30 abr 2016

La sombra de Sissí - Mª Pilar Queralt del Hierro

La sombra de Sissí es, como su subtítulo bien sugiere ('La trágica historia de una familia maldita'), un recorrido histórico por la vida de Elisabeth de Austria (Sissí) y todo su entorno familiar. Seremos por tanto testigos del devenir de los acontecimientos en la corte del Imperio Austro-húgaro poco más o menos desde el nacimiento de Sissí en Múnich en 1837 y hasta la muerte de su nieta Elisabeth (Erszi) en 1963 en Viena. De nuevo me encuentro ante uno de esos casos en que pienso que con libros como éste yo podría haberme interesado por la Historia en mis años de estudiante, porque lo cierto es que Mª Pilar Queralt ha escrito el que podría ser un entretenidísimo libro de texto que explica a la perfección el convulso fin del siglo XIX en centroeuropa, con una sociedad que por un lado reclamaba gobiernos constitucionales y por otro contemplaba atónita el auge imparable de los movientos obreros.

Así pues conoceremos sus orígenes familiares bávaros y su feliz infacia en Possenhofen, un castillo al lado de un lago donde Sissí y todos sus hermanos crecieron en total libertad y contacto con la naturaleza; su inesperado matrimonio con Francisco José, el emperador de Austria, que acudió junto con su séquito a conocer a Elená (Nené), la hermana mayor de Sissí, quien era considerada por la madre del emperador, Sofía, como candidata ideal al puesto de emperatriz. Y sin embargo el flechazo entre Francisco José y Sissí fue incontenible, de tal forma que quien se convirtió en su esposa fue Elisabeth. Una vez en la corte, asistiremos a los constantes desencuentros con su suegra por su espontaneidad y carácter alegre, que chocaba frontalmente con el protocolo de palacio; comenzarán las desgracias (que entroncan con la supuesta maldición de su saga familiar, los Wittelsbach) con la muerte de su primera hija Sofía con apenas dos años, continuará con la tragedia de Mayerling (el suicidio de su hijo y heredero Rodolfo junto con su amante, en causas aún no del todo aclaradas), sus trastornos mentales -depresiones, anorexia, etc.-, sus largas ausencias de la corte por problemas de salud, su propia muerte a manos de un anarquista,... Estos sucesos son más o menos conocidos por todo el mundo, pero la autora nos da a conocer también las calamidades que sufrieron sus hermanos, hijos, yernos y nueras, sobrinos o nietas,... de tal forma que hasta el más escéptico llega a pensar que la superstición que nos comentaban podría tener algo de cierto.

En resumen, un libro que nos muestra una parte de la historia reciente de una forma rigurosa pero amena, logrando que los hechos históricos se transformen en una narración entretenidísima y adictiva. La lectura nos permite también alejarnos de la imagen edulcorada y superficial de la emperatriz que flota en el subconsciente coletivo, muy probablemente debido a las películas protagonizadas por Romy Schneider(1) a mediados de los 1950s. De esta manera se reconoce debidamente la importacia política de Sissí en la compleja situación del imperio Austro-húngaro, pues su influencia y mano izquierda logró aportar algo de estabilidad en el mismo, muy revuelto debido principalmente a reclamaciones nacionalistas húngaras. Tenéis más reseñas en Palabras que hablan de historia y Todo literatura.



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(1) Sissí (1955, Ernst Marischka), Sissí emperatriz (1956, Ernst Marischka) y El destino de Sissí (1957, Ernst Marischka)

