20 abr 2022

Ein unerwarteter Abschied

Para quienes no conozcan la lengua de Goethe, el título de la entrada viene a ser "Una despedida inesperada". Y es que en eso consiste este último post, en mi despedida de los blogs y el cierre definitivo de Das Bücherregal. Hasta ayer mismo no me lo había planteado seriamente, pero también mentiría si dijera que seguía subiendo las reseñas con el mismo entusiasmo de hace un lustro. Tengo que admitir que 2021, con ese reto absurdo autoimpuesto de leer y reseñar más de cien libros, se me hizo muy largo, de manera que en algún momento del año pasado escribir en el blog empezó a resultarme una obligación más que un entretenimiento. A pesar de que había decidido no presionarme durante este año, esa sensación todavía me dura. En lo que va de 2022, escribir la reseña de mi última lectura se me ha hecho muy cuesta arriba en la mayor parte de las ocasiones. Así que era solo cuestión de tiempo llegar al límite del hartazgo. Y eso ocurrió ayer. Pero la gota que colmó el vaso la puso Google.

Desde hace algo más de dos años (puede que tres incluso), cada vez que me conecto a Blogger recibo un email de Google avisándome de que hay un intento sospechoso de acceso a mi cuenta desde un dispositivo no reconocido. En ese mismo email se me informa de que si el intento de conexión es legítimo, lo siguiente que debo hacer es registrar el dispositivo en cuestión como un equipo autorizado. Ni que decir tiene, he estado ignorando esos emails desde el primer día en que los recibí. ¿Dispositivo no reconocido? ¿Te refieres al mismo portátil que llevo usando desde hace siete u ocho años, Google querido? No tengo ganas de indagar en cuál es el objeto de esta estrategia. Supongo que hay un lógico interés comercial, de fidelización, o puede que incluso un propósito real de garantizar seguridad a sus usuarios. Pero si habéis estado atentos estos doce años, ya sabréis de mis simpatías por el neoludismo y de mi rechazo a las tecnologías de la información y al (tecno)capitalismo. Así que en ningún momento me había planteado registrar el portátil como dispositivo autorizado. Lógicamente el usuario final tiene muy pocas posibilidades de vencer a un gigante tecnológico como Google, que ayer intensificó su ataque. Cuando intenté abrir sesión en Blogger recibí lo que yo pensé que era el email de siempre, pero no, había un detalle nuevo: la cuenta se había bloqueado por intento de acceso indebido y Google me obligaba a hacer una autenticación en dos pasos usando el móvil (autenticación multifactor que la llaman en el mundo TI). Y ya ahí dije basta. Bueno no del todo, porque evidentemente para subir este post he tenido que pasar por el aro.

Resumiendo, Das Bücherregal termina aquí. Ha sido un placer formar parte de la blogosfera de reseñas de libros durante estos años. Si miro hacia atrás la sensación que me queda es muy reconfortante, muy satisfactoria. Ni que decir tiene, he tenido opción a leer decenas y decenas de libros que venían recomendados desde vuestros blogs y cuya existencia muy probablemente nunca habría conocido si no fuera por tener esta presencia en Internet. Pero de igual forma, miro hacia adelante ahora que me voy y estoy igual de contento y satisfecho con esta decisión. Y aliviado, porque de verdad que ya no me lo estaba pasando bien.

Por no dejaros con la intriga de saber qué me ha parecido El nombre del mundo es Bosque, os diré que me ha gustado pero que es bastante maniqueo. Y muy hominidocentrista, que es una extensión del concepto de antropocentrismo para incluir todas las especies de homínidos inteligentes que pueblan el Ekunem. Y como no podía ser de otra forma, especista, porque ha de quedarnos muy claro que donde quiera que haya un humanoide bípedo e inteligente, el resto de especies animales se verán sujetas a sus caprichos, aunque sea en un millón de años en el futuro en galaxias a cientos de años luz de la nuestra.

