29 ago 2020

Guía del autoestopista galáctico - Douglas Adams

El ayuntamiento va a demoler la casa de Arthur Dent para construir una vía de circunvalación. Nuestro hombre no ha podido presentar alegaciones por complicaciones burocráticas maltinencionadas por parte del consitorio. Lo que no sabe el protagonista, ni el resto de la humanidad ya que estamos, es que un equipo naves vogonas dedicado a la demolición de planetas está llegando a la Tierra para destruirla y así dejar libre el camino para una nueva autopista galáctica. Por suerte para Arthur, su mejor amigo, Ford Prefect, es en realidad un extraterrestre que trabaja como redactor para la Guía del autoestopista galáctico. Gracias a sus conocimientos para moverse a dedo por el universo, ambos podrán abandonar nuestro planeta justo antes de que sea barrido de nuestro sistema solar.

Guía del autoestopista galáctico es una novela de ciencia-ficción y humor disparatado que se ha convertido en un fenómeno de culto en el Reino Unido y otros países de habla inglesa. A decir verdad yo entré en contacto con Douglas Adams y su obra a través de la adaptación homónima de este libro a la gran pantalla de 2005, que me gustó tanto que consiguió tenerme haciendo bromas basadas en la acción durante meses. Además Netflix ha producido una serie a partir de las novelas de Dirk Gently, que en mi opinión es también buenísima. De todas formas voy a centrarme que éste es un blog de libros, no de cine.

Por su extensión podríamos pensar que estamos más bien ante una novela corta. La acción es muy rápida, con muchos diálogos y cambiando constantemente de contexto para generar situaciones desmadradas sin descanso. Tengo que reconocer que no me ha parecido demasiado elaborada, además el mecanismo empleado para generar humor es el disparate, que aunque requiere ingenio, esto no lo voy a negar, no necesita hilar demasiado el argumento. Así que abundan las soluciones sin ninguna conexión con el relato anterior, como sacadas de la manga. En todo caso como la historia transcurre en un contexto galáctico, plagado de innumberables especies y planetas que existen desde hace millones de años, no supone demasiado esfuerzo aceptarlo. Me gustaría haberla disfrutado más, pero el hecho es que me ha dejado bastante indiferente. Quizás se deba a que tengo un recuerdo idealizado de la película, que recoge la esencia del libro pero la mejora a base de efectos visuales sorprendentes.

25 ago 2020

A cabeza descalza - Brian W. Aldiss

Kuwait bombardeó todas las naciones desarrolladas con bombas APQ. Bombas Aerosoles Psíquico-Químicos. Así estalló la Guerra de las Cabezas Drogadas, sin declaración oficial previa. Colin Charteris es un oficial de la ORANUR que trabajaba en un campo de refugiados en Italia pero acaba de ser destinado a Inglaterra. Cuando le conocemos está ya en Metz, en el noroeste de Francia, rumbo a las Islas Británicas. Francia se declaró neutral, así que los efectos alucinógenos de las APQ no se han hecho notar en la población. Sin embargo nada más desembarcar en Dover, Charteris empieza a sufrir alteraciones en la percepción y la conciencia, resultado de la alta concentración de drogas psicodélicas existente en el país, el primero en ser atacado.

A cabeza descalza es una novela de ciencia-ficción tremendamente original y compleja. Tan original y compleja que solo se puede entender como una propuesta de literatura experimental, muy en la línea de El almuerzo desnudo, La máquina blanda o Nova Express de William S. Burroughs, o La exhibición de atrocidades, de J.G. Ballard. Brian W. Aldiss nos sorprende con un texto dividido en tres partes cuyo carácter innovador, a la par que lisérgico, avanza a medida que los alucinógenos hacen mella en la psique del protagonista. Tras un inicio que despista por su linealidad y adscripción a un esquema formal totalmente convencional, la imaginación y creatividad del autor británico se van desbordando poco a poco, generando una historia que descoloca, desconcierta y desubica al lector. Con esto quiero decir que la lectura es cualquier cosa menos fácil. La propuesta de Aldiss pasa por trasladar al papel la experiencia de dislocación psicológica provocada por los estupefacientes que hay en el aire. Su principal estrategia consiste en acuñar neologismos mediante la combinación de palabras. Acelestrozado, catarachas, plastinados, salpisemen, estuniña, desnucidez, recovecoños, carnicias. El texto se nos presenta como un flujo de conciencia, pero de una conciencia profundamente alterada. Los párrafos se componen de frases en las cuales los únicos elementos reconocibles sin esfuerzo son los artículos. Sin apenas signos ortográficos. No hay casi comas, ni puntos excepto para pasar al siguente párrafo. Tenemos que sincronizarnos con en el ritmo de pensamiento para poder encontrar algo de sentido a ese galimatías, unas mezclas muy elaboradas de esos neologismos que incorporan sustantivos/adjetivos/verbos/adverbios en todos y cada uno de los elementos del discurso. Por cierto que vaya reto para el traductor, en mi opinión ha hecho un excelente trabajo.

