31 ene 2021

Temporada de huracanes - Fernanda Melchor

Hacía mucho tiempo que no fusilaba el resumen de una novela de la web de la editorial. Hoy rompo esa racha y copio la síntesis que hacen  de Temporada de huracanes en Me gusta leer por tres buenas razones: primera, coincide al 100% con mis impresiones; segunda, es todo lo concisa que se puede para cubrir todos los aspectos de interés; y tercera, no la destripa. Así pues, allí va:
Un grupo de niños encuentran un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.
Fernanda Melchor ha conseguido lo que hasta el momento yo creía imposible: lograr que los dialectalismos que inundan la novela pasen totalmente desapercibidos. ¿Cómo ha podido hacerlo? Pues con un trama orquestada a la perfección, con unos personajes construídos sin fallo alguno y con una prosa desbordada, incontenible e imparable que hace que deduzcas el significado de los términos propios del habla local con total naturalidad. Por más que sea la primera vez que te enfrentas a ellos. Ahí es nada.

La historia bebe de la violencia que por desgracia se identifica con México. Violencia que acompaña a la pobreza, la marginalidad y la desesperación de unos personajes a quienes las circunstancias han conducido a las mayores cotas de degradación humana. Familias desestructuradas, abadonos, abusos sexuales, droga, alcohol. En ese contexto la conductas se tornan extremas y Melchor ha sido capaz de construir un relato soberbio en que los sentimientos se encargan de modular la acción. Y es que aunque hayan nacido en el lugar equivocado y en el momento incorrecto, el elenco de personajes que pueblan la obra solo se diferencia del resto de la humanidad en su indigencia. Sus anhelos y deseos son los mismos del resto del mundo.

La autora mexicana teje una malla que cubre esta crónica de sucesos sin dejar resquicio alguno. De esa manera, al terminar tenemos una visión global de unos hechos que resultan totalmente verosímiles. Terribles pero verosímiles. En cada capítulo el narrador en tercera persona se centra en un personaje cuyo relato envuelve siempre a un tercero de manera obsesiva, que será quien protagonice el siguiente apartado. El ritmo que se imprime al texto es veloz, muy próximo al lenguaje oral; tan acelerado que te obliga a devorar página tras página. Parece como si estuviéramos ante un narrador sobreexcitado por algún estupefaciente que le ayuda a reflexionar sobre lo esencial, excluyendo las divagaciones que acompañan a un colocón. Porque a pesar de esa aparente verborrea, en la narración no hay ni una sola frase ni palabra de más. Melchor no lo tenía nada fácil, pero ha creado una novela rotunda con un lenguaje asombroso y repleto de localismos que dotan de sentido a la historia. Y esto solo se puede hacer si te sobra el talento y conoces a la perfección el oficio de escribir. Un libro magnífico.

28 ene 2021

El buen soldado - Ford Madox Ford

Mediados de la década de los 1900s. John y Florence Dowell son una acaudalada pareja norteamericana que está pasando el verano en el balneario de Nauheim, Alemania. En este paraje tan exclusivo, donde Florence recibe tratamiento a sus problemas de corazón, conocen a Edward y Leonora Ashburnham, un matrimonio inglés que también está en esas termas para tratar las cardiopatías de Edward. Entre ellos surge una gran amistad desde el primer momento y será John quien nos narre en primera persona cómo evoluciona la misma durante aproximadamente diez años.

Según el propio Ford Madox Ford, El buen soldado es su mejor obra. También ha aparecido muy arriba en varias listas de lo mejor de la literatura británica y en lengua inglesa publicadas por aquí y por allí. Sin conocer ni el resto de títulos de este autor, ni por supuesto el resto de seleccionados en ninguna de las listas mencionadas, he de admitir en cualquier caso que me ha parecido una novela maravillosa a todos los niveles. Para empezar nos narra una historia de relaciones humanas que resulta totalmente verosímil, donde se exponen miserias, engaños, pasiones y emociones sin tapujos y con una credibilidad incuestionable. Pero por si esto no fuera suficiente, a nivel formal cuenta con varias características que hacen que la lectura sea tremendamente adictiva.

John Dowell nos relata el progreso de la amistad y las relaciones entre las dos parejas de forma fragmentaria. Para ello recurre a flashbacks que saltan de uno a otro momento en el tiempo según lo va necesitando y según le condicionan los detalles que nos va revelando. Bascula además sobre algunos instantes concretos en los que se producen hechos de mucha importancia, algo que nos permite contar con unos puntos de apoyo sobre los cuales construir nuestro esquema mental. Sin embargo estamos ante un narrador cuya perspectiva de las cosas cambia a medida que se van conociendo particularidades de cada uno de los personajes. No sé si a eso se le puede denominar narrador no fiable, aunque de hecho lo es en el sentido de que en varias ocasiones nos da datos que se contradicen. Sin embargo respecto a su tarea de narrar las afinidades y desavenencias de las dos parejas, yo no diría que es no fiable, sino que simplemente a cada poco se ve obligado a reevaluar su punto de vista sobre los demás. Este aspecto me ha parecido súper interesante porque creo que es algo que a todos nos ha pasado. Todos nos vemos obligados a recomponer nuestro concepto de los demás, contínuamente. Y no por ello nuestra opinón sobre ellos se puede calificar de dudosa o no confiable. Simplemente está supeditada a nuestras impresiones en cada momento de la relación.

