelas cortas en El cumpleaños del mundo y otros relatos, o al menos esa es la clasificación oficial de los textos. Prologado por la propia Ursula K. Le Guin, en la introducción nos explica muy brevemente las temáticas que trata cada título y los universos en que se desarrollan. La mayoría de ellos transcurre en el Ekumen, también denominado «Ciclo de Hainish», que será familiar para quienes hayan leído La mano izquierda de oscuridad. No soy muy aficionado a estos universos de ciencia-ficción y en general me cuesta bastante entrar en ellos, no hay más que ver el berrinche que agarré en 2010 con aquella novela. El hecho es que tener ciertas nociones básicas del contexto del Ekumen ayuda a entrar en las narraciones, pero si no fuera el caso, solo habrá que estar un poco más atento, hacer algunas deducciones extra y dejarse llevar por las maravillosas historias que nos relata la escritora norteamericana.

Antes de continuar con la reseña, abro un paréntesis para volver a reflexionar sobre la importancia de reconocer que todo libro y todo autor tiene su momento. Incluso admitir que ese momento podría ser nunca. Quería insistir en este tema porque está claro que hace doce años las novelas y cuentos de esta autora no me daban lo que yo buscaba y posiblemente, yo ni siquiera estaba preparado para reconocer su belleza. Porque lo que es evidente es que los temas, el estilo o el enfoque de los textos es ahora el mismo que hace una década. Y me asombra muchísimo que ahora me parezca tan fascinantes y entonces me resultaran insoportables. Esto me ha pasado en alguna otra ocasión con grandes títulos de la literatura, alguno de ellos reconocidos universalmente como obras maestras. Que yo recuerde El retrato de Dorian Gray y Memorias de Adriano, ahí es nada. En un primer acercamiento los dejé de leer al poco de empezarlos, pero más adelante lo volví a intentar y me parecieron excelentes. Pero en el caso de Le Guin parecía que le tuviera inquina, cuando ya he dicho varias veces que los temas que trata encajan a la perfección en mis gustos personales. Así que entono el mea culpa por no haber sabido reconocer que a principios de los 2010s no estaba en el momento vital para leer a esta autora. Menos mal que he sido capaz de probar suerte otra vez y así poder disfrutar de su obra.

Volviendo a libro que me ocupa hoy, ¿qué temas trata? Pues ni más ni menos que las preocupaciones sociales y antropológicas habituales de toda su producción, con un enfoque claramente feminista, y que abordan sin tapujos cuestiones de género e identidad sexual. Los universos, razas y culturas salidos de la pluma de Le Guin le permite cuestionar y criticar el marco tan rígido que existe en las relaciones íntimas en nuestro planeta. Esto lo logra por ejemplo confrontándonos a especies cuyos individuos tienen una sexualidad fluída que puede manifestarse en un rol masculino o femenino durante los periodos fértiles; o bien mostrándonos culturas cuyos modelos de relaciones amorosas, afectivas y sexuales son mucho más flexibles y polimorfas que la pareja heterosexual que tanto ha pervivido en la cultura occidental; o haciéndonos ver la infamia del patriarcado a través de un planeta en donde rige un matriarcado abusivo que cosifica a los hombres. A pesar de la originalidad de sus planteamientos, en general todos los enfoques son muy antropocentristas. Queramos que no, se trata de variaciones más o menos sorprendentes de realidades que en algunos casos incluso han podido existir en algunas culturas humanas, pero que han sido aniquiladas por la tradición judeocristiana. De todas formas sabiendo que su intención es exponer las vergüenzas de nuestra sociedad y también ofrecer puntos de vista alternativos mucho más abiertos, es comprensible que siempre hable de poliamor, se normalicen las relaciones bi/homosexuales, se acepte la temporalidad de las relaciones afectivas, se insista en separar deseo sexual y afectividad, proponga grupos de convivencia más allá del familiar, etc. Os dejo a continuación los títulos con alguna información adicional.

