26 nov 2013

La Niña del Pelo raro - David Foster Wallace

Otro de los autores comentado y elogiado por toda la blogosfera y de quien tampoco había leído nada: David Foster Wallace. Tiene hasta su propio acrónimo: DFW, lo cual a) le otorga cierto caché como escritor de culto y b) permite ahorrar 15 letras al mencionarle. Como suelo hacer casi siempre al enfrentarme a un autor desconocido, me he decido por un libro de relatos: La Niña del Pelo raro. Los textos incluídos en este volumen son:

  • Animalitos inexpresivos
  • Por suerte, el Ejecutivo de Cuentas sabía practicar la Reanimación Cardiopulmonar
  • La Niña del Pelo raro
  • Lyndon
  • John Billy
  • Aquí y allí
  • Mi Aparición
  • Di nunca
  • Todo es verde
  • Hacia el Oeste, el Avance del Imperio continúa
Los nueve primeros son relatos cortos de diferente extensión, mientras que el último es claramente una novela corta. Los cuentos me han parecido todos muy correctos, tanto a nivel técnico como por las tramas. Algunos me han gustado más y otros me han gustado algo menos, pero todos destilan calidad y muy buenas maneras. Historias cotidianas aderezadas puntualmente con ciertos giros retorcidos muy bien introducidos y que curiosamente, les aportan credibilidad. Porque admitámoslo, hay detalles turbios dentro de cada uno de nosotros que apenas se hacen notar porque casi siempre los podemos mantenemos a raya. Casi siempre. Pues bien, a mi me ha encantado la forma en que DFW proporciona vía de salida estas pequeñas infamias para dar empaque a la narración. Algunos ejemplos:

  • La madre que abandona a sus dos hijos pequeños (el menor autista) en mitad de la carretera porque el novio de turno no los aguanta ('Animalitos inexpresivos', probablemente el relato que más me ha gustado)
  • Los hermanitos (niño y niña) que excitados por las revistas porno que han encontrado casualmente en su casa intentan practicar el coito. El padre los sorprende y castiga al niño, que es el mayor de los dos, quemándole el pene con un mechero y no contento con ello, le amenaza con abrasarlo entero si vuelve a repetirlo. El niño crece y se convierte en un yuppie ochentero incapaz de mantener relaciones con penetración con mujeres y se limita a recibir felaciones. Se excita además quemandolas con cerillas y mecheros mientras se la chupan ('La Niña del Pelo raro', que lamentablemente desprende de un apestoso tufo a Menos que cero).
  • La incapacidad y torpeza de todo un doctorando del MIT para arreglar una simple cocina eléctrica y el pánico que le desborda cuando intenta asumir sus limitaciones ('Aquí y allí')
Prácticamente todos los relatos tratan las relaciones amorosas/personales, aunque cada uno en un marco de referencia completamente diferente. Una pareja de lesbianas en 'Animalitos inexpresivos'. Dificultades de pareja desde el primer momento de la relación en 'Aquí y allí'. La infidelidad matrimonial vista desde diferentes puntos de vista en 'Di nunca'. Admiración y afecto que quizás oculta un amor gay en 'Lyndon'. Aún cuando los cuentos datan de finales de los 1980s, el tratamiento es muy, muy contemporáneo.

Resumiendo, el nivel es bastante alto. Si hubiese dejado de leer en 'Todo es verde' estaría más que convencido de querer seguirle la pista a DFW. Ahora bien, aún no me he pronunciado sobre la novela corta, y me temo la novelita en cuestión es harina de otro costal. A mí me ha parecido simple y llanamente insoportable. Tanto es así, que no he terminado de leerla. ¿Alguien conoce el horror de leer algo que no te interesa una mierda, que no te llama lo más mínimo la atención? ¿Que aburre, cansa, hastía, fastidia y disgusta? ¿Que exige un esfuerzo supremo pero no devuelve ni la más mínima gratificación?
Paréntesis totalmente innecesario pero no por ello irrelevante: Soy plenamente consciente del riesgo en que incurro con las preguntas que acabo de hacer. Esa retórica de segunda con la que pretendo poner de manifiesto mi repulsa a esta novela corta, pone en bandeja a los fanboys más radicales de DFW una réplica para mandarme a paseo. Lo sé. No importa. No tengo miedo. Lo acepto humildemente.
Pues así me he sentido yo con 'Hacia el Oeste, el Avance del Imperio continúa'. No llevaba ni 50 páginas (bueno, a saber cuántas llevaba) y ya había comprobado unas 20 veces cuánto me quedaba por leer. No ha habido nada, absolutamente nada, que me haya gustado de lo poco que he conseguido leer de esta historia en que se mezcla creación (meta)literaria, el mundo de la publicidad, una fiesta con todos los actores que han salido en spots de McDonald's y una franquicia de discotecas llamada 'Casa Encantada'. Nada. Creo que el detonante para tomar la decisión de abandonar y dejar de sufrir ha sido un momento metaliterario que aperece por sorpresa y que el autor, en un alarde de sinceridad, titula: 'Una Interrupción verdaderamente descarada y maleducada'. Eso ha sido ya la gota que colma el vaso. La sensación de liberación y de paz al cerrar el libro en ese momento ha dado sentido a este día.

