30 may 2021

El gran secreto - René Barjavel

Mediados de los 1950s. Un laboratorio de investigación de la India encuentra lo que parece ser un remedio infalible contra el cáncer. Siguiendo los protocolos habituales, Shri Bahanba, el director del proyecto, envía una muestra a varios centros de investigación del mundo para que lo contrasten de manera independiente. Cuando llega el momento de testear en seres humanos Bahanba se inyecta la sustancia a sí mismo sáltandose todas las normas existentes. Por suerte puede comprobar que efectivamente el JL3, que es como se ha denominado al agente, revierte las formas de cáncer que se ha inducido. Solo queda esperar que el resto de sus colegas hagan los experimentos necesarios para corroborar sus hallazgos. Pero en el ínterin empiezan a revelarse algunos efectos inesperados de la cura. A las fantásticas posibilidades que estos efectos secundarios ofrecen a la especie humana, se suman unos riesgos que podrían llevar a la extinción de la vida en la Tierra. Así que tras discutir la situación con el Primer Ministro de la India, Bahanba y él se embarcan en un viaje por los diferentes países donde hay una muestra en estudio para exponer los riesgos a los laboratorios consultados y a los jefes de estado de cada uno de ellos. Entre esos países está Francia, y en el laboratorio que se está investigando la muestra trabaja Roland Fournier. Roland lleva unos meses embarcado en una tórrida historia de amor con Jeanne Corbet. Ambos están casados y tienen hijos, así que son conscientes de que va a ser muy difícil para ambos poder formalizar lo que sienten. Sin embargo todavía no saben que la existencia del JL3 dificultará todavía más las cosas.

El gran secreto es una novela de intriga construida sobre una historia de ciencia-ficción. Escrita a principios de los 1970s, responde de lleno a una tendencia temporal muy de la época que incluye trama política internacional, acción, misterio y romance. Aunque leída casi 50 años depués resulta inevitable percibir un regusto añejo, no se puede negar que está muy bien urdida. René Barjavel entremezcla con gran habilidad y tino sucesos y personajes históricos de la segunda mitad del Siglo XX con una conspiranoia salida exclusivamente de su imaginación. A todo esto hay que sumar elementos propios de Zietgeist de aquellos años: la división del mundo en los bloques Capitalista y Comunista, la Guerra Fría y la amenaza nuclear, las crisis energéticas y del petróleo, etc. A mí me quedan vagos recuerdos de todo ello de mi niñez, así que la nostalgia ha conseguido vencer la indiferencia que me provocaban los agotadores malabarismos del escritor francés para lograr que encajen los hechos reales con los ficticios. A esto hay que sumar el mareo que provoca la no linealidad de la narración, que va saltando hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, y además mezclando puntos de vista de diferentes personajes. Esta urdimbre no es que sea difícil de seguir, pero me ha parecido otro ejercicio circense, una culminación forzada del "más difícil todavía" totalmente innecesaria.

Por otro lado y en lo tocante a los aspectos de ciencia-ficción, el autor francés consigue crear un ambiente opresivo en que elementos típicamente utópicos (comunidades cerradas que se pueden entender como un posible avance evolutivo del homo sapiens), se mezclan con otros de carácter apocalíptico debido a las implicaciones negativas de esa milagrosa sustancia descubierta en Bombay. Pero cuando Barjavel se pone a hablar de ciencia e investigación en los laboratorios a mí no me ha parecido muy convincente. Excepto por el uso de animales para la experimentación, que era tan infame en los 1970s como ahora, como bien se recoge a lo largo de la novela, el escritor francés no transmite mucha credibilidad. De hecho cuando nos da detalles sobre el cáncer más bien da la impresión de meterse en camisa de once varas. Aunque también podría ser que en los años que han transcurrido desde que se escribió ha cambiado tanto el enfoque sobre esta enfermedad que lo que nos cuenta es difícil de creer. De una forma u otra, ese aspecto flaquea claramente.

