29 mar 2021

Adiós a las armas - Ernest Hemingway

Frederic Henry es un italoamericano que se ha enrolado en el ejército italiano para luchar en la I Guerra Mundial. Es teniente del cuerpo de ambulancias, así que su labor es más bien de apoyo logístico, coordinando y organizando la evacuación de heridos en el frente. En su tiempo libre coquetea con una enfermera inglesa, Catherine Barkley. Aunque ella parece tomarse la relación más en serio que él, la intención de Henry es solo pasar el rato. O al menos lo era a priori. Porque en esto ocurre que el tenente sufre una herida grave en la pierna y es trasladado a un hospital en Milán y de ahí, a un nuevo hospital para norteamericanos, ya que Estados Unidos acaba de entrar en la contienda. Como se trata de un nuevo centro sin apenas personal (ni heridos, ya que estamos), Miss Barkeley va a trabajar al mismo. Será entonces cuando nuestro protagonista se enamore perdidamente de ella.

Adiós a las armas es una novela bélica que desprende un contundente mensaje antibelicista. Narrada en primera persona por el teniente Herny, el desarrollo es totalmente lineal y centrado en su personaje. Tanto es así que en mi cabeza ha transcurrido visualmente como un plano secuencia con el protagonista siempre dentro del encuadre. A nivel estilístico no le he visto mucho interés a este clásico de Ernest Hemingway. Es una narración de acontecimientos bastante simple, ordenados según transcurren con el tiempo. Nada más. Hay bastantes diálogos, así que la lectura es ágil y rápida, y tampoco voy a negar que es entretenida. Mucho más destacable es, como decía un poco antes, la cruda exposición de los horrores y el sinsentido de la guerra. Todos los personajes comparten esta visión en mayor o menor medida, pero todos hacen el posible por ocultar sus ideas al respecto y de esa manera mantenerse alineados con la posición beligerante de sus países. Por más que la realidad que experimentan sea espantosa.

Pero la guerra no es la única actividad humana que recibe un buen varapalo. El matrimonio se cuestiona en todos sus valores. Los protagonistas fingen estar casados por evitarse complicaciones, pero consideran absurdo tener que vincularse por un contrato para disfrutar del amor que se profesan. En realidad, la novela viene a ser un drama en que las buenas intenciones y la ilusiones de Herny sobre el papel del individuo en la sociedad se ven aniquiladas por la guerra y las convenciones. Desde luego vista así tiene mérito, pero no puedo ocultar que no me ha emocionado gran cosa.

26 mar 2021

Desguace americano - Bonnie Jo Campbell

Los catorce relatos que incluye Desguace americano transcurren en el Michigan rural y son protagonizados por basura blanca en la mayoría de los casos. Y a poco que sepamos al respecto, no resulta difícil imaginar por dónde van los tiros entonces: fracaso, paro, pobreza, enfermedad. Trabajos peligrosos y poco cualificados. La caza ilegal, una forma generalizada de conseguir comida. Los malos tratos, la violencia y los abusos que se experimentan desde la infancia conducen a la delincuencia, el alcohol y las drogas. Relaciones sentimentales tóxicas y perniciosas de las que no pueden salir y como alternativa, la soledad más inconsolable.

Al principio del libro he tenido unos instantes de alarma por repetición de temas, y es que ha llegado un momento en que los cuentos de paletos norteamericanos desconfiados y semianalfabetos, que padecen una desgracia tras otra, parecen constituir ya un género en sí mismo plagado de clichés. Ahí están Knockemstiff o Trilobites. Nevada tambien en parte, pues si bien los personajes no son lumpen, tiene en común el trasfondo de pasado imperfecto y futuro inaccesible. Pero en realidad es que no lo puedo evitar, no me queda otra que rendirme incondicionalmente a las historias de la clase trabajadora en las que comprobamos que a pesar de haber tenido mala suerte durante toda la vida, sigue manteniendo la esperanza y haciendo las cosas lo mejor que pueden. Bueno, casi siempre porque también hay quien pierde los papeles.