Eso es todo. Muchas gracias a todos por la atención prestada y los buenos ratos pasados, y adiós

15 abr 2022

Cuentos escogidos - Shirley Jackson

Aunque el título de este tomo es Cuentos escogidos, además de ocho cuentos incluye tres textos de no ficción que tratan sobre diferentes temas relacionados con el acto de escribir. Los temas son variados aunque hay un tono general de costumbrismo mid-century aderezado en muchas ocasiones (pero no siempre) con elementos de terror/fantástico. Hay algunos relatos que me han parecido muy buenos y otros un poco más reguleros, hasta el punto que me han hecho cuestionarme cuál podría ser el motivo por que han sido seleccionados, porque lo que es a mí se me escapa.

Os dejo a continuación los títulos incluídos con una puntuación personal que empieza por un 'psché' (*), sigue por un 'está bien' (**) y termina por un 'me ha encantado' (***). Ojo que solo evalúo los cuentos, no los textos de no-ficción.

  • El amante demoníaco (***)
  • La bruja (*)
  • Después de Usted, mi querido Alphonse (**)
  • Charles (*)
  • Siete tipos de ambigüedad (*)
  • La muela (***)
  • La lotería (***)
  • Experiencia y ficción
  • La noche en que todos tuvimos gripe (*)
  • Biografía de una historia
  • Notas para un joven escritor
También es verdad que una vez he llegado a los textos ensayísticos me he dado cuenta de que es necesario cierto contexto histórico para entender el impacto que estos cuentos de Shirley Jackson pudieron tener en su momento. Es verdad que al lector contemporáneo ciertas características del estilo de esta autora nos pueden resultar de lo más habitual, en especial esa querencia suya por lo raro y lo espeluznante, cuyo efecto más directo es la ausencia de justificación de los hechos que se narran. Por lo que leemos en 'Biografía de una historia', esto causó un revuelo tremendo con la publicación del clásico 'La lotería' en 1948. Por tanto, visto así hay que reconocerles el mérito a la hora de ir rompiendo moldes narrativos y ampliando las posibilidades de la ficción.

11 abr 2022

La cita - Katharina Volckmer

La contraportada de La cita se abre con este resumen:
Una joven alemana residente en Londres acude a la consulta de su médico, el doctor Seligman. Durante la visita empieza a hablar y sigue hablando y no para de hablar... El resultado es un torrencial monólogo en el que la chica habla sin tapujos mientras el médico la examina y ella ve tan solo la parte superior de su cabeza.
De esto trata esta novela corta de poco más de 130 páginas escrita por Katharina Volckmer, que también es una joven alemana residente en Londres. ¿Y de qué habla su alter ego literario? Pues de muchas cosas, algunas tremendamente actuales (o quizás más bien eternas), como la familia, la maternidad, el machismo, los roles de género, la sexualidad o el feminismo; otras podrían parecernos superadas pero nada más lejos de la realidad, de hecho más de 75 años después de su finalización siguen condicionando la identidad alemana: su responsibilidad en la II Guerra Mundial (se podría trazar un paralelismo obvio con la Guerra Civil Española).

El soliloquio de la protagonista es ágil, mordaz, divertido, irreverente, crudo, revelador. Las reflexiones que Volckmer nos hace llegar a través de esta mujer cuyo numbre no llegamos a saber me han parecido muy agudas y acertadas, y he disfrutado mucho de este librito que se lee en una sentada o poco más. Ahora bien, las notas de la contraportada también apuntan que el «tono vehemente y visceral» del texto «no [está] muy alejado del de Thomas Bernhard». En mi opinión se trata de una afirmación cogida con alfileres incluída como reclamo comercial sin base real. Porque el texto de Volckmer carece de la densidad, desesperación y horror característico del autor austriaco. Insisto en que la novela me ha parecido absorbente, pero compararla con Bernhard no le hace ningún favor.

