A mediados de los 1990s,
U. realizó un estudio académico sobre la cultura del
clubbing durante 2-3 años que posteriormente condensó y publicó como libro. Esto le otorgó cierta notoriedad y llamó la atención de
Peyman, jefe máximo de
La Compañia, una firma especializada en estudios antropológicos empresariales, quien no dudó en ponerle en plantilla. Al margen de asignarle a diferentes proyectos, le dio total libertad para redactar
El Gran Informe, un documento que habría de recoger la realidad de la sociedad del S. XXI. Cuando comienza la narración,
La Compañía acaba de ganar el ambicioso proyecto
Koob-Sassen, del que no se puede revelar gran cosa por cuestiones de confidencialidad, y en el cual
U. por supuesto tomará parte.
No he terminado yo de cogerle el punto a
Satin Island. En realidad y siendo honestos se me ha escapado por completo. No he visto ni por asomo esa obra maestra de la que hablan lo medios y la blogosfera. Nada de ingenio, nada de lucidez, nada. Si de verdad es cierto que
Tom McCarthy ha logrado en este libro que data de 2015 explicar la sociedad contemporánea, entoces yo debo vivir totalmente al margen de ella. Y algo de eso hay en la medida que me es posible. Pero independientemente de mi desvinculación voluntaria de la realidad, la actualidad y el progreso, es que no he podido cogerla por ningún sitio. No le he encontrado sentido, ni me ha parecido inteligente. Y mucho menos me ha dado la impresión de que revele un pimiento sobre la época que nos ha tocado vivir.
Para empezar tanta vagedad en el planteamiento no ayuda nada a que se produzca una identificación con la historia. El protagonista es una inicial. El nombre de la compañia para la que trabaja no se da a conocer. De ese gran proyecto que acaban de ganar no se puede contar nada, ni tampoco es que se sepa gran cosa. El contexto en que se desarrolla es también bastante infame. No todo el mundo es consultor, lo cual no excluye que un consultor pueda ser un personaje interesante siempre que nos podamos reflejar en él, que no es el caso. Todo resulta muy ridículo y muy falso a poco que rasquemos: viajes,
conferencias y grandes proyectos transnacionales no son más que vapor,
humo, pamplinas. Ese
escenario está tan agotado que su uso me ha causado mucho bochorno. La mayoría del mundo tiene trabajos totalmente intrascendentes en los que no se codean con las grandes esferas del poder y la economía. Y sus problemas, sus dinámicas, sus infamias en definitiva, nos quedan muy lejos. Todas estas situaciones de alto nivel estragégico en multinacionales, gobiernos y grandes corporaciones, bla, bla, bla, resultan muy poco atractivas y los personajes están muy lejos de provocar empatía. Y si es así es porque
McCarthy ni siquiera lo intenta.
Pero no nos estanquemos aquí, que hay mucha tela que cortar todavía. No contento con no decir nada sustancioso en todo el libro (me juego el cuello a que en algún sitio se podrá leer que precisamente ahí reside su magia, que justo ésa es la esencia de la realidad global actual),
McCarthy nos quiere hacer más cultos aportando mucho contenido enciclopédico a través de cientos de párrafos que podrían ser artículos de antrolopología salidos directamente de la Wikipedia. La tribu aquella de Papúa Nueva Guinea, los instrumentos rituales de los aborígenes de allá, las aportaciones de
Lévi-Strauss,
Malinowski y otros tantos al desarrollo de esa ciencia. Y un larguísimo etcétera. Ni que decir tiene, estos artículos no tienen nada que ver con el argumento. Pero claro, si es que no hay argumento como tal, ¿qué más da entonces lo que se escriba? A los artículos wikipédicos se suman elementos de la vida personal del protagonista que le permiten también hacer exhibición vanidosa de sus habilidades a la hora de buscar información en Internet y de esa forma, generar el contenido a una novela. Bueno, es un poco arriesgado etiquetar esto como novela. Digamos mejor artefacto narrativo
avant-garde. El cáncer de tiroides de su amigo
Petr. Las bizarras aventuras de su amante
Madison en una manifestación anti G8 en Italia. Los análisis sobre urbanismo y movilidad que hace su compañero de trabajo
Daniel. Y sus cavilaciones sobre las mareas negras y los vertidos incontrolados de petróleo en el mar, o las generalidades que concurren en los accidentes de paracaidismo. Que por algo
U. es antropólogo y su campo de interés es todo lo humano.
Si seguimos quitando cosas que sobran o no aportan nada, lo cierto es que nos quedamos sin libro. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, hay tal sobreabundancia de símiles y comparaciones innecesarias que solo eliminándolas, nos fundimos aproximadamente el 50% de esta publicación tan inclasificable. Porque
McCarthy es de esos autores que consideran que cada vez que expone una idea, tiene que incluir dos, tres o más frases aclaratorias para que no nos queden dudas sobre lo que trataba de decir:
[...] digamos que una de esas monedas está deteriorada, o es un poco diferente, debido a alguna rareza del acuñado -por cómo se encontraba una pare de la máquina el día que fue moldeada, porque una mota de gravilla se abrió paso hasta la mezcla, podríamos mencionar un centenar de factores distintos causantes de la permutación-, [...]
Estoy muy seguro de que efectivamene podria haber incluído al menos cien factores distintos, pero es que ni siquiera los dos que incluye, ni la aclaración que viene de seguido, aportan un pimiento a la narración. Sobran, Mr.
McCarthy, sobran. Y por desgracia es así todo el rato. Ejemplos, aclaraciones y símiles inncecesarios todo el rato. Desde la primera hasta la última página. ¿No le han dicho nunca a este escritor que todo lo que aparece un una novela tiene que ser esencial para entenderla? ¿Que lo que se escribe no se debería poder eliminar porque supondría dejar de comprender el mensaje? Pues no es el caso que me ocupa hoy. Se puede sacar la tijera y cortar sin mesura que con la mitad de lo escrito el resultado sería el mismo. Igual de insustancial, por supuesto, pero menos arrogante, que no es poca cosa. Claro que si aceptamos que no se trata de una novela al uso, ¿quién soy yo para decir lo que se puede o no se puede hacer en una muestra de literatura conceptual como ésta? Resumiendo, una lectura de lo más enriquecedora y estimulante, pues sin duda simboliza la frustración del lector contemporáneo ante una gran estafa literaria. Y viene con el sello de
"Recomendados 2016" de la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid. De chiste. Para loas y alabanzas, echad un vistazo tras los dos puntos:
El lamento de Portnoy,
Los libros de luces y
Ni un día sin libro. Al menos en
Notas literarias son conscientes de que el libro se escapa a lo convencional y es muy posible que no guste a todo el mundo.