Acción a matacaballo y mucho desmadre. Sexo a tutiplén y una bola de nieve de mentiras y engaños que baja hasta el valle a toda velocidad, creciendo descontroladamente a cada metro que recorre. Estas son las características habituales en todas las novelas de Tom Sharpe y La gran pesquisa no es una excepción. En esta ocasión la trama transcurre en el mundillo literario. Frederick Frensic, de la agencia literaria Frensic & Futtle, recibe una novela titulada 'Deteneos, oh, hombres, ante la virgen'. Se trata de un compendio de todo lo que a este agente le repugna en una novela, pero su olfato le indica que por los temas que trata (la relación afectivo-sexual entre un joven de 17 años y una anciana de ochenta y tantos), tiene todas las papeletas para convertirse en un best-seller mundial. Tras colocar el libro a un ambicioso editor norteamericano mediante una estratagema bastante turbia y carente de ética profesional, éste reclama una gira de presentación con el escritor por EE.UU. como parte de la campaña de promoción. Sin embargo el autor de la misma exige permanecer en el anonimato más estricto, así que esta pequeña agencia le propone a uno de sus eternos aspirantes a estrella literaria, Philip Piper, hacerse pasar por autor de esta infame obra para poder cumplir con las claúsulas del contrato. A cambio de ello, se comprometen en buscar editorial para su ambiciosa y pretenciosa novela, 'En busca de la infancia perdida', cuya reescritura en diferentes claves (Henry James, Joseph Conrad, George Eliot, Dickens, Thomas Wolfe, Faulkner y este año, Thomas Mann) le lleva ocupando la última década. Y claro, en estas condiciones el caos, la confusión a todos los niveles imaginables y el consiguiente cachondeo están garantizados.
La trama no da descanso al lector y transcurre aceleradamente, con un imparable desbarajuste que va in crescendo capítulo tras capítulo. En mi opinión no estamos ante una de las mejores novelas del británico, aunque reconozco que divierte y tiene golpes de ingenio que te hacen reír sin remedio. ¿Hay una crítica de fondo al mundo editorial? Es evidente, pero yo lo veo más que como punto de partida de la historia, no como objetivo real de la misma. Además el cuestionamiento es tan hiperbólico y los personajes que la pueblan están tan estereotipados que solo se entiende como parte de la gran boutade que es el libro. Por otro lado, y a pesar de tratarse de una novela ligera, hay que admitir que los personajes están todos al límite de la cordura e implacablemente caracterizados para facilitar los conflictos. Frensic, el editor: intrigrante, inteligente, manipulador. Piper, el falso autor: apocado, maleable, ingenuo. El Sr. Hutchmeyer, el magnate americano que ha comprado los derechos para USA: mezquino, mujeriego, calzonazos. Su esposa, la Sra. Hutchmeyer: arrebatadora, decidida, dominante. Las relaciones entre unos y otros alcanzan cotas de sorpresa y absurdo impensables. Por otro lado, Sharpe usa la Gran Literatura y el Olimpo de autores mundialmente reconocidos para incorporar su estilo en la trama y provocar la carcajada al sacarlos completamente de contexto. Resumiendo, una novela muy, muy divertida. Creo que nadie podría esperar más (ni menos) del autor de Wilt. Curiosamente, no he encontrado muchas reseñas de esta novela, os dejo la de Despejito de mente por aquello de que podáis comparar.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 6 horas
2 comentarios:
Tom Sharpe siempre reconoció la influencia de quien (luego) llamó su maestro: Saki. En cuanto al sentido de humor típicamente inglés, Saki me parece infinitamente superior (además de ser cuentista, no novelista). Y, amigo, si lo tuyo son las críticas mordaces, Saki es tu autor... no deja a nadie con cabeza. Te lo recomiendo fervorosamente; sus libros de cuentos los tienes en Valdemar y Anagrama :)
Un saludo
@Kirilov Myshkin: Bueno, ¡esto sí que es todo un descubrimiento! Me pongo a informarme inmediatamente. Muchas gracias por la pista ;)
Publicar un comentario