Bonnie Jo Campbell ambienta todos los relatos en una zona muy empobrecida y comparten algunos puntos de referencia comunes: un lago, una fábrica de celulosa, unos altos hornos, la ciudad/condado/río Kalamazoo. No necesita explayarse en descripciones para transmitir la desolación que provoca tanta miseria. La contaminación de las fábricas, chabolas que apenas se tienen en pie, parques de caravanas, viviendas aisladas en lo más profundo del bosque, casas quemadas por explosiones al preparar metaanfetamina, chatarra y desguaces. Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, a sus habitantes les será totalmente imposible escapar del aniquilador pozo de desdichas en que se encuentran. Y esto la autora norteamericana lo consigue con muy pocas palabras, de hecho los cuentos pocas veces superan las quice páginas y desde el punto de vista narrativo, son excelentes. Atrapan desde la primera frase hasta la última, y cada uno es capaz de soprendernos tanto por la humanidad como por la desesperación que transmiten. Ojo que también hay golpes de humor, un humor más negro que la pez, eso sí. Dramas, rencores y rencillas que se desmadran y estallan con un resultado terrible para todos los implicados. Pero de alguna forma, el desenlace encaja de manera divertida en ese vórtice de horror del que es producto, por más que al considerarlo de forma aislada sea perverso e indecente. Si todos los libros de este pseudogénero redneck son tan absorbentes y brillantes como éste, me temo que voy a seguir siendo uno de los seguidores más entusiastas del mismo durante mucho tiempo. Y para cerrar la reseña, ahí van los títulos de los relatos incluidos en este tomo:

  • La intrusa
  • El guardés
  • Mundo de gas
  • El inventor, 1972
  • Las soluciones al problema de Brian
  • La quemadura
  • Reunión familiar
  • Vida invernal
  • Belle vuelve a casa
  • En caída
  • El Desguace Americano de King Cole
  • Aviso de tormenta
  • Carburante para el milenio
  • Olor a verraco

23 mar 2021

Ir tirando - Philip K. Dick

El hijo de Roger y Virginia Lindahl tiene asma, así que deciden inscribirlo en un internado en las proximidades de Los Angeles. Según los médicos, el clima seco de las montañas en las que se situa el centro de estudios y alejarlo de la contaminación angelina, ayudarán a que mejore. Aunque la pareja también tiene otros motivos para sacar a Greeg de casa de lunes a viernes. En realidad tienen muchas diferencias y creen que es buena idea que el niño no se vea expuesto a sus constantes peleas. En la escuela contactan con Chic y Liz Bonner para organizar los viajes de ida y vuelta al colegio los viernes y los domingos, ya que sus dos hijos también están internos allí y las familias son prácticamente vecinas en L.A. Entre las dos parejas se crearán vínculos muy intensos. Por un lado, Chic se interesará por el negocio de Roger, una tienda de televisiones, y encontrará en Virginia una aliada perfecta para convencer a su marido de la necesidad de renovarla y ampliarla con la inversión extra que él está dispuesto a aportar. Por otro, entre Roger y Liz surgirá una relación mucho más carnal basada en el deseo y el sexo, que no va ayudar precisamente a que las cosas mejoren entre los Lindahl.

Todas las biografías de Philip K. Dick coinciden en su interés por trascender el mundo de la ciencia-ficción y ser conocido por sus novelas realistas al margen del género. Ir tirando es una de las pocas que se ha traducido al castellano. Aquí no vamos a encontrar humanos colonizando planetas extraterrestres, mutantes con capacidades psi o entidades omniscientes cuasi divinas. Sin embargo no resulta difícil reconocer su estilo, las temáticas e incluso algunos de sus tics habituales. No en vano en este libro se cuestionan dos de los grandes pilares de la realidad y la sociedad occidental: el matrimonio y el capitalismo. El primero se muestra como un estamento perverso que agota a los individuos al confrontarlos constantemente con sus parejas. Las grandes expectativas que desde pequeños albergamos de nuestra vida adulta y la familia que formaremos, se ven truncadas bien pronto por la convivencia, la diferencia en los caracteres y los enfoques que cada miembro de la misma quiera dar a la vida en común. Y el modelo de vida americano basado en el esfuerzo personal para lograr el triunfo económico no es más que un engaño, una pantomima que esconde un esquema mucho más básico compuesto por depredadores y víctimas: comer o ser comido. Tampoco podemos olvidarnos del crecimiento continuado, uno de los fundamentos históricos del capitalismo, cuya presencia en la trama es apabullante. De hecho el título de la novela hace referencia a la aceptación del protagonista de su situación económica, no demasiado desahogada pero que es suficiente para sus aspiraciones, algo que encaja mucho más con la percepción actual de insostenibilidad de ese modelo. Sin embargo su esposa es todo lo contrario: su ambición la mueve a ampliar el negocio, expandirlo, mejorar, crecer sin descanso.

