Shunsuké Hinoki es un viejo y reconocido escritor que pasando ya de los 60, ha dejado de publicar y mantiene su popularidad a base de reediciones de antologías de toda su obra. Durante unas vacaciones conoce a una joven admiradora que no ha cumplido ni los 18 años, Yasuko, con quien mantendrá el contacto al volver a Tokyo y de quien se enamorará, pues el reputado autor ha sido siempre muy mujeriego. Sin embargo, a lo largo de los años ha desarrollado una misoginia brutal, ya que nunca ha sido muy agraciado físicamente y se considera maltratado y humillado por el sexo femenino. La chica resulta estar comprometida con Yuichi Minami, un joven de veintipocos años extremadamente atractivo, guapo, de sonrisa arrebatadora y... homosexual. Shunsuké le conoce durante unos días que la joven pareja pasaba en la costa con la intención de conocerse más intimamente. Yuichi, desesperado por su incapacidad de desear a Yasuko, se confiesa al escritor a la primera oportunidad. El anciano entonces trama una venganza contra las mujeres en general y dos en particular, en la que implica a atractivo Yuichi con la promesa de ayudarle a reconducir su vida gracias a la experiencia que le otorgan los años (y a una sustanciosa aportación económica a la dote si se casa con Yasuko). Entre ambos se crea un vínculo muy intenso y a partir de ahí se desarrolla una trama en la que se combina la revancha personal de Shunsuké y la inmersión de Yuichi en el ambiente gay del Tokyo de la postguerra y finales de la ocupación aliada.
El color prohibido es una novela ligera pero de desarrollo y longitud excesiva para lo que tiene que contar. Ya en el breve prólogo nos advierten que no es de las mejores obras de Yukio Mishima. Quizás esto predisponga un poco al posible lector, pero es cierto que muchas de las intervenciones que nos llegan por boca del Shunsuké rezuman cierta pendantería y falta de credibilidad, debida muy probablemente a que están saliendo de la pluma de un escritor de 25 años. Muchísimo más plausibles me han parecido las partes en las que Yuichi toma el protagonismo. Todas las inquietudes, vivencias y preocupaciones de un joven gay que empieza a relacionarse con sus iguales tienen un matiz de autenticidad que hacen pensar que esta obra tenga mucho de autobiográfica. Tampoco creo que esto levante mucha polvareda a estas alturas, la sospecha de su posible homosexualidad siempre ha perseguido a este japonés.
Lamentablemente la trama se alarga bastante más de lo necesario, con capítulos en los que, bien asistimos a aventuras sexuales de Yuichi con camareros, estudiantes o adinerados empresarios, bien se preparan o culminan las venganzas de Shunsuké con ayuda del anterior. El problema no es que no entretenga, es más bien que no hay cohesión en el texto. Igual se retoman hilos argumentales que dábamos por cerrados, que quedan abandonados a su suerte otros que aún estaban por terminar. A pesar de que en esta ocasión el lirismo habitual que le caracteriza no se aprecia en toda su intensidad, sigue siendo un gustazo leer a Mishima y disfrutar de esas imágenes tan poderosas que consigue evocar con su prosa. Más reseñas en Algún día en alguna parte y en Trotalibros. Los dos resaltan que por momentos se nota la inexperiencia del autor, aunque el primero lo hace con unos aires de suficiencia que en mi opinión, hacen que la crítica pierda valor.
Facendera - Óscar García Serra
Hace 20 minutos
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