  • Mayoría de edad en Karhide (Relato/Ekumen)
  • La cuestión de Seggri (Relato/Ekumen/Premio James Tiptree Jr. 1995)
  • Amor no escogido (Relato/Ekumen)
  • Las costumbres de las montañas (Relato/Ekumen/Premios James Tiptree Jr. y Locus 1997)
  • Soledad (Relato/Ekumen/Premio Nebula 1995)
  • Música antigua y las mujeres esclavas (Novela corta/Ekumen)
  • El cumpleaños del mundo (Relato/Premio Locus 2001)
  • Paraísos perdidos (Novela corta)
En resumen un volumen que recopila unas historias buenísimas e interesantísimas, que cuando aplica, en absoluto se ven lastradas por su ambientación en el ciclo de Hainish. Son todas apasionantes y absorbentes, y además de su indiscutible y acertada carga crítica, tienen un un transfondo utópico de comunión con la naturaleza que resulta reconfortante. Vamos, un libro que es una joya.

26 ene 2022

La azotea - Fernanda Trías

La que era la actual pareja del padre de Clara ha muerto en un accidente. Así que la protagonista se traslada al apartamento donde creció a cuidar de él, que no logra superar la pérdida de su esposa Julia. Enfermo e incapaz de salir de la cama, Clara se ve obligada a recluirse en esa vivienda sombría desde la que apena se ve el cielo para atenderle. Su único contacto con el exterior es Carmen, una mujer originaria de algún país europeo, quien le hace la compra y será su partera, pues Clara está embarazada. A medida que pasan los meses, la joven se verá sometida a una fuerte presión psicológica: la depresión y la enfermedad de su padre, la crianza de su hija recién nacida, los ahorros que se acaban y se ven abocados a vivir en la indigencia. Incapaz de salir de ese pozo, se aislará del mundo cada vez más y ni siquiera sus escapadas a la azotea del edificio le proporcionarán algo de paz.

La azotea es una obra asfixiante y claustrofóbica pero sin mucho sentido. Nada de sentido, en realidad, a qué engañarnos. Por momentos me ha recordado vagamente a Repulsión (Roman Polanski, 1965), pero en cutre, muy cutre, y con unas carencias narrativas tremendas. Y que conste que a mí no me entusiasmó la película, pero por lo menos el guión está trabajado y hay coherencia en lo que se cuenta. El personaje que interpreta Catherine Deneuve está totalmente trastornado y su comportamiento es el de alguien con serios problemas psiquiátricos. No se ahonda en los motivos que la han llevado a ser así, pero se mueve de manera creíble. Pero Clara... ¿qué le pasa en realidad? ¿Por qué se aisla? Nada en la obra sugiere que tuviera problemas antes de trasladarse al apartamento. ¿Por qué se atreve a salir para cumplir con una citación judicial? ¿Esto que es, un encierro voluntario pero cancelable si hay trámites que hacer en la administracion pública? En fin, lo dejo ya, sea como sea a mí la historia no me ha transmitido ninguna verosimilitud.

Fernanda Trías no da ninguna explicación de los motivos que conducen a la protagonista a romper con la vida que llevaba con anterioridad a la mudanza, ni se dejan entrever qué razones la llevan a ese enclaustramiento voluntario. Todas las suposiciones que queramos hacer vendrán forzadas por la falta de información. Si la hay debe de ser bien sutil, tanto que llegado un momento he empezado a barajar situaciones cada vez más escabrosas (¿Julia la maltrataba? ¿Su padre abusaba de ella?) en base a un par de frases aisladas en mitad del texto. En definitiva, la historia está mal construída y no tiene interés ninguno. Se lee rápido eso sí, y aunque no aportan nada, los personajes y las (mini)tramas secundarias están mejor perfilados y tienen más gracia que el encierro absurdo y ridículo de Clara. Luego leo en El Cultural que Trías la escribió con 23 años y la cosa tiene algo más de sentido. Ojo que estoy seguro de que habrá autores que han escrito novelas fantásticas a esa edad, pero para nada es el caso de esta pieza.

22 ene 2022

Arlington Park - Rachel Cusk

Arlington Park es un suburbio de clase media de alguna población inglesa no lejos de Londres. Durante el día en que transcurre la acción nos acercaremos a un grupo de mujeres que viven allí y conoceremos sus anhelos y frustraciones. Con ese estilo desbordante, agudo y descarnado que la caracteriza, Rachel Cusk ha escrito una novela deslumbrante que expone sin tapujos el amplísimo muestrario de fracasos y pérdidas que el matrimonio y formar una familia han generado en ellas, pues no el vano son la parte de la ecuación que habitualmente más renuncias debe adjudicarse.