En cuanto a conflictos humanos, inevitables dado el excesivo peso de la historia de amor entre Jeanne y Roland, actúan como contrapunto de toda la acción de intriga. El amour fou de la pareja se estira hasta provocar la desesperación del lector, resultando así cansino y agotador. No seré yo quien niegue que relaciones tan, tan intensas puedan existir, pero desde mi punto de vista son un recurso bastante probre para dar cuerpo a una novela. Más interesante me han parecido las luchas dentro de la comunidad utópica. Por un lado se detecta un tufillo antropocentrista cuando se exaltan los aspectos positivos del ser humano, escogiendo los que mejor encajan en la historia: el ansia de conocimiento, la pasión por los nuevos descubrimientos, las fantásticas posibilidades que presenta el futuro, etc. Pero por otro, pasas dos páginas y no hay más que egoísmo, pasiones desbordadas, violencia y destrucción, que por lo menos a mí me parecen más inherentes al ser humano que todas esas pamplinas de grandeza de nuestra especie que se repiten desde los medios una y otra vez mientras acabamos con la vida en nuestro planeta. ¿En qué quedamos entonces? A resultas de esta esquizofrenia uno sabe si calificar a Barjavel de iluminado o de simplón complaciente. Desde luego la lectura es entretenida y no da descanso al lector. El problema es que a poco que analices no ves más que contradicciones y majaderías bienintencionadas, pero majaderías al fin y al cabo. Por resumir, un libro intrascendente que ha quedado un bastante anticuado en forma y fondo. No llega a la categoría de insulto, pero hay que subir bastante el nivel de tolerancia a las pamplinas para terminarlo.

26 may 2021

El nucleo del sol - Johanna Sinisalo

Debido a la violencia que experimentó Finlandia en el periodo 1820-1880, provocado por una gran masa de hombres jóvenes ociosos y con mucho alcohol a su disposición, el gobierno del país fomentó legalmente que las mujeres empezaran a considerarse un instrumento a disposición del varón. Su papel de esposa y madre se potenció para cubrir las necesidades masculinas de poder, satisfacción de impulsos sexuales y procreación. Así que poco a poco y de manera sutil, las multas, las condenas y el ostracismo que padecían aquellas que se negaban a pasar por el aro, consiguieron que las mujeres se fueran transformando en individuos simples y anodinos cuyo único interés pasó a ser seducir al hombre y contraer matrimonio. En la década de los 1930s, las teorías eugenésicas de pioneros como Francis Galton no fueron sino un acicate para que este estado empezara a dar forma a lo que se conoce actualmente como Eusistocracia, un modelo de sociedad que garantiza el bienestar general y la salud de los ciudadanos (del ciudadano masculino, se entiende). El principal órgano de gobierno es la Autoridad Sanitaria, que da las directrices sobre lo que se debe comer, beber y hacer para maximizar la dicha de todos los finlandeses. Ya entrado el siglo XXI, el país es una isla rodeada de democracias hedonistas, cuyos habitantes son libres de actuar contra su propia salud, comiendo carne y azúcar en cantidades ingentes, fumando, bebiendo alcohol. Vanna Neulapää y su hermana Manna se fueron a vivir con su abuela Aulikki tras la muerte de sus padres. Ambas han sido clasificadas como elois, mujeres adecuadas para el papel de esposa y madre. Sin embargo su abuela sabe que Vanna, a pesar de su belleza y su aspecto dulce y sumiso, es en realidad una morlock: una niña muy inteligente y con ideas muy claras sobre lo que quiere hacer, que desde luego no es cocinar, limpiar la casa y ser la cónyuge perfecta de un masco. Así que la educará para que sepa ocultar su verdadera personalidad sin olvidar sus intereses.

