31 oct 2020

La conspiración contra la especie humana - Thomas Ligotti

La primera sensación que me transmitió la lectura de La conspiración contra la especie humana fue la de alivio. Un tremendo alivio al saber que no soy el único que cree que la vida no es un regalo maravilloso, y que nuestra existencia en este planeta, salvo por momentos muy puntuales, se mueve en un rango de sentimientos perniciosos que abarcan desde el tedio a la desesperación. Naturalmente Thomas Ligotti comparte grosso modo esta forma de ver las cosas. Para desarrollar su ideario toma como punto de partida el trabajo de un oscuro filósofo pesimista y antinatalista noruego llamado Peter Wessel Zapffe. Como su olvido hace sospechar, las obras de Zapffe pasaron sin pena ni gloria por el mundo académico, no digamos ya el público general. Algo que no es de extrañar, pues incluso el pesimista más convencido comprende que un individuo que para eliminar el sufrimiento del ser humano propone la extinción voluntaria de nuestra especie mediante el sencillo acto de dejar de tener hijos, no va a ser tomado demasiado en serio por la corriente mayoritaria de pensamiento. Poco importa que su razonamiento sea imbatible desde un punto de vista filosófico.

Ligotti también incluye en este ensayo a otros pensadores que se han alineado con esta forma de entender la realidad última del ser humano. Entre ellos hay nombres que son fácilmente reconocibles (Arthur Schopenhauer, Miguel de Unamuno, Friedrich Nietzsche) y otros que no tanto (Joshua Foa Dienstag, William R. Brashear). Unos y otros se encuandran sin embargo en lo que el autor norteamericano denomina pesimismo heroico: por más que todos ellos reconocen la futilidad y la inutilidad de la existencia del hombre, no pueden evitar proponer la resistencia a dicho pensamiento como única salida digna.

También se expone en este trabajo la influencia del pensamiento pesimista en cierta literatura fantástica y de terror, uno de cuyos mayores exponentes es H. P. Lovecraft. La idea de "marioneta humana" que sobrevuela todo el tomo, y con la cual se quiere demoler la idea de libre albedrío manejada por los optimistas, encaja a la perfección dentro de la obra del creador de los Mitos de Cthulhu, con esos dioses primigenios procedentes del espacio exterior que viven totalmente al margen de las preocupaciones de los seres humanos. El vacío, el infinito y la tanatofobia que tanto horror provocan en el optimista medio, suponen uno de los mayores atractivos y fuentes de inspiración para todos estos autores de literatura de terror. Pero el pesimismo no es exclusivo del género fantástico y de terror. Ahí tenemos por ejemplo a Horace McCoy, un autor sobre cuya obra, enmarcada en el realismo más crudo, se hace también una aproximación. 

A pesar de que actualmente me alineo al 100% con el pesimismo filosófico (versión Zapffe, esto es, deberíamos desaparecer de la escena vía antinatalismo), he de reconocer que no siempre he sido así. Creo que fue Michel Houllebecq quien dijo en uno de sus libros poco más o menos que llegada cierta edad, la suma de recompensas que obtenemos por estar vivos queda muy por debajo de la suma de incomodidades que nos acarrea. Mi aproximación al pesimismo ha sido un poco ésa. Antes de despertar a este enfoque tampoco es que me considerase optimista, sino que simplemente no tenía las herramientas para ni tan siquiera plantearme que se puede cuestionar el mensaje oficial y ver la realidad desde otra óptica. Así pues, este libro ha supuesto para mí una suerte de epifanía pesimista. Una comunión con un pensamiento minoritario que evidentemente, en aras de mantener el statu quo global, se ha ninguneado e invisibilizado. De todas formas, no por ser pesimista, la lectura resulta fácil y agradable. Un análisis tan exhaustivo, formal y documentado del sinsentido que supone estar vivo no resulta agradable para nadie, ya compartas esa idea o no. A pesar de que hay toques de humor negro muy apropiados al tema que se trata, hay que reconocer que Ligotti resulta un poco cansino repitiendo una y otra vez las mismas ideas a lo largo del libro. De todas formas, como ya indiqué nada más al empezar el post, creo que se trata de una ensayo interesantísimo que a mí me ha servido para liberarme de esa dosis de angustia que siempre me ha provocado tener tan claro que la vida dista mucho, pero mucho, de ser un jardín de rosas.

