14 ene 2017

Las estrellas, mi destino - Alfred Bester

A principios del S. XXIV se descubrió que el ser humano tenía la capacidad de teleportarse en el espacio. Evidentemente algo así supuso una revolución en la sociedad alterando completamente las estructuras que la soportaban. De pronto los medios de transporte son prácticamente innecesarios. Hay que rediseñar las ciudades para establecer plataformas de referencia en la teleportación. Los edificios deben incorporar nuevos elementos de seguridad para impedir intrusiones mediante esa técnica. Etc. Estamos en la primera mitad del S. XXV y la teleportación está completamente integrada en el día a día. Gulliver Foyle lleva casi seis meses esperando ayuda entre los restos de la nave Nomad, en la cual realizaba las tareas de menor cualificación. Bien es cierto que hay una guerra por motivos comerciales y económicos entre los planetas interiores(1) y los satélites exteriores(2) pero en realidad no sabemos qué ha ocasionado el desastre y ha provocado que el cohete quede a la deriva entre Marte y Júpiter, quedando él como único superviviente encerrado en un pequeño compartimento estanco, con un tamaño tan solo un poco mayor que un ataud. Un día, durante una breve salida de este pequeño recinto para buscar alimentos o suministro extra de oxígeno, Gully avista en las proximidades lo que parece ser una nave espacial. Se trata del Vorga, un carguero de la misma compañía propietaria del Nomad. Nuestro protagonista ejecuta el protocolo de emergencia solicitando un rescate. Sin embargo el Vorga, que da señales de haberlo detectado, lo ignora y sigue su curso, pasando tan cerca que el naúfrago espacial pueda ver su identificación completa. En ese momento Gully Foyle encuentra una razón lo suficientemente fuerte como para luchar por su propia supervivencia: la venganza de quienes le han dejado abandonado a su suerte en el vacío del espacio.

Hace más de tres años que leí El hombre demolido, la que hasta hoy era mi única referencia de Alfred Bester. Ya en los comentarios hablaba de Las estrellas, mi destino, pues también tenía muy buenas reseñas a lo largo y ancho de la blogosfera. Una vez terminado el libro, paso a unirme al numerosísimo grupo de aficionados a la ciencia-ficción que alaban esta otra novela del autor americano. Lo paradójico del caso es que, siendo honestos, yo diría que estamos fundamentalmente ante una space-opera, esto es, una novela de aventuras y de acción. Sin embargo hay algo que esta obra comparte con un montón de clásicos de la literatura universal: el leit-motiv de venganza, venganza que además se trasciende para terminar transmitiendo unas ideas de mayor calado. Porque el protagonista, a quien se presenta como un especimen de gran fuerza física pero apenas capacidades intelectuales y nada de ambición, evoluciona y se convierte en un personaje carismático, atractivo y enigmático, capaz de logros que van más allá de lo aceptado por la ciencia del momento. Así que una vez más me voy a tener que comer mis palabras, yo que tanto vitriolo he vertido sobre ese subgénero cuyos ejemplos de noveluchas mamarrachas se cuentan por centenas.

Bester consigue otra vez que una novela escrita a mediados de los 1950s apenas haya sufrido el paso de las décadas, a pesar de que esos tics de colonización de nuestro Sistema Solar resulten típicos de la Edad de Oro de la Ciencia-ficción y por tanto, obsoletos. Todos los avances tecnológicos se usan como recursos para la acción, sin profundizar en absoluto en los mecanismos de funcionamiento, a excepción eso sí de la teleportación, explicada someramente en el prólogo. Así pues, hay campos antigravitacionales, cohetes, cargueros y cruceros espaciales, o una avanzadísima cirujía cuyos fundamentos son irrelevantes para el autor y por tanto el lector. Esto nos ahorra absurdas e inútiles explicaciones científicas que a estas alturas de la historia habrían quedado más oxidadas que el acero Cor-ten®. También hay que aplaudir el acierto de este escritor al incluir algunos elementos claramente anticipatorios que serán utilizados y desarrollados por otros autores posteriormente. Sin ir más lejos, la sociedad del S. XXV ideada por Bester se rige por poderosísismas corporaciones que son, de facto, quienes deciden las guerras en base a sus intereses -elemento característico en la obra de Philip K. Dick-. Y qué decir de toda la tecnología implantada en Gully, convertido de esta manera en una suerte de cyborg unos 25-30 años antes de que el cyber-punk irrumpiese en la escena literaria mundial. En los últimos capítulos de la novela, el autor juega con diferentes tipografías, picas y la distribución espacial del texto para plasmar acciones e ideas complejas (desplazamientos en el tiempo o las sensaciones de la sinestesia, por ejemplo). Esta técnica ya la empleó con bástante más acierto en 'El hombre demolido' para verbalizar diálogos y conversaciones entre telépatas.

En definiva, una obra tremendamene original que recomiendo sin reservas. Que yo sepa, la última edición disponible en el mercado es la de Gigamesh y ya está descatalogada (echad un vistazo a Iberlibro y veréis los precios que alcanza de segunda mano). Hay también una edición de bolsillo de Gigamesh que es una especie de biblia liliput que no merece la pena comprar porque te dejas la vista. Hago desde aquí un humilde llamamiento a esta editorial para que se plantee una reedición y para que por favor, cuide un poco las ediciones de bolsillo, porque el formato que usan no es nada práctico. Tenéis más reseñas en Hello Friki, el Sitio de Ciencia-Ficción y una crítica doble con 'El hombre demolido' y la que me ocupa hoy en Bibliópolis.




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(1) Venus, la Tierra incluyendo la Luna y Marte
(2) Satélites habitados de Júpiter, Saturno y Neptuno

6 comentarios:

Scabbers dijo...

¿Venganza? ¿y encima en el espacio? ¿Obra ficción de los años 50? Caramba, me dejás sin palabras y tendré que leerlo sin falta, tu escrito me dan ganas de tenerlo ya en mis manos. Veré si se puede conseguir en alguna librería online, no creo que sea fácil en las corrientes. Muchas gracias por tu reseña

Cities: Moving dijo...

@Scabbers: Suerte con la búsqueda y espero que lo disfrutes. A mí me ha parecido un libro excelente.

Rodrigo Romero dijo...

La terminé de leer recién y me pareció una novela bastante mediocre, la verdad. Por momentos tirando a mala, con una historia que va a los saltos y un protagonista completamente repugnante, ni hablar de los constantes Deus ex machina baratos que mete Bester cada dos o tres capítulos... Una pena porque realmente quería que me guste.

Cities: Moving dijo...

@Rodrigo Romero: A mi las space-operas no suelen gustarme pero ésta en concreto es una de las poquísimas excepciones a la regla. De todas formas si no te ha gustado, olvídate de Los impostores porque es lamentable. De hecho hace no mucho compré de segunda mano Computer connection y tiene críticas tan malas que nunca me parece buen momento para leerla.

Rodrigo Romero dijo...

Sí! Al parecer Bester es una especie de One Hit Wonder del género. Esta novela y la anterior "El hombre demolido" son consideradas clásicos, pero el resto de su obra tiene críticas terribles.

Había leído hacía poco "El hombre demolido" y me había parecido más o menos decente, un poco como "Bóvedas de acero" de Asimov, pulp entretenido sin más, y esperaba que esta sea la verdadera joya de la corona, pero bueno, me llevé un chasco. Bester nunca más xD

Cities: Moving dijo...

@Rodrigo Romero: No soy muy fan de Asimov y no he leído 'Bóvedas de acero', pero si te ha recordado a 'El hombre demolido' me la apunto de inmediato. Gracias por la pista.

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