27 feb 2022

Amor malo y feroz - Larry Brown

Termino el mes literariamente hablando como lo empecé: con historias ambientadas en las zonas rurales de los EE.UU. y protagonizadas por personajes de vidas poco envidiables. El tomo Amor malo y feroz recopila un total de diez textos breves, nueve de los cuales solo llegan a la categoría de anécdota, y un último que frisando la extensión de una novela corta se puede calificar de relato sin que haya lugar a equívoco.

De todos es sabido que una persona que quiere vivir de la escritura tiene que hacer dos cosas para lograrlo: para empezar, leer mucho, y para continuar, escribir mucho también. Los nueve primeros escritos solo tienen sentido vistos como ejercicios de Larry Brown para hacerse con el hábito de la escritura y para perfeccionar el estilo, pero lamentablemente las historias que cuentan tienen poco (o ningún) interés. Por mucho que estén protagonizados por personajes pueblerinos sin futuro, por mucho que los mismos se hinchen de cerveza mientras conducen sus furgonetas por carreteras secundarias, por mucho que se regodeen exponiendo matanzas de animales y por mucho que intenten escandalizar mencionando pollas y chichis, los nueve primeros títulos son meras anécdotas que se limitan a narrar situaciones y sucesos varios. No voy a negar que alguno puede ser emotivo, pero sin conflicto ni resolución, el interés literario para mí es cero. Os dejo la lista de los títulos a continuación.

  • Desenamorarse
  • La aprendiza
  • Algo salvaje
  • Amor malo y feroz
  • Pepitas de oro
  • Esperar a las señoras
  • Viejos soldados
  • Sueño
  • Disciplina
  • 92 días
Por suerte el libro se cierra con '92 días', un relato crudo, tierno, emotivo y desesperado en que Brown ficciona su propia experiecia como escritor en ciernes y nos expone todos los miedos que lo han acompañado en los inicios de su carrera. Te hace reír y te emociona por su patetismo; te hace sentir sus frustaciones y la inmensa alegría que le supone el más mínimo reconocimiento a su talento. Desde luego si alguna de sus novelas está en la línea de esta historia, está claro que merece la pena volver a intentarlo con su obra. Ahora bien, no puedo terminar la reseña sin enviar un mensaje a todos los editores y editoras del mundo desde el cariño y respeto: un poquito de critero, por favor.

24 feb 2022

Cómo dejar de escribir - Esther García Llovet

Renfo es un veinteañero que está escribiendo una biografía sobre su padre, Ronaldo, el gran literato lationamericano ya fallecido. Al menos eso dice, pero lo cierto es que nadie ha visto ni una página todavía. Curto, un amigo suyo y anteriormente también de su padre, no deja de insistir en que hay un manuscrito perdido en el que trabajaba Ronaldo antes de morir. Y no hace más que intentar convencerlo para que le ayude a buscarlo.

Esther García Llovet inauguraba en 2017 la denominada 'Trilogía instantánea de Madrid' con Cómo dejar de escribir. Seguirían Sánchez (2019) y Gordo de feria (2021). Por suerte para mí la que me ocupa hoy está mucho más cerca de la segunda que de la tercera, de hecho me ha parecido tan absorbente y cautivadora como aquélla. En efecto nos encontramos ante otra novela corta repleta de personajes misteriosos y con algunas características inquietantes, y que sin embargo podrían ser nuestros vecinos de rellano. Una mezcla perfecta de rarezas y convenciones que los hace muy creíbles. La narración está fragmentada en su justa medida, de tal manera que los episodios que llegamos a conocer a través del texto nos permiten acercarnos a la acción con unas notas mínimas pero suficientes. En ningún momento queda la sensación de vacío brutal que recuerdo de Submáquina. Hay algo de cinematográfico también en esos capítulos breves que nos hacen recorrer un Madrid semiabandonado en plena canícula, un efecto muy visual en esas aventuras por la ciudad buscando el famoso manuscrito.