Pero no quedan aquí las propuestas de Aldiss para vapulear nuestros anquilosados esquemas mentales. Como ya hiciera Burroughs en las obras mencionadas anteriormente, el británico repite ciertas construcciones, que aparecen en diferentes contextos y por boca de cualquier personaje. Cactus de Navidad. Un color negro, el más parecido al marrón. Animales nuevos. Un perro con corbata roja. Esto le permite establecer una suerte de hiperenlaces textuales que se cruzan por toda la narración y ayudan a desubicar al lector, al enviarlo de un lado/momento a otro. Hay también una atracción enfermiza por la velocidad, los coches, las autopistas y los accidentes de tráfico. Esta referencia tan ballardiana a una sexualidad retorcida se suma a una obtusa pero innegable presencia de las diferentes visiones del sexo en toda la novela. Desde las más convencionales y castrantes, con infidelidades, celos y parejas excluyentes sucesivas, a veladas incursiones en la homosexualidad y prácticas de Dominación/sumisión. Por último, cada capítulo finaliza con una serie de poesías que resumen todo lo expuesto en el mismo. Tras enfrentarnos a un texto tan difícil de asimilar, la relativa sencillez de las mismas te deja aturdido porque unas pocas estrofas sirven para dar sentido a lo que has leído.

Estamos ante un libro totalmente fuera de lo común. Ha habido momentos en los que he estado bastante perdido, no voy a engañar a nadie. El problema es que he tardado en entender que resulta mucho más accesible sin tratar de descifrar el significado exacto de cada párrafo, frase o término. En realidad y de forma inesperada, las ideas que pretende transmitir cobran (cierto) sentido globalmente si lo leemos a un ritmo natural. No importa que haya palabras extrañas, al fin y al cabo esos cócteles léxicos y gramaticales se componen de términos y estructuras que son reconocibles de manera inconsciente. En fin, no es una novela para recomendar a cualquiera, pero es uno de los ejemplos de literatura experimental más interesante y reconfortante con que me he topado hasta ahora.

21 ago 2020

Polizonte a Marte - John Wyndham

Estamos a principios de los 1980s. Un acaudalado hombre de negocios norteamericano ofrece un premio de 5 millones de dólares a la primera persona que consiga llegar y volver de otro planeta de nuestro sistema solar. Ya ha habido algunos intentos pero todos han fracasado. El empresario y millonario británico Dale Curtance, inventor del vehículo volador utilitario gyrocurt, se ha propuesto ganarlo, no tanto por la recompensa económica como por la fama que acarrea. Así que él mismo y un equipo de cuatro personas más se embarcarán en el un vuelo a Marte en el cohete espacial Gloria Mundi. Cuando la astronave por fin consigue escapar de la gravedad terrestre, Curty revisa uno de los medidores y comprueba que han tenido que gastar más combustible del que preveían sus cálculos. Descubrirán entonces que el equipo de viajeros espaciales es algo más numeroso de lo planeado.

Polizonte a Marte es una novela primeriza de John Wyndham que fue escrita en 1936 bajo el pseudónimo de John Beynon (vía Wikipedia). Esa fecha tan temprana ya nos hace suponer el enfoque del texto en cuanto a ciencia-ficción se refiere. Todas las especulaciones que por aquel entonces se hacían acerca del planeta rojo están recogidas aquí. Los canales de Marte que transportaban agua por todo el planeta. El pueblo marciano que después de millones de años se está extinguiendo. Restos de fauna y flora marciana en las proximidades del canales y un desierto que está devorando el planeta. El ideario fantástico que existía sobre Marte a principios del S. XX al completo, vaya. Como la acción transcurre a principios de los 1980s vistos desde mediados de los 1930s, la ambientación propuesta por el autor británico tiene un marcado aire retrofuturista, bastante añeja pero entrañable a la vez. Se podría decir que este libro es poco más que una space-opera si no fuera por una inesperada deriva filosófica que involucra a las máquinas.