La relación de Dick con las mujeres fue siempre complicada y sus personajes femeninos no suelen salir muy bien parados. Este título no es excepción, aunque no llega al nivel caricaturesco de alguno de sus títulos de ciencia-ficción. De todas formas es innegable que tanto Virginia como Liz son bastante insoportables. La primera: codiciosa, manipuladora, fría. La segunda: frívola, superficial, irreflexiva, hasta el punto de que el resto de personajes la tachan de estúpida varias veces. En realidad toda la acción desprende mucha amargura, un descontento que roza la desesperación. El hecho de que las dos parejas vivan a disgusto con sus respectivos cónyuges genera un sufrimiento constante que el escritor estadounidense sabe transmitir con gran veracidad. Podríamos decir que cada uno canaliza su frustración para provocar la ruptura, que cada pareja abordará de manera diferente. Aunque me ha resultado fácil de leer y entretenida, tengo que reconocer que no destaca por nada especial. Por desgracia plantea cuestiones que otros autores han sabido resolver con mucho más tino y originalidad. Con la de veces que me he topado con un Dick incontenible en sus obras de ciencia-ficción, en ésta no solo está comedido, sino algo insustancial además.

20 mar 2021

Relatos sombríos - Edith Nesbit

Más cuentos victorianos de terror, esta vez a cargo de Edith Nesbit, que según nos aclaran en un breve prólogo que los antecede, es más conocida por sus relatos infantiles. En estas píldoras de horror nos encontramos con un formato muy, muy parecido al que veíamos hace apenas un mes en El carruaje fantasma y otras historias sobrenaturales, de Amelia B. Edwards: el narrador(a) nos relata en primera persona unos hechos sobrenaturales en los cuales participó en mayor o menor medida. Unas veces es el propio protagonista, otras un familiar o amigo que se vio implicado en los sucesos. El relato toma así forma de confesión que comienza siempre con una disculpa por la más que probable torpeza en la redacción de la misma, pues nuestro humilde narrador no se dedica a la escritura. También encontraremos con que el final, bastante previsible en todos los casos, se irá haciendo cada vez más evidente a medida que se acumulan los acontecimientos página tras página, con frases finales que fueron escritas con el ánimo de resultar escalofriantes, pero que al lector contemporáneo van a resultar más bien entrañables. Los títulos incluídos en Relatos sombríos son:

  • La estatua de mármol
  • Desde el reino de los muertos
  • La tercera sustancia
  • La boda de John Charrington
  • La sombra
  • Los cinco sentidos
  • El marco de ébano
  • En la oscuridad
  • El coche violeta
Los temas tratados suelen ser los del gusto de la época: fantasmas, apariciones, maldiciones, espíritus que vuelve de entre los muertos. Hay eso sí enfoques algo más originales, que abarcan desde introducción de elementos de la ciencia y la tecnología ('La tercera sustancia', 'Los cinco sentidos', 'El coche violeta') o aspectos propios de la sociedad victoriana, como el vegetarianismo o el rechazo a la vivisección ('Los cinco sentidos', 'En la oscuridad'), que no son siempre presentados como positivos. En definitiva una lectura sencilla y ligera, muy interesante desde el punto de vista histórico y de evolución del género. No creo en ningún caso que los contenidos sorprendan a ningún aficionado.

17 mar 2021

Boquitas pintadas - Manuel Puig

Nené está casada, tiene dos hijos y vive en Buenos Aires. En abril de 1947 se entera por una gaceta local de que su gran amor, Juan Carlos, ha fallecido tras una larga enfermedad. Su noviazgo acabó unos diez años atrás, cuando ella era una jovencita de apenas veinte años y todavía residía en la localidad de Coronel Vallejos. La relación entre ambos no terminó de buenas maneras, ya que el diagnóstico de tuberculosis en el joven la enturbió hasta provocar la ruptura. Esta triste noticia le hace replantearse su vida, de la que no está muy satisfecha. Decide entonces escribir a Doña Leonor, la madre de Juan Carlos, para darle el pésame y ofrecerle su amistad, a pesar de que tanto ella como Celina, hermana del difunto, le retiraron la palabra cuando la pareja rompió.

Detrás de una trama propia de culebrón, Boquitas pintadas se nos presenta como un impagable retrato de miserias y debilidades humanas provocadas por la pasión, el deseo y los celos. Manuel Puig compone una historia repleta de patetismo donde la búsqueda de la felicidad a través de las convenciones sociales se ve frustrada por la propia rigidez de las mismas. El matrimonio se nos presenta como el fin único de la existencia de la mujer, pero las expectativas que crea son tan grandes que nunca podrán cumplirse. Para los hombres las cosas no son tan complicadas pero también tienen un papel adjudicado en esta farsa, el cual difícilmente es compatible con su naturaleza. Los fracasos, las decepciones y los desengaños se acumularán en los caracteres de unas y otros hasta agriarlos. Se generará  tanto rencor, odio y resentimiento que será imposible contenerlos, estallando con resultados nefastos para todos.

