29 oct 2015

Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy - Laurence Sterne

Si eliminamos la introducción, las casi 100 páginas de notas y glosario (no creo que los haya consultado más de tres veces), y 'Los sermones de Mr. Yorick', los nueve volúmenes que en rigor componen Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy resultan ser un libro muy entrentenido y divertido de algo más de 500 páginas, que sorprende por la modernidad de su técnica narrativa y porque se lee con una facilidad pasmosa.

Resultaría muy complicado hacer un resumen exhaustivo de la trama. Poco más o menos se trata de una desbordante colección de historias de todo tipo que giran en torno a un reducidísimo grupo de personajes sacados del entorno familiar del protagonista. Su padre Walter Shandy; su tío el capitán retirado Toby Shandy, y el criado de éste último, el cabo Trim. Hay una serie de secundarios fijos que los complementan. Su madre, Elizabeth Mollineux; el doctor Slop; el párroco Mr. Yorick, y algunos sirvientes de Shandy Hall, la residencia campestre donde trascurre casi toda la acción. El narrador es el propio Tristram Shandy, quien comienza contando su nacimiento, pero con tal lujo de detalles que hasta el volumen III no asistimos al parto. El texto crece en detalles, se enreda con pormenores que dan para varios capítulos, se ramifica haciendonos saltar en el tiempo y en el espacio. Un relato enlaza con otro, se ve interrumpido por uno nuevo con el que se relaciona, sigue expandiendose, extendiéndose, pero curiosamente nunca perdemos el curso de la narración. Laurence Sterne es muy hábil y consigue guiar el desarrollo de los acontecimientos exactamente por donde quiere, sin que en ningún momento tengamos la sensación de habernos perdido entre tanto follaje. Por tanto, por más que parezca que a base disgresiones nos alejemos del objetivo planteado, el autor mantiene el control en todo momento y todos los flecos que hemos ido dejando sueltos en ese aparente irnos por las ramas se cierran impecablemente.

El trasfondo de la novela es humorístico, pero no encontraremos golpes fáciles, sino un ingenio desbordante plagado de sátiras, muchas veces disparatadas, que alcanzan por momentos niveles de absurdo significativos, más aún si nos paramos a pensar que está escrito en torno a la década de los 1760s. A esto se suman las incursiones metaliterarias del narrador/autor, dirigiéndose directamente al lector de su libro de cuando en cuando o referenciando a sus escritores preferidos (Cervantes a la cabeza). Lo mismo se detiene a explicarnos por qué ha preferido posponer un capítulo o cambiar el orden de un par de ellos, que nos recuerda que prometió contarnos ciertas anécdotas y que a pesar de que todavía no ha tenido tiempo para hacerlo, no lo ha olvidado y aparecerán en breve.

No esperaba algo así, la verdad. Antes de empezar a leerlo, me he mantenido alejado de cualquier referencia, crítica o resumen  para no condicionarme. De hecho solo sabía que está considerado como uno de los clásicos universales de la literatura de todos los tiempos, pero por lo demás ni idea. Ha sido una experiencia muy gratificante y reconfortante, la etiqueta de clásico universal no se da a cualquier obra y creo que en este caso está más que justificada. La novela resulta muy fresca y actual, super divertida. Quizás he ido retrasando su lectura por un hecho tan simple como que la edición en papel es muy poco manejable, tan terriblemente ladrillo que nunca veía el momento de ponerme con ella. No me suele pasar muy habitualmente, pero me apetece volver a leermelo y eso que no he hecho más que terminarlo. Tenéis más reseñas en El lamento de Portnoy (os la recomiendo, me ha parecido excelente) y La antigua Biblos.