Ford logra componer una crítica demoledora a la hipocresía de la sociedad, construida sobre unas apariencias que se demuestran escandalosamente engañosas a poco que se profundice en los individuos. La capacidad de mentir, engañar y ocultar de todos los personajes solo es superable por la tristeza, el daño y el dolor que provocan sus acciones. El propio John se presenta como un individuo tremendamente anodino y desapasionado que simplemente se deja llevar por las convenciones y por lo que se espera de él. También es verdad que su incapacidad para percatarse de las emociones de los demás juega en favor de la narración, ya que cada confidencia que recibe se traduce en un giro en su forma de ver los hechos. En realidad la novela es un drama de proporciones descomunales, pero debido al distanciamiento del narrador y su aparente falta de empatía, yo no lo he percibido como tal. Al menos no en las dimensiones objetivas del mismo. De hecho a lo largo de los capítulos aparecen elementos inequívocamente cómicos, unos agudos golpes de humor incrustados en medio de descubrimientos sobrecogedores. Y por crudo que pueda resultar, es imposible contener la risa.

En definitiva, una lectura apasionante y que recomiendo sin ninguna reserva. Curiosamente, a pesar de que los personajes pertenecen a las clases más pudientes de principios del siglo XX, ni el elitismo ni la exclusividad de su forma de vida me han provocado rechazo. Esto se debe creo yo a que los conflictos que se exponen en la acción son universales e inherentes al ser humano, la esencia de lo que somos, por desgracia. La clase social actúa en este caso como un decorado meramente anecdótico y su sustitución por personajes de clase media, trabajadora o marginales no cambiaría apenas la naturaleza del relato. Pero cuidado que no todo podía ser bueno. Después de leer un libro tan bueno y tan bien escrito se genera cierto recelo de cara a tus próximas lecturas. Porque a ver quién es el autor (autora) que está a la altura de semejante maravilla.

24 ene 2021

La cresta de Ilión - Cristina Rivera Garza

Un hombre espera en su casa junto al mar a una antigua amante, con quien tiene asuntos sentimentales pendientes de resolver. Es de noche y hay tormenta, así que cuando llaman a la puerta abre rápidamente esperando que sea ella. Sin embargo es una mujer joven y muy atractiva que dice llamarse Amparo Dávila y ser una gran escritora. O haberlo sido en el pasado. Un rato después aparece por fin su antigua amante, febril y a punto de desmayarse. La instalan en un dormitorio, donde será cuidada por Amparo mientras el hombre se marcha al hospital para enfermos terminales en donde ejerce de médico. Las dos mujeres empezarán a tomar posesión de su hogar ignorando su presencia, con lo cual se verá forzado a confrontar a la extraña para saber qué ha venido a hacer allí.

La cresta de Ilión es una extraña pero fascinante novela de misterio. Misterio que abarca todos y cada uno de los aspectos de misma: trama, personajes, transfodo, desenlace. Todos y cada uno de ellos se perfilan de manera ambigua, incierta, inespecífica. Las refencias contextuales al espacio y el tiempo en que transcurre la acción son reconocibles pero completamente genéricas, no ancladas a ninguna geografía existente ni momento histórico real. Sabemos que el gobierno que rige la sociedad tiene tintes totalitarios por los controles militares en las ciudades y las patrullas en las carreteras. Esa misma rigidez y control se percibe en la dirección de hospital Granja del Buen Descanso. Por otro lado el invierno, que ya dura demasiado, el frío y la lluvia nos agotan e incomodan. La soledad de las viviendas junto al mar y el aislamiento del sanatorio nos angustian. No cabe duda de que Cristina Rivera Garza ha sabido crear una historia con la que envolver al lector y atraparle, por más que no lleguemos a saber con certeza cuáles son las razones que guían el desarrollo de la misma. Se perciben unas frangancias kafkianas que nos hacen intuir la existencia de un orden superior que por desgracia no vamos a poder reconocer. Quizás más que desgracia es una suerte, porque desde luego a mí me ha resultado tremendamente atractivo.

Puestos a buscar significados, ya que se nos revela muy poco o nada de la intención del libro, he querido percibir cierto cuestionamiento de la identidad que creamos de nosotros mismos en base a nuestros recuerdos y nuestro pasado. Hay algo de eso en la elección de la escritora Amparo Dávila como personaje y también en sus motivaciones. Pero esto es un poco hablar por hablar porque en mi opinión no hay necesidad de darle vueltas, ni se obtiene ningún beneficio extra en descubrir intenciones. El texto se disfruta a la perfección como una obra de misterio, intriga y terror psicológico. Y ello se debe a la portentosa imaginación de la autora y a su prosa impecable, sin un frase de más ni de menos. A destacar el español tan neutro con que está escrito, algo que sin duda ayuda a que la novela no sea fácil de situar en unas coordenadas espaciales. En definitiva una sorpresa extraordinaria que me ha dejado bastante desubicado pero como me pasa con el arte abstracto, he disfrutado por las sensaciones que evoca, más que por lo que objetivamente pueda significar.