Puig emplea una gran variedad de estilos en la novela, entre los que destaca por encima de todos el epistolar. También hay crónicas periodísticas, informes oficiales de carácter administrativo, actas policiales, extractos de agendas, y por supuesto narración pura y dura. De esta manera la obra se compone como un mosaico muy original de diferentes tipos de textos. Como elementos un poco fuera de lo habitual, en algunos diálogos cargados de tensión incorpora los pensamientos de los participantes, que por lo general contradicen completamente las palabras amables y educadas que pronuncian. También adapta el registro de las cartas a la cultura de quien las redacta, de tal forma que algunas están plagadas de faltas de ortografía. Por último, hay algunas escenas oníricas que en mi opinión no están muy logradas, aunque no creo que sean más de tres y tienen poco efecto en el resultado final.

No voy a ocultar que tuve mis dudas durante los primeros capítulos. El comienzo hace pensar que estamos ante un melodrama barato de tinte folletinesco, pero por suerte esa impresión desaparece bien rápido. El autor argentino no tarda en mostrarnos la basura de todos los personajes, la mezquindad que ocultan y poco después el tufo a putrefacción impregna las páginas. Y algo así suele ser garantía de éxito en este blog. Además el final está muy bien orquestado, pues nos permite terminar la lectura con una sensación de completitud de la historia digna de elogio. Vamos que me ha encantado..

14 mar 2021

Amatka - Karin Tidbeck

No hay premeditación alguna, pero desde que empezó 2021 es un hecho que una vez al mes las cosas se conducen de tal manera que me veo escribiendo una reseña especialmente larga, la cual, por intentar ordenar, prefiero redactar con apartados. Aquí va la de marzo.

I. Preliminares
Hubo un tiempo en que el aficionado a la ciencia-ficción lo tenía muy fácil y muy claro cuando se trataba de distopías. 1984, Un mundo feliz y Fahrenheit 451 eran las referencias canónicas que existían en el subconsciente colectivo como arquetipos de este subgénero. De esa manera era fácil reconocer que La fuga de Logan y Edicto Siglo XXI: Prohibido tener hijos también lo eran. Pero las cosas han cambiado mucho desde aquel entonces. Entre finales de los 1990s y principios de los 2000s, el término distopía ha perdido su significado original, que se ha difuminado y desvirtuado hasta límites insospechados. Con la proliferación de medios culturales digitales y blogs, a fecha de hoy se califica de distopía a cualquier obra de ficción que transcurra en un futuro no muy lejano, independientemente de cual sea la realidad humana en ese contexto que se anticipa. Hay quien incluso considera que ni siquiera es necesario que una obra sea de ciencia-ficción para etiquetarla como distopía. Caso especial lo tenemos en lo que anteriormente se definía como ciencia-ficción post-apocalíptica, que ha pasado a ser denominada sistemáticamente distopía, o en el mejor de los casos distopía post-apocalíptica. La serie original de películas de Mad-Max se catalogó en los 1970s y 1980s como lo que es: ciencia-ficción post-apocalíptica. Sin embargo a la superproducción de 2015 Mad Max: Furia en la carretera, esa etiqueta se le quedaba pequeña y en muchos medios catalogó como distopía. Y a nadie chistó. Otro tanto pasó con La carretera: Google me devuelve 58.300 entradas si añado "distopía" al título y menos de la mitad, 27.800, si lo sustituyo por "apocalíptica".

A partir de ahí y una vez abierta la veda, no hay límites a los tipos de distopías que existen si falta el criterio. Hay artículos y reseñas que hablan de distopías totalitarias (adjetivo muy necesario para no confundirla con las popularísimas distopías democráticas o las libertarias), distopías juveniles, distopías románticas de viajes en el tiempo (???), e incluso rizando el rizo, distopías utópicas, que es el supuesto género de Amatka según leemos en la entrada de Karin Tidbeck en la Wikipedia en español.