La prosa de García Llovet es mínima pero muy atinada; los diálogos son sencillos, inmediatos, creíbles, como transcritos de una conversación real que has escuchado en la calle. Sin embargo uno de los problemas que he detectado es que Renfo no resulta muy veraz en su papel de hijo de literato latinoamericano que ha crecido apartado de su padre. Para ser descendiente de un chileno (o peruano, el narrador no es del todo fiable) que ha pasado toda su infancia y adolescencia en internados europeos, el protagonista suena totalmente madrileño. También como viene siendo habitual en la obra de esta autora, toda la acción está anclada a la geografía de Madrid, algo que por un lado no significará gran cosa a quien no conozca la ciudad en profundidad, y por otro creará ciertas dudas a quienes la conozcan por los trayectos aparentemente imposibles que se muestran a veces. En todo caso estos inconvenientes son menores si se tiene en cuenta la intriga que nos ofrece. Una pieza excelente que se lee en una sentada y deja una muy buena impresión.

20 feb 2022

No y yo - Delphine de Vigan

Lou Bertignac tiene trece años y un C.I. de 160, a resultas de lo cual va adelantada dos cursos. Se siente un poco rara porque destaca entre sus compañeros por su aspecto mucho más aniñado. Aunque también tiene muchas inquietudes intelectuales que se salen de lo corriente, pero ésas las deja para casa. Va a realizar un trabajo sobre los sin techo para la clase de Ciencias Económicas y Sociales. Quiere enfocarlo en las mujeres jóvenes y se fundamentará en especial en entrevistas con No (apócope de Nolwenn), una joven sin hogar de 18 años con quien ha trabado una precaria amistad. El tiempo que pasen juntas actuará como revulsivo para Lou, quien se verá forzada a enfrentarse a verdades muy amargas del mundo adulto.

No y yo es una novela de crecimiento que no hace concesiones y muestra sin tapujos el horror que supone vivir en la calle. A pesar de ello, el lenguaje no es crudo, sino que está perfectamente adaptado a la edad de su joven narradora. La habilidad de Delphine de Vigan para ponerse en la piel de una cría de 13 años es asombrosa, ya que por muy inteligente que sea, su enfoque ante los problemas y sus reflexiones recogen por igual la ingenuidad y la conmoción que supone enfrentarse por primera vez a situaciones inconcebibles desde la lógica, pero habituales en nuestra sociedad. Aunque el registro verbal esté bastante contenido, las causas, consecuencias y peligros de vivir en la marginalidad se recogen sin vacilación alguna: abandono infantil, abusos, violencia (sexual o no), soledad, alcoholismo, marginación, trastornos psicológicos... El texto podría parecer destinado a un público juvenil por esa aparente sencillez del discurso, pero en mi opinión por la contundencia de la realidad que se expone no creo que sea el caso.

De Vigan ha escrito una historia muy emotiva que no cae en la complacencia ni tiene intención moralizante. En realidad, tiene un desarrollo muy derrotista y pesimista, otorgando pocas concesiones a la esperanza. Por más que la jovencísima protagonista pueda madurar al enfrentarse a las injusticias del mundo adulto, al menos en mi caso al cerrar las tapas lo que me ha quedado es una profunda sensación de desconsuelo. Algo que sin duda habla muy bien de la destreza de la autora francesa.

16 feb 2022

Los hermanos Burgess - Elizabeth Strout

Jim (el mayor), Bob y Susan (mellizos) son los tres hermanos Burgess. Nacidos en Shirley Falls, una pequeña ciudad de Maine, solo Susan sigue viviendo allí. Jim y Bob son abogados y se marcharon a Nueva York en cuanto tuvieron oportunidad. De hecho Jim es un letrado muy reconocido que ganó fama nacional en un juicio muy mediático. La relación de los chicos con su hermana es más bien fría, en parte porque ella sigue viviendo en Maine y ninguno de los dos quiere saber nada de su lugar de origen, debido entre otras cosas a un accidente provocado por Bob cuando tenía solo cuatro años y que causó la muerte de su padre. Ocurre entonces que el hijo de Susan, Zach, un joven de apenas 20 años solitario e introvertido, hace una gamberrada contra la mezquita de los refugiados somalíes que viven en Shirley Falls. Pero cuando se corre el rumor de que la fiscalía lo quiere juzgar como delito xenófobo y contra la libertad de culto, su madre llama desesperada a sus hermanos pidiéndoles ayuda. Así que los dos tendrán que volver a Maine, algo que tendrá muchos efectos inesperados sobre la vida de los Burgess.