Tras la asombrosa toma de contacto que supuso Ángel y el troll (en mi top 3 de libros leídos en 2020, no lo olvidemos), me toca hoy comentar esta originalísima novela de Johanna Sinisalo que no resulta fácil de clasificar ni queda a la zaga de la anterior. La escritora finlandesa combina varios géneros sin pudor alguno y resulta triunfal en esta arrebatadora mezcla de ucronía, distopía y trama criminal. Como ya ocurriera con el título mencionado más arriba, los personajes de esta obra se mueven en un mundo alternativo que resulta totalmente plausible. Con tan solo algunas variaciones sobre la realidad histórica que conocemos, podríamos haber llegado a ese perverso modelo de sociedad. Para hacerla verosímil, la autora finesa vuelve a recurrir a la metaficción, mencionando a filósofos, científicos y políticos reales, que complementa con extractos de elementos culturales ficticios de esta otra Finlandia: manuales, folletos, cuentos y canciones populares, etc. De esta manera, a base de darnos referencias documentales consigue que nos cuestionemos si de verdad todo lo que narra no ha ocurrido en realidad. Y a esta variedad de formatos (epistolar, científico, folclórico, etc.), se suma un doble punto de vista para darnos una imagen global: Vanna como principal narradora y Jare Valkinen, su amigo íntimo/pareja como contrapunto.

Por otro lado, si nos centramos en el hecho de que Eusistocracia ha transformado a las mujeres en seres indefensos, con facultades intelectuales limitadas y un aspecto físico que potencia todas las características necesarias para gustar a sus posibles parejas masculinas, resulta difícil no buscar similitudes con El cuento de la criada de Margaret Atwood. Pues bien, no las hay más allá de esa pérfida reducción de la mujer a esposa y madre, en la que al igual que en la novela de la canadiense, también se ven obligadas a cambiar sus nombres siguiendo caprichosas reglas estatales. Sin embargo, a medida que vamos entrando en la historia comprobamos que los planteamientos están mucho más actualizados, pues a la más que obvia crítica al heteropatriarcado, se suma el rechazo a la dictadura de la salud y el bienestar. No es que estos jucios no tengan peso en la acción, pero por momentos se transforman en un mero telón de fondo ante a la complicada relación de Vanna con su hermana menor. El dolor por las circunstancias que han provocado el alejamiento de Manna provoca la caída de la protagonista en la adicción a una sustancia cuyo nombre no puedo revelar para no destrozar la sorpresa. De la drogadicción a la criminalidad hay tan solo un paso, con lo cual todos los asuntos a resolver irán confluyendo en un final inmejorable y fantástico, entendido en las dos acepciones de la palabra: manífico por un lado, pero repleto de elementos increíbles también.

Resumiendo, la novela me ha parecido una auténtica maravilla. Una obra que demuestra la impresionante habilidad de Sinisalo como narradora e inventora de historias absorbentes, con argumentos perfectamente orquestados y contextos de historia alternativa capaces de desorientar a una brújula. Lo malo del caso es que creo que de momento no tiene nada más publicado en castellano. Así que me va a tocar esperar.

21 may 2021

Los Elementales - Michael McDowell

Marion Savage acaba de morir. Solo sus parientes más próximos asisten al funeral de la matriarca de la acaudalada familia en la Iglesia de San Judas Tadeo de Mobile, Alabama. Están su hijo Dauphin y su esposa Leigh; su hija Mary-Scot; su consuegra y única amiga, Big Barbara McCray; el cuñado y amigo de Dauphin, Luker, acompañado de su hija India, recién llegados los dos de N.Y.; Odessa, la criada negra que lleva más de 30 años al servicio de los Savage. Una vez finalizadas las exequias, las dos familias deciden marcharse a Beldame, en la punta de la bahía de Mobile, donde tanto los Savage como los McCray tienen unas casas de verano en una zona muy aislada de la costa. Se trata de dos construcciones de gótico carpintero americano de un grupo de tres viviendas exactamente iguales que uno de los primeros Savage construyó para sus hijos. La tercera está abandonada hace años, de hecho una gran duna que ya ha alcanzado la primera planta la está cubriendo poco a poco. Pero lo peor es el largo historial de extrañas presencias malignas que desde allí acechan a los visitantes. De manera semi inconsciente todos dan la espalda a la casa. Pero con tan solo trece años, India no podrá evitar verse atraída por ella.

