A través de un billón de años es una novela de ciencia-ficción con elementos de aventura y crecimiento personal tan vana e intrascendente que de interesar a alguien supongo que será a lectores sin criterio. El libro está relatado en forma epistolar por Tom Rice, un recién titulado en arqueología de poco más de 20 años. Se trata de uno de los componentes de una expedición arqueológica multiespecie -aunque liderada por los seres humanos- que a mediados del S. XXIV parte rumbo al planeta Higby V, donde hay pruebas constatadas de que existe una gran cantidad de restos de la desaparecida civilización de los Superiores. Mediante el registro de sus experiencias en unos cubos grabadores en 3D, Tom pretende mantener informada a su hermana melliza Laurie, una telépata que vive postrada en una cama de hospital. Por supuesto el equipo hace un hallazgo espectacular en este remoto planeta, lo cual les lleva a contactar con un robot creado por los Superiores, quien les revela que eran conocidos como los Mirt Korp Ahm. Viajando por toda la galaxia y con ayuda de este robot siguen haciendo más y más descubrimientos que harán que sus nombres queden inscritos para siempre en el libro de oro de la exoarqueología, también conocida como arqueología interplanetaria o exointerplanetoarqueología.
En este tour de force a través de media Vía Láctea hay temáticas para todos los gustos. ¿Queréis subtrama romántica con amor, celos, sátiros e incluso agresiones sexuales? Robert Silverberg nos la da. ¿Intrigas de poder? Ahí tenemos a los diferentes profesionales de la arqueología dándose puñaladas por una mención en una revista del gremio ¿Un combo con una visión personal de elementos habituales de la scifi? Pues sí, en un abanico que abarca desde la Esfera de Dyson hasta referencias homenaje a las amputaciones y miembros sintéticos de Limbo. ¿Controvertidos temas sociales como la discriminación o los prejuicios? También los hay, ya sea proyectados sobre las nuevas especies inteligentes descubiertas en los próximos 3 siglos o directamente reflejados en los personajes humanos y los androides. ¿Religión? ¿Filosofía de baratillo? ¿Antropocentrismo? A mansalva. Seremos una especie joven en términos astronómicos, pero nuestros logros tecnológicos nos permiten cuestionar la idoneidad de una civilización extinta que no creía en el crecimiento continuado.
La semana pasada me volví a acercar a La Casquería [LQ]
del mercado de San Fernando en Lavapiés y me pertreché de un buen
puñado de libros de segunda mano. El primero que he leído es esta
pamplina del mismo autor de esa fulaña llamada El hombre en el laberinto.
Aun siendo el de hoy un libro que no aporta nada, me ha parecido
bastante más entretenido y llevadero que aquella pomposa y aburrida
historia donde se combinaba el relato de una partida de videojuego de
plataformas con un quiero-y-no-puedo de intriga política. Como no he encontrado ninguna reseña de esta novela en la blogosfera, para que podáis conocer otras opiniones os remito a los comentarios que hacen los usuarios de La tercera fundación en su ficha correspondiente.
John Tresch. La razón de la oscuridad de la noche
Hace 16 minutos
4 comentarios:
Pues a mí el autor me suele gustar... este no recuerdo haberlo leído.
@Palimp: Es que por lo que parece Silverberg escribía libros a mansalva, normal que algunos no fuesen gran cosa. Yo no estoy teniendo mucha suerte, pero más que nada porque voy tragandome lo que pillo por ahí de segunda mano sólo por ser de este autor. Sin embargo por lo que voy viendo en otros blogs y me recomendaban en los comentarios de la otra novela suya que he leído, Muero por dentro es una novela muy buena. Quizás tendría que ir a por ésta de una vez para leer algo suyo decente, para variar.
Has leído La paja en el ojo de Dios?
@Kirilov Myshkin: Pues no, ¿lo preguntas por algún motivo en particular?
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