La familia es sin duda una gran fuente de inspiración para la narrativa. Un pozo inagotable de tramas y argumentos capaces de desbordar páginas y páginas de historias que abarcan desde la felicidad (las menos) hasta el horror más profundo (no pocas). Los hermanos Burgess no está en ninguno de esos extremos, sino que se mueve en una escala de grises más o menos oscuros que resultarán reconocibles a casi todos los lectores. Elizabeth Strout ha conseguido captar a la perfección todos los matices de las relaciones familiares. Las inevitables preferencias de los progenitores por alguno de sus hijos. Las pequeñas alianzas y simpatías que se establecen entre algunos hermanos, junto con el distanciamiento y antipatía entre otros (que por cierto son alterables en el tiempo por cualquier pequeñez que se torna intolerable o adorable a ojos de otro). Los lastres de la infancia que moldean la edad adulta y la incorporación de los cónyuges para alterar el precario (des)equilibrio que regía el orden familiar. Imposible no reconocer a tu propio clan en la vida de los hermanos Burgess, hábilmente llevada al límite ante una crisis.

La novela hace una acertadísima descripción de unas relaciones familiares convencionales, que a pesar de las desavenencias, secretos inconfesables, peleas y distanciamientos, mantienen unos afectos a prueba de bomba debido a los extraños lazos que crea la sangre y una infancia común. Pero Straut no solo nos ofrece un cuadro fidedigno de la institución familiar con sus luces y sus sombras. En las páginas podemos ver una implacable crítica a los Estados Unidos y su sociedad clasista y racista. Los urbanitas y su desdén por los pueblerinos. Blancos anglosajones protestantes en la cima de la jerarquía social que son incapaces de descifrar los problemas no ya de los refugiados musulmanes somalíes, cuya realidad son incapaces de concebir, sino incluso de otros norteamericanos blancos pero de otros orígenes (judíos, francocanadienses que emigraron a Maine, etc.). Estos análisis están perfectamente entramados en la acción, de tal forma que si sumamos la crisis de madurez de unos personajes y la soledad que experimentan otros, quedan pocos temas sin tratar ni cuestionar, con muy buen tino en todos los caso creo yo.

En definitiva el libro es muy absorbente y entretenido. El único pero que puedo poner es que al final es un batuburrillo de ideas, tramas y situaciones que en según qué caso se resuelven a las bravas, sin que haya un hilo previo que sustente dicha conclusión. Además se podría pensar que el final es agridulce, con algunos personajes saliendo del hoyo y otros cavándose uno propio, pero a mí la sensación que me queda es que el tono general es muy optimista. En mi opinión el texto transpira un cierto sesgo de clase y raza. Sabiendo cómo se las gasta la sociedad estadounidense, si los personajes hubiesen sido de raza negra todo habría terminado con disturbios raciales, torturas policiales y Zach en la cárcel.

13 feb 2022

El monstruo y otras obras - Agota Kristof

Me topé con El monstruo y otras obras en una de mis bibliotecas públicas de proximidad sin buscarlo, y como guardo un excelente recuerdo de Claus y Lucas decidí incluirlo en el lote de préstamos. El volumen está prologado por Pilar G. Meyaui, quien nos aclara el contexto en que surgieron estas primeras obras de Agota Kristof, así como los temas que trata en ellas y que según nos explica, son los que trabajó en toda su producción: las fronteras, la soledad, el desarraigo, la violencia, etc. Pero antes de seguir, os copio a continuación el resumen de la trama de cada una de estas piezas teatrales directamente de la contraportada.