28 oct 2020

Distancia de rescate - Samanta Schweblin

Amanda está veraneando en el campo con su hija Nina, que tendrá unos 6-7 años. Como su marido vendrá más adelante, entabla una de esas breves amistades tan propias de las vacaciones con Carla, una de sus vecinas originaria del pueblo donde se han ido a descansar y desconectar. Apenas llevan unos días de conocerse cuando Carla le confiesa que pasa algo muy raro con David, su hijo. El pequeño sufrió un envenenamiento que habría  resultado mortal debido al aislamiento y falta de servicios médicos de la zona en la que se encuentran. Pero ella se lo confió a la curandera que vive en la casa verde. Y aunque el niño sobrevivió, la experiencia lo ha cambiado hasta el punto de que ella no puede ya considerarlo su hijo.

Distancia de rescate es una novela corta de terror que inquieta y desasosiega desde la primera página. Con un estilo ágil y rápido, basado principalmente en díalogos, Samanta Schweblin nos narra la inesperada entrada en una dimensión del horror que la protagonista nunca habría pensado posible. Para ello juega a partes iguales con lo cotidiano, lo sobrenatural y la culpa. Estos tres elementos se mezclan de manera impecable, destrozando el paisaje idílido de unas vacaciones mediante un desastre claustrofóbico que no por previsible, resulta menos implacable. La escritora argentina introduce elementos inexplicables para sacar la narración de la normalidad euclidiana a la que estamos acostumbrados, generando imágenes y escenas súper perturbadoras sin más que proporcionar características insólitas a los fundamentos de nuestro día a día. El resultado es espeluznante, pavoroso. Pero también digno de admiración.

Aun así, como si tanto ingenio puesto al servicio del horror y la perversidad no fuera suficiente para rendirse ante el saber hacer de Schweblin, la autora apenas proporciona la información mínimamente imprescindible para que intuyamos qué está ocurriendo, obligando por tanto al lector a forjar su propia interpretación entresacando datos de todo aquello a lo que se ha enfrentado, generando el espanto por sí mismo. Son apenas 120 páginas que se leen en una sentada. Normalmente me quejaría de que saben a poco, pero en esta ocasión se agradece la brevedad de cara a mantener la cordura. No he leído nada tan impactante y que deje tan mal cuerpo en mucho tiempo. Recomendadísimo, pero no para antes de acostarse.

25 oct 2020

La guerra de los dos mil años - Francisco García Pavón

Es difícil definir qué tipo de artefacto narrativo es La guerra de los dos mil años. En una primera opción tendríamos una novela compuesta de capítulos breves que comparten la temática fantástica (en el sentido más amplio), y un par de personajes comunes: el narrador, una voz masculina cuyo nombre no se revela, y su pareja, una mujer a quien solo se menciona con el pronombre 'ella'. La segunda opción consiste en verla como un conjunto de veinte relatos cortos que se pueden leer indepedientemente y que constituyen una crítica al orden político y social de la España de la dictadura de Franco. ¿Por cuál decidirse? Lo cierto es que ambos enfoques son posibles simultáneamente, de hecho algunos capítulos sueltos han sido incluídos en antologías sobre el relato fantástico español del S. XX. Sin embargo yo diría que esa cohesión en torno al tema central y el hilo conductor que supone el viaje que emprenden el narrador y su pareja inclinan la balanza hacia el primero.