Efectivamente, en Marte además de marcianos hay máquinas inteligentes. Máquinas capaces de funcionar por sí solas, en simbiosis y armonía con los últimos habitantes humanoides originales del planeta. Máquinas que para sorpresa de los humanos, demuestran capacidad de acción y pensamiento autónomo. Algo que es muy difícil de encajar entre los terrestres y que les provoca un ludismo atávico al considerarlas como amenazas directas a su supremacía. Wyndham hace una impresionante defensa de estas máquinas inteligentes y rebate racional y sistemáticamente el pánico antropocentrista que causan en la expedición humana. Aunque la falta de rigor científico, el machismo y el colonialismo campan alegremente por las páginas de la narración, merece la pena dar cuenta de ella sólo por asistir de primera mano a este formidable alegato en favor de las máquinas consideradas como nuevo logro evolutivo de la Naturaleza.

17 ago 2020

Mundo de día - Philip J. Farmer

Tres mil y pico años en el futuro hay una solución muy sencilla al problema de superpoblación que experimenta la Tierra. Cada persona está autorizada a vivir un solo día de la semana y el resto, se petrifica en un proceso que la mantiene en un estado de suspensión reversible del que saldrá pasados seis días. La vivienda tampoco es problema, ya que son compartidas por hasta siete familias, parejas o individos diferentes, que evidentemente van a disfrutar de ella un solo día a a semana. Sin embargo existe un nuevo tipo de delincuente, los denominados quebrantadías. Se trata de personas que eluden deliberadamente el proceso de petrificación que se produce al final de la jornada, y de esa manera pueden vivir con el transcurso natural de los días. Además del proceso de petrificación reversible de los organismos vivos, se ha descubierto una técnica que detiene el envejecimiento. Ésta sin embargo permanece en secreto y es utilizada únicamente por un grupo secreto elitista cuyos integrantes se denominan immers. El objetivo principal de su agenda es el derrocamiento de los gobiernos, ya que consideran que su deriva autoritaria y todas las estrategias de control y vigilancia que tienen establecidas suponen la eliminación práctica de las libertades del individuo.

Mundo de día es una novela de ciencia-ficción con un transfondo de aventuras y vagamente noir que parte de unas premisas muy originales. De hecho, antes de conocer su existencia, yo había fantaseado con puntos de partida similiares y me había preguntado cómo a nadie se le había ocurrido algo así. Pues mira por dónde, sí que se le había ocurrido a alguien, nada más y nada menos que al famoso e infame Philip J. Farmer. Por desgracia, al margen de esta idea tan ingeniosa, la novela no tiene mucho que rascar. Ahora mismo voy a explicar el porqué.

La trama gira en torno a Jeff Caird, un agente de policía que vive los martes, pero que además es immer y quebrantadías. Por tanto su existencia se expande a lo largo de los siete días de la semana, aunque se ve obligado a vivir bajo diferentes identidades para eludir el control estatal. La acción se dispara debido a un científico immer enloquecido que ha escapado de un centro de reclusión y amenaza con matarlo, ya que fue Caird quien le arrestó. A mi esto ya empezó a parecerme un poco insostenible, como sacado de un episodio de los Looney Tunes. Por no decir que encaja muy mal en la idea que yo tengo de sociedad supersecreta y todopoderosa. Pero es que además, se descubre otro pastelazo cuando las autoridades hallan un monigote hinchable (tal cual), en el cilindro petrificador que corresponde a alguna de sus siete personalidades. Súmale a todo esto la descripción y trivialidades de sus siete vidas (su esposa del martes, la del miércoles, el matrimonio múltiple del jueves... agotador y sin interés para la acción), un nuevo caso que tiene asignado (detener a un quebrantadías judío ortodoxo), una agente de policía que se desplaza también horizontalmente a lo largo de la semana tras no se sabe bien de quién ni por qué (todo muy secreto), páginas y páginas de persecuciones y correrías por las calles o el subsuelo... En fin, lo que viene a ser dar bandazos sin orden ni concierto e improvisando para salir de cada berenjenal en que se mete. Tampoco voy a hacerme el sorprendido, es marca de la casa Farmer.

Lo único que me ha parecido bien orquestado son todas las trabas administrativas y burocráticas que supone que los representantes de los diferentes poderes estatales (ejecutivo, administrativo, judicial), se vean también confinados a vivir un solo día de la semana. A efectos prácticos, esto supone que se vive en siete mundos diferentes, uno por día, que apenas están interconectados por los únicos hechos comunes a todos ellos: los delincuentes quebrantadías. Pero vamos, que estamos ante una novela súper estúpida resultado de meter en un saco demasiadas ideas sin conexión ninguna, agitarlas y escribir según recuperamos trozos.