  • 'El Monstruo' (1974). Un monstruo ha caído en la trampa. Tras el temor y el pánico de los primeros instantes, los habitantes del pueblo, embriagados por el perfume de las flores que crecen sobre el lomo del Monstruo, se someten gustosos a su influencia.
  • 'La carretera' (1976). La Tierra está cubierta de carreteras. ¿A dónde llevan? ¿De qué sirven las direcciones? ¿Hay salida?
  • 'La epidemia' (1975). Un pueblo está en cuarentena por una extraña epidemia de suicidios. Un chico rescata a una joven que ha encontrado colgada en el bosque, pero la joven no quiere ser salvada.
  • 'La expiación' (1982). Un ciego toca la armónica. Un sordo se saca unas monedas como tragafuegos. Ambos comparten la misma cama caliente en casa de una vieja usurera. Sus vidas son miserables pero, ¿merecen compasión?
Estamos ante obras muy, muy breves que sin embargo incluyen un número bastante alto de personajes. Se trata de textos muy experimentales y alegóricos, cuyo mensaje no es evidente y que requiere que el lector/espectador ponga mucho de su parte para extraer algo de sentido. No voy a negar que los escenarios en que transcurren me han resultado bastante atractivos: un paisaje desolador y post-apocalíptico en 'La carretera'; un pueblo amenazado por una inexplicable oleada de suidicios en 'La epidemia'; unos personajes atormentados por un secreto inconfesable en 'La expiación'. No obstante, a excepción de la última que tiene un mensaje mucho más claro y directo, el resto se desarrolla con ese punto incoherente, absurdo y difícil que uno espera de un texto que se define como experimental. A mí personalmente no me ha aportado nada pero como se lee en un pispás tampoco me ha supuesto un drama.

10 feb 2022

Hotel Silencio - Auður Ava Ólafsdóttir

Jónas tiene casi 50 años y lleva más de ocho divorciado. No ha tenido sexo con ninguna mujer desde que rompió con su esposa. Su hija no es en realidad su hija biológica. Su madre está en una residencia de ancianos con síntomas de senilidad. En definitiva, lleva bastante tiempo siendo muy infeliz y decide suicidarse. Pero para evitarle a su hija el disgusto de encontrar su cuerpo inerte, opta por marcharse a un país recién salido de una guerra civil para acabar con su vida allí. Es así como reserva una habitación en el Hotel Silencio por una semana. Se lleva un par de herramientas básicas de bricolaje para disponer la soga con la que piensa colgarse del techo de la habitación. Una vez en el hotel, que está en muy mal estado como resultado de los enfrentamientos armados, hace unos arreglos básicos para tener agua en la ducha, lo cual llama la atención a la joven co-directora del mismo. Ella le propone alojamiento y comida gratis si les echa una mano para reparar el resto de habitaciones. En la ciudad se corre la voz de que es un manitas, así que empiezan a lloverle ofertas, con lo cual su intención original de suicidarse se va restrasando día tras día.

Hotel Silencio es una novela corta muy sencilla escrita con un lenguaje muy simple y directo. Las reflexiones de Auður Ava Ólafsdóttir se centran principalmente en los efectos que una crisis existencial causan en el ser humano. La situación no afecta solo al protagonista, sino también a su mejor amigo, Svanur. Uno y otro exponen las infamias que el ser humano causa en sus congéneres, no solo de una manera general sino también muy concreta en relación con sus seres queridos. Los personajes masculinos se muestran meditabundos y abatidos, torpes e incapaces de sobreponerse a los golpes de la vida. A ellos se contraponen los personajes femeninos, mucho más preparados para lidiar con los problemas humanos. La hija y la madre de Jónas (las dos se llaman Guðrum), y la joven co-directora del hotel, May, muestran una decisión y un empuje para salir adelante que el caso de esta última es todavía más manifiesto al haber sobrevivido a una guerra.

La historia me ha parecido simpática y agradable. Se da cuenta de ella en una sentada o poco más. No obstante creo que el  deseo del protagonista de acabar con su vida no es en absoluto verosímil. Más que una depresión grave que le lleve a barajar el suicidio como única forma de escapar de su infelicidad, Jónas parece tener una crisis existencial. Quizás por eso es capaz de poner en contexto sus desgracias y relativizarlas cuando se enfrenta a los supervivientes de una guerra. En ese sentido creo que Auður ha errado el tiro al hacer de su personaje un suicida, e incluso me molesta esa banalización de la depresión. No resulta raro tratar de trivializar el sufrimiento de un depresivo mostrándole ejemplos de personas que, a ojos del acusador, están pasando por situaciones mucho más graves. Como si sufrir una depresión fuera el capricho de un malcriado. Y eso, que es un poco lo que yo he visto en esta obra, es una estrategia totalmente errónea y contraproducente. De todas formas, como en ningún momento me he creído el dolor de Jónas tampoco es que me haya indignado ni nada por el estilo. En realidad visto como una alegoría de la superación de los problemas a través de la relación con nuestros semejantes, el libro resulta inspirador y estimulante.