II. Distopía clásica.
Ante este desbarajuste, creo que es necesario empezar a hablar de distopías clásicas para poner un poco de orden en este sindiós. ¿Y qué sería una distopía clásica, entonces? En su post El género distópico (a vueltas con la distopía), Rescepto hacía a mediados de 2015 un breve pero en mi opinión certero análisis de la distopía, definiéndola como evolución de la utopía, que la precedió históricamente, y en contraposición a ella:
«[...] aunque desde un punto de vista etimológico “distopía” sería cualquier descripción de una sociedad indeseable, su fuerte asociación con su hermana mayor, la utopía, añade algunos requisitos a la caracterización, no por vagos menos importantes. Así, en general, se espera que la situación descrita haya evolucionado (negativamente) a impulso de condicionantes principalmente sociales (políticos, económicos, filosóficos…) o cuando menos por influencia directa (y prevenible) del ser humano (dando lugar, por ejemplo, a distopías de corte ecológico).»
Sin embargo la preeminencia en el género de las tres grandes distopías del S.XX que he mencionado al principio del post, suma una condición más extra para catalogar una obra como distopía clásica:
«[1984, Un mundo feliz y Farenheit 451] han influido en el género, hasta el punto de añadir, de forma oficiosa aunque muy extendida, un nuevo requisito a la etiqueta de distopía: que aquellos que la sufren no sean conscientes de ello y crean mayoritariamente habitar el mejor mundo posible (o, en otras palabras, que se asemejen a un utopía).»
No podría estar más de acuerdo con este influente blogger y autor. Por tanto, sobre este marco de referencia en torno a lo que podemos enterder como una distopía clásica, pasemos por fin al libro que me ocupa hoy.

III. La trama.
Los orígenes de la colonia se han perdido con el tiempo. Se habla de una pionera que halló un túnel al final de cual estaba el mundo que ahora habitan los humanos. Se fundaron cinco ciudades, cada una de las cuales tenía una función específica: cultivo de alimentos, extracción de recursos, administración, etc. Pero una de ellas se destruyó en un gran incendio. Aunque eso es algo que ya apenas se menciona. En realidad hay muchas cosas de las que no se debe hablar de cara a garantizar la estabilidad y la existencia del este nuevo asentamiento humano. Y muchas cosas que es necesario nombrar constantemente para que no pierdan su esencia. Brilars Vanja Dos viaja a la ciudad de Amatka para realizar un estudio de mercado. El objetivo del mismo es conocer las necesidades de productos higiénicos de sus habitantes. Algo a todas luces innecesario porque todas las ciudades se autoabastecen de ellos. Una vez instalada en la vivienda compartida que le ha sido asignada, entablará amistad con sus ocupantes. Una de ellas es Sarols Ulla Tres, una médica jubilada que aparentemente sufre cierto grado de senilidad. Ulla le dará a conocer la obra de una de las pocas poetas que han existido y aún se permiten en las bibliotecas: Berols Anna. La poeta estaba entre los cien habitantes de Amatka que perecieron en el incendio de un centro comunal unos veinte años atrás. Aunque también se dice que en realidad el incendio fue una tapadera, y que esas cien personas no murieron, sino que se marcharon a fundar su propia colonia. Pero de eso tampoco se puede hablar so pena de ser denunciado a las autoridades.

IV. La obra.
Amatka es una de las novelas de ciencia-ficción más asombrosas que he leído en muchos años. La colección de cuentos que leí hace apenas dos meses ya dejaban ver que Karin Tidbeck tenía talento, pero nada me hacía imaginar que me iba a topar con una historia tan fascinante. En mi opinión estamos ante un texto que se adscribe a la perfección a la distopía clásica: una sociedad a la que se ha llegado tras una evolución indeterminada, un gobierno totalitario que limita las libertades en aras de la armonía de la sociedad, la historia se reescribe a conveniencia del poder, el lenguaje se remodela y se adapta a las funciones designadas por el poder, colectivización de la sociedad, aceptación de esa existencia como la mejor posible por parte de los ciudadanos, purgas de los elementos críticos, etc. Sobre esta base, la autora sueca aporta una interesantísima capa de análisis y modelado lingüístico de la realidad como elemento clave, algo que no es nuevo en la ciencia-ficción pero que yo nunca había visto bajo ese prisma hasta este momento.

Tidbeck es extremandamente sutil a la hora de avanzar en la trama. Desde casi la primera página se deja entrever que se ha gestado una gran mentira en este nuevo planeta. El misterio sobrevuela toda la narración y las claves para entender lo que ocurre se nos van desvelando con cuentagotas. Poco a poco las prohibiciones y limitaciones en las libertades hacen que vayamos confirmando nuestras impresiones. El gran mérito de la escritora es hacerlo con un ritmo extremadamente pausado, coherente con la prudencia necesaria para que los protagonistas no sufran la represión del estado. Hay una brizna de esperanza en cada acción que emprenden, pero también hay toneladas de miedo, desconfianza, traiciones, engaños, desesperación, muerte. En fin, lo que un aficionado al género espera de una distopía clásica.