21 ene 2021

Bajo el volcán - Malcolm Lowry

Día de los Muertos de 1938 en Quauhnáhuac (Cuernavaca), México. El ex-cónsul británico de la ciudad, Geoffrey Firmin, vuelve a casa muy de mañana después de haber pasado toda la noche en un baile benéfico. Se encuentra entonces por sorpresa con su ex-mujer, Yvonne Firmin, quien ha vuelto a la ciudad. Se divorciaron hace un año pero ella le sigue amando, así que ha decidido intentar salvar la relación. El ex-cónsul tiene un largo historial de borracheras, y a pesar de que muestra claros signos de estar bebido, continúa buscando alcohol para no parar. Un poco más entrado el día su hermanastro Hugh, periodista y simpatizante del comunismo, regresa también de un reciente viaje a México D.F. Entre ellos tres, Jacques Laruelle, amigo de la infancia de Geoff, y el doctor Vigil, se desarrollará una enrevesada jornada repleta de reconres y sinsentidos, esto último producto principalmente del alcoholismo del ex-cónsul.

Bajo el volcán es uno de esos clásicos que según de las referencias que he ido viendo aquí y allá, tenía que caer entre mis lecturas tarde o temprano. Alcoholismo, autodestrucción y ese descenso a los infiernos que se menciona por doquier eran garantía de éxito, ya que son temas que encajan al 100% en mis gustos. Pero por desgracia no ha sido así. Me he encontrado con una novela densa, espesa, viscosa, con una prosa sobrecargada, enrevesada y confusa que ha propiciado que terminarla se transforme en una forma refinada de tortura.

Podría pensarse que se ha escrito así intencionadamente para transmitir los efectos del confusión mental que el alcoholismo provoca en los personajes (Geoff a la cabeza), que se atiborran de whisky, tequila o mezcal durante toda la narración. Pero no es el caso, no durante la mayor parte del tiempo al menos. Es verdad que Malcolm Lowry usa algunas técnicas que sí transmiten muy bien esa incoherencia del discurso propia de los beodos, por ejemplo con repeticiones de frases o vacilaciones al hablar. Pero eso ocurre en contadas ocasiones y surte el efecto buscado en el lector, así que por ahí nada que protestar. Ahora bien, el resto de incongruencias no se pueden justificar como los desvaríos de un borracho.

Lowry emplea frases interminables, párrafos enteros que partiendo de una idea simple, componen una explicación kilométrica a base de subordinadas de relativo, yuxtaposiciones y enumeraciones que se ramifican con nuevas ideas sin descanso ni concierto. Llegado un momento, se pierde la referencia inicial sobre la que partían sus disquisiciones. Esto me ha forzado a volver hacia atrás en el texto en numerosísimas ocasiones. A veces, al disponer de estos comentarios irrelevantes entre paréntesis, resulta fácil retomar el hilo (y cuando digo irrelevantes me refiero por ejemplo a descripciones de flora y fauna local, algo que abunda hasta la extenuación). Otras veces, cuando solo hay comas, encontrar el origen de la frase que ha generado esa verborrea se transforma en una tarea extremadamente complicada. Tanto que a medida que caían los capítulos fui perdiendo en interés en hacerlo.

Es evidente por otro lado que hay una fuerte intención simbólica en el texto. Los dos volcanes entre los cuales se situa la ciudad y dominan el paisaje; un indio que aparece en varias ocasiones montado en un caballo con el número siete marcado en la grupa, el cual desencadenará el desenlace; el día del año en que transcurre la acción; la exhuberancia de la flora como idea del paraíso. No lo pongo en duda, sin embargo según lo he sentido yo, estos elementos no hacen el texto ni más interesante ni más (y esto es importante) soportable. Nunca he estado muy a favor de los simbolismos, que creo que hay que manejar con un cuidado extremo para que tengan su razón de ser. Y en esta ocasión también me han resultado muy cansinos y aburridos, una excusa para ver más allá de lo que hay.

A estas alturas puede que haya quien se pregunte por qué te terminado el libro, máxime si ya desde el capítulo segundo tenía bastante claro que no iba a sacar gran provecho. Pues bien, ha sido una mezcla entre incredulidad y presión social. Me he forzado a seguir dándole una oportunidad porque como he dicho antes, las historias de autodestrucción están entre mis favoritas. Y si en todos los medios y blogs hablan marvillas de esta novela, no podía dejarla a la primera decepción. Era necesario buscar esa excepcionalidad en cada nuevo capítulo, por más que no hubiera encontrado nada ni remotamente parecido en los anteriores. También es verdad que algunos aspectos sociales e históricos que recoge en el texto me han ayudado a seguir: la Guerra Civil Española, el auge de los fascismos en Europa, el racismo y los abusos a los pueblos nativos de México. Además, en un par de ocasiones se evocan historias centradas en Jacques Laruelle y Hugh Firmin que encajan en el formato de 'cuentos dentro de un cuento'; no tienen relación ni importancia ninguna con la trama principal, al margen de estar protagonizadas por dos personajes comunes, pero reconozco que me resultaron entretenidas e incluso divertidas, aliviando momentáneamente la pesadez general del libro.

En definitiva, un fracaso estrepitoso en todos los términos. Sólo el capítulo final sirve para redimir un poco una lectura tan insoportable. En el cierre he percibido por fin algo de esa grandiosidad que se supone contiene. De hecho me ha recordado a un verdadero clásico que describe con precisión y elegancia la degeneración a la que conduce el alcoholismo: Días de vino y rosas (Blake Edwards, 1962). Lástima que para llegar a ese desenlace haya que soportar el resto de la novela.