6 feb 2022

Revancha - Kiko Amat

Amador es el número dos del grupo criminal Lokos. Liderado por Alberto Cid, sus orígenes se remontan a una facción de skinheads neonazis seguidores ultras del F.C. Barcelona surgida a finales de los 1980s. Con los años se han ido profesionalizando y a día de hoy, además de seguir montando bronca en los partidos, trafican con droga, extorsionan a los empresarios del mundo de la noche, etc. Diego es un miembro de la banda que ha desaparecido con unos insignificantes 30.000€, pero para evitar que cunda el ejemplo, el Cid da orden de acosar y a amenzar a su novia, Paloma. Ella no sabe nada de él desde que se marchó sin avisar, así que cuando las coacciones se vuelven peligrosas para ella y su hija Lucía, le pide ayuda a su hermano César, un ex jugador de rubgy de vida misteriosa que en realidad se dedica a ajusticiar criminales por encargo de las familias de las víctimas. Las cosas se tuercen para Amador cuando por un lado la mafia gallega que intentaba instalarse en Barcelona delata a la cúpula de los Lokos, quedándose él como número uno de la organización criminal, y por otro lado, su padre muere. La pérdida remueve por dentro a Amador, quien frisando los 50 años, no solo no se ha sentido querido nunca, sino que además debe seguir ocultando su homosexualidad a sus compañeros si quiere mantenerse con vida. Cuando las acciones de los Lokos para encontrar al ladrón huído pongan en peligro a Lucía, Amador tratará de rebajar tensiones desde su nueva posición de capo de la banda. Pero no cuenta con que César  ya se ha lanzado a por ellos con el empuje de una apisonadora para ayudar a su sobrina. El choque entre ambos conducirá a unas consecuencias imprevisibles.

Kiko Amat ha escrito una novela negra de gran octanaje en la que todas sus filias habituales están al servicio de la trama, y no al contrario, que es lo que en mayor o menor medida venía pasando en sus anteriores títulos. De hecho, el primer capítulo de Revancha me ha parecido uno de los comienzos más impactantes de cualquier novela criminal que he leído. Aunque no soy muy aficionado al género, el libro empieza con una demoledora escena de ajuste de cuentas entre bandas criminales que te deja sin aliento por su violencia; ahora bien, está tan bien narrada y tiene un ritmo tan ágil e implacable que se lee de un tirón y te deja con ganas de no acabae nunca. Nada más empezar nos topamos también con una jerga criminal que nos descoloca y nos engancha, pues nos obliga a prestar mucha atención para inferir los significados de términos como clepsa, nodos, muza, machino, nursa o naka. Imagino que inventada ad hoc por Amat, esta suerte de homenaje al Nadsat de La naranja mecánica no es la única referencia a otras obras literarias o cinematográficas que se sugieren, porque sin dejar el todavía el primer capítulo me ha resultado inevitable pensar en las películas de gansters británicos de Guy Ritchie (Lock & Stock, 1998; Snatch, cerdos y diamantes, 2000), o los estremecedores primeros minutos de 28 semanas después (Juan Carlos Fresnadillo, 2007). Así de impactante me ha parecido.

El problema viene porque tras este comienzo tan rutilante y arrebatador hay que mantener el nivel en el resto de los capítulos. Algo que va a ser muy difícil para el escritor, que de lograrlo, sería capaz de provocar el nirvana en el lector (y muy probablemente aniquilarlo de paso). A pesar del bajón inevitable, Amat resiste muy bien los obstáculos que se ha puesto él mismo. Lo consigue desarrollando unos personajes con un bagaje personal, familiar y sentimental nefasto. No son mala gente, pero proceden de un mal sitio. Es aquí cuando aparecen los temas habituales en su producción: el extrarradio, las dificultades de la clase trabajadora, la violencia y la marginalidad o las subculturas urbanas como canalizadores de los deseos y frustraciones de la juventud. Como decía algo más arriba, el escritor de Sant Boi ha sabido sacar provecho a todas sus experiencias y vivencias de adolescente en Barcelona y alrededores para integrarlas en las vidas de Amador, César y el resto de personajes. Eso sí, aunque el resto del libro no tenga el nivel de acción del capítulo que lo abre, la tensión y la angustia se mantienen a la par.