En cualquier caso se trata de una narración de lo más sorprendente e innovador. Francisco García Pavón expone las vergüenzas del régimen de Franco y de la sociedad en general a través de unos textos con una innegable componente experimental y rebosantes de alegorías. Se trata de historias en que lo onírico, lo surrealista y lo absurdo surgen a partir de tramas donde lo fantástico proporciona el sustrato perfecto para transmitir ideas sin exponerse al aparato (anti)cultural del régimen. Esto sin duda ayudaría a que esta publicación sorteara la censura en 1967, pero no hace falta ser muy avispado para leer entre líneas y detectar una denuncia implacable al franquismo, al modelo de familia y sociedad que impuso, a los países que miraban a otro lado ante sus tropelías, a la España de pandereta (toros, flamenco), al consumismo, a la imposición del castellano como lengua única, etc. De todas formas no todos los relatos tienen una lectura fácil. Los hay que no dan muchas pistas de su intención, pero bueno ya estoy curtido con los cut-ups de Burroughs o el Ballard más inclasificable. Todo lo cual no es óbice para que resulte extraordinario, tanto por su originalidad como por su capacidad para inquietar y provocar la reflexión.

21 oct 2020

El hechizo de Elsie - Patricia Highsmith

Elsie Tyler tiene veinte años y se acaba de fugar de su pueblo para instarlarse en New York dispuesta a comérselo. Es muy guapa, atractiva y simpática, así que cae bien a todo el mundo. Ralph Linderman es un cincuentón soltero y bastante latoso que se ha enamorado de ella sin ser verdaderamente consciente de ello. Adopta una actitud protectora y paternalista con la joven, que no sabe como librarse de él y de sus sermones puritanos. Un día Ralph se encuentra una cartera en la calle, que pertenece a Jack Sutherland, un ilustrador de unos 30 años. Jack vive también en el barrio con su mujer Natalia y la hija de ambos, son de clase acomodada y muy liberales en las cuestiones sentimentales. Una tarde el ilustrador entra a tomarse un café en la cafetería donde Elsie trabaja de camarera y como ha pasado con todo el mundo, se quedará prendado de su belleza y simpatía. Entablarán amistad y la introducirá en su círculo de amigos, lo cual va a proporcionar a la chica muchas oportunidades de cumplir sus objetivos de triunfar en la gran manzana.

Siempre he sido muy fan de Patricia Highsmith. En su faceta de cuentista he tenido algunos desencuentros, pero leer una de sus sus novelas era garantía de enfrentarme a una historia turbia poblada de gente perturbada disfrazada de tu vecino de al lado. Ese tan simpático del perro, el que siempre te saluda en el rellano, pero que más tarde se descubrirá como un asesino. Pues bien, en El hechizo de Elsie no hay nada de eso. A ver, sí que hay alguien que muere, un par de personas para ser más exactos y sobre las cuales volveré unos párrafos más abajo. Pero el peso de la acción se aleja diametralmente de los thrillers inquietantes a que me tenía acostumbrado. Esas tramas desasosegantes donde un individuo aparentemente normal, incluso anodino, se transforma en un asesino sin escrúpulos capaz de seguir con su vida normal tras descuartizar al frutero porque se ha hartado de que le colase siempre un par de piezas demasiado maduras que no tiene más remedio que tirar a la basura al llegar a casa.

En realidad se podría decir que estamos ante una novela de aprendizaje con un desenlace amargo para todos los implicados. La narración oscila entre Ralph y Jack para mostrarnos las diferentes formas de ver la situación por la que está pasando Elsie. Dos enfoques diametralmente opuestos: el reaccionario y desconfiado por un lado, procedente de la madurez y la experiencia, y el progresista e ingenuo de quienes por su juventud y extracción social todavía no han recibido suficientes embates de la vida. No sé muy bien cuál es la intención de la novela, pero lo cierto es que desprende un cierto olor a algo que yo situaría entre la moralina sutil y la advertencia bienintencionada. No seré yo quien le quite la razón a Highsmith en lo que cuenta, es más que evidente que algunas lecciones que nos da la vida son irreversibles y se cobran un precio definitivo. Fuera cual fuese el propósito final de la historia, a mí personalmente no me ha dicho gran cosa. Gente joven y guapa que se quiere comer el mundo y se da cuenta a las malas de que el mundo se nos termina comiendo a todos. Das una patada en el suelo cualquier día de la semana y salen cien.