26 abr 2016

Brooklyn Follies - Paul Auster

Me encanta que los resúmenes editoriales coincidan con lo que yo he leído porque me ahorro el esfuerzo de describir la trama de un libro. En el caso de Brooklyn Follies no podría mejorarlo ni una pizquina, así que aquí lo tenéis gracias a la magia del Ctrl+C y el Ctrl+V:
Nathan Glass ha sobrevivido a un cáncer de pulmón y a un divorcio después de tres décadas de matrimonio, y ha vuelto a Brooklyn, el lugar donde pasó su infancia. Hasta que enfermó era un vendedor de seguros; ahora que ya no tiene que ganarse la vida, piensa escribir 'El libro del desvarí­o humano'. Contará todo lo que pasa a su alrededor, todo lo que le ocurre y lo que se le ocurre. Comienza a frecuentar el bar del barrio y está casi enamorado de la camarera. Y va también a la librerí­a de segunda mano de Harry Brightman, un homosexual culto que no es quien dice ser. Y allí­ se encuentra con Tom, su sobrino, el hijo de su amada hermana muerta. El joven habí­a sido un universitario brillante. Y ahora, solitario, conduce un taxi y ayuda a Brightman a clasificar sus libros... Poco a poco, Nathan irá descubriendo que no ha venido a Brooklyn a morir, sino a vivir.
La novela está muy bien, es muy entrenida y da gusto leerla, con esa prosa tan clara, tan sencilla y cero artificio, cero sofisticación, cero rebuscamiento léxico, eso que tanto ayuda a que las páginas pasen a toda leche. De nuevo una de esas historias tan originales a que Paul Auster nos tiene acostumbrados, tan verosímiles dentro de la peculiaridad de las situaciones descritas. Vamos, que el autor norteamericano repite el mismo esquema que me encontré en las dos novelas anteriore suyas que he leído: neoyorquinos que hacen cosas y se mezclan con otros ciudadanos (de New York, de estados limítrofes, de estados de la costa oeste, de cualquier estado de EEUU o del mundo si hace falta). Neoyorquinos de orientaciones sexuales variadas que se enamoran y se encaprichan de individuos de uno y otro sexo. Neoyorquinos que hacen viajes con un objetivo en la cabeza pero el destino va y juguetea con ellos y pasa algo totalmente inesperado. Neoyorquinos que sueñan con mejorar su situación, y algunos se casan, y otros se divorcian, y hay quien desaparece sin dejar rastro mientras que otros reaparecen tras años sin tener noticias de ellos etc. etc. etc. No me malinterpretéis, la novela me ha encantado. Pero si donde dice Nathan Glass pones Peter Aaron, donde dice Aurora Wood (su sobrina, hermana del Tom del resumen) pones Benjamin Sachs, en lugar de un apartamento en Brooklyn hablas de una casa de campo en Vermont (bueno no me hagáis mucho caso, no me acuerdo de dónde estaba la casa de campo donde escribía Peter Aaron) y vas cambiando así una cosa por otra, un personaje por otro y ¡voilà! ¡Tienes una novela que se llama Leviatán! (ojo que también vale para Sunset Park, ya puestos a cambiar).

Me imagino que el flamante premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2006 se planteará, ¿para qué innovar si aparentemente tengo la gallina de los huevos de oro? Hace bien, qué narices. Yo lo haría hasta la extenuación, claro que si yo lo he detectado solo tras 3 novelas, es de suponer que ya habrá pasado su momento. Lo único que me ha molestado es el optimismo imbatible que sobrevuela toda la narración, como si tratase de un power point motivacional que te hace a tí mismo el único responsable de tu suerte cuando las cosas te van mal, que desde luego en este caso solo se puede catalogar de embuste asqueroso porque el azar juega un papel muy importante en la trama. Ya he dicho más de una vez que lo mío son las historias de gente desgraciada que lo pasa mal, pero bueno, por una vez voy a pasar la mano. Y puestos a sacar pegas, toda la historia sobre 'El libro del desvarí­o humano' está un poco de relleno y cogida con alfileres, pero tampoco pasa nada. En peores plazas he toreado. Para leer otras reseñas os remito sin más a las tres primeras entradas de blogs que me devuelve Google cuando pregunto por el libro: Sobre libros y lecturas, La tormenta en un vaso y Serendipia (para mi sorpresa los segundos son bastante críticos con esta obra). Recordad que con eso de que Google lo sabe todo de cada uno de nosotros, a vosotros os puede dar otras tres que se ajusten más a quienes sois y vuestras búsquedas personales. Big Brother is watching you.