Los Elementales es una novela de terror más sobre casas encantadas. Michael McDowell era guionista además de novelista, y eso se nota en el texto, que es tremendamente visual y descriptivo. Contiene imágenes espeluznantes y muy poderosas, por no hablar de la ambientación que constituye Alabama, con su clima cálido, húmedo y opresivo y una vegetación exhuberante que parece dispuesta a borrar cualquier señal de la civilización humana a poco que nos despistemos. Por desgracia aunque la trama es entretenida y se lee sin ninguna dificultad, es bastante insulsa y está hinchada más de la cuenta, con páginas y páginas de sucesos supuestamente epatantes que luego no tienen ninguna relación con la historia de espíritus. Y a juzgar por esos cliff-hangers que cierran prácticamente todos los capítulos, podríamos decir sin riesgo a equivocarnos que se trata de un best-seller en toda regla. Una lectura nada exigente que se acomoda a la perfección a las altas temperaturas del verano y permite disfrutar de la indolencia de la piscina/playa. Considerado como tal cumple su función sin queja alguna, pero no hay mucho que rascar, la verdad. Lo que no entiendo es cómo todavía no hay una película basada en este libro. Entre los abundantísimos diálogos, las descripciones tipo story-board, los capítulos-escenas y el detalle de los efectos especiales, costaría poco esfuerzo pasar a un guión.

18 may 2021

Lo estás deseando - Kristen Roupenian

Hay doce relatos cortos en Lo estás deseando. Cortos pero intensos, ya lo creo. Según me he ido enterando a medida que iba curioseando por Internet, Kristen Roupenian tuvo un éxito espectacular e inesperado con 'Un tipo con gatos', uno de los cuentos incluídos en este tomo. Que si se volvió viral por aquí, que si un contrato para un libro de relatos con cifras astronómicas por allá, la HBO comprando los derechos, bla, bla. Yo personalmente hace tan solo dos semanas no había oído hablar de ella, pero tampoco es que estemos precisamente ante el paradigma de individuo que está al día y no pierde detalle de lo que pasa en la calle. Ni de lo que dicen los medios de comunicación, ya que estamos. Y menos aún twitter o los influencers en YouTube o donde quiera que suban sus vídeos hablando de las cosas de la (su) vida. Así que no es de extrañar. En cualquier caso, los cuentos están muy bien, después de la lista con los títulos y su temática muy grosso modo os cuento mis impresiones:

  • 'Chico malo' / Fetichismo duro
  • 'Look at your game, girl' / Terror-realista
  • 'Sardinas en lata' / Terror-fantástico
  • 'El corredor nocturno' / Terror-realista
  • 'El espejo, el cubo y el fémur viejo' / Fantástico
  • 'Un tipo con gatos' / Fetichismo suave
  • 'Un buen tío' / Fetichismo suave
  • 'El chico de la piscina' / Fetichismo suave
  • 'Cicatrices' / Fantástico
  • 'El signo de la caja de cerillas' / Terror-fantástico
  • 'Deseos suicidas' / Fetichismo duro
  • 'Una chica de las que muerden' / Fetichismo duro
Yo diría que hay un tema común a todos ellos: las relaciones personales, el amor y el sexo, todo ello con un enfoque perverso y retorcido producto probablemente de la saturación de porno a que la Internet nos ha habituado. Los fetichismos campan especialmente a sus anchas, de ahí mis etiquetas. Fetichismos consentidos y/o sublimados que se han integrados en el día a día de los protagonistas de una forma tan normalizada que han perdido la faceta problemática que los caracteriza. Quizás esto sea lo que más me ha gustado, el hecho de que a pesar de que algunas historias cuentan sucesos de índole sexual bastante impactantes, debido a la sobreexposición hemos acabado por trivializar la violencia que llevan implícita. Luego hay otro grupo que se pueden clasificar claramente de terror/género fantástico pero que también tocan las relaciones personales transversalmente.

La prosa de de Roupenian es muy simple y directa. Es especialmente hábil a la hora de caracterizar a los personajes a nivel psicológico. Ni que decir tiene, todos están llenos de rarezas -más o menos inocentes según el caso-, pero logra que sus anormalidades, extravagancias, fobias y filias nos resulten reconocibles en mayor o menor medida. El cuento estrella, 'Un tipo con gatos', está muy logrado y por encima de todo yo destacaría el final, que llega como un mazazo y me pareció tan, tan redondo que incluso me dieron ganas de aplaudir. De todas formas, mis favoritos son 'El corredor nocturno' por angustioso, y 'El signo de la caja de cerillas' por pesadillesco. En definitiva una colección de cuentos que pasa mi filtro con muy buena nota. Creo que he tenido suerte al haberme enfrentado a ella sin ninguna expectativa, ya que el bombo y la fanfarria que la acompañaba me eran completamente desconocidos.

