Nicholas y Maria Molise son una pareja italoamericana que lleva más de cincuenta años casados. Infelizmente casados. El fervoroso catolicismo de ella ha impedido el divorcio durante todo ese tiempo, pero ante la última sospecha de infidelidad por parte del casi octogenario cabeza de familia, Maria parece por fin completamente decidida a solicitarlo. A la vista de la debacle familiar que se aproxima, Mario, uno de sus hijos llama a su hermano Henry pidiendo ayuda. El escritor de éxito que vive en la costa californiana se coge un vuelo al día siguiente para intentar resolver la crisis familiar. Una vez en San Elmo, su pueblo natal, donde aún viven sus padres y sus tres hermanos, las cosas se irán complicando debido al carácter intransigente de Nick, que incapaz de asumir las limitaciones propias de su avanzada edad, le enreda para que le eche una mano con una cámara para ahumar carne que se ha comprometido a construir en un motel de las montañas. Poca cosa según su padre, un trabajo rápido y simple que ventilarán en cinco días.
John Fante repite en La hermandad de la uva muchos planteamientos que ya aparecieron en Llenos de vida, la que era hasta hoy mi única experiencia con su obra. Argumentalmente, el protagonista vuelve a ser un escritor de éxito que reside en la costa oeste de California; su padre es anciano y se ha retirado del negocio de la construcción; surgen problemas en el entorno familiar y tiene que volver a la ciudad donde nació para tratar de solucionarlos, etc. A nivel estilítico la lectura es muy ligera y está plagada de diálogos, como pasaba en la anterior. El país de origen de los personajes permiten al autor deplegar toda una serie de lugares comunes y clichés sobre los italianos: la pasta, la dieta mediterránea, el Chianti, el catolicismo, las mamma histriónica que prepara unas comidas de rechupete, etc. Sin embargo y a pesar de las situaciones con trasfondo humorístico, el tono general del libroe es muchísimo más crudo, porque Nick Molise es simple y llanamente un maltratador. Sus constantes aventuras extramatrimoniales han amargado la existencia de su sufrida esposa. Ha humillado y ridiculizado a sus hijos cuando han tirado por tierra su sueño personal de crear una empresa de construcción bajo su paraguas. Los problemas económicos en casa han sido constantes debido a su afición al juego y a su alcoholismo.
En mi opinión no es una lectura agradable, aunque quizás ese sea su mayor logro: poder reflejar las contradicciones y los problemas emocionales y de conducta a que da origen haber tenido un padre maltratador. Sus cuatro vástagos se debaten entre un odio visceral y la obligación de honrar a su progenitor según dicta el cuarto mandamiento católico. Uno de ellos, un adulto hecho y derecho, le tiene verdadero pánico y le lleva rehuyendo casi toda su vida. Especialmente devastadoras me han parecido algunas frases de Maria, que reflejan toda la vida de sufrimiento que le ha causado su cónyuge. El principal problema es que este de drama abuso en el entorno familiar casa bastante mal con el tono frívolo y las constantes gracietas. En ocasiones y para entrar en temas sexuales se apoya en un registro vulgar que resulta forzado dentro del tono coloquial general de la narración. Y el protagonista tiene unos tics infantiloides que uno diría que prentenden ganarse las simpatías del lector, pero que a mí por el contrario lo que han conseguido es provocarme todavía más rechazo. Me da la impresión de que las intenciones de Fante eran muy ambiciosas pero en lugar de una novela agridulce sobre las relaciones familiares le ha quedado un pastiche inestable que hace aguas por los cuatro costados. Llenos de vida me pareció mucho más simpática, sencilla y creíble. Tenéis un par de reseñas muy entusiastas en La pasión inútil y La esquina de ese círculo. Pero para compensar e inclinar la balanza hacia mi lado, os dejo también la de Solo de libros.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 20 minutos
2 comentarios:
Estás convirtiéndote en un duro reseñista, Cities. Curiosamente, el incremento del drama y la aparición de las figuras de los hermanos consigue que me guste más esta novela que "Llenos de vida". Lejos de verlo como un "pastiche inestable", creo que conjuga los elementos con suficiente consecuencia para ser una obra semiautobigráfica sin muchas pretensiones. A mí me entretuvo, me dió qué pensar y consiguió emocionarme en algunos tramos.
@Lucas Despadas: Más bien un reseñista cascarrabias XD
Sigo pensando que las intenciones de Fante eran buenas, pero desde luego a mí el resultado no me ha convencido.
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