Estamos ante una narración polifónica que se articula en forma de instantáneas breves cuyas narradoras van enlazándose de una sección a otra (no hay capítuos formales pero la separación es perfectamente clara). La comparación que se suele hacer de este libro con La señora Dalloway no es gratuita. No se trata solo de que la historia se extienda a lo largo de un solo día y que haya una cena/fiesta esa noche en casa de una de las residentes de Arlington Park. Es que además resulta inevitable pensar en el clásico de Virgina Woolf por la agilidad y habilidad con que se cambia el objeto de atención en el texto. Por suerte para mí, que terminé rebufando de la afamada escritora del grupo de Bloomsbury, éstas son las únicas similitudes entre ambas obras.

En realidad la prosa de estas dos escritoras no se parece en nada. Mientras que Woolf maneja ideas y sentimientos de una manera abstracta, lírica y casi experimental, Cusk se aferra a hechos concretos y materiales. Disecciona y analiza las decisiones que han provocado la situación en que se encuentra cada personaje con una precisión quirúrgica y hasta extremos asombrosos. Hay momentos en que el texto puede llegar a ser denso y algo enrevesado, pero creo que la profundidad de sus reflexiones lo exige y recompensa con creces la concentración que demanda. Por otro lado las imágenes que crea y las sensaciones que nos hace llegar son devastadoras. Si hay una manera de escribir que se pueda calificar como característica del siglo XXI, en mi opinión tiene que ser muy parecida a la de Cusk: inteligente, elaborada, implacable. Y desde luego a mí me fascina.

18 ene 2022

Nueve cuentos malvados - Margaret Atwood

Los Nueve cuentos malvados que se incluyen en este tomo lo son porque todos sus personajes, en mayor o menor medida, destilan maldad. Una maldad que es intrínseca al ser humano y que puede abarcar desde pequeñas venganzas y desquites por un novio robado hace 50 años o masacres organizadas cuando ciertos aspectos de la sociedad no responde a nuestras expectativas. Los protagonistas elegidos por Margaret Atwood son mayoritariamente hombres y mujeres muy maduros o directamente ancianos. Eso le da muchísimo juego a la hora de desarrollar los relatos, con tramas que en pocas páginas saltan hacia adelante y hacia atrás en el tiempo para revelarnos la historia poco a poco. Por otro lado, toda una vida vivida da muchísimo juego para elaborar los argumentos, que comprenden desde experiencias de juventud hasta actos propios de la vejez, aunque tampoco nos sorprenderemos demasiado al comprobar que unos y otros se guían por los mismos deseos y anhelos. Los títulos incluidos son:

  • Alphilandia
  • El aparecido
  • La Dama Oscura
  • Lusus naturae
  • El novio liofilizado
  • Sueño con Zenia, la de los colmillos rojo brillante
  • La mano muerta te ama
  • Colchón de piedra
  • A la hoguera con los carcamales
Excepto 'Lusus naturae' que tiene un aire más lírico y clara inspiración en lo fantástico (el más flojo para mi gusto), el resto de cuentos son realistas aunque en casos puntuales se incluyen elementos sobrenaturales. Hay bastante sustrato literario en la tramas, así los tres primeros, que además son un bloque temático, giran en torno a una escritora que ha ideado un mundo de fantasía épica denominado 'Alphilandia'; 'La mano muerta te ama' también la protagoniza un escritor, cuyo mayor éxito fue la novela de terror que da título al cuento. También hay tramas criminales ('El novio liofilizado', 'Colchón de piedra', 'A la hoguera con los carcamales'), y bastante humor para mi sorpresa. Humor zafio a veces y negro otras, pero que me ha provocado las carcajadas en varias ocasiones. Y no nos olvidemos de la maravillosa prosa de Atwood: simple, directa y certera a pesar de contener ideas y mensajes de gran calado. Con esto consigue que los cuentos se lean del tirón y resulten una verdadera gozada.

