5 ago 2016

Sanshiro - Natsume Soseki

Sanshiro Ogawa es un joven de veintipocos años de principios del S. XX que se traslada desde su pueblo a Tokio para abordar sus estudios universitarios de literatura. Una vez allí entrará en contacto con ajetreados personajes de la moderna sociedad tokiota. Por un lado y a instancias de su madre, se presentará ante Sohachi Nonomiya, pariente lejano algo mayor que él que realiza estudios sobre la luz en la facultad de física. Por otro se hará muy amigo de un incansable y peculiar compañero de estudios, Yojiro Sasaki. A través de sus relaciones con ambos empezará una nueva vida en la capital, llena de ilusiones y también con algunos pequeños desengaños, muy lejos en todo caso de las rígidas tradiciones y convenciones sociales de su Kyushu natal.

Tenía hasta hoy solo un par de novelas de Natsume Soseki en mi haber, Botchan y Soy un gato. De estas dos guardo bastante buen recuerdo, sin embargo de Sanshiro no voy a poder decir gran cosa. Es de lectura agradable eso sí; es simpática a veces, no lo niego; en otras pocas ocasiones aporta ciertos apuntes filosóficos sobre la naturaleza humana que no están mal; también hay algo de crítica a los cambios sociales que la occidentalización está provocando en Japón; pero en su totalidad no es más que una Bildungsroman bastante floja. No hay propósito ni línea argumental clara, más allá de la propia evolución personal de protagonista al enfrentarse tanto a su nueva vida en una gran ciudad como a sus nuevas responsabilidades como adulto joven. La narración se centra principalmente en el intenso amor que el protagonista siente por Mineko Satomi, ejemplo paradigmático de mujer tokiota sofisticada e independiente resultado de la modernización del país. Con mayor frecuencia de la que me hubiese gustado las reflexiones amorosas de Sanshiro no puede calificarse sino de estupidez adolescente, atención si no al siguiente extracto:
"Sus ojos negros se posaron perezosamente sobre la frente de Sanshiro. Él encontró en el suave pliegue de sus párpados algún significado incomprensible, y en ese significado una fatiga del espíritu, una lasitud de la carne, una atracción cercana al sufrimiento."
Para terminar de arreglar este desaguisado, abundan las descripiones detalladas que no aportan nada relevante a la trama. A Soseki parecen gustarle especialmente los elementos urbanos como viviendas, parques, calles, festivales al aire libre, edificios, etc. Puesto a recomendar una obra de este autor japonés, me inclino sin duda por cualquiera de las dos que he mencionado previamente. Como dato curioso, a pesar de que el texto está lleno de referencias culturales propias del país del sol naciente -convenientemente explicadas en notas al pie de página-, para mi propia sorpresa resulta que no necesitaba aclaración de muchas de ellas, sobre todo en lo tocante a prendas de vestir, unidades de medida, arquitectura, etc. Imagino que mi afición por Mishima tendrá mucho que ver. Más reseñas en El refugio de los incomprendidos y en Japan's Eye; coincido con la apreciación de la novela de los primeros, sin embargo los segundos, con ese nombre que da buena idea de su afición a todo lo que llega de Japón, insisten en minimizar sus objeciones.

1 comentarios:

Tiempo Literario dijo...

Gracias por la reseña, justo voy a empezar a leer otro libro de Natsume Soseki, Kokoro. Por cierto, te sigo desde http://eltiempoliterario.blogpost.com.es por si quieres pasarte :)
Nos leemos.

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