13 ago 2020

La persistencia de la visión - John Varley

El título elegido para esta recopilación de historias de ciencia-ficción coincide con el del primer texto incluido, La persistencia de la visión. Se trata de una novela corta por la cual John Varley ganó el Premio Hugo, el Locus y el Nebula en este tipo de narración en 1979. Ésta es una de esas pocas veces en que puedo entender por qué un determinado texto ha sido galardonado. Aun sin saber qué otros autores eran sus rivales, he de reconocer que esta compilación no podría haber empezado con mejor pie. Se trata de una historia que aúna elementos típicos de la New Wave (un futuro muy cercano marcado por contínuas crisis económicas, una forma más abierta de entender la sexualidad, etc.), al que se suman visiones muy propias de la espiritualidad New Age y de formas de vida alternativa que como resultado, te hace cuestionar el modelo social en que vivimos. A mi me ha perecido originalísima y muy bien orquestada. Os dejo a continuación todos los títulos que contiene junto con el formato (vía Tercera Fundación).

  • La persistencia de la visión (novela corta)
  • En el cuenco (relato corto)
  • Cantad, bailad (relato corto)
  • Perdido en el banco de memoria (relato corto)
  • En el salón de los reyes marcianos (novela corta)
  • El fantasma de Kansas (relato corto)

La verdad es que la mezcla de estilos e influencias está presente en todos los cuentos y novelas cortas. Varley se destapa en este tomo como un autor tremendamente versátil, capaz tanto de incluir temáticas clásicas (colonización de planetas del Sistema Solar), como visiones propias de la New Wave (especialmente en lo tocante a otras formas de entender la sexualidad mucho más libres), y para finalizar elementos propios del Cyberpunk que se convertirían en tendencia pocos años después (seres humanos mejorados mediante la tecnología y con interfaces de conexión a ordenadores, etc.). Tampoco podía esperarme que la mitad de los títulos sean claramente dickianos: Varley nos hace cuestionarnos la realidad al poner en entredicho lo que percibimos por los sentidos. Es más, le gusta replicar la existencia humana en grandes sistemas computerizados a base de copiar todos los recuerdos de sus protagonistas, dando así un giro adicional a lo que es realidad y lo que es percepción. Ya sé que esto tampoco es ninuna novedad a estas alturas, pero su enfoque me ha sorprendido.

A pesar de que mezclar tantos elementos diferentes podría resultar en un engrudo difícil de tragar, el autor nortamericano lo hace con mucha maestría y elegancia. No voy a negar que en un par de relatos y para guiar la acción, se introducen subtramas que dispersan la atención, más que centrarla. Sin embargo en general las historias resultan insólitas y desde luego entretenidas. Un tomo que sin duda me ha dejado muy buen sabor de boca.

6 ago 2020

El mundo interior - Robert Silverberg

El mundo en el año 2381 está organizado en ciudades verticales de 3 Kms de altura, en cada una de las cuales se apiñan alrededor de 800.000 personas. Estos rascacielos se denominan Mónadas Urbanas, o monurbs, y se agrupan en constelaciones de varios cientos, con muchas de éstas cubriendo la superficie de la Tierra. El espacio libre que dejan se dedica a la agricultura, con comunas que proveen a los enormes bloques de alimentos. Las monurbs están dotadas de todos los servicios que puedan necesitar sus habitantes (ocio, centros de trabajo, educación, energía, administración, etc.), de tal forma que nadie tiene que salir al exterior nunca. Aunque el matrimonio y la procreación son el pilar de esta sociedad como manera de honrar a dios y a la vida, la intimidad ha sido abolida y se fomenta el intercambio sexual como manera de eliminar tensiones y evitar conductas ineficientes que provocan el enfrentamiento y la violencia. Así, los hombres suelen salir en las denominadas "rondas nocturnas" a buscar sexo con otras parejas (principalmente mujeres, pero las relaciones homosexuales no están prohibidas en absoluto).

A medio camino entre la utopía y la distopia, El mundo interior ha resultado una de las sorpresas más agradables e inesperadas que me he llevado este año. LeCorbusier estaría muy orgulloso de ver que Robert Silverberg recoge toda la teoría de urbanismo basada en la ciudad vertical autónoma, para elevarla hasta la n-sima potencia y de esa manera conseguir subir el techo de población que puede sorportar nuestro planeta hasta unos teóricos 200 mil millones.

