Floja, muy floja me ha parecido esta novela de Arthur C. Clarke. Como ya pasaba en 2001: Una Odisea en el espacio, el autor especula sobre un salto evolutivo del ser humano, pero en mi opinión con bastante peor resultado que en aquella. En esta ocasión la transformación viene auspiciada por la intervención de unos aliens bondadosos aunque de aspecto repulsivo: los Superseñores. Así que el relato comienza el día en que un montón de enormes naves espaciales aparecen sobre las principales ciudades del mundo y estos seres venidos de otro planeta comienzan a hacer la vida más fácil al hombre proporcionandoles la tecnología y los medios de producción para liberarles del trabajo. Se fomenta la cultura del ocio y en menor medida la del trabajo, pero siempre que éste último sea del gusto de la persona que lo realiza y le proporcione alguna satisfacción personal, no económica, que por otro lado no tiene ningún sentido pues todas sus necesidades materiales están cubiertas.
Esta monitorización del ser humano por parte de los extraterrestres se prolonga durante siglo y medio, y al final se nos muestra el verdadero motivo de su presencia en la Tierra: los Superseñores no son más que unos enviados de una entidad superior cuyo propósito es el de observar y favorecer las condiciones para que el Homo Sapiens evolucione a una nueva especie muchísimo más avanzada, algo que les está vetado a los propios Superseñores.
En fin, en mi opinión El Fin de la Infancia va dando tumbos de un lado para otro sin llegar en realidad a ningún sitio. En los primeros años de la invasión pacífica da la impresión de que vamos a asistir a una novela bélica con grupos de resistencia que se oponen a la intervención paternalista de unos seres superiores. Décadas después aparece una componente de intriga y misterio cuando un personaje consigue llegar al planeta de los Superseñores embarcándose como polizón en una de sus naves. Al final resulta, pues esta tontuna, que el ser humano evoluciona a una nueva especie con conciencia colectiva que es capaz de modificar el espacio-tiempo, bla, bla.
A pesar de mi reseña, donde la falta de entusiasmo y el desafecto a la novela son protagonistas, tanto en Papel en Blanco como en La Biblioteca del Kraken el libro sale mucho mejor parado, a pesar de que cada redactor le encuentra algún que otro punto flaco.
Mark Coeckelbergh: La ética de los robots
Hace 11 horas
1 comentarios:
Tengo ésta novela en la Mira, estoy tratando de conseguirla en prestada en Inglés, en caso de no ser así pues la leeré en español (igual prestada), ahora estoy aprovechando que he conocido algunas personas fans de la CF, y como tienen alguna buena cantidad de libros en sus bibliotecas personales, pues aprovecharé para no gastar y leer prestados.
Ya leíste Roadside Picnic?
Saludos!!!
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