21 abr 2016

Yo, Claudio - Robert Graves

¡Bravo! ¡Bravo por Robert Graves y bravo por Yo, Claudio! ¡Y bravo por la música que nos hace mágicos, ya que nos ponemos! Bueno, ahora en serio, en base al bajo conteo de la etiqueta Histórica del blog es más que evidente que la novela histórica no es exactamente santo de mi devoción, por mucho que lleve unos años experimentando una popularidad avasalladora. Pero es que hay mucha bazofia clasificada como ficción histórica (¡qué narices! ¡Hay mucha bazofia disfrazada de novela sin necesidad de más etiqueta!) y luego hay verdaderos clásicos que recrean la Historia partiendo de hechos reales pero aportando la dosis adecuada de imaginación necesaria para que apasionen desde la página uno. Y ese es el caso que me ocupa hoy, la vida de Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico, hijo del general Germánico y Antonia, una dama de la nobleza sobrina del Emperador Augusto. La acción está narrada en primera persona por el propio Claudio, y abarca desde su nacimiento en Lyon en el año 10 aC hasta su proclamación como Emperador en el año 41 dC tras la conspiración que acabó con la vida del hasta entonces Emperador Calígula, sobrino de Claudio y psicópata con todas las letras que había instaurado un régimen de absoluto terror, desconcierto y desgobierno en el Imperio. Todos los defectos físicos que arrastraba desde su niñez (salud débil, cojera, tartamudez, etc.) y el hecho de que fuese considerado medio imbécil por casi toda Roma, fueron precisamente los factores que a la postre le hicieron sobrevivir a toda su familia. Frente a esta imagen pública de tarado y casi deficiente mental, la realidad es que Claudio se nos presenta como un escritor y apasionado historiador tremendamente inteligente, sensible y muy bien considerado entre un reducido número de parientes y eruditos del Imperio.

Prácticamente desde el primer momento asistimos a un sinfín de intrigas políticas y de poder que cubren los periodos de gobierno de los emperadores Augusto, Tiberio y Calígula. Especial relevancia tiene el personaje de Livia, abuela de Claudio, esposa de Augusto y madre de Tiberio. La influencia en la gestión y administración del Imperio de esta dama fue crucial durante la época de Augusto y Tiberio, siendo ella a todos los efectos la verdadera dirigente en la sombra debido a sus ansias de poder, la sutileza de sus argucias y su falta absoluta de escrúpulos. Resulta devastador asistir al espectáculo de envenenamientos y muertes violentas, malamente disfrazadas de accidentes en ocasiones, que Livia llegó a ordenar o ejecutar personalmente solo para condicionar la carrera de uno u otro familiar según sus fobias y filias personales en cada instante. Aterradora resulta también la total indefensión del ciudadano del Imperio, desde esclavos a patricios, que podían ser acusados de los más graves delitos ante cualquier cambio de viento en los gustos de los emperadores. Como nota que me ha llamado especialmente la atención, tenemos la curiosa salida que suponía el suicidio ante una condena a muerte. El propio derecho romano recogía privilegios especiales para la familia del sentenciado si eludía la ejecución quitándose la vida: los herederos disfrutarían de una mayor parte de su fortuna, que pasaría en su totalidad al estado si por su cobardía terminaba muriendo en el patíbulo. De esta manera, la posibilidad de disponer de la propia vida era un derecho reconocido e inalienable que nada tiene que ver con el enfoque de malditismo que posteriormente recibió con el cristianismo.

Como ya he dicho, el relato es apasionante y no da tregua al lector, que va saltando de una familia a otra, de una guerra a otra, de una provincia a otra o de un destierro a otro. Hay que reconocer el mérito a Graves por conseguir que la lectura no se haga nada pesada a pesar de la altísima densidad del texto, con párrafos interminables seguidos de párrafos interminables y sin apenas diálogos. No obstante el principal problema que he encontrado es lograr tener claro las relaciones familiares de todos los personajes, que se complican lo indecible con divorcios y segundos matrimonios, con adopciones de sobrinos por sus tíos tras las muerte de los padres, con nupcias impuestas por los emperadores entre jovencitas de la nobleza y maduros integrantes de la nobleza. De hecho la edición que he leído (incluida en una vieja colección de lo mejor de la literatura universal o algo por el estilo) incluye en las páginas finales un exhaustivo árbol genealógico toscamente impreso debido a la falta de herramientas digitales de edición y diseño gráfico a mediados de los 1980s. Sin embargo, la más que considerable extensión de la novela consigue que con el tiempo, sepas con total seguridad si al hablar de un Germánico cualquiera se trata del padre, del hijo o de algún otro porque antes o después se mencionan en torno a él madre, esposa, hijos o hermanos. Resumiendo, una auténtica maravilla, con novelas así de bien escritas y entretenidas habría podido hasta disfrutar de la asignatura de Historia en mis años mozos. ¡A buenas horas, mangas verdes! Más reseñas en Hislibris, Bibliópolis y Novela Histórica.