12 may 2021

La Institución Smithsoniana - Gore Vidal

Un taxi se detiene en la puerta del Instituto Smithsoniano de Washington D.C. la mañana del Viernes Santo de 1939. Se supone que en esa fecha festiva está cerrado, pero un niño de trece años se baja del vehículo y va muy decidido hacia una de las puertas, que resulta estar entornada nada más. El joven T. ha recibido una misteriosa invitación para personarse allí en esa fecha. Pronto sabremos que es una eminencia en física cuántica cuyas teorías pueden suponer un avance gigantesco para la humanidad, por lo cual esta institución pondrá a su disposición todos sus recursos humanos y tecnológicos para que pueda desarrollarlas y buscarles aplicaciones prácticas, que a la postre tendrán resultados fantásticos e increíbles.

La Institución Smithsoniana es el primer libro de Gore Vidal que leo y lo último que podía imaginarme es pudiera englobarse dentro de la ciencia-ficción. El autor norteamericano elabora una historia de prospección tecnológica, viajes en el tiempo y ucronías que se desarrollan gracias a las revolucionarias teorías físicas del joven protagonista. A pesar de este sustrato inequívocamente fantástico, hay mucho de novela histórica en la narración. No voy a negar que el libro es entretenido y muy divertido (hay una subtrama sentimental y de iniciación sexual de T. que es super graciosa por lo liberal de su planteamiento), pero a mí personalmente la forja de la Unión, las guerras para apoderarse de nuevos territorios, esa retahíla inacabable de presidentes de USA,... Todo me queda muy, muy lejos, y por tanto ha hecho que disminuyera mi interés por desconocimiento, básicamente. Sin duda al público estadounidense le parecerá muy fácil de llevar al tratarse de elementos de su historia fácilmente reconocibles.

Hay no obstante otros aspectos metaficcionales que me han parecido mucho más atractivos. La amenaza de una nueva guerra mundial sobrevolaba el mundo en aquellas fechas, así que gracias al reputado instituto asistiremos a un espectáculo colosal en que próceres de la ciencia (Einstein, Oppenheimer, Fermi, etc.), decidirán el rumbo que tomará la contienda articulando novedosas y devastadoras armas atómicas. Una ojeada rápida a la entrada de este autor en la Wikipedia revela además aspectos biográficos menores que también se incluyen en la trama. Y lo mejor sin duda son las críticas de Vidal a las peores características identitarias de los EE.UU.: desde breves apuntes sobre la esclavitud y el exterminio de los pueblos nativos, a ataques frontales al imperialismo y las guerras de trasforndo económico disfrazadas de guerras en nombre de la democracia y la libertad. Y no le tiembla el pulso ni se anda con medias tintas, no. Lo pone en negro sobre blanco, así que ¡bravo! En definitiva una toma de contacto con la obra de este autor que para nada encajaba en mis expectativas y que sin ser una maravilla, deja buen sabor de boca.

9 may 2021

98 segundos sin sombra - Giovanna Rivero

Genoveva Bravo Genovés es una adolescente que vive en Therox, un pueblo de mala muerte en la Bolivia profunda donde el cultivo de la planta de coca ha desplazado al resto de actividades económicas. Estamos a finales de 1986 y a la joven le queda poco más de un año para acabar la educación secundaria, momento en que confía podrá marcharse fuera de ese agujero a estudiar una carrera universitaria. Junto con Inés ha fantaseado muchas veces con huir, pero la que es su única amiga padece trastornos alimentarios graves y ya apenas sale de casa. Su padre es un ex-guerrillero comunista depresivo y su madre, bastante ausente desde que tuvo a su hermano Nacho, que nació con alguna discapacidad grave, se ha volcado de lleno en la Transcendencia Espiritual. Súmale a todo eso las Madonnas, el grupo de acosadoras del colegio de monjas, y que su abuela paterna que está a punto de morir, y no hay duda de que la vida para Genoveva no es un camino de rosas. Pero entonces conoce al Maestro Hernán, el gurú que está iniciando a su madre en las misteriosas Enseñanzas de Ganímedes. Y algo muy poderoso surgirá dentro de ella.