18 ene 2021

El ángulo del horror - Cristina Fernández Cubas

Llego a Cristina Fernández Cubas a través de la reseña de una de sus colecciones de cuentos en C, el hijo de Cyberdark. Allí recomendaban El ángulo del horror como...
[...] quizás la mejor tarjeta de presentación de su obra si se desea un acercamiento puntual, alejado de la exhaustividad del imponente Todos los cuentos.
Ante una recomendación tan inteligente no pude más que dejarme llevar. La autora podría gustarme o no, pero tenía muy claro que de primeras no iba a enfrentarme a un volumen que recopila 25 años de actividad. Así que puestos a elegir cualquiera de sus siete volúmenes de relatos cortos, éste me valía tanto como cualquier otro.

Tres de los cuatro cuentos incluidos en este tomo se aproximan a lo fantástico como si fueran curvas asíntotas, porque formalmente nunca llegan a entrar en ello; el restante se podría encuadrar en el costumbrismo. Resulta admirable el enfoque que la escritora da a esos tres textos, coqueteando con temas habituales en el género (ver la lista más abajo), pero sin que haya en realidad ningún elemento sobrenatural, mágico o que sobrepase la realidad físíca que conocemos. Consigue imprimirles eso sí, matice misteriosos e inquietantes que se deben exclusivamente a las particularidades y rarezas que exhiben los protagonistas y personajes que los pueblan. La habilidad que Fernández Cubas demuestra a la hora de descolocar al lector es fabulosa; si a eso le sumas el desarrollo de las tramas, los golpes de efecto y humor, y la forma de resolverlos, queda bien claro por qué la crítica la considera una de las mejores cuentistas españolas.

Otro punto a favor de este tomo es su reducida extensión, pero vista la calidad, ya me hubiera gustado leer varios más. Si bien los relatos no son lo que se dice cortos, se puede terminar en una sentada o poco más. Os dejos los títulos a continuación, junto con un sucinto resumen de temas y/o tramas.

  • 'Helicón'. Originalísima reinterpretación del mito del Doppelgänger.
  • 'El legado del abuelo'. Historia de aprendizaje en que un crío de 8 años se enfrenta a la muerte de su abuelo y al absurdo mundo adulto.
  • 'El ángulo del horror'. Una tenebrosa aproximación a la enfermedad mental que se manifiesta en un adolescente.
  • 'La flor de España'. Entretenido relato de expatriados españoles en un país nórdico (el menos interesante para mi gusto, sin elementos de misterio/intriga).
Visto lo visto, no habría sido mala idea hacerme con el libro que recopila toda su obra corta. Pero en estos casos, aunque estoy decidido a repetir con ella, es mejor siempre obrar con prudencia.

15 ene 2021

El mundo al atardecer - Christopher Isherwood

Stephen Monk estuvo casado con la famosa novelista británica Elizabeth Rydal, una de cuyas novelas fue 'El mundo al atardecer'. La escritora padecía una enfermedad cardiaca y falleció a mediados de los 1930s. Cuando lo conocemos estamos a principios de los 1940s y reside en los Estados Unidos, que están a tan solo unos meses de entrar en contienda en la II Guerra Mundial. Se acaba de separar de su segunda esposa, Jane Armstrong, una norteamericana con quien tenía una relación muy tumultuosa. Para poner distancia entre ellos se refugia en casa de su tía Sarah, en Dolgelly, un pueblo cerca de Filadelfia con una fuerte comunidad cuáquera, de la cual Sarah es un referente muy activo. Nada más instalarse con su tía, aunque en realidad no le une ninguna consanguinidad, sino un vínculo afectivo muy fuerte, es atropellado por un camión en unas circunstancias algo extrañas. Las fracturas que sufrirá debido al accidente le harán postrarse en cama durante varias semanas, momento que aprovechará para ordenar y clasificar las cartas de Elizabeth, y también para analizar sus sentimientos.

A poco que se conozca la obra de Christopher Isherwood, no resulta difícil reconocer su estilo en El mundo al atardecer. De hecho hay una más que evidente pátina de ficción autobiográfica en la trama y el protagonista. Para empezar Monk comparte con el autor su afición a los viajes, de tal forma que recorre el mundo a lo largo y ancho sin apenas descanso. Pasa largas temporadas con su primera esposa en cualquier ciudad o pueblo donde se sientan cómodos, cambiando a otro solo cuando empiezan a cansarse por el motivo que sea. Nuestro protagonista es además bisexual y ha tenido experiencias sexuales y afectivas con hombres, aunque no demasiado intensas en el segundo aspecto (dado que la novela data de 1954, podríamos situarlo en los grados 1-2 de bisexualidad de la controvertida escala de Kinsey). Se mueve además en ambientes muy exclusivos, tanto en lo económico como en lo social, y tiene acceso al mundo de la alta cultura europea y al mundo del cine en Hollywood. Por último, Monk es caprichoso, egoista y voluble en lo sentimental. Es capaz de entregarse incondicionalmente a su pareja pero también de maltratarla con una conduncta aborrecible. Y ojo que esto último es una mera descripción del carácter del protagonista, en este aspecto no me considero capacitado para encontrar coincidencias con la vida personal de Isherwood en base a otros textos suyos que he leído.