12 abr 2016

Escoria - Isaac Bashevis Singer

Hoy recurro al resumen editorial para acercaros un poco el argumento de Escoria. Lástima que esta novela esté descatalogada, porque me ha tocado teclearlo palabra a palabra, pero ya que estaba en el ajo, me he tomado la libertad de modificarlo ligeramente para a) usar un lenguaje menos ofensivo y b) que se ajuste más a la realidad, o por lo menos a la realidad que yo he percibido al leerlo. Ahí va:
En 1906 Max, un judío polaco de 47 años que emigró a la Argentina y ha tenido tiene una posición acomodada, vuelve a Varsovia dejando atrás una familia desecha: su hijo Arturo ha muerto murió de repente hace dos años, y su mujer, Rochele, ha sufrido un cambio completo, se ha vuelto frígida ha perdido el interés en el sexo y le da carta blanca para acostarse con otras mujeres. Max, muy preocupado por el sexo (cree ser impotente después de varias experiencias fallidas a su regreso a Europa), vuelve a los ambientes judíos de su Polonia natal, y empieza a moverse en un submundo donde hay jefes de banda, trata de blancas, mucho alcohol, falsificadores de documentos criminal, al que por otra parte él mismo perteneció antes de marcharse a hacer las américas.
Aunque esté feo decirlo, Isaac Bashevis Singer repite personaje protagonista. Sí, queridos lectores, de nuevo nos encontramos ante un hombre maduro inseguro e irreflexivo que como un donjuan ya caduco, va buscando relaciones carnales con casi todas las mujeres que le salen al paso. A algunas las deja con las ganas (Esther, panadera), a otras les propone matrimonio (Tserele, hija de un rabino), con otras culmina (Ryzel, madame de los bajos fondos), hay a quien intenta violar (Basha, sirvienta), y hay a quienes les propone trasladarse con él a Buenos Aires para una vez allí convertirse en su amante oficial (Madame Theresa, medium y vidente). Evidentemente este comportamiento tan poco juicioso viene provocado por el drama familiar que acaba de experimentar y por la crisis de la edad madura, que hace que reflexione sobre lo que ha sido su vida y sobre lo próxima que está la muerte. A pesar de este dolor de fondo, la trama no deja de ser vodevillesca, con Max todo el rato de un lado para otro prometiendo el oro y el moro a jóvenes muchachas en flor, maduras madames y todo el rango de edad, profesiones, y estados civiles que hay en medio.

Eso sí, destacar como siempre la gran habilidad de este autor para trasladarnos a la Polonia que conoció cuando era un crío, poblada de judíos tradicionales con barba y patillas largas rizadas (ellos) o la cabeza rapada y pelucas (ellas), que hablan yiddish y comen bagels, celebran el Sabbath o el Yom Kippur, pero que empiezan a enfrentarse a nuevas generaciones que relajan las costumbres, con mujeres que se preocupan de la posición de su sexo en la sociedad e incluso debaten cuestiones políticas sin tapujos. Resumiendo, una lectura entretenida pero sin mucho trasfondo, además el cierre deja bastante que desear. De momento nada de lo que he leído de este Nobel supera Enemigos. Una historia de amor. Tenéis otras reseñas en Libros en estéreo y Lector impenitente.

