Stanisław Lem es un buen conocido de este blog. Una consecuencia inmediata de tener una relación, no diría íntima pero sí cercana a su obra, es que las reseñas tienden a decir siempre lo mismo. Mírese si no lo que ocurre con mis posts de novelas y/o cuentos de
Philip K. Dick y
J.G. Ballard, que son otros dos que tal bailan por aquí. Así pues, lo que tengo que contar de
Máscara es poco más o menos una combinación lineal del resto de comentarios que he vertido anteriormente sobre libros de este autor. Dice la ficha de la editorial que esta compilación de relatos cortos recoge 13 obras inéditas hasta el momento en la lengua cervantina:
- La Rata en el Laberinto
- Invasión
- El Amigo
- La Invasión de Aldebarán
- Moho y Oscuridad
- El Martillo
- La Fórmula de Lymphater
- El Diario
- La Verdad
- Máscara
- Cientro treinta y siete Segundos
- El Acertijo
- La Colchoneta
Las temáticas son las habituales del escritor polaco: ciencia ficción plagada de misterio con visiones fatalistas alejadas del antropocentrismo (excepto por un par que caen dentro de su clásico estilo humorístico). Los extraterrestres de
Lem nunca son humanoides, son entidades que por tamaño, estructura y composición pasan por asteroides, cometas o planetas. Sus objetivos y su comportamiento permanecerán siempre como un enigma para el hombre. La Teoría de la Información, las redes de ordenadores y la Inteligencia Artificial se presentan como pasos inevitables del progreso, pero con un lado oscuro que constituye una amenaza a la supuesta supremacía humana, que en sus ridículas limitaciones es incapaz de considerar que un cerebro electrónico pueda trascenderle (algo que
Stephen Hawking tiene bastante claro, por cierto). Se abordan sorprendentes teorías con una consistente base científica real que sin embargo conducen a visiones alternativas del Universo que nada tienen que ver con modelo al que estamos habituados.
En cuanto a la prosa, solo recordar una vez más que este autor es cualquier cosa menos sencillo. Las tramas se desarrollan con un lenguaje denso, complejo, gongorino en ocasiones; el estilo queda justificado la mayoría de las veces por la complejidad de los argumentos y la profundidad filosófica y/o científica de los temas que aborda. Ha habido algún relato en el cual me sentía como en la típica pesadilla en que por más que intentas huir de algo te resulta imposible porque tus pies están metidos en una zona muy embarrada y te cuesta horrores sacarlos: cada página leída me parecía un logro en sí mismo pero nunca conseguía ver el final. Se trata de una lectura muy, muy exigente pero reconfortante en (casi) todas las ocasiones. Estamos ante un volúmen que sirve como muestra de las diferentes habilidades y características de la obra de
Lem. Hay muchísimas reseñas de este libro en los medios y la blogosfera, os sugiero echar un vistazo a
Crónicas literarias,
El blog de Patricio Pron o
CCyberdark. Esta última tiene un breve resumen de cada uno de los relatos, aunque el que ellos destacan como el mejor, es precisamente el que menos me ha gustado a mí. ¿Qué cosas, verdad?
0 comentarios:
Publicar un comentario