7 abr 2022

Fuera de quicio - Karen Joy Fowler

Cuando Rosemary Cooke tenía unos 5 años su hermana Fern desapareció. Años después, cuando su hermano Lowell cumplió 18 años, se marchó de casa sin avisar, perdiendo el contacto con ella y sus padres, excepto por alguna que otra postal enviada de cuando en cuando desde diferentes lugares del mundo. A raíz de lo sucedido, la alegre y parlanchina Rose pasó a ser una chica muy callada y reservada, siempre tratando de pasar desapercibida y guardándose su opinión. Y por supuesto a sus padres también les afectaron estos acontecimientos. Su madre padeció una depresión y su padre tuvo problemas con el alcohol. Es en 1996 cuando conocemos a Rosemary, siendo una estudiante de la Universidad de California, en Davis. Han pasado 10 años desde que vió por última vez a su hermano y 17 desde que desapareció su hermana. Sin esperarlo un día Lowell se presenta en su apartamento de estudiantes, con lo que ella se verá obligada a afrontar esos dos sucesos tan traumáticos sobre los que ha evitado pensar prácticamente desde que ocurrieron.

Tengo la sensación de que Fuera de quicio es una de las novelas más asombrosas y absorbentes que he tenido la suerte de leer este año. Ya sé que estamos a principios de abril y que quedan muchos meses por delante para terminar 2022. Pero es que creo que va a ser muy difícil superar este libro. No solo por los temas que trata, en los que entraré un poco más adelante, sino por la habilidad con que Karen Joy Fowler ha construído una historia desde el centro de la misma. Y es que el grueso de la narración, relatada en primera persona por Rose, transcurre cuando la protagonista tiene algo más de veinte años y tiene que enfrentarse a un buen montón de realidades propias del mundo adulto, casi todas ellas tristes, amargas y descorazonadoras, pero totalmente imprescindibles para poder continuar viviendo y desprenderse de todo el dolor que tiene bloqueado dentro y le impide crecer. Desde ese punto temporal intermedio, la autora salta hacia atrás para ir revelándonos cada vez más información sobre la infancia de Rose y a medida que vamos avanzando y se va encauzando el conflicto inicial, veremos su resolución cuando la protagonista cuenta con cuarentaipocos años.

En más de un sitio he leído que es preferible no leer ninguna reseña sobre este título antes de empezarlo porque podría revelar aspectos de la trama que conocidos de antemano, destrozan la magia de su lectura. No puedo estar más de acuerdo con esa propuesta y estoy haciendo un esfuerzo muy consciente para no ser yo quien lo fastidie. Y es que la acción está llena de golpes de efecto, tan chocantes y sorprendentes que te noquean según van apareciendo. En especial hay una gran revelación en la página 85 que dota de un sentido totalmente inesperado al drama familiar. Es justo reconocer que viene precedida de bastantes pistas que Fowler va dejando muy sutilmente aunque yo no las he pillado, ¡qué le vamos a hacer! Ahora bien, justo al llegar a ese punto he entendido por qué ciertos pasajes me causaban extrañeza.

A los problemas de la familia Cooke y los aspectos propios de Bildungsroman hay que sumar un inequívoco y contundente alegato antiantropocentrista que cuestiona la ciencia y sus métodos de experimentación con animales. En efecto el padre de Rose es un reputado psicólogo experimental, así que este enfoque está perfectamente integrado en la historia, hasta el punto de ser uno de los motores que la hace avanzar. Por más que los mismos sean perfectamente contrastables, los datos que Fowler aporta para hacernos ver las infamias a que sometemos a los animales en nombre del progreso científico van a provocar que más de un lector la tache de exagerada, incluso de mentirosa. A la mayoría le provocará disonancia cognitiva, ya que por su insensatez y crueldad resultan imposibles de creer. Pero tampoco os asustéis, no estamos ante un ensayo y no creo que haya más de tres o cuatro breves enumeraciones wikipédicas de información al respecto. La novela tiene un final tremendamente agridulce que intenta redimir algo del sufrimiento por el que han pasado los Cooke. Un cierre maravilloso que viene a resumir la ruindad y la nobleza que son inseparables de la naturaleza humana.