8 abr 2016

Las casillas de la ciudad - John Brunner

Boyd Hakluyt (¿pero qué clase de nombre es éste?) es un ingeniero civil especialista en gestión y control del tráfico rodado que ha sido contratado por el ayuntamiento de Ciudad de Vados, capital de un país ficticio centro/sudamericano (no me ha quedado clara la localización exacta) denominado Aguazul. Vados es una ciudad de construcción nueva planificada desde cero por un equipo de expertos mundiales en arquitectura, urbanismo y paisajismo que existe desde hace tan solo dos décadas. Resulta inevitable pensar en Brasilia mientras se lee el texto, no solo porque Aguazul sea un país centro/sudamericano en vías de desarrollo sino también porque la novela se publicó en 1965 y refleja la forma de vida y el estado de la sociedad en esos años(1), que fueron los que vieron nacer a la capital federal de Brasil. El proyecto encargado a Hakluyt por el alcalde de Vados, el ególatra megalomaníaco Juan Sebastián Vados, consiste en la mejora del tráfico de la capital, pues se han detectado algunos problemas tras 20 años de su fundación. Pronto se descubre que los dirigentes máximos de la ciudad se preocupan por cuestiones de muy baja relevancia en un proyecto de esa envergadura y características, lo cual le hace sospechar al protagonista que tras sus mejoras se ocultan en realidad otros intereses no tan simples.

Que nadie piense que Las casillas de la ciudad es otra novela de ciencia ficción de John Brunner donde este autor de la New Wave especula sobre un futuro próximo en la Tierra. Para nada. Estamos ante una obra de intriga política y crítica social que para empezar, tiene una concepción un poco presuntuosa: según indica el autor en una nota al final del libro, la trama se modela según la que parece ser una famosa partida de ajedrez: la Steinitz-Tchigorin, jugada en 1892 en La Habana. Los personajes que pueblan las páginas de la novela -muchos, como suele ser habitual en el corpus de su obra- se identifican con alguna pieza de ajedrez y cada movimiento de aquella mítica partida (imagino que la partida final que dio la victoria a Steinitz, Brunner no lo aclara) se corresponde con una acción sobre el personaje en cuestión. Esto dicho así puede resultar interesante, pero lo cierto es que durante la lectura yo no he sido capaz de imaginar nada por el estilo. En absoluto; muy aficionado a este juego y muy pero que muy avispado hay que ser para establecer un vínculo entre la sucesión de detenciones, desapariciones, suicidios y muertes del argumento y una partida famosa de finales del S.XIX. Así pues, en el capítulo final se nos revela que Vados, que no solo es alcalde de Ciudad de Vados sino también presidente de la República, y su contrincante en lo político, Esteban Díaz el Ministro del Interior, han estado dirimiendo sus diferencias empleando todas las técnicas a su alcance (por lo general sucias, claro: manipulación informativa incluso con imágenes suliminales, control del poder judicial, secuestro de publicaciones, etc.), para forzar a los protagonistas de su partida a tomar decisiones convenientes a cada contrincante.

En mi opinión, además de insulsa, insustancial y boba, esta novela ha envejecido muy, pero que muy mal. Aun cuando muchas de las problemáticas expuestas siguen vigentes en los países en vías de desarrollo (desvío de recursos naturales, malversación de fondos públicos, pobreza y abandono del campo por parte de los campesinos, chabolismo e infravivienda, etc.) la trama está demasiado anclada en un contexto temporal utópico muy anticuado, con los monorraíles recorriendo Cuidad de Vados y los personajes fumando como carreteros a todas horas. Cogí un cigarrillo esto. Apagué el cigarrillo lo otro. Mi anfitrión me ofreció un cigarrillo -que yo acepté-. Tiré la colilla del cigarrillo a un recipiente con arena. Mi anfitriona encendió uno de sus cigarros negros rusos. Vacilé antes de acercar el cigarrillo a la llama. Di una profunda calada al cigarrillo antes de contestar. Tuve que apagar el cigarrillo sin fumar apenas. El cenicero estaba lleno de cigarrillos apagados a medio fumar. Exhaló el humo de su cigarrillo con un aire de desesperación. Recordé el cigarrillo y tiré la ceniza acumulada. Se quitó el cigarrillo de la boca y asintió. Encendí otro cigarrillo mientras el agente repasaba la lista. Y otro cigarrillo, y otro más, y venga fumeque, venga darle caladas al pitillo. Y un paquete, y otro, y venga fumar. ¿Tiene fuego, caballero? Cigarrillo a media noche en la cama. Cigarrillo antes de desayunar. Resumiendo, un libro para olvidar. Desde luego si estáis dejando el tabaco ni se os ocurra acercaros a él. Más reseñas en el Sitio de Ciencia-Ficción, donde no sale nada bien parada.