98 segundos sin sombra es una de las novelas más emocionantes y vitalistas que he leído en mucho tiempo. La protagonista es una adolescente solitaria e introspectiva que sin embargo está decidida a aprovechar todas las posibilidades que la vida está por ofrecerle. Sus dieciséis años no se dejarán vencer por los problemas familiares y los propios de la edad a los que tendrá que encarar. Y que conste que Giovanna Rivero no tiene compasión y además de al acoso, embarazos adolescentes y la violencia estructural de Latinoamérica, la enfrenta a la soledad, la enfermedad y la muerte. Pero Genoveva saca fuerza de la juventud para superar un drama cuya mangnitud ni siquiera creo que llegue a ser capaz de determinar. Ése es precisamente uno de los grandes logros de la novela y de la autora: lograr transmitir un optimismo demoledor frente a la desdicha. Otro acierto sin duda es la verosimilitud del personaje principal. Todo lo más podremos decir que es un poco redicha y marisabidilla, pero en ningún momento el diaro escrito en primera persona que constituye esta obra parece volcado desde una perspectiva adulta. Que es uno de los mayores errores con los que resulta habitual encontrarse en este tipo de narración retrospectiva con elementos autobiográficos (porque está claro que tiene que haber mucho de Rivero en Genoveva).

En definitiva la historia me ha parecido apasionante y contada con una sensibilidad y crudeza incomparable. En mi caso en particular la nostalgia ha jugado en su favor, y eso que yo no suelo conceder tregua a la nostalgia. Pero es estoy tan harto de que los móviles, las redes sociales y la tecnología en general copen la relaciones interpersonales en la literatura actual, que verme transportado a un tiempo dominado por walkmans y cintas de cassette me ha resultado tremendamente refrescante. El único pero que puedo ponerle es el uso de localismos y dialectalismos desconocidos para mí. A los cuales se suma la jerga adolescente. Pero entiendo que son totalmente necesarios para dotar de autenticidad a la narración. Aunque me hayan dificultado la comprensión del texto en ocasiones no suponen ningún problema para disfrutarla, al margen de que algunos son divertidísimos y encantadores, como los modismos construidos con el sufijo -ingo/a: todingas, seguringo, viejinga, etc. Y como colofón, el cierre no podría haber sido mejor. A pesar de que la perspectiva de lector adulto no permite prever nada bueno en la conclusión de la historia de Genoveva, el final se produce en el instante preciso para hacerte pensar que hay lugar para la esperanza y la aventura. Y cuando en el corazón ya no te queda apenas hueco ni para lo primero ni para lo segundo, ese golpe de efecto ha conseguido que la sonrisa me dure todavía varios días después (aunque a un nivel subfacial, todo sea dicho).

5 may 2021

La pesquisa - Juan José Saer

Hay dos hilos argumentales en La pesquisa, que van entrelazándose a medida que van cayendo páginas. En el primero, el comisario Morvan está al frente de una unidad especial de la policía creada expresamente para detener a un asesino en serie que ya ha matado a veintitantas ancianas de París. En el segundo, conocemos a Pichón, un argentino que vive en París y acaba de volver a Buenos Aires después de veinte años de ausencia para resolver algunos asuntos personales. Allí se reune con sus antiguos amigos, que cuentan con él para tratar de determinar la autoría de una novela anónima encontrada entre los papeles de un escritor ya fallecido, y que también formaba parte del grupo de amigos de entonces.

Llego a Juan José Saer a través de las entusiastas reseñas de su obra en Un libro al día. Me pongo a curiosear un poco por Internet y vía Wikipedia me entero de que «tres de sus novelas —El entenado, La grande y Glosa— figuran en la lista confeccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles de los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años». Así que me decido a poner remedio a esta carencia mía rápidamente con la novela que me ocupa hoy, que es la que he podido conseguir en la biblioteca. Y vaya decepción. No sé las tres mencionadas un poco más arriba, pero desde luego ésta me ha parecido insustancial y prescindible a más no poder.