3 abr 2022

Radio libre Albemut - Philip K. Dick

Berkeley, California, a finales de los 1940s. Nicholas Brady solo estudió un par de meses en la universidad de dicha ciudad porque se negó a seguir un cursillo de instrucción militar obligatorio por aquel entonces. Ese arriesgado y precoz gesto antimilitarista le puso en el punto de mira ante una sociedad profundamente anticomunista. En una tienda de libros que frecuenta entabla amistad con uno de los dependientes, Philip K. Dick, un autor de ciencia-ficción que está empezando a vender sus primeros cuentos. A principios de los 1950s Nicholas empieza a experimentar unas visiones que según le es revelado, proceden de una entidad extraterrestre que decide llamar Sivainvi (acrónimo de Sistema de Vasta Inteligencia Viva). Comparte la existencia de estas experiencias paranomales con su amigo Phil, confiando en que su bagaje como escritor de ciencia-ficción pueda ayudarle a ponerles algo de sentido. Con el paso de los años ambos empezarán a sospechar que dichas visiones pretenden ayudar a derrocar a Ferris F. Fremont, quien ha accedido a la presidencia de los EE.UU. tras los atentados a varios presidentes y candidatos, dando lugar a una deriva totalitaria en el país que no lo diferencia demasiado de la Unión Soviética.

Quien esté familiarizado con la biografía y/o la obra de Philip K. Dick advertirá rápidamente que Radio libre Albemut noveliza las experiencias paranormales que este autor padeció durante gran parte de su vida. Efectivamente, el libro relata de una forma sorprendentemente original y madura las mismas visiones que sus fans recordarán de Valis (que es el acrónimo inglés de Vast Active Living Intelligence System). Sin embargo, lo que en esta última era una exégesis desquiciada de la visión gnóstica de Dick tenía de Dios, se transforma aquí en un argumento perfectamente planeado y orquestado que recoge exactamente las mismas ideas. Así, los elementos autobiográficos sobre revelaciones asombrosas, paleocristianismo y misticismo se mezclan con una trama típicamente dickiana sobre totalitarismos y conspiranoias herederos de la tensión entre los dos bloques de la Guerra Fría.

Sin duda merece mención especial el giro metanarrativo del texto, con el propio Dick como uno de los personajes principales. Destacaría la fina ironía y el humor con que se trata a sí mismo: por un lado quiere transmitir la imagen oficial de escritor muy concienciado con la situación política de esos Estados Unidos ucrónicos que se han separado de la realidad de conocemos con la elección de Fremont; pero por otro deja bien claro que el mundo le conoce como el escritor de ciencia-ficción rara que hace apología de las drogas, cuestión a la que vuelven una y otra vez tanto él como los demás personajes. Por cierto que además de las visiones, también es fácil reconocer otros elementos autobiográficos relacionados con el mundo de la droga que ya aparecían en Una mirada a la oscuridad. Por último solo me queda reconocer mi admiración por la habilidad con que el gran PKD consigue compatibilizar las Sagradas Escrituras con sus (¿aparentemente?) disparatadas visiones provocadas por aliens del espacio profundo, pero bueno también es cierto que esto podría interpretarse como una crítica a la profunda ambigüedad de la Biblia, capaz incluso de dar cabida a una lectura en clave ciencia-ficción.

La contraportada de la edición de Ultramar nos informa que esta novela fue encontrada tras el  fallecimiento del autor y publicada póstumamente. Me ha parecido tan absorbente y bien construída que no puedo evitar pensar qué otras maravillas podria haber escrito de no haber muerto con tan solo 53 años. Recomendadísima y super fácil de encontrar en las librerías de segunda mano por un par de euros o menos.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...