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(1) En cualquier caso, el fenómeno de las "new towns" no es exclusivo de esos años ni de Sudamérica, ahí tenemos al Instituto Nacional de Colonización construyendo pueblos por todo el campo español tras la Guerra Civil a partir de 1939, o el New Towns Act 1946 aprobado por el parlamento de UK tras la finalización de la II Guerra Mundial para planificar y construir ciudades nuevas en un país devastado por los bombardeos.

4 abr 2016

Un mundo infiel - Julián Herbert

La acción de Un mundo infiel transcurre en una ciudad mexicana cercana a la frontera de EEUU a lo largo de poco más de 24 horas. Comienza cuando Guzmán, como tantos otros días, se despierta muy alterado tras sufrir una pesadilla recurrente que viene padeciendo ya durante meses. La particularidad de la fecha es que ese día nuestro protagonista cumple 30 años. Su mujer Ángela se va a casa de sus padres a preparar la fiesta para celebrar el acontecimiento esa misma noche. Guzmán se encuentra con Plutarco Almanza, a quien le gusta hacerse llamar Mayor para presumir de su pasado militar. Terminan borrachos y hasta las cejas de coca en un garito de mala muerte donde Guzmán liga con una camarera a la hora en que debería estar siendo homenajeado por sus amigos. El Mayor, que tiene un puesto de responsabilidad en la seguridad de los ferrocarriles, recibe una llamada de su equipo indicándole que uno de sus empleados, Ernesto de la Cruz, ha sufrido un accidente por no cumplir las normas de seguridad a resultas del cual ha perdido las dos piernas, amputadas por encima de la rodilla tras caer a la via del tren. Lo ingresan en un hospital de Laredo (TX), en EEUU, donde piensan que hay más posibilidades de que le salven la vida, incluso le puedan reponer las piernas. Allí se topará con el doctor Moses, quien se ha trasladado recientemente desde Huston con su hija Shannon. Doc Moses tiene una larga experiencia con drogas alucinógenas diseñadas por él mismo gracias a sus conocimientos de química.

Esta novela corta de Julián Herbert ha supuesto una agradable e inesperada sorpresa. La trama transcurre en tres hilos argumentales diferentes con historias que se mezclan entre sí mediante una sutil pero determinante componente sobrenatural. Los sueños, pesadillas y alucinaciones interconectan a los personajes de cada relato sin que ellos sean conscientes, aportando una dosis de misterio inexplicable muy atractiva y perfectamente planificada. La narración es bastante turbia y coquetea sin rodeos con las drogas, el sexo, la pornografía y las relaciones fuera de lo convencional, la violencia y los crímenes, esto último algo que por desgracia parece coyuntural a ese país pero que paradojicamente, le aporta veracidad. La misma veracidad que se consigue con la variedad de español en que está escrito el texto, con la cual nos zambullimos en ese área fronteriza, y que está plagada de dialectalismos y regionalismos en los que yo, las cosas como son, me he perdido en alguna ocasión. Sin embargo este pequeño inconveniente no supone obstáculo alguno para disfrutar de la prosa, que es ágil y vertiginosa, muy áspera y cruda en ocasiones por las atrocidades que tiene que llegar a relatar. Esta es una de esas pocas veces en que el resumen editorial de la novela hace justicia a lo que contiene el libro, pues se trata de un relato entretenidísimo con un cierto déjà vu cinematográfico tarantiniano al que si algún defecto tengo que buscarle, es que me ha sabido a poco. Tenéis otras reseñas en La buena vida/Café del libro y Altaïr Magazine, donde ha causado tanta agitación y emoción como aquí mismo.
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