De todas formas hay cosas muy interesantes en esta obra de Highsmith. Para empezar, Jack y Natalia son poliamorosos. No se usa ese término porque la novela data de 1986 y poly-amorous (poliamoroso) se empleó por primera vez en 1990 (Wikipedia mediante). Son una pareja joven casada pero con convivencia intermitente. Por diferentes motivos irrelevantes para esta cuestión, ambos saben que no pueden reproducir un modelo de familia tradicional basado en una vida en común 365 días al año. También es que se lo pueden permitir porque tienen dinero, pero de cara a explicar este enfoque de las relaciones de pareja no es un factor determinante. Así pues, ambos respetan esa necesidad de tener sus espacios privados (incluso con sexo) con personas a las que quieren y cuya presencia no quieren imponer al otro. En realidad es más bien Natalia quien marca el ritmo en este sentido, pero Jack lo entiende, respeta y acepta, actuando en consecuencia sin dejarse llevar por celos irracionales provocados por su inseguridad.

El otro aspecto por que destaca la novela es por contar con una gran presencia LGTB en la trama, por no mencionar la más absoluta normalidad con que se trata. Por desgracia hay dos puntos que ensombran su inclusión. El primero es atribuible a exclusivamente a la autora norteamericana: los dos personajes que mueren son un gay y una lesbiana. Resulta difícil de creer que Highsmith haya caído en el estereotipo de enterrar a los gays, especialmente si tenemos en cuenta que El precio de la sal/Carol, escrita en 1957, se cita como la primera novela protagonizada por lesbianas que no tiene un final trágico sino esperanzador. El otro es probablemente responsabildad del traductor. Y es que ni gays ni lesbianas tienen novios o novias, sino amigos y amigas. Esto es un poco conjetura porque no tengo acceso al texto original en inglés, pero me da la sensación de que dondequiera que aperece el término boyfriend/girlfriend para indicar lo que viene siendo novio/novia, se ha sustituido por el mucho más neutro de amigo/a, que resultaría menos ofensivo en la España de 1986.

Por resumir, una obra de fácil lectura y entretenida pero bastante falta de sustancia. Sin gancho. Algo que no encaja demasiado bien en la producción de Highsmith, pero ahí está, con unas críticas en la contraportada de quitar el hipo. Por cierto que vaya pesadez de New York, todo el rato la calle Cuatro oeste, la Barrow, la Commerce, la calle Grove al cruzar con la Bleecker, la plaza Washington, la calle Christopher, la calle Mercer en dirección al centro, la parte alta de la calle Green... Muy, muy  cansino. Otra novela más anclada a unas coordenadas urbanas que me son desconocidas e indiferentes.

17 oct 2020

El derecho a una respuesta - Anthony Burgess

J. W. Denham es un cuarentón destacado en Tokyo como alto directivo de una empresa británica de importación/exportación. Estamos entre finales de los 1950s y principios de los 1960s. La descolonización del Imperio Británico está en marcha, pero los delirios de grandeza siguen notándose en la prepotencia y la condescendencia que gastan los ciudadanos de Inglaterra con todo aquel que, bajo su punto de vista, no ha tenido la suerte de nacer en aquellas tierras (a decir verdad a fecha de hoy todavía no se han conseguido sacudir ese espejismo, pero en cualquier caso es ésta una cuestión queda fuera de las intenciones de esta reseña). Denham vuelve a UK a pasar los dos meses de vacaciones que le corresponden cada dos años. Así pues se trasladará a casa de su padre en una ciudad de las Midlands durante unas semanas. Allí se verá expuesto a la idiosincrasia de sus compatriotas, que tras muchos años expatriado y en contacto con otras culturas, resultará extremadamente contradictoria y difícil de llevar.