Para empezar ninguna de las historias tiene apenas interés. No van a ningún sitio, no aportan nada. No son ni originales, ni atractivas ni nada. Son anodinas. La trama criminal está llena de clichés, es insulsa, aburre y es predecible. Y la literaria no tiene ni contenido ni cuerpo. Y la forma en que convergen las dos es simple y ramplona a más no poder. Pero no es en esta tibieza temática donde he encontrado el principal problema, aunque resulte difícil de creer después de la sarta de adjetivos negativos que le he dedicado. En absoluto.

El gran obstáculo que he encontrado es el estilo de Saer, insoportable para mi gusto. Frases larguísimas llenas de yuxtaposiciones y subordinadas de relativo que describen el entorno y dan detalles sobre cosas o ideas sin ninguna relación con la trama. Párrafos enteros con cero información de interés para la acción y en los cuales el autor se va por las ramas a nivel bosque milenario de secuoyas. Hay algunos temas recurrentes que a pesar de su absoluta falta de relación con las historias, se repiten una y otra vez a lo largo de todo el texto. El invierno en París, por ejemplo. La nieve, el frío, la falta de luz habitual en esta estación. Detalles triviales que se incrustan decenas de veces y después de los cuales se revela algún ínfimo detalle del asesino psicópata. Y en Buenos Aires la descripción de la terraza de un bar donde se han reunido los amigos a charlar rellena páginas y páginas en las que no hay nada que merezca la pena saber. Una vez he detectado estas características tan molestas me he dedicado a saltar párrafos casi enteros. Más que leer, parecía que estaba haciendo un análisis sintáctico exprés, buscando la esencia en el sujeto, verbo y complementos de la oración principal y eliminado silos enteros de paja sobre la cerveza (sabor, temperatura idónea, la cantidad de espuma tolerable para considerar que se ha tirado bien), las tapas y raciones que se han pedido para cenar, el color de las camisas que llevan puestas los personajes y cómo el sudor lo altera, o unos insectos nocturnos que revolotean en el cielo nocturno del final del verano. Y como éstas, decenas más.

Por si todo esto fuera poco (tres cuartas partes del total, tirando por lo bajo), Saer emplea con profusión dos de los virtuosismos estilísticos que más detesto. Por un lado las frases comparativas de inferioridad: «le producía menos inquietud que una repulsión vaga y persistente»; «apreciaban menos la justicia que las jerarquías»; «menos escandalizado que alerta»; «le parece adivinar menos hipocresía o interés que la búsqueda (...) de una razón». Por otro las frases en las que elementos gramaticales negativos (adverbios, preposiciones) modifican un verbo de significado negativo. «Sin estar enteramente en desacuerdo»; «no se abstenía de emplear la tortura»; «no carecía ni de perspicacia ni de exactitud». Que conste que a mi estas construcciones me parecen alternativas perfectamente válidas para otorgar  variedad al discurso, pero para mi gusto abusar de ellas vuelve el texto retorcido y denso.

¿Y qué hago yo ahora con este escritor? ¿Me atreveré con alguna de las tres novelas que en 2007 los críticos consideraron entre las cien mejores escritas en castellano en los veinticinco años inmediatamente anteriores? No lo tengo del todo claro, la verdad. El libro incluye al final una pequeña semblanza del autor en la que se comenta que junto con Onetti, Saer es el escritor rioplatense más influído por Faulkner tanto en los espacios ficcionales (personajes y localizaciones recurrentes), como en «la prosa trabajada, de oraciones largas, (...) combinandola con detalladas descripciones de los espacios y acción narrativa». De Faulkner solo he leído Santuario y no recuerdo una prosa cargante ni frases largas. De hecho me gustó bastante así que dudo mucho que tuviera ninguna de esas características. En todo caso es probable que no tenga suficiente base para opinar. Pero los Cuentos de Santa María de Onetti me resultaron insoportables justo por las razones mencionadas. El panorama no me invita a repetir, las cosas como son. Aun así no descarto volver a intentarlo a medio plazo, pero cuando eso ocurra no pienso darle tregua.