14 ene 2022

El Imperio del Sol - J. G. Ballard

Hacia finales del 1937 y en el marco de la segunda guerra sino-japonesa, el Imperio de Japón se había apoderado de Shanghai. Al ser un centro económico muy importante y con muchos intereses internacionales permaneció como zona neutral, aunque todas las partes implicadas mantuvieron un equilibrio muy precario. El pequeño Jim es hijo de una pareja británica muy bien situada y ha nacido allí. Protegido inconscientemente por su status social, se mueve como pez en el agua en esa ciudad tan peligrosa y excitante a la vez. Le apasionan la guerra y la aviación aunque de una manera infantil e inocente, lógicamente. Las demostraciones de valor, fuerza y arrojo de los soldados japoneses. La velocidad y las soprendentes posibilidades que los aviones ofrecen en una contienda. Inmediatamente después del ataque japonés a Pearl Harbor llega el golpe a las fuerzas navales británicas y estadounidenses fondeadas en el delta del río Yangtsé. Japón se hace con el control de la ciudad y recluirá a los extranjeros en campos de refugiados. El caos de la guerra separá a Jim de sus padres y con tan solo once años se encontrará abandonado a su suerte. La idea de reencontrarse con sus progenitores le guiará en la supervivencia, primero en la ciudad y posteriormente en varios campos de internamiento.

El Imperio del Sol es una novela basada en las experiencias de James G. Ballard en Shanghai durante la II Guerra Mundial. El autor británico no hace concesiones y nos trae un texto durísimo y despiadado. ¿Podría acaso describirse de otra forma el espanto que supone una guerra? Desde luego que no, así que por muy dolorosa que haya resultado la lectura, no me queda más remedio que rendirme ante el libro. Hambre, miedo, enfermedad, angustia, desesperación, horror, locura, muerte. Esos son los efectos de la guerra, una de las actividades más propias de nuestra especie.

Una de las maravillas de esta narración es presentarnos la supervivencia como un acto mecánico que no tiene nada de glorioso. Existe una épica asociada a la conservación de la vida en las circunstancias más extremas que a mí personalmente me resulta repugnante. Sin embargo Ballard reduce a solo dos las maneras de mantenerse vivo, y lo hace de manera fría y aséptica. Por un lado la compasión, que es en la que se suelen centrar las historias que insisten en mostrar la grandeza del ser humano. Actos de nobleza y sacrificio para ayudar a quien más lo necesita pero que por desgracia en gran parte de los casos conducen a la muerte de quien los lleva a cabo. Y por otro, la crueldad y el abuso de los más débiles. Jim se verá expuesto a unos y otros y se verá rodeado de personajes con una moral ambigua que oscilan entre lo primero y lo segundo

A nivel estilístico y aunque se trate de una novela realista, resulta fácil detectar las características habituales de la prosa de Ballard. Imágenes extrañas y desconcertantes descritas a través de una adjetivación muy cuidada. Una desafección y distanciamiento de los aspectos emocionales del relato con la que se consigue inquietar al lector, obligado a poner en contexto el horror a que se enfrenta el protagonista. Es más, no parece disparatado pensar que esas obsesiones por la desolación, el abandono y la soledad que inundan su obra de ciencia-ficción de los 1960s proceden de su experiencia en la II Guerra Mundial. No en vano, a nivel conceptual no hay mucha diferencia entre los personajes que transitan resorts turísticos desiertos en la Costa Brava o las islas Canarias y el Jim que deambula por mansiones con piscinas y bloques de apartamentos para europeos de las zonas más acomodadas de Shanghai. Todos están perdidos en un mundo que se desmorona, ya sea por razones difícilmente explicables desde la ciencia o por algo tan simple y la vez tan devastador como una guerra. Como no podía ser de otra forma, Ballard no defrauda ni en el fondo ni en la forma.

10 ene 2022

La mitad evanescente - Brit Bennett

A finales de los 1950s y con poco más de dieciséis años, las gemelas Desirée y Stella Vignes se marcharon de Mallard sin avisar a nadie. De este pueblín de Luisiana se fueron a Nueva Orleans, donde empezaron juntas a vivir una nueva vida. Stella se cansó pronto de empleos de baja cualificación, que eran los únicos a que por aquel entonces podían aspirar las mujeres negras. Aunque ellas en realidad no lo parecen. Todos los habitantes de Mallard han ido blanqueando su piel a base de casarse siempre con hombres y mujeres negros de piel cada vez más clara. Tanto es así, que las gemelas podrían pasar por mujeres blancas por el tono de su piel, los ojos castaños y el pelo ondulado. Así que Stella decide presentarse a un puesto de secretaria sin mencionar sus orígenes raciales. Cuando consigue el trabajo, se da cuenta de las increíbles ventajas que tiene ser blanco en los Estados Unidos, así que mantendrá ese engaño en secreto incluso para su hermana. El día en que se le presenta una oportunidad única, decide aprovecharla aunque deba abandonar a su hermana de la noche a la mañana. De esta manera se convertirá definitivamente en esa mujer blanca que finge ser, olvidándose de su procedencia y su familia para siempre. Cuando conocemos a Desirée a finales de los 1960s, acaba de volver a Mallard para instalarse con su madre huyendo de un marido maltratador. No viene sola, la acompaña su única hija, de piel tan oscura que parece azulada.

