4 mar 2019

La política sexual de la carne - Carol J. Adams

En 2011 se publicaba la edición revisada por el vigésimo aniversario de The sexual politics of meat, que vió la luz por primera vez en 1990. Ésa es la que he me leído (ya va por la edición del 25 aniversario), porque para mi desgracia en aquel momento no existía la traducción al castellano de Ochodoscuatro Ediciones que enlazo en esta reseña. A mí no me gusta leer en inglés, hace mil años que no leía voluntariamente un libro en inglés. Puedo hacerlo si me veo obligado a ello, cosa que ocurre principalmente por razones laborales. Pero como sé que tengo mis carencias, si se trata de leer por placer, mi única opción a considerar es el español. Por este motivo he tardado ocho años en dar cuenta de él, porque me daba una pereza insoportable. Y desde luego una vez terminado me reafirmo en mis convicciones: ¿Libros en inglés? ¡Nunca más!

Y ahora que me he desahogado un poco, vayamos a por este ensayo que ya se ha convertido en clásico tanto del movimiento feminista como del animalista. No en vano, Carol J. Adams lo subtituló 'Una teoría crítica feminista vegetariana'. A lo largo del mismo se exponen los vínculos entre el patriarcado y el consumo de carne como expresión de todo lo que este sistema de valores considera positivo (virilidad, vigor, coraje, etc.). Dada la discriminación que el patriarcado ha ejercido y sigue ejerciendo sobre las mujeres, en cuanto éstas plantan cara al mismo resulta coherente que establezcan un paralelismo entre la dominación a que se han visto sometidas y la que se practica sobre los animales criados como alimento humano. Esto supone rechazar el consumo de carne y adoptar el vegetarianismo como mecanismo que extiende a los animales la igualdad que busca el feminismo. Como la propia Adams indica en un momento que para mí ha constituído toda una epifanía, no hacerlo sería participar de la misma injusticia que precisamente se está rechazando.

Toda la teoría de la activista y filósofa norteamericana se basa en la idea del "referente ausente", esto es, la separación y desvinculación entre el trozo de carne que sirve en un plato y el animal del cual procede, cosificándolo y sacando al ser vivo de la ecuación. Hay mucho de lingüística en dicho análisis. Al ser el inglés el idioma de refencia del ensayo, lógicamente se tienen en cuenta unas particularidades sintácticas y semánticas que lo diferencian del castellano. La más evidente es la existencia de un pronombre neutro (it) para referirse tanto a animales como cosas en contraposición a los empleados con seres humanos (he/she). Hay más, por supuesto, como la diferenciación entre el nombre que recibe el animal (pig/hog para cerdo) y la carne que produce (pork). La verdad es que tengo curiosidad por saber cómo se ha enfocado esta cuestión en la traducción, pero al haber leído la edición original no ha supuesto conflicto para mí.

Adams aborda en las tres partes que componen el tomo todas las estrategias que emplea la corriente dominante de pensamiento para debilitar los argumentos que justifican el vegetarianismo. Por no aburrir, de entre todas esas estrategias voy a indicar solo una par de ellas. La primera que recupero es el debilitamiento del ideario del vegetarianismo, que abarca desde acciones tan toscas como la burla o el cuestionamiento del mismo sin base científica (sorprende ver que hay ejemplos documentados de finales del S. XVIII en que una de las justificaciones que se arguyen para comer carne es que 'si no nos comemos a los animales, ellos nos comerán a nosotros', todo un clásico que se sigue repitiendo más de doscientos años después), a otras más sutiles, como empobrecer el concepto desgastándolo al difuminar sus límites (vegetarianos que comen pollo, pescado o los canelones que su madre prepara por Sant Esteve). Precisamente por este motivo fue necesario acuñar el término "veganismo", que desde su concepción no acepta fisuras en el significado. La otra estratagema es mucho más elaborada, se trata de la ocultación de todo el corpus literario que pretende transmitir el ideario vegetariano. Para ello la crítica se encarga de ignorar, frivolizar y/o minusvalorar hábilmente todos los aspectos relacionados en estas ideas que puedan existir en un libro. Adams da un montón de ejemplos de autoras sobre las cuales se ha aplicado esta artimaña, tanto clásicas como contemporáneas (hay algún autor, pero lógicamente el enfoque feminista de este problema hace que las mujeres sean mayoría). Sin embargo no tengo necesidad de repetir aquí ninguna de las que ella destaca, en este mismo blog he señalado en un par de ocasiones cómo otras bitácoras y medios culturales han ninguneado sistemáticamente el contenido animalista de algunos textos que yo he reseñado: véase si no La vegetariana de Han Kang o el mucho más reciente Siete cuentos morales de J. M. Coetzee.

Si quitamos prefacios, el apéndice con las notas, bibliografía, índice y demás, la teoría de Carol J. Adams se despliega en apenas doscientas páginas. Retomando el tema con el que abría el post, he de admitir que a pesar de lo tremendamente interesante que me ha resultado el libro, leerlo en inglés ha sido una auténtica tortura. Como no podía ser de otra manera al tratarse de un ensayo, el registro empleado es bastante culto, con muchísimos verbos y sustantivos necesarios para construir un texto filosófico. Por si esto no fuera suficiente, uno de los principales campos semánticos que se manejan cae bastante fuera de mis intereses: la carne. Así que me he visto obligado a consultar WordReference(1) en el móvil a cada poco para tratar de sacar algo de sentido a lo que iba leyendo. De hecho hay dos o tres palabras en concreto que he consultado una y otra vez a medida que se repetían, porque tal cual las encajaba en mi traducción mental olvidaba su significado. Os diría cuáles son si las volviera a ver, pero como os decía, no tengo rastro de ellas en mi memoria. Como ya comenté al principio, no tengo intención de volver a leer nada que no esté en castellano. No he encontrado apenas reseñas de este libro en la blogosfera, solo la de La vie en vert, que por cierto me ha parecido estupenda.





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(1) Adjunto el historial de búsquedas: wilt, laden, charcoal, overthrow, victor, fleet, attend, empower, reify, hedge, coot, bedraggled, wren, temperance, aigrette, ostrich, unflinching, rebuke, disease, unravel, shudder, dissent, pail, endure, shroud, enact, deem, latch, meager, nursemaid, gross, arbiter, quirky, espy, dissenting, bequeath, romp, sulkily, husbandry, usher, tract, ripping, stiffen, asunder, hinge, subside, cast, berserk, poised, slope, moose, assess, enactment, abiding, err, chasm, insight, inside, decry, ameliorative, trope, acorn, pace, outpace, cipher, positing, scarce, indebtedness, weave, heartily, tantalizing, toehold, upbraid, overtone, rebuff, fold, thwarted, rendering, spur, quarrel, askew, undercut, pheasant, quarry, vexed, forswear, demurral, demur, gist, embattled, prevail, forbear, forces, partook, unbiased, bias, avenge, hare, strain, vanquish, offal, misnomer, retort, entrench, convey, render, cast out, heed, about-face, dagger, defile, embody, realm, snuff, hunk, stud, suffuse, dwell, conceit, summon, debase, wombat, womb, implement, hog, butchered, garb, undergarment, posit, absent, kipper, warring, tenet, coarse, carve, London broil, partridge, game bird, fowl

2 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Hola Cities: gran reseña de un libro con una temática interesante.

Saludos

Cities: Moving dijo...

@Gabriel Diz: Me alegro de que así te haya parecido. Un placer tenerte por aquí.

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