El autor norteamericano construye un relato polifónico articulado en torno a Siegmund Kluver, un joven de tan solo 15 años que va camino de entrar en la clase dirigente de la monurb 116 por méritos propios. Durante cada capítulo asistiremos a la visión que diferentes personajes relacionados con él tienen de la existencia en el interior del rascacielos (la Tercera Fundación nos informa de que el libro es un fix-up de varios relatos). Y es que como suele ocurrir, las mejores intenciones de la utopía se verán distorsionadas por elementos que transforman esta sociedad a una distopía de manual: un profundo clasismo que se manifiesta según la planta en la que vives (cuanto más arriba, mayor es la importancia del individuo), la eliminación sistemática y rápida de cualquier elemento subversivo ("neuros") que cuestione las leyes y costumbres, las terapias de adaptación al entorno que anulan la personalidad, etc.

Lo cierto es que hasta el momento mi experiencia con Silverberg ha sido bastante dispar, con más fiascos (El hombre en el laberinto, A través de un billón de años), que éxitos (Muero por dentro). Sin duda la novela que me ocupa hoy viene a equibrar la balanza porque me ha parecido tremendamente original, adictiva y bien construida. La relajación de las costumbres sexuales, junto con el fomento de la sexualidad libre y consentida, constituyen un elemento que aporta bastante veracidad al marco de convivencia en el interior de las monurbs. Por lo menos yo no puedo imaginarme a 800.000 personas frustradas sexualmente y celosas viviendo bajo en el mismo techo. Además todas las experiencias que narran los diferentes personajes van eliminando muy hábilmente las capas de supuesta perfección para mostrarnos una forma de vida que tiene muchos fallos. Hay eso sí una cuestión de partida que me ha resultado difícil de aceptar. Se trata del fomento de la natalidad como mecanismo de adoración a dios. Será por los ejemplos contemporaneos de sociedades religiosas a que estoy acostumbrados, pero libertad sexual y religión teísta pro-natalista no casan muy bien en mi esquema mental. Y por desgracia el autor no da explicación alguna de cómo se ha llegado a ese punto. Excepto por este detalle y por un marcado machismo (a finales del S. XXIV las mujeres siguen en la cocina sintetizando comida y en la cama recibiendo amantes), yo diría que las ideas están muy bien orquestadas y la narración es muy entretenida. Absorbente desde la primera página hasta la última. Una novela que encaja a la perfección en la New Wave, donde algunas de las preocupaciones habituales de este subgénero (superpoblación, ecología, sexualidad, etc.), se ficcionan con un enfoque muy novedoso. Y yo, que siempre me estoy quejando de que ya está todo muy visto en la ciencia-ficción, es algo que tengo que reconocer y agradecer.

2 ago 2020

La fantástica luz - Alfred Bester

La fantástica luz es un primer volumen de relatos cortos de Alfred Bester, cuya segunda parte, Oh, luminosa y brillante estrella leí hace ya casi un par de años. La alteración del orden de lectura no ha sido intencionada sino que se ha debido simplemente a que conseguí áquel antes que éste en una de mis habituales escaramuzas por las tiendas de venta de libros de segunda mano. El formato es exactamente el mismo que en el otro tomo: el autor prologa brevemente los cuentos, dándonos una somera descripción de su génesis o alguna anécdota relacionada con la misma. Los relatos incluidos son:

  • Decisión 2.635.504
  • Manuscrito encontrado en una botella de champagne
  • Afectuosos Fahrenheit
  • La fuga de cuatro horas
  • Los hombres que asesinaron a Mahoma
  • Numero de desaparición
  • El infierno es eterno
Excepto el último, que podríamos encuadrar en el género de terror/fantástico, todos los demás son de ciencia-ficción. En general me han parecido más interesantes que los compilados en el otro volumen. Varios tratan sobre viajes en el tiempo, pero con elementos poco convencionales y entroncados con la psicología. Y es que el autor nos da a enteder el tiempo como una magnitud que se interpreta de manera solipsista, provocando así diferentes alteraciones de la percepción/conciencia del mismo en cada individuo. Aunque en general sus desarrollos son bastante simplones, son los que me han parecido mas originales porque se trata de una idea ofrece muchas posibilidades. Por otro lado, el ego de Bester está mucho más contenido en las introducciones. Es cierto que sigue haciendo name-dropping todo el rato para dejar bien claro que se relacionaba con la élite cultural y de la ciencia-ficción del periodo de finales de los 1950s a principios de los 1970s, pero no me ha resultado tan arrogante como en la segunda parte. De todas maneras no hay ningún relato que brille por su perfección, originalidad o ejecución. El libro resultará de cierto interés para el aficionado al género, pero ninguno de los cuentos ha trascendido -ni trascenderá-, más allá del mismo.
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