19 oct 2015

Mitteilung

Que nadie espere mucha actividad en el blog en las próximas semanas. Entre las 700 páginas largas de Tristram Shandy en la versión de Alfaguara y factores laborales fuera de control, no estoy dedicando mucho tiempo a la lectura en los últimos días. De hecho y para que os hagáis una idea, hoy mismo he empezado el Volumen II del clásico de Laurence Sterne, y tiene diez en total (incluyendo 'Los sermones de Mr. Yorick'). Más información próximamente.

7 oct 2015

Tomates verdes fritos - Fannie Flagg

Tomates verdes fritos es otro de esos libros que han sido superados en popularidad por su adaptación homónima al cine (1991, Jon Avnet). La trama creo yo que la conocerá prácticamente todo el mundo. Evelyn Couch, una mujer cerca de los cincuenta y entrada en carnes, va todas las semanas con su marido a visitar a su suegra a una residencia de ancianos. Como no hay muy buena química entre las dos, ella la deja disfrutando de su hijo y en una zona común conoce a Ninny Threadgoode, una adorable anciana que empieza a contarle la historia de su familia adoptiva desde finales de los 1920s en  Whistle Stop, Alabama. Hay muchos personajes, pero los principales son su hermana Idgie y Ruth Jamison, una joven catequista que fue a ese pueblo a pasar un verano, y la imperecedera historia de historia de amor que surge entre ambas.

El libro es una especie de cuento de hadas contemporáneo para todos los públicos narrado desde perspectivas múltiples. Los capítulos suelen ser muy cortos y van dando saltos entre mediados de los 1980s en la residencia de ancianos y todo el rango entre los años 1920s y los 1960s. Los narradores, los personajes y los contextos temporales cambian a conveniencia. Se emplean a destajo las técnicas más despreciables habituales en los best sellers: raro es el capítulo que no se cierra adelantando un detalle de interés que se resolverá sin falta en el siguiente. Los personajes buenos, que son la gran mayoría, son enormes pedazos de pan. Pasan por situaciones personales muy duras, sin embargo su buen corazón, su amabilidad innata y sus firmes creencias cristianas les hacen poner siempre buena cara al mal tiempo. Su existencia se basa en un optimismo enfermizo y en rezar para que Jesucristo nuestro Señor les haga ser las mejores personas posibles. Los personajes malos, bueno, no hay muchos personajes malvados, uno nada más, pero es malvado a más no poder: Frank Bennett, marido de Ruth durante unos años. Es maltratador, abusador, violador, todo ello enmascarado en una sonrisa seductora y una amabilidad propia de psicópata.

La autora trata muchos temas delicados aunque lo hace con tal tacto que ningún potencial lector puede sentirse ofendido ni por el tratamiento que se le da, ni por sus opiniones sobre los mismos. El caso más claro es el de las protagonistas, Idgie y Ruth, que evidentemente son lesbianas, hecho que para sorpresa del lector con un poco de conciencia histórica sobre discriminación, no supone la menor inconveniencia a toda la comunidad. Tampoco se hace mención directa al mismo en toda la narración, ya sea con esta palabra o con cualquier otra en su campo semántico (homosexualidad, etc.). Todo es Idgie y Ruth no pueden vivir la una sin la otra, Idgie no dejes que Ruth vuelva a marcharse de tu vida porque no lo soportarás, Ruth quería a Idgie más que a nada en el mundo, etc. etc. Por supuesto de acercamiento sexual nada, aunque en ese sentido no hay discriminación por orientación sexual de los personajes, porque ni siquiera se recogen muchas demostraciones de cariño entre cualesquiera que sean los personajes y sus vínculos afectivo-sexuales. El tratamiento del racismo es algo más explícito aunque también difícil de creer por momentos. Se deja entrever que la discriminación a los personajes negros en Whistle Stop es en realidad un paripé para no llamar la atención a la sección provincial del Ku Klux Klan, porque en realidad blancos y negros se tratan con respeto e igualdad. Además los personajes negros tienen siempre un corazón que no les cabe en el pecho de grande que es. Su entrega a sus amigos blancos es total y absoluta, y dicen 'no señó' y 'sí señó' con alegría y amor a pesar de ser muy conscientes de la humillación diaria a que son sometidos. También se tocan feminismo, machismo, las enfermedades mentales (depresión, senilidad, etc.), pero todo muy edulcorado, muy bienintencionado. Sin propósito real de polemizar, sólo para hacernos ver que a pesar de las dificultades de la vida moderna (y de la antigua), lo más importante es afrontar los problemas con una sonrisa, confiando en el amor y la familia. Y en Jesús. ¡Amén!