V. El desenlace.
Un acierto más, sin duda, es ese final agridulce. Estamos acostumbrados a que las distopías clásicas terminen imponiendo un final penoso para los protagonistas. No hay solución posible, no hay escapatoria. La única alternativa posible a la vida tal y como se entiende en una distopía es, lógicamente, la muerte. Algo que me ha hecho disfrutar siempre. Tidbeck deja abierta una puerta al optimismo, pero para ello deja un rastro de desolación que te hace que te cuestiones si merecía la pena. En resumen, una novela magnífica. Y además, es una distopía (clásica) con todas las de la ley.

11 mar 2021

Escupiré sobre vuestra tumba - Boris Vian

Lee Anderson es negro, pero nadie lo sospecharía ni por sus rasgos ni por el color de su piel. Se ha librado por tanto de sufrir el racismo endémico de los Estados Unidos. Pero sus hermanos no han tenido tanta suerte. A uno lo mataron por haber empezado una relación con una chica blanca. Al otro le dieron una buena paliza por defender los pocos derechos civiles con que los negros contaban a mediados de los 1940s. Así que Lee planea una venganza por todo lo alto, apuntando a donde más duele a los blancos: sus hijas.

Escupiré sobre vuestra tumba es una novela repleta de violencia y sexo. La trama es bastante simple, directa y cruda, al igual que el estilo empleado por Boris Vian. Frases simples, muy descriptivas, tremendamente explícitas a nivel sexual. Podríamos decir que se limita a enumerar las acciones que el protagonista emprenderá en su tour de force. En ese plan depravado y homicida con que se propone devolver a la sociedad blanca todas las humillaciones y vejaciones que su familia ha tenido que soportar. La narración escandalizó a Francia cuando se publicó en 1946 y la verdad es que no me sorprende. No es solo que los detalles de los encuentros sexuales puedan definirse como pornográficos. Es que además Vian hace un despliegue de abusos y perversiones que aún hoy día resulta duro de leer.

La novela se lee en un par de sentadas máximo. Tiene un aire innegable a ficción pulp con todo lo que eso significa: argumento sencillo y desarrollo previsible, a los que se suman unas ganas incontenibles de provocar y epatar (aunque sea haciéndonos torcer el gesto). Entretiene y hace pasar el rato. Poco más.

8 mar 2021

Iluminada - Mary Karr

La infancia de Mary Karr no fue nada fácil. Su madre era alcohólica y bastante inestable psicológicamente -por no decir una desquiciada, que probablemente sea una definición mucho más acertada-. Hizo algunas barbaridades, cosas terribles, pero terribles de verdad, que dejaron a Mary y su hermana marcadas psicológicamente. Traumatizadas. Pero las dos siguieron con su vida. Iluminada son las memorias de la autora. El relato de su vida de adulta, más o menos desde el momento en que empieza la universidad. Como suele pasar en los casos de infancias tan desastrosas, Karr repite muchos de los errores de su madre, aunque con algunas variaciones. La muestra más evidente y más terrible es que ella misma se vuelve una alcohólica. A pesar del horror en que convierte su vida, la narración de la misma es uno de los libros más fascinantes que he leído en los últimos años.

Con una honestidad y un buen humor que ya lo quisiéramos para nosotros muchos con una biografía que en comparación es un camino de rosas, Karr despliega una prosa imparable y sencilla que explora su vida sin miramientos y sin ocultar nada más que los nombres de aquellos que no han autorizado su presencia en esas páginas. Se desnuda ante nosotros en una suerte de terapia/confesión de evidentes propiedades terapéuticas. También es un poco bruta a veces, algo que parece ser habitual en los nacidos en Texas. Pero si por algo se caracteriza este libro es por lo divertido que es. Ya sé que decir algo así después de haber mencionado traumas infantiles y alcoholismo resulta contradictorio. Pero lo cierto es que la escritora norteamericana logra enfocar y relatar con muchísima gracia una historia que es, a todas luces, atroz. Fracasos, inseguridades, miedos, frustraciones, autodestrucción, adicciones, muerte,... todo lo cuenta con un desparpajo y un salero tal que no te puedes quitar la sonrisa de los labios en ningún momento. Su inteligencia y buenas artes le permiten componer un texto desmadrado que te inunda de buenas sensaciones (asombro y admiración ante el despliegue de talento del que somos testigos, por ejemplo), por más que lo que cuenta son desgracias. Sé que resulta difícil de creer pero es así. Ya sea en un accidente de coche producto de la borrachera o ingresando voluntariamente un hospital psiquiátrico, Karr no solo consigue que el drama resulte cautivador, sino además divertidísimo. Y eso es algo que no se ve todos los días.

