Una tarde Mikael vuelve a casa con unas cervezas de más y frustrado porque Martti, gerente de cuenta en una agencia de publicidad para la que trabaja como fotógrafo freelance, insiste en dárselas de hetero y no responde a sus insinuaciones, a pesar de una noche de borrachera se estuvieron dando el lote. En el portal se encuentra con unos gamberros maltratando a un animal. Con ayuda de una vecina consiguen ahuyentarlos y una vez se libra de ella, decide subirse a casa a ese pobre cachorro que, pronto descubrirá, es la cría de un troll.
En una fecha tan tardía como 1907, el mítico troll, que tanto floclore había ocupado en todas las regiones de Escadinavia, fue clasificado como mamífero: Felipithecus Trollius. Se trata de una especie de la familia de los primategatos (Felipithecidae), que a pesar de su descubrimiento y catalogación por la ciencia, siguió tan esquivo y lleno de misterio como hasta entonces. Partiendo de estos elementos fantásticos, Johanna Sinisalo compone un asombroso teatro del mundo en donde lo humano y lo animal se entremezclan para exponer las vergüenzas de los hombres por un lado, y la honestidad de la naturaleza salvaje por otro. En Ángel y el troll asistimos a un drama que es reflejo de la vida real. Son los inocentes quienen sufren las consecuencias de su ingenuidad en una sociedad poblada de personas mucho más despiadadas que cualquier animal salvaje. Y paradójicamente la vuelta a la naturaleza es la única vía de escape para encontrar sentido a nuestros actos perversos.
Estamos ante un texto multivocal, compuesto de párrafos bastate cortos en que cada uno de los personajes toman la voz para componer el relato global. Sinisalo resulta particularmente habilidosa al incorporar textos de diferente formato (científico, canciones y poemas tradicionales, leyendas, etc.), de tal forma que crea un mundo alternativo que dota de verosimilitud a la narración. Con esto logra momentos brillantes en que te hace dudar de la realidad que conoces. ¡Cuánto me gusta esa sensación! Por otro lado, el protagonista es conocido en el ambiente homosexual de Tampere con el sobrenombre de Ángel por la perfección de sus rasgos nórdicos. Sin embago detrás de ese aspecto celestial hay un ser humano con todos sus defectos. La autora finlandesa nos demuestra en esta obra que la maldad y la bondad son transversales al género humano y que vamos a encontrarlas en cualquier categoría que queramos establecer para clasificar a las personas: étnia, clase social, orientación sexual, etc. Y no voy a dejar de mencionar que el final es uno de los mejores ideados que he leído últimamente. Es verdad que vernos reflejados en tanta miseria humana duele en nuestras conciencias. No obstante también es capaz de fascinar por lo bien que se han manejado el misterio y los elementos fantásticos para cerrar la historia de manera tan inusual, inesperada y sensacional. Muy fan de Johanna Sinisalo desde ya.
John Tresch. La razón de la oscuridad de la noche
Hace 2 horas
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