Aprovechando un viaje de trabajo, Aguilar ha pasado unos días fuera de Bogotá con sus hijos, a los que apenas ve desde que se separó de su mujer. Cuando vuelve a la ciudad se encuentra con que Agustina, su actual pareja, una joven de la clase alta unos quince años más joven que él, está sufriendo un episodio psicótico bastante serio. Aunque pensándolo bien, no es algo que le pille totalmente de nuevas. Desde que empezaron a vivir juntos la mujer ya demostró un historial de trastornos de diferente entidad, con periodos de depresión seguidos de días de una euforia incontenible. Pero el estado de Agustina tras su ausencia de poco más de un fin de semana es muchísimo peor de lo que nunca hubiera imaginado. Así que Aguilar tratará de descubrir qué ha podido pasar para que su pareja se haya perturbado tan gravemente.
Delirio es una novela asombrosa que funciona increíblemente bien a todos los niveles. No es solo que la historia que narra es absorbente hasta cotas que hacía años que no veía (el día que empecé a leerla era incapaz de cerrar el libro para irme a la cama). Es que además el estilo de Laura Restrepo es enérgico, contundente, voraz. El texto se construye sobre las voces de varios narradores en segunda persona. Los personajes que toman la palabra se dirigen siempre a un interlocutor para, a modo de confidencia o confesión, ir componiendo una fascinante trama que poco a poco nos desvelará la terrible realidad de Agustina. En ella destaca una familia disfuncional con muchos secretos y grandes carencias. Un padre despótico y cruel, una madre amargada, una cuñada ingrata, un hermano menor maltratado, un hermano mayor indiferente. La crónica de los abuelos maternos de la delirante protagonista irá, a modo de flashback, añadiendo más detalles de relevancia que conducen a la situación que se narra. Y por último tenemos al Midas McAlister, para mi gusto el personaje más carismático de toda la novela. Un arribista que aprovecha su inteligencia y su falta de escrúpulos para arrimarse a la familia de Agustina y dejar atrás sus orígenes humildes. Su existencia permitirá a Restrepo dotar a la narración de elementos de novela negra y criminal, pues este advenedizo actúa como enlace con Pablo Escobar en un negocio de lavado de dinero.
El libro fue Premio Alfaguara de novela en 2004, y creo que en pocas ocasiones puedo estar más acuerdo con la concesión de un galardón. La habilidad de Restrepo es algo extraordinario. El narrador en segunda persona no es algo con lo que yo me tope todos los días, de hecho me pondría en un aprieto si tuviera que mencionar otra obra con esta característica. Pero bajo la pluma de la escritora colombiana resulta directo y próximo. Hace que te preguntes por qué no son mucho más frecuentes. Hay además un narrador en tercera persona que aparece transversalente a lo largo de todo el texto y que ejerce una función de afianzamiento mental del discurso. Su aparición a cada pocas frases permite pausar la exposición de los narradores en segunda persona y otorga al lector la posibildad de recopilar y asimilar la información que acaba de conocer. Si a las peculiaridades y originalidad de la forma en que está escrita sumamos las toneladas de miserias humanas que recoge y los impactantes elementos de género negro, no exagero si digo que es una de las novelas más prodigiosas que he leído nunca.
Envía un libro a una reclusa.
Hace 1 hora
4 comentarios:
Hola Cities:
La leí hace mucho pero el recuerdo que tengo se asemeja bastante a tu reseña.
@Grabriel Diz: Una novela asombrosa, impactante. No me canso de decirlo. Gracias por pasarte y comentar.
Tiempo sin visitar tu blog, es increíble que siempre que paso por acá me encuentro con la reseña de alguna novela que me llama la atención hace tiempo leer; finalmente tras leer tu apreciación decidirme a hacerme con ella. Saludos.
@Escritor anubarrado: Encantado de tenerte otra vez por aquí. Espero que te guste tanto como a mí.
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