La única pega que puedo poner al libro está relacionada con la conversión al catolicismo de la autora una vez consigue encauzar su vida. Me ha parecido la parte más cargante de las memorias. Pero no porque sea más aburrida o menos creíble. En realidad encaja perfectamente en su historia personal y tiene la misma pasión e interés que el resto. El problema radica en que todo lo que nos cuenta acerca de esa religión está tan alejado de mi experiencia personal con la misma que me resulta inconcebible. De todas formas no quiero entrar en más detalles sobre lo que se desarrolla en las casi seiscientas páginas de este volumen. Sí debo decir que saben a poco, pero por suerte hay dos tomos más: su infancia se relata en El club de los mentirosos y su adolescencia en La flor. De haber sabido que estaba ante una escritora y unos libros tan maravillosos habría empezado por el primero. Pero aunque sea en orden inverso, tengo por seguro que los leeré más pronto que tarde.

5 mar 2021

Réquiem por un sueño - Hubert Selby Jr.

Harry Goldfarb y su amigo Tyrone C. Love están desvalijando a Sara, la madre del primero. Le están quitando la tele para llevarla a una casa de empeños y sacar uno dólares con los que pagarse una dosis de heroína. Estamos en Nueva York a mediados de los 1970s y la pareja de yonkis está cansada de ir al día para conseguir los picos. Así que planean trabajar hasta sacar la pasta suficiente para hacerse con una cierta cantidad de droga que les permita, a su vez, distribuirla. Harry ha tenido la idea al comprobar la pureza del material que circula por la ciudad. Así pues, podrán cortarla, reservar para meterse y hacer dinero para seguir traficando. Eso sí, su intención es permanecer en el negocio sólo hasta conseguir lo justo para poder montar un café para artistas. Mientras tanto, Sara va a recuperar la television. No es la primera vez que su hijo se la roba, pero poco rato después la vuelve a tener en casa gracias al buen corazón del dueño del casa de empeños. Ver la tele es su único entretenimiento desde que su marido murió y su hijo se marchó de casa. Así que imaginaos su alegría cuando recibe una llamada telefónica informándole de que ha sido preseleccionada para participar en un concurso. Su excitación es tal que decide ponerse a dieta para estar guapa y presentable el día que acuda al plató.

El comienzo de Réquiem por un sueño no puede ser más demoledor. La violencia, la despesperación y la brutalidad que desprenden las primeras páginas, con esa pobre mujer amezada por su propio hijo, es sin duda uno de los inicios más asoladores que he leído últimamente. Al igual que hiciera en Ultima salida para Brooklyn, Hubert Selby Jr. vuelve a componer una historia repleta de dolor, depravación y degradación. No es que sea un plato muy agradable pero genera una atracción morbosa que es muy difícil de resistir.

Los dos hilos argumentales a los que asistimos nos muestran los extremos a que puede llegar el ser humano en circunstancias difíciles: envilecimiento por un lado, desolación por el otro. Selby no nos ahorra ni un detalle escabroso en la descripción de pozo de inmundicia en que se zambullen los heroinómanos. Las fantasías megalómanas de control sobre la adicción, aniquiladas en pocos meses cuando pasan a deambular sin otro objetivo que pillar una dosis. Los miserables engaños y argucias con que irán alejándose del resto de chusma a quienes unas semanas antes consideraban amigos. La facilidad con que el mono relaja los principios morales para aceptar la prostitución como una vía válida para poder chutarse. Por otro lado tenemos a Sara, que abandonada y solitaria se entrega a ensueños vanidosos para acaparar la atención que nunca ha merecido. Su obsesión por adelgazar la llevarán a convertirse en una adicta a las anfetaminas, poniendo su salud física y mental en peligro. Y no olvidemos tampoco el escenario en que transcurre la acción: Fear City. Un Nueva York a mediados de los 1970s tomado por la delincuencia y la pobreza. Criminales, traficantes y drogadictos campando a sus anchas en una ciudad devastada y con barrios enteros derruídos. De todas formas no todo es horror en esta narración. Casi todo, sin duda, pero aun así el autor norteamericano tiene la habilidad y genialidad de darnos un respiro y regalarnos un poco de esperanza, bondad y amor. En ciertos momentos casi podemos saborear la ilusión de los protagonistas por vivir y salir del agujero en que se encuentran, por más que al final acaben cubiertos de toneladas de basura.

