Me cuesta creer que esta novela haya salido de la misma pluma que Calle de los ladrones, un libro arrebatador que no me he cansado de recomendar y regalar. Bien es cierto que El alcohol y la nostalgia me pareció más bien anodina, pero es que Brújula me ha resultado tan insoportable, tan densa y a la vez carente de interés, que no he llegado ni a la mitad de sus casi 450 páginas. Me he pasado unos 10 días intentando leerla pero encontrando las excusas más absurdas para evitarlo. Hacer la compra, poner una lavadora, ¡hasta planchar, que lo odio, me parecía mejor opción! Cada rato que he pasado con su lomo entre las manos ha sido una auténtica tortura. Lo único que conseguía motivarme era la trama de ficción protagonizada por Ritter. Descubrir más detalles de su relación con Sarah despertaba al cotilla que llevo dentro. Saber cuál era su enfermedad alimentaba mi lado morboso. Solo estos dos aspectos lograban darme el empujón necesario para seguir dándole una oportunidad. Pero este contenido no supone ni el cinco por ciento del texto. El grueso de argumento consiste en una letanía interminable de nombres, lugares e historias sobre hombres y mujeres apasionados por Oriente próximo. Músicos, compositores, arqueólogos, pintores, historiadores, escritores, poetas o aventureros inundan las páginas con los detalles más nimios sobre su relación con Turquía, Siria, Irak o Irán. Me imagino que quien tenga paciencia para terminarlo se encontrará con más paises y más anécdotas.
Yo no nunca he tenido especial interés por el orientalismo, pero esto tampoco debería haber sido óbice para disfrutar del libro. Sin embargo las constantes menciones de Mathias Énard a éste personaje, áquel o el de más allá en sus andanzas por la zona se me han hecho extremadamente pesadas. Por poner un ejemplo, ahí va la frase que me hizo decidir dejar de leer el libro:
Para él, el destino de Marguerite d'Andurain llamada Marga representaba la antítesis de Stanhope, del de Eberhardt o del de Schwarzenbah, su doble oscuro, su sombra.Cuatro nombres propios que comparten el entusiasmo del protagonista por los países del cercano Oriente. Cuatro nombres en una sola frase, a los que se suman otras cuatro mil frases más con una lista interminable de individuos y experiencias que lo único que han conseguido es recordarme a artículos sacados de la Wikipedia. Algunos famosos, otros semidesconocidos o marginados. Que vivieron el el S. XIX, el XX o el XXI. Estupendo.
El nivel de erudición de Énard es apabullante, avasallador, solo comparable en magnitud a la poca gracia que le he encontrado yo a sus vastísimos conocimientos. En ocasiones me he visto tentado a acusarle de pedante, pero en realidad es mucho más sencillo que eso. Es evidente que este autor está especializado a nivel académico en estos temas, pero el hecho de que yo haya sido incapaz de conectar lo más mínimo con la historia tampoco es razón para insultarlo. Quizás haya sido el formato que ha adoptado en la narración. Tal vez se han juntado el hambre con las ganas de comer: desinterés mío y estilo farragoso. Tampoco importa, lo verdaderamente relevante del caso es que yo no soy el tipo de lector destinado a este libro. Y en ocasiones como ésta lo mejor es cerrar las tapas y pasar a otra cosa. Tenéis más reseñas en Entre montones de libros, Libros y literatura y La finestra digital. Los tres coiciden en que la lectura no es ágil y que cuesta cogerle el ritmo, a pesar de todo lo cual, nos dicen que es un gran libro. Tan grande como una guía telefónica, sí.
9 comentarios:
Me alegro ver a alguien que tampoco acabó de leer esta novela!! Tanto alago por todos sitios me sorprendió, pero lo cierto es que como comentas esa constante erudición alrededor de un tema que él domina me cargó sobremanera, sin nada más que aportar a su lectura. Me alegro que estemos de acuerdo con este libro.
Un saludo.
@Joaquim Puig: A mí me ha parecido una pérdida de tiempo total. Ya lo veía venir antes de llegar a la página 100, pero pensaba, joder que es Énard, el mismo autor de Calle de los ladrones, dale otra oportunidad. Mal hecho, debería haberme dejado llevar por mi instinto. Sobre los halagos que ha recibido en casi todos los blogs y medios, no puedo decir que me sorprendan. En general cuesta encontrar críticas/comentarios medianamente negativos a cualquier libro en toda la Internet. En mi opinión, tanta complacencia no conduce a nada bueno. Gracias por pasarte y comentar.
Lo dejé en la página 20, esperando reabrirlo algún día. No me estás ayudando...
Un día podrías hacer un ranking de los libros más aburridos que has leído o intentado leer. Esos libros para no acercarse ni con un palo. Seguro que con el vagaje lector que llevas, te daría para una entrada en Das Bücherregal como mínimo memorable. Sufriría porque saldría por ahí mi amado Dürrenmatt, pero te lo perdonaría solo por el esfuerzo.
Me suena como el Ulises,...todo el mundo lo idolatra porque llegó a clásico...pero menos del 10% de los lectoreslo terminó, es bastaaaaante embolante (o puede que yo esté medio dudú como Homero Simpsons) Igual a los autores no hay términos medios: o se los quiere en la prosa o se los abandona, fácil. Un abrazo
@Dr. Fabián: Hiciste bien, sin duda. Fuiste mucho más espabilado que yo, así que déjate llevar por tu instinto y aprovecha el tiempo libre que te ha dejado para leer otra cosa. ¡Será por libros!
@Lucas Despadas: Como lector y comentarista habitual del blog, sabes bien que tengo buenas tragaderas. Ahora bien, para que me decida a abandonar un libro sin terminar de leerlo tienen que darse una serie de características que no sé muy bien cuáles son, pero que rara vez se encuentran a la vez en todos los libros. La falta de tino y la erudición gratuíta podrían ser dos de ellas. Y tampoco exageres que Dürrenmatt no saldría tan mal parado.
@Scabbers: Otro más que yo creo que encaja en la lista: En busca del tiempo perdido de Proust.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Por lo que parece los posts que más os animan a colaborar con vuestras opiniones suelen ser aquéllos en que doy caña. Que conste que es el único consuelo que me queda después de leer un truño, preferiría no tener que hacerlo y dedicarme a leer solo libros apasionantes.
;)
No creas, puede que nos acordemos de los malos porque nos decepcionaron...y los buenos libros creemos que a todo el mundo le gustan XD. Pero es verdad que hace rato no comentaba nada :(...intentaré jorobarte más seguido XD XD XD
Es divertido ver cómo le metes tralla a cada bodrio que hay por ahí. Tienes un arte de la indignación muy cómico y digno de alabanza. No todos alcanzan el nivel.
Y no es verdad que solo comentemos las malas lecturas. Al menos no en mi caso y lo sabes.
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