La mitad evanescente es una novela muy entretenida y absorbente que además lanza una crítica directa al racismo endémico de los EE.UU. En un giro que puede parecer retorcido pero que es real, expone además cómo esta forma de discriminación puede llegar a trasladar los prejuicios raciales a los propios afectados, de manera que se establezcan nuevas discriminaciones entre ellos mismos en base a la tonalidad más o menos clara de su piel. Por desgracia esto no es exclusivo de América del norte, podemos encontrar más ejemplos de esta discriminación intrarracial en muchos países del Caribe, donde ser más trigueño o más preto te otorga un mejor o peor estatus percibido dentro de tu propio grupo étnico. En realidad el problema va más allá de la raza y radica en tomar al eurocentrismo como modelo de referencia universal, ya que no es solo una cuestión del color de la piel o los rasgos faciales, sino de una forma de vida que inconscientemente (o no tanto), se impone a todo el mundo.

Brit Bennett ha escrito una novela muy fácil de leer que se devora sin pausa. La acción se desarrolla en tres líneas temporales diferentes (1968, 1978, y varios momentos en los años 1980s), en cada una de las cuales el narrador en tercera persona enfoca a un personaje concreto, ya sean las gemelas o sus respectivas hijas. Esto va creando un entramado muy atractivo que poco a poco nos proporciona la imagen global de la historia. Tiene además un guiño a la comunidad LGTBQ+ de gran peso en la trama, pero extrañamente ahí no se perciben elementos discriminatorios, lo que en mi opinión le resta mucha credibilidad. De hecho aunque me lo he pasado muy bien leyéndola, la sensación que me queda es que la novela es entretenida pero le falta pegada. La acción no podría estar mejor planteada, ambientada y ejecutada, pero por otro lado, más allá de los más que evidentes y necesarios enjuiciamientos al racismo, el conflicto que mueve la trama tiene unos efectos muy tibios en los personajes. Creo que el abandono y desaparición de una hermana o una hija debería provocar mucho dolor en sus familiares. Al igual que construir una vida sobre una mentira de tales proporciones debería causar mucho miedo y angustia. Sin embargo, Bennett solo consigue transmitir estas sensaciones en unas pocas ocasiones (los dedos de una mano sobran para contarlas). Puede ser que no sepa cómo hacerlo, pero me inclino más a pensar que no quiere molestar. Al fin y al cabo una novela escrita en un tono amable será accesible a un público más amplio. Resumiendo, un libro agradable y ameno pero sin demasiado empuje.

6 ene 2022

En las cimas de la desesperación - Emil Cioran

No entiendo por qué he dejado pasar tanto tiempo antes de leer a Emil Cioran. Lo tengo pendiente desde octubre de 2020, pues por su adscripción al pesimismo filosófico Thomas Ligotti lo mencionaba en La conspiración contra la especie humana, un ensayo que resultó sumamente revelador para mí. Una vez terminado En las cimas de la desesperación, no puedo estar más arrepentido por no haberme decidido antes a conocer su obra. Pero nunca es tarde si la dicha es buena, aunque parezca un poco contradictorio aplicar este dicho a una obra del escritor rumano.

El libro se compone de un total de 72 capítulos (salvo error por mi parte al contarlos), cuyos títulos resumen a modo de epígrafe las reflexiones que Cioran vierte en ellos. De encabezamientos como 'No poder vivir ya', 'Medida del sufrimiento', 'Sobre la muerte' o 'La insatisfacción total' se puede sacar una idea muy clara de los temas que trata. Por lo general no hay una justificación de su manera de pensar, que se vuelca como aforismos que expresan verdades incuestionables. Frases como dardos que exponen el sinsentido de la existencia, el miedo cerval y atávico que el ser humano tiene a la muerte, así como su capacidad para ignorar que forma parte indisoluble de la vida.