Hace hace tan solo unos meses me llevé la sorpresa del año al toparme con la faceta humorística de Anthony Burgess en Enderby por dentro. Así que no me lo pensé ni un segundo cuando encontré un ejemplar de El derecho a una respuesta de segunda mano, más aún teniendo en cuenta que desde la contraportada prometía una sucesión "sin interrupción de momentos de colosal comicidad". Y los tiene, vaya si los tiene. El absurdo de las situaciones, los personajes y las observaciones del autor británico consiguen conquistar al aficionado al típico humor británico con relumbrantes chispas de ingenio. No es solo que provoque la risa, es que además te obliga a rendirte ante la originalidad y la agudeza del sutil pero acertado análisis del ser humano que destilan sus frases. Sin embargo el resultado global no ha llegado a convencerme del todo por los temas de fondo. El humor no consigue ocultar aspectos de crítica y sátira bastante crudos que guían la acción. Por un lado, las actitudes clasistas y racistas de la sociedad británica. Por otro, un elogio insostenible del matrimonio, que el autor nos presenta como institución fundamental para la realización del ser humano y cuyo cuestionamiento no puede sino traer desgracias.

La crítica al racismo de la sociedad británica está alineada con la situación que se experimentaba durante aquellos años en el Reino Unido, cuando oleadas de inmigrantes de las antiguas colonias y a partir de entonces miembros de la Commonwealth se estaban instalando en el país. El color de sus pieles, siempre oscuro, provocaba un rechazo visceral dondequiera que se instalaran. Aunque en principio Denham parece tener una visión menos reaccionaria de los inmigrantes debido a sus estancias prolongadas en otros países, lo cierto es los aires de superioridad producto del imperialismo siguen estando muy presentes en su comportamiento. Alguien podría preguntarme ahora cuál es el problema en que haya un personaje racista en una novela. El problema aparece porque no resulta difícil trazar un paralelismo entre el protagonista y Burgess, que por aquella época acaba de regresar a su país de origen tras haber estado durante unos seis años en Malasia y Brunei. Esta identificación provoca que proyectemos sobre el propio autor el sutil racismo del protagonista, haciendo que se te tuerza el gesto durante la lectura. Tampoco resulta agradable tener que enfrentarse a la defensa a ultranza del matrimonio que inunda las páginas. Todos aquellos que cuestionan su validez con actos inmorales (adulterio, intercambio de parejas, separación, etc.) acaban sufriendo las mayores desgracias. Pero por si quedaran dudas de la moraleja entre líneas, en el capítulo final el propio Denham nos deja claro que la sacrosanta unión de hombre y mujer es la única manera de dar sentido a nuestra existencia en este planeta.

En fin, no voy a negar que me he reído leyendo este libro. Tiene una colección de personajes que son memorables y muchas de las situaciones descritas son desternillantes a más no poder. Incluso me atrevería a decir que las referencias a William Shakespeare, tanto directas pues está relacionado por parentesco con uno de los personajes secundarios, como por ciertos elementos de comedia y drama que se incluyen en la acción, aporta también mucho interés a la lectura. Pero el tratamiento que se da a los leitmotivs (racismo, matrimonio), y el tufo a moralina, que no abandona las páginas ni un segundo, dejan un regusto tan, tan rancio que me ha agriado por completo la impresión global.

13 oct 2020

Amantes y enemigos - Rosa Montero

En el prefacio que abre Amantes y enemigos, Rosa Montero confiesa que se siente mucho más cómoda con la novela que con los cuentos, pero que por motivos de lo más variopinto, ha terminado escribiendo un buen puñado de ellos. Así que a finales de los 1990s decidió reunirlos y publicarlos en este volumen. Si no me equivoco son un total de 19 relatos cortos que como podemos imaginar por el subtítulo del tomo, 'Historias de parejas', tratan de relaciones de pareja. Principalmente de relaciones de parejas heterosexuales, aunque el libro se abre precisamente con 'Paolo Pumilio', cuyo protagonista es homosexual. Los enfoques de estas relaciones de pareja son variados, pero abundan los protagonizados por mujeres de algo más de cuarenta años que se han divorciado/separado y tienen que rehacer sus vida en condiciones bastante precarias.