El libro está escrito con una prosa intachable, sencilla, limpia, clara. Narrado en primera persona por Monk, se lee sin ninguna dificultad y los recursos narrativos son bastante sencillos, ya que toda la novela se construye en base a flashbacks. Hay mucho de reflexión y análisis, tanto de los sentimientos como del pulso de la sociedad. No podrían ser más certeros, por más que demuestren lo retorcida que puede ser el alma humana (celos, envidias, inseguridades, etc.). Respecto a cuestiones sociales, Isherwood se alinea con el pacifismo y la militancia LGTB desde un enfoque sorprendentemente directo y sin medias tintas. Algo que resulta admirable y demuestra el compromiso que mantuvo en estos temas durante toda su vida. No olvidemos que se trata de una obra publicada a mediados de los 1950s y que para entonces este autor vivía en USA, donde el mccarthismo estaba en pleno apogeo y el FBI investigaba a todas las organizaciones de defensa de los derechos de los gays.

Por último, habrá a quien los ambientes elitistas en que se desarrolla la acción le puedan resultar un poco cargantes. Estoy pensando en mí mismo, por ejemplo. Al situar la trama en localizaciones exóticas, destinos clásicos de la jet-set, y tener un elenco inacabable de personajes acaudalados, cuando no directamente millonarios, se corre el riesgo de alejarse de la realidad del lector medio, que difícilmente va a poder identificarse con esas experiencias por más que el tema de fondo sean los sentimientos y la conducta humana. Algo debió olerse Isherwood porque hay un personaje, una militante comunista exiliada de la Alemania nazi acogida por la tía Sarah, que precisamente viene a plantear estos problemas. Encuadrado dentro del auge del fascismo de los años 1930s en Europa, Gerda, que así se llama la refugiada, le echa en cara a Stephen el distanciamiento de la realidad social de la obra de su difunta esposa. He de reconocer la réplica de Isherwood es muy inteligente y me ha hecho reflexionar al respecto (no la incluyo aquí para que mantengáis el interés en el libro). Sigo teniendo mis contradicciones en relación a esta cuestión, pero el enfoque que da el autor ha conseguido que sea consciente de no se puede juzgar con ligereza a las personas por unas desigualdades que vienen provocadas por un sistema socioeconómico injusto. Por fin ha llegado quien me haga abrir los ojos a mi arrogancia, que falta me hacía. Desde luego no volveré a incluir en ninguna reseña una boutade del tipo 'me resulta difícil simpatizar con las desgracias de los más favorecidos económicamente', frase que solo viene a probar una falta de sensibilidad tan grande como los fortunas de los personajes a quienes iba dirigida. En definitiva un libro muy interesante y muy bien escrito. No creo que entre en la categoría de imprescindibles de la historia de la literatura mundial, pero reconozco que he disfrutado mucho leyéndolo.

12 ene 2021

Nefando - Mónica Ojeda

En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, voy a optar por un formato de reseña totalmente diferente a lo que tengo por costumbre. La necesidad de dividirla en partes y titularlas se me fue haciendo cada vez más evidente a medida que avanzaba en la lectura, pero ya desde el primer párrafo de la primera página algo fuera de lo corriente fue generando esta necesidad. El resultado lo tenéis a continuación.

I. La trama

Nefando fue un videojuego on-line cargado en la deep-web que durante su breve periodo de existencia alcanzó una fama mítica en círculos especializados debido a sus particularidades. Una de ellas, quizás no la más interesante para los aficionados aunque sí para la Ley, es que incluía varios videos con abusos sexuales a menores. A lo largo de esta obra conoceremos a seis jóvenes que comparten piso en Barcelona. Se trata de los hermanos Irene, Emilio y Cecilia Terán, quienes idearon el proyecto del videojuego; el Cuco Martínez, quien lo desarrolló y publicó en la dark-net; y por último Iván Herrera y Kiki Ortega, ambos universitarios de posgrado cursando estudios relacionados con la Literatura. A través de entrevistas, reflexiones, recuerdos y textos escritos por algunos de ellos se tratará de explicar el porqué de un entretenimiento digital tan despreciable.

II. La premonición
Como decía un poco más arriba, nada más empezar el libro una frase me reveló que no estaba ante una obra cualquiera. En concreto se trata de la segunda frase que aparece, que dice:
'Escribir era renombrar el espacio circundante para describirlo como si fuera otra cosa.'
El rechazo que semejante pedantería me provocó fue tal, que tuve que controlarme para no dejar de leer ahí mismo. Sin embargo hice un esfuerzo por continuar, a pesar del malestar que se manifestaba en mis tripas en forma de rabia por prever que me iban a tomar el pelo. Ayudó que son apenas 200 páginas y que queramos que no, todavía no estoy preparado para abandonar con solo haber leído dos frases. Insisto en el todavía.