2 may 2021

La joven ahogada - Caitlin R. Kiernan

A India Morgan Phelps (Imp para los amigos) la locura le viene de familia. Que ella sepa, su madre, su abuela y una tía de su abuela también padecieron trastornos mentales de importancia. Por suerte su esquizofrenia está controlada con la medicación. Y su afición a la pintura y la escritura le sirven como terapia para canalizar sus problemas. Nada de lo cual impide que tenga delirios, manías u obsesiones que según en qué ocasión pueden ser preocupantes. Una de sus fijaciones es el cuadro de un pintor simbolista no demasiado conocido llamado Phillip George Saltonstall que se titula La joven ahogada. Lo vio por primera vez con tan solo once años, en una visita a un museo motivada por su afición vocacional a los pinceles. Y la verdad es que no puedo contar mucho más del argumento porque es tan lioso, tan inconsistente, tan, tan esquizoide, que solo puedo reconocerle el mérito a Caitlin R. Kiernan por su habilidad a la hora de transmitir la forma de actuar de un enfermo mental. Porque el relato al que asistimos son las memorias escritas por la protagonista y por tanto, sufre de todas las dificultades que desde mi total desconocimiento clínico y personal, podría suponer que tiene un enfermo de estas características. 

Para empezar la narradora no solo no es fiable sino que es contradictoria. No resulta difícil entender que las mentiras, omisiones y diferencias del discurso entre lo que nos cuenta en un capítulo y dos más adelante podrían ser producto de bloqueos, fantasías, alucinaciones, constructos mentales con que se intenta proteger o que simplemente toman control de sus actos. Hay un capítulo en concreto, supuestamente escrito después de haber abandonado la medicación sin conocimiento de su psiquiatra, que es, simple y llanamente, incomprensible. De los cut-ups de William s. Burroughs se pueden sacar más cosas en claro que de aquí. ¿Escritura automática de los surrealistas? Tan objetiva y unívoca como el prospecto de un medicamento en comparación con Imp sin sus pastillas. De todas maneras tengo la impresión de que llegar a escribir de manera tan ininteligible no deja de requerir un gran esfuerzo. Otra cosa es que el resultado final compense el tiempo dedicado a leerlo. Que en mi opinión es un NO rotundo.

En cualquier caso y al margen de mi total incapacidad para sacar nada en claro, el libro tiene ideas buenas. Kiernan trabaja sobre todo el concepto de hechizo o encantamiento como una idea perniciosa que se transmite y propaga contagiando a las personas. Es en cierta manera el efecto nocivo de una transmisión cultural maligna equiparable a un meme, y nos da varios ejemplos de ello. Así se refiere a Aokigahara, el famoso bosque de los suicidios de Japón. Lo interesante del caso es que dicho paraje solo empezó a ser destino de los suicidas tras la publicación en 1960 de la novela 'Kuroi Jukai' ('El Bosque Negro') de Seicho Matsumoto, en la cual dos amantes eligen ese bosque para quitarse la vida. Luego también me parece digo de mencionar que la protagonista sea lesbiana y que su pareja sea una mujer transexual. Que yo recuerde, es la primera obra de ficción en la que me encuentro un personaje transexual, al menos uno que tenga tanta importancia en la trama y a quien se otorge un enfoque tan normalizador y positivo (ninguna de las dos muere, tumbando así el tropo tan habitual de los personajes LGTB en la literatura). Como no podía ser de otra forma, hay una razón de peso para la elección de las protagonistas: la propia autora es una mujer transexual y lesbiana, aunque ahora prefiere denominarse a sí misma como género fluído (vía Wikipedia). De todas formas estas ganas de sacar algo de provecho son solo patéticos intentos de compensar lo que para mí ha resultado una pérdida de tiempo total. La historia no solo me ha resultado un lío sin pies ni cabeza, sino además, bastante pedante. Extractos de poemas a cada poco, insufribles incursiones en el mundo del arte, sesudos análisis de cuentos y leyendas tradicionales, sectas suicidas, bla, bla, bla. Un pastiche que debería haber aumentado mi lista personal de abandonos y que a decir verdad, todavía no entiendo por qué lo he terminado.
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