Ahora a modo de disculpa, diré que me compré el libro el año pasado por 4,95€ durante la oferta de RBA que tantos grandes títulos me ha permitido conseguir por dos duros. Pero claro, reconozco que acertar siempre es pedir demasiado. Tenéis otra reseña en Hislibris; sólo incluyo ésta porque me parece la única medianamente crítica, a pesar de que no tiene reparos en recomendar el libro. El resto de comentarios que he visto en la blogosfera es complacencia pura y dura. Y bastante empalago he tenido que aguantar ya con la novelita de las narices.

2 oct 2015

Cuentos Completos IV - Philip K. Dick

El volumen IV de los Cuentos Completos de Philip K. Dick se compone de 18 relatos escritos entre 1955 y 1964. Como suele ser habitual cuando se trata de reseñas de compilaciones de cuentos y aunque no sirve de gran cosa, ahí va la lista:

  • Autofab
  • Servicio técnico
  • Mercado cautivo
  • El patrón de Yancy
  • El informe de la minoría
  • Mecanismo de recuerdo
  • La M imposible
  • Nosotros los exploradores
  • Juego de guerra
  • Si no existiera Benny Cemoli
  • Una actuación novedosa
  • Araña de agua
  • Lo que dicen los muertos
  • Orfeo con pies de barro
  • Los días de Perky Pat
  • El suplente
  • ¿Qué vamos a hacer con Ragland Park?
  • ¡Oh, ser un blobel!
Ha sido todo un acierto recurrir a Dick después de los dos ultimos fiascos. El nivel de los textos es bastante alto y se centra exclusivamente en la ciencia-ficción con temáticas típicamente dickianas: viajes en el tiempo, personajes con capacidades psiónicas,  universos paralelos, apocalipsis nucleares, crítica al belicismo mezclada con paranoia gubernamental propia de la Guerra Fría, etc. Ni que decir tiene, algunos los incorporan todos a la vez, en una especie de orgía argumental que provoca a los fans sensaciones próximas al éxtasis santateresiano. Como curiosidad indicar que me han sorprendido un par de ellos porque coquetean con el terror sobrenatural ('Mercado cautivo' y 'Lo que dicen los muertos'), algo a lo que este autor no nos tiene acostumbrados. Otros dos se mueven en exactamente el mismo universo, formando parte de una posible serie, con personajes y contextos comunes ('El suplente' y '¿Qué vamos a hacer con Ragland Park?'). Y ya por terminar de comentar temas que me han llamado la atención, un par de relatos recogen ideas que se desarrollaron e incluyeron en novelas posteriores, por ejemplo en 'Los días de Perky Pat' aparece la misma muñeca tipo Barbie que se utiliza como mecanismo de evasión en Los tres estigmas de Palmer Eldritch; en 'Una actuación novedosa' se reconocen pasajes enteros de Simulacra.

Resumiendo, un libro excelente, pero bueno, no puedo ser imparcial con PKD, solo hay que ver mis autores más leídos en el widget correspondiente del blog para darse cuenta de que sigue a la cabeza. Por cierto, se me están acabando sus novelas y libros de cuentos. Dentro de poco me veo rastreando las webs de segunda mano para conseguir títulos descatalogados hace tiempo en viejas ediciones de Edhasa o Martínez Roca. Tenéis más reseñas en el Sitio de Ciencia-ficción y La tormenta en un vaso.
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