En pleno S. XVII y obligado por sus compromisos con el resto de la nobleza del Genovesado, el vizconde Medardo de Terralba acude a tomar parte en la guerra que se libra contra los turcos en Bohemia. Una bala de cañon enemigo le destroza el lado izquierdo del cuerpo, pero los médicos de campaña logran salvar milagrosamente la mitad derecha. Ya de vuelta a sus dominios, lo que queda del aristócrata se revela como un ser cruel que se regocija en hacer el mal gratuitamente y no duda en abusar de su poder para impartir una justicia despiadada entre sus súbditos. Para sorpresa de todos, pasados unos meses la mitad izquierda del vizconde regresa también a Terralba. Salvado tras la explosión por un par de eremitas, herejes y nigromantes a partes iguales, empieza a hacer el bien entre sus habitantes con la misma intensidad con que su otra mitad hace el mal, lo cual hace que en principio se gane las simpatías de los lugareños. Sin embargo nunca llueva a gusto de todos, y por más que sus actos son bienintencionados, no logran favorecer a todos a la vez. Su popularidad, unida al malestar generado por la mitad perversa, harán que el enfrentamiento entre ambos sea inevitable.
El vizconde demediado es una novela corta que a modo de fábula fantástica reflexiona sobre la dualidad bien/mal presente en el hombre. Se trata sin duda de una vuelta de tuerca sobre el mito del Doppelgänger, que otra cosa no, pero a originalidad del planteamiento no hay quien le gane. Por lo poco habitual del nombre del protagonista, no me ha quedado más remedio que pensar en que Italo Calvino quiso homenajear de alguna forma a Los elixires del diablo de E.T.A. Hoffmann: no solo el tema tratado es el mismo sino que además los protagonistas se llaman igual. La narración tiene un tono muy logrado de cuento clásico propio de la tradición oral europea, lo cual le da un toque encantador. La ambientación histórica y los personajes están muy logrados (leprosos, campesinos, artesanos, hugonotes, etc.), siendo estos elementos los que aportan la única veracidad que podemos encontrar en un relato que es pura fantasía.
La historia es simpática y se lee en un pispás, pero por los comentarios que pululan por Internet yo me esperaba muchísimo más. Lo cierto es que no he visto más que un cuento muy ocurrente con trasfondo filosófico, repleto de alegorías sobre la naturaleza humana, el mal uso de las tecnologías, la discriminación, etc. Un poco de todo, vaya. Al margen de la innovación que supone dividir longitudinalmente al protagonista en dos porciones, poco aporta a ninguno de los temas tratados. Simplemente se preocupa en señalarlos, que ya es algo, tampoco le quiero quitar importancia. Este tomo es el primer volumen de una trilogía llamada Nuestros antepasados, que incluye también El barón rampante y El caballero inexistente. Como no parecen requerir mucho esfuerzo y son entretenidas, quizás me anime a leerlas en un futuro. Tenéis más reseñas en el blog de Aura Tazón y Librografías, por cuyos comentarios se ve que tienen una opinión de esta obrita mucho más elevada que la mía.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 6 horas
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