Ni que decir tiene, por más deprimentes y desesperados que resulten sus pensamientos, han tenido un efecto balsámico sobre mí. Y es que no hay como reconocer las ideas propias en un autor consagrado, por muy agoreras y amargas que resulten al público en general. A destacar sin duda sus invectivas en contra del trabajo, que cobran hoy día más relevancia que nunca pero que evidentemente nunca veremos compiladas entre las frases inspiracionales que los gurús de crecimiento personal tan queridos por las grandes corporaciones incluyen en sus presentaciones. También el vínculo tan indisoluble que existe entre el pesimismo filosófico y los conceptos de caos, infinito, cosmos, eternidad o vacío. Podria empezar a incluir cita tras cita hasta copiar el libro entero, como me pasó con Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq, quien sin duda ha tenido que leer a Cioran hasta el agotamiento. Sin embargo creo que resultará mucho más provechoso que lo leáis vosotros mismos. Y cuanto antes, sin tardar año y pico como me ha pasado a mí.

2 ene 2022

Vozdevieja - Elisa Victoria

Dos capítulos me han bastado para descartar Vozdevieja. Ya lo tenía claro con el primero y lo vi venir con una breve introducción que a modo de prefacio da voz a la protagonista cuando tiene tan solo cuatro años. Ahí podemos leer perlas del tipo «Yo tengo mi propia habitación. Eso me hace sentir culpable. Un lujo desagradable». Algo así, antes incluso de empezar la novela, ya adelanta la nula credibilidad de la narradora en primera persona. Cuatro años, no lo olvidemos. Cuando Elisa Victoria da por comenzado el libro, la narradora tiene ya nueve años y como era de esperar, continúa haciendo uso de unas capacidades cognitivas y del lenguaje totalmente inverosímiles para la edad que tiene. «Cuando estoy sola siento que soy yo misma, pero tengo que luchar contra el abismo de libertad y terror que se abre sobre el suelo que piso», dice nuestra querida Marina, que así se llama esta niña tan culta y tan sabihonda. Visto ese derroche intelectual a tan joven edad, supongo que hacia el final del libro será capaz incluso de continuar el trabajo de Ludwig Wittgenstein donde él lo dejó.

La total falta de verosimilitud de la narradora ha sido más que suficiente para que pierda el interés desde el principio. Pero es que aun así hay más características que me han provocado rechazo. Para empezar, la accion transcurre en Sevilla en el verano de 1993, así que Victoria inunda el texto de refencias culturales ancladas en ese momento del tiempo con una clara intención nostálgica. Por lo menos ha tenido la coherencia de centrarse en juguetes, series infantiles de TV y dibujos animados, que sería lo de esperar en una protagonista que no tiene ni diez años. Esto cabe la posibilidad de que cree un vínculo emocional con aquellos lectores que fueron niños en esos años, pero en el resto de nosotros tiene muy poco o nulo interés. Y para continuar, ya como último incoveniente que me ha hecho torcer el gesto antes de terminar el segundo capítulo, tenemos otro caso de vanidad desmedida, tan frecuente en escritores en la treintena: ocurre que Marina, con nueve añitos, no solo sabe que Jesús (Jess) Franco hace películas de bajo presupuesto sobre vampiras lesbianas, sino que además lee a escondidas comics underground para adultos, de ahí que sus autores favoritos son (lista incompleta): Liberatore, Tamburini, Manara, Nazario, Charles Burns, Robert Crumb, Horacio Altuna, Max, Silvio Cadelo, Moebius, Crepax, Toshio Saeki, Richard Corben y Otomo (el de Akira, como nos aclara convenientemente por si no lo sabíamos). ¿Tienen lo uno o lo otro interés para la trama, o son meras exhibiciones de conocimiento para (supuesta) mayor gloria de la autora? Mi opinión es que algo así no tienen ningún sentido en una narración. Es paja. Sobra. Es prescindible y no debería aparecer. Quizás sea un poco atrevido por mi parte hacer esta afirmación habiendo leído apenas unas páginas y podría estar equivocado. Pero me da que no.

En resumen un despropósito que a nivel narrativo se encuentra a miles de años luz de lo que yo considero que merece mi tiempo y atención. La siguiente novela de Victoria, El evangelio, aparece en la lista que en Esquire han hecho con lo mejores libros de 2021. Desde ahí llegué yo hasta la que me ocupa hoy, pero después de semejante descalabro y con todo lo que hay por descubrir, veo prácticamente imposible darle otra oportunidad a esta escritora.
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