La mayoría de los relatos son muy urbanos y transcurren casi siempre en Madrid. Excepto el primero, ya mencionado, y el último, 'Amor ciego', me han parecido bastante intrascendentes. Innecesarios incluso. Hay una clara intención de hacer pasar por memorables lo que a ojos del lector son actos de amor ridículos. Por más que Montero intente que los anodinos protagonistas parezcan desesperados en sus ansias de amar, el resultado falla estrepitosamente y te deja indiferente por su tibieza, por su inanidad. Solo cuando los protagonistas se salen de lo convencional consigue resultados deslumbrantes. Así en el que abre la colección, el relato más turbio y destacado desde mi punto de vista, tenemos a Pablo Torres, un huérfano tullido y homosexual que vive enamorado secretamente del mago con quien trabaja; en el que lo cierra, conoceremos a una mujer de cuarenta años a quien se describe como muy, muy fea, motivo por el cual se ha resignado a no conocer la pasión. Por lo demás el estilo de Montero me ha parecido muy poco natural y tendente a la pedantería. Usa palabras como consunción, gemelidad, esponjar, restañar, ágrafo y pitañoso. Términos muy forzados, disonantes, como de escritor primerizo empeñado en demostrar un léxico abundantísimo. De todas formas es una lectura tan rápida e intrascendente que ni siquiera llega a molestar.

9 oct 2020

Pájaros de América - Lorrie Moore

Segunda incursión en la obra de Lorrie Moore. Si Gracias por la compañía me gustó, Pájaros de América me ha encantado. Me ha parecido magnífico, impresionante. Doce cuentos que son doce auténticas maravillas por los que campan algunos de los temas que más me atraen. Personas cuyas vidas, sin ser calamitosas, se ven abocadas a existencias alejadas de la felicidad y las satisfacciones que se nos prometían de jóvenes.

Entre el elenco de personajes tenemos a bibliotecarias anodinas, profesoras de instituto en ciudades pequeñas del medio oeste de EEUU, mujeres que han superado un cáncer, o mujeres que deben cargar con las consecuencias de haber dado muerte al bebé de una amiga en un accidente estúpido. No resulta un panorama demasiado animado, no lo voy a negar, pero Moore consigue transmitir veracidad en unos relatos en que las relaciones humanas (familiares, de pareja, de amistad), muestran sus lado menos idealizado. En estas condiciones será imposible que no nos veamos reflejados en unos u otros en mayor o menor medida. La intensidad a la hora de reconocernos en ellos dependerá de nuestras propias experiencias, pero sin duda los sentimientos que experimentan nos resultarán demasiado próximos, demasiado dolorosos. Como salidos de nuestras propias vidas. Frustración, dolor, miedo, infelicidad, desesperanza... y también unas pocas píldoras de alegría extraídas de las situaciones más nimias. Que en realidad es lo que deberíamos hacer en todo momento, y no confiar en que un acontecimiento externo (¿Un gran amor? ¿Seis aciertos en la lotería primitiva? ¿Un trabajo fantástico?), nos solucione la vida.

Sorprende también la gran habilidad de la escritora estadounidense para caracterizar sus personajes en textos tan cortos. Sus personalidades son fuertes y están muy bien marcadas. Algo que encaja muy bien con el lenguaje directo y crudo de sus textos. Me ha gustado en especial que no hagan concesiones a la corrección política. Que sean mezquinos o rencorosos en las ocasiones en que tú mismo reaccionarías con mezquindad o rencor. Que sean cobardes y quieran huir de historias que los están aniquilando. Que tengan que reprimir sus ansias de escapar para quedarse con las personas a quienes quieren. De nuevo insistiré en que no resulta agradable verse en esos contextos, pero por desgracia tarde o temprano todos  pasaremos (o hemos pasado ya) en alguna de ésas. En parte el hecho de toparse con estas vivencias en forma de ficción (¿ficción? ¿Estás seguro?), ayuda a superarlas y a aceptar que hemos construido una sociedad que tiene defectos graves que a veces nos toca sufrir.