Resumiendo, a fecha de hoy y a pesar de que los nueve primeros textos me han gustado, no tengo el más mínimo interés en DFW. Tenéis mas comentarios de esta compilación en El blog del Cresta, Listas de libros y El increíble Mike. A los dos primeros les ha gustado mucho, el tercero es muchísimo más crítico y la considera irregular, especialmente por el rimto cansino que impone el último texto.

5 comentarios:

condonumbilical dijo...

A mí este libro de relatos me pareció normal. Se ven buenas maneras y un buen escritor detrás, pero nada espectacular.

Uno de los temas que trata DFW es el del aburrimiento frente al entretenimiento. Creo que alcanza su máximo grado de expresión en "La broma infinita". Es cierto que a veces se hace aburrido, pero no deja de ser uno de sus objetivos, como si en ese tedio literario el lector fuera extremadamente consciente de que está leyendo y alcanzara una especie de meditación a través de la lectura, y en esa meditación, se viera capaz de esforzarse en algo que apriori no aporta una gratificación inmediata (uno de los males del capitalismo y la sociedad actual).

Un saludo

Cities: Moving dijo...

@cordonumbilical: Hay teorías psicológicas y conductuales que cuentan mil maravillas sobre la personalidad de aquellos que saben retrasar la gratificación. No seré yo quien las ponga en entredicho, pero me temo que sin esperar satisfacción inmediata de todas las lecturas, tampoco quiero aburrimiento (ni siquiera cuando el aburrimiento sea catalizador de algo más). En fin, tal y como lo cuentas la técnica de aburrir de DFW parece MUY arriesgada y no apta para todos los públicos, aunque visto su éxito, algo muy válido debe haber. Muchas gracias por tu comentario.

condonumbilical dijo...

Estoy de acuerdo en lo del aburrimiento, pero obviamente, en "La broma infinita" hay más que eso. Un placer pasar por aquí.

Leygonier dijo...

DFW es un autor que siempre arriesgaba. Cuando le salía bien, lo hacía muy bien, pero a veces ...
En "Conversaciones con DFW" habla sobre "Hacia el Oeste" y no parece muy satisfecho:

"L\ M\.: ¿Por qué la metaficción es una trampa? ¿No es eso lo que hiciste en «Hacia el oeste»?
DFW: Eso es una bobada. Y es posible que el único valor de «Hacia el oeste» fuera mostrar la clase de bucles pretenciosos en los que se cae si se anda haciendo el gilipollas con la recursión. Mi idea en «Hacia el oeste» era hacer con la metaficción lo que Moore con la poesía o lo que el Libra de DeLillo había hecho con otros mitos mediatizados.
Quería lograr la explosión del Armagedón, la meta de siempre de la metaficción, quería quitármela de encima, y tras salir de entre los escombros reafirmar la idea de que el arte era una transacción viva entre humanos, ya fuera esta transacción de carácter erótico o altruista o sádico. Dios, solo hablar de ello me provoca arcadas. La pretensión. A los de veinticinco años se les debería encerrar bajo llave y negarles tinta y papel. Todo lo que quería hacer lo vertí en la historia, pero se vertió como lo que era: rudimentario e ingenuo y pretencioso."

Cities: Moving dijo...

@Leygonier: Muchas gracias por tu aportación. Me parece una autocrítica admirable, tanto que buscaré algo más de DFW para leer (aunque a saber cuándo).

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