El estilo de Selby es muy próximo al hilo de conciencia. El narrador tiene un registro crudo y despiadado, en el que abunda la jerga propia de delincuentes y yonkis. Van enfocando a cada uno de los personajes y cediéndoles la palabra, ya sea para entrar en sus pensamientos o iniciar diálogos. Por cierto que no hay guiones ni puntos y aparte para separar a los participantes de los mismos. Sus frases se van encadenando una tras otra. Y resulta sorprendente lo fácilmente que te sincronizas con ellos, de tal forma que en todo momento sabemos quién tiene la voz de entre todos los personajes. Sin necesidad de que haya que mencionar sus nombres a cada poco.

En definitiva el autor norteamericano no da tregua. Ni a sus personajes ni a los lectores que se atreven con su libro. Y por si eso no fuera bastante, después de arrastrarnos a todos por la mierda más abyecta, no muestra ni un ápice de piedad y remata con uno de los finales más amargos que he leído nunca. Lo cual no es óbice para que reconocer que la novela es maravillosa y tremendamente adictiva. Y mira que me sabe mal emplear ese último adjetivo en esta ocasión..

2 mar 2021

Nevada - Claire Vaye Watkins

A través de una entrevista que le hizo Kiko Amat en El Periódico, me entero de que Claire Vaye Watkins empezó a escribir los relatos cortos que se incluyen en Nevada con veintidós años. Si lo llego a saber, no me acerco ni a cinco kilómetros. Ya me enfrentaba al libro cargado de prejuicios porque este volumen se publicó en 2012, cuando ella se acercaba a los treinta (nació en 1984). Pensaba que sin duda iba a ser otro hype más, como tantos y tantos nos venden los medios culturales. Otra autora joven que no nos debemos perder. Y poco importan los premios en EEUU, que los tiene. La mayoría de las veces eso no quiere decir nada. Total que preveía un bluf de la siguiente promesa menor de treinta que viene a romper el aburrido panorama literario con un volumen que ha cosechado elogios de autores consagrados bla, bla, bla. ¡A mí me la van a dar, ja! Pues nada de eso, otra gran pifia que acumular a mi largo historial. Por suerte para mí, no podía estar más equivocado. Porque los diez cuentos que incluye son diez piezas breves de realismo crudo que a pesar de insuflar un desánimo devastador en el lector, refleja a la perfección la realidad más oscura del sueño americano, ése que ni es feliz ni termina bien. Os dejo los títulos a continuación:

  • Fantasmas, cowboys
  • Lo que menos falta nos hace
  • Rondine al nido
  • Pasado perfecto, pasado continuo, pasado simple
  • Ojalá estuvieras aquí
  • Carabela portuguesa
  • La archivista
  • Las excavaciones
  • Virginia City
  • Graceland
La prosa de Watkins es impecable, certera y se reduce a lo esencial. Cero florituras, cero afectación, cero postureo narrativo. Las frases y palabras que elige son siempre necesarias y cruciales para la comprensión de la historia y no una simple exhibición de erudición y dominio de técnicas literarias, algo que por desgracia suele ser habitual en los escritores jóvenes y/o primerizos. ¡Y qué decir de los personajes! Una galería maravillosa que abarca todo el rango imaginable de gente abocada al fracaso, personas a quienes la vida les ha dado pocas o ninguna opción para alcanzar la felicidad. Casi no creen en sí mismas, mucho menos en los demás. Matrimonios jóvenes o mujeres solteras que de pronto se enfrentan a un bebé; relaciones paterno-filiales difíciles (un filón eterno para la buena literatura); ancianos que viven en soledad; adolescentes violadas por familiares; mineros en plena fiebre del oro sin expectativas de éxito en su empresa; prostitutas que se aprovechan de turistas jóvenes e ingenuos. Y además está ese otro personaje silente, pero severo, inclemente: Nevada. Casi todos los cuentos transcurren en diferentes localizaciones de dicho estado: el desierto de Black Rock, Las Vegas, Virginia City, Reno. Podríamos decir que sus características geomorfológicas o socioeconómicas moldean a los protagonistas.

Resumiendo, el libro es una auténtica maravilla y prueba palpable del gran talento de esta escritora. No voy a negar que he quedado impactado por la madurez que reflejan sus textos. No sé si tendrá algo que ver, pero quizás el hecho de ser hija de uno de los miembros de la Familia Manson puede haber influido en esa manera tan aguda y descarnada de ver la realidad. Un acontecimiento de ese calibre no puede dejarte indiferente una vez que lo procesas. Tiene que tener algún tipo de efecto. Y si esto es lo primero que ha escrito, ¿qué no nos puede deparar en el futuro?
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