III. La obra.
No sé si os habéis fijado pero hasta el momento no me he referido a este libro como novela, sino como obra. ¿Qué es entonces Nefando? En mi opinión no es más que un instrumento para que Mónica Ojeda ejercite y exhiba todas las habilidades adquiridas en sus estudios universitarios, másters de escritura creativa, doctorados en filología o lo que sea. De ahí que sea multivocal, multiformato, metaliterario, intertextual, autoreferencial y seguramente muchas cosas más que se me escapan porque yo no soy ningún experto en teoría literaria. El resultado es lo de menos. La cohesión una restricción de mentes cuadriculadas. De hecho, el libro se termina y en realidad no importa ni el videojuego, ni los seis protagonistas, ni sus vidas, ni nada de nada. A la autora ecuatoriana solo le importa dejarnos bien claro que es extraordinariamente culta, que ha leído miles de autores interesantísimos, que domina la técnica para dotar a los personajes de voces diferentes, que maneja como nadie todo tipo de formatos narrativos, y en especial que no se amedrenta ante ningún tema por escabroso que sea. De hecho cuanto más escabroso mejor. ¿Que las piezas no encajan y no forman un todo? ¡Eso son plamplinas decimonónicas! El único propósito es levantar ampollas entre los bienpensantes a base de trabajar con temas como los abusos sexuales a menores en la familia, la pornografía, las psicopatías, el maltrato animal, la automutilación, la violencia, el racismo, etc. etc.

IV. La autenticidad.
La falta de verosimilitud de todos los narradores es tan exagerada que prácticamente nada de lo que se cuenta resulta creíble. No por imposible, ojo, sino por impostado y afectado. La única excepción son las partes en que toma la palabra el personaje del Cuco Martínez. Pero ni siquiera lo logra en todas ellas. Las de Iván Herrera son innecesarias, así sin más. Sin conexión con la teórica línea argumental principal; parecen que solo se incluyen con el ánimo de incomodar todavía más. En general todos ellos hablan usando unas expresiones tan faltas de naturalidad y tan presuntuosas, tan carentes de espontaneidad y con tales ínfulas de erudición que provocan vergüenza ajena y bochorno. Que siendo universitarios y forzando la máquina, en un momento dado podría entenderse (nunca hasta este punto en realidad; digamos que sí sólo para poder contrastar con la idea que viene a continuación), pero es que incluso en dos ocasiones en que los narradores enfocan a un adolescente de 17 años y a una niña de 8, emplean ese lenguaje deleznable. Ya me explicaréis a mí como una niña de 8 años puede hacer estas reflexiones:
'Estaba segura de que cuando fuera mayor podría decir todo lo que percibía, nombrarlo con las palabras adecuadas, hacer una verdad convincente, darle cierto sentido al caos. Quería crecer y que su cerebro floreciera en el ruido. Quería saber por qué se sentía despojada de su identidad cada vez que se quedaba sola con el padre. Había llegado a la conclusión de que los adultos no se sentían confundidos por lo real; todos respiraban por la boca para formar un sólido nido de conceptos articulables con los que moldeaban lo que veían, lo que escuchaban y lo que decían. '
Pues así todo el tiempo. En mi opinión que algo tan ridículo se haya publicado es muy preocupante. Por no hablar de todas las maravillas que se han comentado en los medios y blogs de reseñas. Aunque por otro lado, salvo excepciones, eso suele lo habitual independientemente del libro que se trate.

V. ¿Novela millenial?
Todo apunta a que la propia estructura de Internet y la World Wide Web están cambiando la forma de pensar del ser humano. Es muy probable que este libro guste a millenials y otras generaciones posteriores precisamente porque cada capítulo es totalmente diferente al anterior tanto en la forma como el fondo. Todo embutido en no demasiadas páginas, que no se puede aburrir al personal porque de hacerlo no tendrás suficientes visitas. Muchos temas, muchos enfoques, mucha variedad, mucha polémica. Ya sea porque físicamente se localizan en Barcelona o México DF, en un pasado lejano o próximo, en el presente o en un universo literario sin tiempo, esta narración es un ir y venir sin parar, sin descanso. De alguna manera me ha recordado a una página web llena de hiperlinks, publicidad contextual y botones de like. Además, maneja con mucho desparpajo realidades con que este público objetivo podrá identificarse fácilmente: las becas de posgrado en otros países, los entornos multiculturales (personajes ecuatorianos, mexicanos y españoles), los videojuegos como componente habitual del ocio, cuestionamiento de la industria cultural por sus críticas a la piratería, etc.

y VI. Corolario.
En realidad yo quería leer Madíbula, de esta misma autora. La recomendaban recientemente en C, el hijo de Cyberdark, incluso por encima del último título de Ojeda que ha llegado al mercado, la colección de cuentos Las voladoras. Pero como no estaba disponible en la biblioteca pública que frecuento me hice con este título. Hace dos años me pasó exactamente lo mismo con El matrimonio de los peces rojos, de Guadalupe Nettel, que leí porque no pude llevarme El huésped. Estas situaciones me ponen en una disyuntiva: ¿hasta qué punto puede ser un libro recomendado desde medios y blogs esa supuesta maravilla que dicen, si leyendo otro título del mismo autor no ves nada, absolutamente nada que demuestre que sabe escribir? Está claro es que fracasos tan estrepitosos como esta lectura abonan el terreno para la desconfianza, y te vuelves indiferente a todas las alabanzas que se puedan verter sobre cualquier otra publicación de los escritores afectados. Sin ir más lejos, en ningún momento me he preocupado en comprobar si 'El huésped' ha vuelto a estar disponible para préstamo. Que nadie se extrañe entonces de que de pronto haya perdido el interés en 'Mandíbula'.

