Siglo XXII. El ser humano por fin ha detectado una estrella con un sistema planetario en el que hay señales claras de la existencia de una civilización inteligente, que según el modelo
Ortega-Nilssen, se situa dentro de la ventana de contacto: ni demasiado evolucionada, ni demasiado primitiva. Por tanto, se lanza el programa espacial
SETI destinado a visitar dicho planeta para entablar relaciones con los alienígenas. Pero no nos engañemos,
Fiasco es una novela de
Stanisław Lem, cuya obra se caracteriza por un rechazo frontal al antroponcentrismo, así que los tripulantes del
Hermes no lo van a tener nada fácil. Para cuando la nave llega a
Quinta, pues así se ha bautizado al planeta que orbita en torno a la estrella
Zeta, sus habitantes resultan llevar más de un siglo arrastrando un conflicto bélico global y muestran un absoluto desinterés por la avanzadilla terrestre. No responden a los incontables intentos de comunicación aunque eso sí, interceptan cualquier conato de aproximación de cohetes sonda terrícolas. La situación se enrarece con los meses, el clima en la nave exploratoria se tensa lo indecible.
Quinta ataca al
Hermes, pero afortunadamente la superioridad tecnológica terrestre en cuanto al control de los campos gravitacionales les ofrece una ventaja que, finalmente, pondrá de rodillas a los
quintanos. Estos se verán forzados a aceptar el encuentro, si bien la cuestión que subyace es, ¿qué validez tiene un contacto interespecie en estas condiciones de hostilidad manifiesta?
Si por algo quiero destacar esta narración es por la rigurosidad y verosimilitud de los planteamientos científicos inventados por
Lem. Así por ejemplo, asistimos a apasionantes disertaciones sobre
Ingenieria Sideral, se explica el funcionamiento del
gracer (acrónimo de Amplificador de Gravedad por Excitación Colimada de Resonancia) y cómo a través del mismo podemos conseguir un puerto espacial (lo que viene siendo un hueco de
Holenbach en el modelo teórico, para que me entendáis) con bradicronalidades y/o retrocronalidades dentro de un
colápsar. Maravilloso, simplemente maravilloso. En mi opinión, la inclusión y constantes referencias a (supuestos) modelos teóricos en todos los campos de la ciencia, desde la ciencias sociales a la física gravitacional, crea un contexto en el cual el lector puede sentirse cómodo. Por cierto, el magnífico trabajo de traducción de esta edición de
Alianza Editorial me parece difícil de superar.
Y como siempre me pasa con
Lem, me resulta tremendamente fácil sintonizar con sus planteamientos. El ser humano no es el centro de nada, no es más que una especie más, muchísimo más perjudicial que beneficiosa para consigo misma y el resto de seres del planeta. Y casi con certeza, del resto del universo. No me extraña pues que ninguna inteligencia extraterrestre se moleste en contactar con nosotros. Lamentablemente su arrogancia y prepotencia le lleva a considerase el ombligo del universo, así que para mí es siempre un placer asistir a un relato en donde se le obliga a la humanidad a tragarse unas buenas píldoras de humildad.
Tenéis más reseñas de esta novela en el
Sitio de Ciencia-ficción y en
Pepe Fotón. En este último blog no sale muy bien parada. Admito que comparto la crítica de su editor sobre la (falta de) trascendencia y profundidad de los personajes. En todo caso para mi esos fallos quedan minimizados frente el contenido filosófico y ético que se pretende transmitir.