André Gide (pronunciado /ɑ̃dʁe ʒid/, cortesía de la Wikipedia en inglés) es otro de esos autores con los que me he topado de casualidad mientras leía algún libro, creo que fue en Doctor Pasavento de Enrique Vila-Matas. De no conocer a este escritor (que para vergüenza mía fue además premio Nobel de Literatura) he pasado a verle aparecer, como quien dice, por todas partes: sin ir más lejos se le menciona en Contrapunto de Aldous Huxley. Así que curioseando por entre sus obras me decidí por Los Sótanos del Vaticano, una sátira en forma de divertido enredo con un sinfín de participantes, en donde sobre una base de novela negra/de aventuras se incorporan elementos filosóficos y de crítica religiosa.
Ambientada a principios de la década de 1890, la novela se divide en 5 partes que transcurren entre Francia -París y Pau- e Italia -Milán y Roma-. En cada uno de los bloques se relatan las vicisitudes y peripecias a que se enfrentan los componentes de tres matrimonios en que las tres esposas son hermanas: Anthime y Verónica Armand-Dubois, el Conde Julio de Baraglioul y su esposa Margarita, y finalmente Amadeo y Árnica Fleurissoire. El padre de Julio, el conde Justo Agenor Baraglioul, está a punto de morir y le pide a su hijo que se interese por un individuo llamado Lafcadio Wluiki, quien resulta ser su hijo ilegítimo y por tanto su medio hermano. Lafcadio es un joven de 19 años relacionado con el hampa parisina, y a través suyo se incorpora de manera natural la componente criminal.
Como he adelantado al comenzar, la trama es un embrollo de grandes dimensiones que implica a todos los miembros de las parejas y a su entorno. Tengo que admitir que por momentos la acción se hace algo difícil de seguir por el gran número de personajes implicados y un argumento demasiado rocambolesco. Hay intrincadas aventuras, sofisticados timos urdidos por maquiavélicos villanos que recuerdan inevitablemente al Profesor Moriarty, y para mi sorpresa, perversos crímenes gratuitos ejecutados por individuos amorales que parecen propios de la pluma de Patricia Highsmith. Gide aprovecha la ficción para enjuiciar la religión católica y poner de manifiesto su hipocresía y falsedad, vertiendo también arriesgadas ideas sobre la libertad individual.
A nivel técnico, la presencia del autor en el papel del narrador es apabullante, de manera que sobrepasa las tareas exclusivas de su competencia para dar pistas y hacer guiños al lector, dirigiéndose directamente a él. Por otro lado, hacía tiempo que no me encontraba con tantísimas palabras con olor a rancio, o por decirlo de otra forma, de uso casi exclusivamente literario: propalar, unción, subvenir, antevíspera, probidad, importuno, cesación, calamocano (¿¿¿calamocano???), inopinado, y un larguísimo etcétera. La verdad es que no molestan y le dan al texto aire decimonónico muy gracioso. Para finalizar con estos comentarios, una particularidad más que me ha resultado bastante irritante: se trata del uso continuado de una sintaxis retorcida que acumula negaciones. No sé si será un problema exclusivamente mio, pero la cuestión es que me pierdo con facilidad con las oraciones de lógica negativa, más aún si acumulan combinaciones de noes, nuncas y preposiciones, intensificadores o prefijos negativos (des-, a-, -in, etc.). Para mí frases como 'al que no se reintegraba nunca sin agrado', 'no nos acostumbramos a saber desagradar', 'no quedó poco sorprendido' o 'reconocía en ella menos santidad que orgullo' son como un campo de minas que ralentiza mi avance en la lectura. Con todo, son sólo pequeñas molestias que no empañan el resultado. He de reconocer que me lo he pasado bastante bien, así que seguiré curioseando por la obra de este escritor.
Para otras reseñas os sugiero visitar Solo de Libros, con una reseña entusiasta al máximo, y también Manuelblas. Literatura y cine, donde lo son algo menos. En ambos blogs incluyen datos muy interesantes, por ejemplo, éste último nos aclara que el complejo timo que se utiliza en la trama existió en realidad.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 5 horas
2 comentarios:
Yo tengo 'Los monederos falsos' pero no me lo he leído todavía. Seguro que te me adelantas. Menudo ritmo llevas.
@el convincente gon: Pues tb. le tengo echado el ojo a 'Los monederos falsos', pero me parece que los próximos días voy a estar ocupadísimo con Mishima ;)
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