Los capítulos se alternan entre Amador, con un narrador en segunda persona, y César, que emplean un narrador en tercera persona. Esta sucesión de historias otorga mucho dinamismo al texto y lo hace muy atractivo para el lector. En mi opinión, el narrador en segunda persona ha sido todo un acierto para contar la historia de Amador. Tanto la suya como la de César están repletas de flashbacks que nos van revelando cómo han llegado a ser lo que son, y como podréis suponer nos son agradables de leer. Es realidad es un libro muy crudo, no solo por las incontables agresiones y actos violentos a que nos vemos expuestos, sino también por el dolor y la pena que nos provocan la soledad, el aislamiento y el miedo que sufren los protagonistas. La habilidad de Amat para crear dos individuos tan veraces a pesar de llevar vidas tan al límite es sin duda alguna digna de elogio. No voy a negar que creo haber detectado algunos fallos menores, como referencias extemporáneas o movimientos en la acción que no están convenientemente justificados, sin embargo no le hacen sombra a mi impresión general, que es magnífica. Y por cierto, el final también muy, muy logrado. Perfecto para una historia tan desoladora.

2 feb 2022

Volt - Alan Heathcock

Los nueve relatos cortos que se incluyen en Volt transcurren en un pueblo ficticio de la norteamérica profunda. Cualquiera de los estados del Cinturón de la Biblia de EE.UU. nos podría valer para situar ese Krafton en el que todos los vecinos se conocen y quien más y quien menos guarda secretos inconfensables y punibles por la ley. Destacan especialmente por su intertextualidad: Alan Heathcock consigue que los personajes que transitan como secundarios en unos para después protagonizar los siguientes, nos hagan participar en una obra a la que el lector tiene la sensación de incorporarse como si fuera un vecino más. Otro de los aciertos pasa por abarcar dos generaciones, de manera que en el salto temporal de padres a hijos quedan expuestas las trabas y lacras que arrastran los segundos por los errores de los primeros. Vistas en conjunto, estas piezas cortas generan una sensación de globalidad  muy satisfactoria para el lector. Los títulos incluídos son:

  • El mercancías detenido
  • Humo
  • La pacificadora
  • De permiso
  • Fort Apache
  • La hija
  • Lázaro
  • Los renacidos
  • Voltio
A pesar de esos crímenes que muchos personajes ocultan y del desarrollo de la acción en la América rural, no estamos ante una colección de cuentos de realismo sucio en plan Trilobites, Knockemstiff o Desguace americano. En mi opinión se trata más bien una excelente muestra de realismo social, lo cual también supone enfrentarnos a vidas monótonas, desapacibles y miserables como ocurre en esos otros tres libros. No obstante, en éste predominan personajes de fondo bondadoso y finales benevolentes con intención redentora, algo que se refuerza por la gran presencia de la religión en muchos de los cuentos. Por supuesto, las experiencias que se narran son terribles y los personajes sufren lo indecible, pero al final optan por aceptar lo que les ocurre y resignarse a su destino, mostrando una entereza sorprendente.

Quizás porque me esperaba un panorama mucho más desolador (laboratorios de metanfetamina que estallan, adolescentes que ejecutan una venganza sanguinaria tras años de sufrir abusos, joven embarazada atropellada por un borracho que ni siquiera llega a enterarse de lo ocurrido, etc.), el resultado me ha parecido más bien tibio. Me ha gustado pero me no me ha emocionado, algo que pensándolo bien resulta paradójico ya que este tomo es mucho más creíble que cualquiera de los tres que he mencionado más arriba. El mensaje aquí es que personajes y tramas en el límite -siempre que los primeros estén bien caracterizados y las segundas bien narradas, evidentemente-, conseguirán atraparme con mucha más facilidad. Y para mi desgracia, Heathcock lo que hace es minimizar los elementos extremos y reconducir la acción a un sano equilibrio. No es que le salga mal, de hecho puestos a elegir entre Knockemstiff y Krafton como lugar de nacimiento prefiero claramente este último porque sus habitantes, aun con todos sus delitos ocultos, son buenas personas. Pero estamos ante una obra de ficción, así que tengo todo el derecho a inclinarme hacia lo que me resulte más excitante.
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