9 ene 2021

Un verano infinito - Christopher Priest

Segundo acercamiento a la obra de Christopher Priest, en esta ocasión con una colección de cuatro cuentos y una novela corta, clasificación que se atiene a la información que proporciona La Tercera Fundación. El tomo se abre con una breve introducción del autor dando una aproximación a su forma de escribir y en concreto a cómo se gestaron estos textos. Os incluyo los títulos a continuación con una somera explicación de la trama.

  • 'Un verano infinito'. Unos desconocidos procedentes del futuro se dedican a capturar escenas humanas mediante unos aparatos que asemejan cámaras fotográficas y que dejan a las víctimas congeladas en el tiempo. Los perjudicados desaparecen del flujo del tiempo normal, pero cuando la instantánea se erosiona, las personas inmovilizadas en el espacio-tiempo se reincorporan al mundo y son capaces de percibir otras escenas congeladas.  
  • 'Rameras'. Primer relato corto de la serie 'El Archipiélago de Sueño'. Se trata un conjunto de narraciones con tramas independientes pero que transcurren en un entorno común: el mundo lleva 200 años en guerra, pero el grupo de islas que responde a ese nombre permanece como zona neutral tras el acuerdo de todos los contendientes. En este título, el más flojo de la compilación para mi gusto, conoceremos a un oficial de baja por haber sufrido un ataque con gases sinestésicos. Durante su licencia viajará a la isla de Winho en busca de una prostituta a la que conoció años atrás.
  • 'Vagabundeos pálidos'. Viajes en el tiempo y relato de crecimiento que transcurre en un lugar y tiempo inderminado que comparte características sociales decimonónicas y una tecnología electromagnética fantástica. Mykle y su familia celebran un picnic anual en el Parque del Canal Magnético. El joven protagonista ignora las advertencias de seguridad al pasar por el Puente de Mañana y aparece más de treinta años en el futuro en lugar de al día siguiente. Allí se encontrará con una mujer joven, enigmática y atractiva, que condicionará el resto de su existencia.
  • 'La negación'. Otro relato corto de la serie 'El Archipiélago de Sueño'. Aunque en esta ocasión las islas no aparecen en la trama, la acción sí que transcurre en ese mundo que lleva dos siglos en guerra. Conoceremos a Dik, un joven destinado como policía de fronteras para vigilar el muro que separa los dos bloques en contienda. Como parte de las actividades para mantener alta la moral de la población, la escritora Moylita Kaine pasará unos días en el pueblo. La autora resulta ser su escritora favorita y tras conocerla, le abrirá los ojos en relación a la realidad de una guerra.
  • 'El observado' (novela corta). Yvann Ordier es un industrial retirado que consiguió su fortuna fabricando escintilas, unas diminutas piezas de tecnología para el espionaje. Disfruta de su jubilación anticipada en la isla de Tumo, ubicada en el 'Archipiélago de Sueño', donde comparte sus días indolentes con Janessa, una antropóloga local que ha estudiado a los refugiados qataari. A través de ella conocerá a Jacj y Luovi Parren, una pareja de antropólogos recién llegados a la isla con la intención de relacionarse con esos elusivos expatriados. Ninguno de ellos sabe que Ordier observa obsesivamente a los qataari gracias a la excepcional ubicación de una de sus propiedades, lo que le permitirá descubrir extrañas y excitantes conductas de este pueblo.
Resulta imprescindible señalar la aplastante presencia de los conflictos armados en todas las narraciones. Sin duda es resultado de los años en que fueron escritos, ya que datan de la segunda mitad de los años 1970s, con la Guerra Fría plenamente instalada en el ideario colectivo y los noticieros tras tres décadas de tensiones armamentísticas entre los bloques Occidental y del Este. A esto se suma una ambientación inquietante, con elementos históricos reconocibles y verosímiles pero mezclados con tecnologías avanzadas que los sitúan en un claro contexto de ciencia-ficción. Dichos elementos logran desubicar al lector, proporcionando una realidad incómoda e inasible que resulta tremendamente placentera desde el confort de un libro.

No menos importantes son las características ballardianas de los sucesos que alteran las vidas de los protagonistas. Elementos novedosos e ilógicos que causan desasosiego y tienen consecuencias terribles en su existencia: desde los ya convencionales viajes en el tiempo a armas increíbles o rosas narcóticas, por poner algunos ejemplos. Las descripiciones de los paisajes suelen situarnos en climas extremos, ya sean con frío, nieve y poca luz o bien un calor asfixiante y un sol cuya luminosidad nos obliga a entrecerrar los ojos. Además los secundarios tienen siempre unos planes inciertos que desestabilizan el marco de referencia de los personajes principales. Sus comentarios llevan doble o triple intención y fuerzan al lector a sentir como propia la inseguridad que sus palabras provocan. Y como no podía ser de otra forma, los cierres, aunque coherentes con el desarrollo, no proporcionan calma ni serenidad, sino que dejan un poso de malestar delicioso. En definitiva, tal y como me pasó con Ian Watson hace un par de años, Priest todas las papeletas para convertirse en un descubrimiento rutilante del género fantástico. Y lo mejor de todo es que tengo prácticamente toda su producción por explorar. No se me ocurre una manera mejor de empezar el año.