Como ya he comentado nada más empezar, los doce cuentos me han parecido soberbios. Por mencionar algunos que me han dejado sin palabras, destacaría 'Dispuesta', 'Si es lo que te apetece, vale' y 'Gente así es la única que hay por aquí: farfullar canónico en oncología pediátrica'. El primero es el retrato impagable y patético del fracaso de una actriz de segunda que abandona Hollywood y vuelve a su Chicago natal con el rabo entre las piernas. El segundo es una historia agridulce y muy emotiva en la que dos hombres supuestamente heterosexuales se enamoran. Y el tercero, quizás el más duro de toda la colección, nos cuenta la experiencia de una pareja a cuyo hijo de poco más de un año le diagnostican cáncer. En fin, si sois habituales de Das Bücherregal no os sorprenderá que este libro me haya entusiasmado tanto. En todo caso y sean cuales sean vuestros gustos habituales, yo que vosotros le daría una oportunidad.

5 oct 2020

Las estrellas son legión - Kameron Hurley

La Legión es un conjunto de mundos con su propio sol artificial que vagan por el espacio, como si de naves espaciales se tratara. Estos  planetas tienen una estructura metálica oculta sobre la cual hay una cobertura orgánica de aspecto, configuración y propiedades similares a los tejidos animales: músculos, piel, sistema circulatorio, etc. Están habitados exclusivamente por mujeres, cuyos embarazos sirven no solo para renovar la población (cada vez menor), sino sobre todo a traer piezas orgánicas de repuesto. Pero por desgracia la mayoría de los mundos que componen la Legión están muriendo. Decaen sin remedio porque llevan vagando por el espacio miles, millones de años. Sufren el equivalente de enfermedades degenerativas y autoinmunes: lesiones que no cicatrizan, tejidos con necrosis, cáncer. Sin embargo hay un planeta joven que aparentemente puede desplazarse indpendientemente de las leyes gravitatorias que gobiernan al resto de mundos. Se trata del Mokshi. Zan es una guerrera que lleva muchos ciclos intentado conquistarlo para las Katazyrnas y por razones que desconocemos, ha perdido la memoria en sus últimos intentos. Pero las Bhavajas también quieren hacerse con él, de forma que hay una guerra abierta entre ambos pueblos por dominar el Mokshi y saquear sus recursos.

Lo primero que sorprende de Las estrellas son legión es que todos los personajes son femeninos. Ya sean humanas, humanoides, mutantes o monstruos, son fisiológicamente mujeres/de sexo femenino. Y os adelanto que la invención funciona a la perfección. El universo creado por Kameron Hurley está estructurado con todo lujo de detalles, de tal forma que la presencia de los hombres no se echa de menos ni resulta necesaria.

En realidad la novela es una space-opera con una subtrama de intriga política que la sustenta, motivando en parte el desarrollo de las aventuras espaciales. El peso de peripecias de Zan y el resto del elenco protagonista es entre dos y tres veces superior al thriller político, pero al menos las maquinaciones maquiavélicas de las Lords que gobiernan uno y otro planeta están muy bien traídas. Así que las partes de acción se hacen algo más soportables. Yo nunca he sido fan de las space-operas, por tanto me han resultado excesivas y absurdas, es decir: lo habitual del género. Relleno puro y duro, aunque imagino que entusiasmará a según qué aficionados. En cualquier caso no le voy a quitar mérito a la gran imaginación de la autora norteamericana a la hora de idear y describir los elementos del universo que ha creado. Ese factor orgánico/cárnico que caracteriza a los planetas de la Legión resulta repugnate y repulsivo, sí, pero está lleno de posibidades que generan inquietud y desasosiego. Y Hurley las aprovecha a la perfección: canibalismo, amputaciones, abortos, putrefacción y miasmas varios pueblan página tras página, provocando gestos de asco en la cara del lector. Finalmente hay un transfondo de relaciones amorosas y camaradería entre las protagonistas (la amistad sale bien parada, el amor no; otro punto a favor de Hurley). Y claro, como la novela sólo cuenta con personajes femeninos, el enfoque exige lesbianismo sin remedio. Esto provocó que el fandom, mayoritariamente masculino y heterosexual, se burlase de la obra proponiendo como título alternativo 'Lesbianas en el espacio'. La autora se apropió de la idea y ni corta ni perezosa cambió el título por este otro. En fin, no tengo mucho más que añadir. Space-opera que se hace soportable por la originalidad de su planteamiento y por los ratos de intriga política, pero space-opera al fin y al cabo.
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