- La Casa en la Arena
- El Álbum
- Historia del Caballero de la Rosa y de la Virgen encinta que vino de Liliput
- El Infierno tan temido
- Jacob y el Otro
- Tan triste como ella
- La Novia robada
- Las Mellizas
- La Muerte y la Niña
- El Perro tendrá su Día
- Presencia
La literatura de Onetti es una derrota de la literalidad. Enemigo de toda frase «práctica» o «utilitaria», sólo puede escribir en forma literaria. En su dilatada trayectoria no hay una sola concesión a las expresiones comunes. Narrar es para él decir las cosas «de otro modo».Me conozco, me conozco demasiado bien, que son muchos años ya, así que leer esto y ponerme a la defensiva ante el peligro inminente fue todo uno. Y no me equivoqué en mi apreciación ni en un ápice. Ya desde el primer relato me quedó bien claro que la prosa de Onetti se caracteriza por deambular en torno a una idea principal haciendo uso de muchos conceptos adjuntos que no aportan información crucial para su entendimento, sino que la complementan innecesariariamente. Esa perculiaridad suya de decir las cosas «de otro modo» parece más bien aportar ruído, incrementar la entropía, llevarnos al caos... Al menos en una primera impresión, porque curiosamente estos datos extra sin otro posible valor que el estilístico, a la larga se demuestra que vienen a clarifican situaciones o personajes que se presentarán con posterioridad. ¿Se puede hacer algo así? Pues sí, y no le resto mérito, aunque admito que a mí esta singularidad me resulta molesta a más no poder. Como clave adicional en el estilo de este escritor, también señalada en el prólogo, resulta imprescindible destacar que los factores esenciales para que el cuento cobre sentido se retrasan todo lo posible y un poco más. Hasta el último párrafo, hasta la última frase si me apuras. Un número muy elevado de los cuentos arrancan sobre un acontecimiento definitivo que se presenta en el primer párrafo. En el resto de la narración el autor uruguayo irá realizando una una aproximación tan tangencial a su resolución que nos hará dudar de si hay algo de lógica en lo que estamos leyendo.
Me habría encantado conectar con el estilo de Onetti porque las temáticas que trata encajan a la perfección con mis gustos: dramas en los que abunda el desamor, los engaños, las mentiras, la soledad, el abandono, la desesperación... En definitiva el lado más amargo de la vida junto con los patéticos intentos de los personajes por obtener una mínima satisfacción. Los santamarianos resultan ser un puñado de miserables que intentan no inmiscuirse en la vida de los demás aunque sin demasiado éxito. Sus intentos de ayudar al prójimo suelen causar más mal que bien, lo cual no hace sino disuadirles de seguir por ese camino, volviéndoles más huraños y hoscos. Sin embargo y para mi desgracia, ese alejamiento de la literalidad citado por el prologuista aleja también mi interés. Juro que lo he intentado, pero no he conseguido encontrarle la magia. Qué le vamos a hacer, chacun à son goût. No he visto ninguna reseña de este volumen en particular en la blogosfera, aunque sí hay bastantes de sus cuentos completos. En esta ocasión y visto el poco interés que este premio Cervantes ha despertado en mi, no me voy a esforzar más y lo dejo a decisión vuestra leer otras opiniones.
2 comentarios:
Yo, sin embargo, soy admirador de la obra de Onetti. :D
Dicen que lo esencial en el cuento es el Movimiento (que no la acción). Quizá por este motivo los cuentos de Onetti requieren de seguidores, y tienen sus controversias. Me gusta el uso del lenguaje (casi supremo) del uruguayo, pero es cierto que se vuelve algo engorroso páginas después.
Las antologías de cuentos que más me han gustado últimamente han sido de fantásticos, no de realistas (salvo los "efectistas"). Me parece que es la mejor temática para el cuento. Yes lo que más me apasiona leer.
Publicar un comentario