6 ene 2021

Jagannath - Karin Tidbeck

Estamos ante una colección de trece cuentos de género fantástico a cargo de Karin Tidbeck que toma como título el del último relato corto que se incluye: Jagannath. Los textos son variados en cuanto a temáticas, pero yo diría que tienen en común unos componentes surrealistas y oníricos muy bien traídos y originales. Los hay un poco intrascendentes para mi gusto (los menos), pero hay otros, especialmente los que juegan con elementos del folclore escandinavo, que han quedado estupendos. Seres fantásticos que bajan de las montañas para mezclarse con los hombres, reinos mágicos en la profundidad de los bosques donde el orden que rige la vida de sus habitantes nada tiene que ver con el humano. Son cuentos para adultos, con tramas oscuras, crueles, inmorales, con un poso de tristeza o giros perversos que hacen que alguno de los personajes salga mal parado. También hay que señalar que los relatos hacen honor al calificativo de cortos, así que se puede dar cuenta del libro en un par de sentadas.

Os dejo la lista de títulos a continuación por dar un poco más de volumen a la reseña, que hoy me ha quedado especialmente concisa. De todas formas no olvidemos lo que el refranero español tiene que decir al respecto: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

  • Beatrice
  • Cartas a Ove Linström
  • La señorita Nyberg y yo
  • Rebecka
  • Herr Cederberg
  • ¿Quién es Arvid Pekon?
  • El complejo de vacaciones de Brita
  • La montaña de los renos
  • Mermelada de mora ártica
  • Pyret
  • Augusta Prima
  • Tías
  • Jagannath

3 ene 2021

Deus irae - Philip K. Dick y Roger Zelazny

Los Siervos de la Ira (SDI) de Charlottesville, Utah, han encargado a Tibor McMasters que pinte un mural del creador del culto, Carleton Lufteufel. Se trata nada más y nada menos que del alto cargo de la administración responsable de la Catástrofe: la Tercera Guerra Mundial. Pero como no pueden darle más que una mala foto 3-D del Deus Irae, McMasters iniciará una peregrinación para encontrarlo y una vez documentado con fotos y videos, contar con material suficientemente bueno como para que su obra le haga justicia. El problema es que nuestro artista es un incompleto, una de las víctimas de la radiación de la guerra atómica. Padece focomelia y no tiene piernas ni brazos, cuya función suple parcialmente con extensiones mecánicas. Así que la Pere en un carrito tirado por una vaca a través de un mundo post-apocalíptico, devastado y lleno de mutantes va estar llena de dificultades. Más aún si tenemos en cuenta los enfrentamientos de los SDI con los pocos cristianos que todavía resisten en el planeta.

Deus Irae es una novela de ciencia-ficción escrita a cuatro manos por Philip K. Dick y Roger Zelazny, aunque una vez leída, uno no puede evitar preguntarse cuál fue exactamente la aportación del segundo:  tanto el estilo, como los elementos narrativos y los temas tratados son 100% dickianos. La Tierra arrasada por una guerra mundial atómica; malformaciones genéticas como resultado de la radiación; nuevas especies mutantes humanas y animales; inteligencias artificiales semidestruidas; y sobre todas ellas, la obsesión de Dick con las religiones, especialmente enfrentando al cristianismo actual con el primitivo, muy próximo al gnosticismo en muchos aspectos.

En efecto en el texto hay una carga religioso-filosófica muy importante, cuestiones que preocuparon a Dick durante casi toda su vida y que están recogidas en muchas de sus obras. Si bien hay partes en que parece que estamos ante una novela de aventuras poco habitual, repleta de elementos asombrosos, e incluso con toques de humor, tanto en el comienzo como el final del libro cobran mucho peso las reflexiones sobre las dos formas de entender la divinidad que tienen los cristianos supervivientes y el nuevo culto post-apocalíptico: la bondad y humildad que representa Jesucristo frente a la ira y el miedo propuesto por los SDI en la encaración de su Deus Irae, Lufteufel.

En definitiva, que el libro es puramente dickiano lo notará cualquier lector familiarizado con él. En el primer párrafo del capítulo uno ya aparecen algunos de sus ticks habituales: los modismos (Inco por incompleto; Pere por peregrinación; Autofac, por factoría automática; etc.), el uso puntual del idioma alemán, ya sea en expresiones, nombres (Lufteufel, Jack Schuld) o referencias completas a la literatura alemana, etc. ¿Dónde queda Zelazny, entonces? Sinceramente, no tengo ni idea. Los capitulos 5 y 6 no encajan demasiado en el estilo habitual de Dick. Son mucho más densos y rebuscados, con una carga simbólica y onírica muy alejada de lo habitual en su obra, así que quizás sean de Zelazny. Pero se trata solo de una impresión mía. El artículo sobre este libro en la versión en inglés de la Wikipedia no aclara gran cosa. Apenas que Dick no tenía suficientes conocimientos del Cristianismo y que pidió ayuda Ted White, quien no mostró mucho interés, así que fue Zelazny quien se ofreció a colaborar. En cualquier caso, el libro podría pasar por uno más de Dick si se eliminara a su colega. En mi opinión no es de los más interesantes, pero el ritmo y la coherencia del contenido hace que sea bastante entretenido y fácil de seguir. Recomendado a los fans de PKD que quieran seguir explorando los títulos que tiene publicados en castellano.
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