11 dic 2014

Fundación y Tierra - Isaac Asimov

Dos años y medio han tenido que pasar desde que acabé Los Límites de la Fundación para leerme Fundación y Tierra y así poder dar por finalizado el Ciclo de la Fundación de la Saga de la Fundación de Isaac Asimov. Y digo "dar por finalizado" conscientemente, a pesar de saber que el también llamado 'Ciclo de Trántor' tiene dos precuelas escritas con posterioridad al libro que me ocupa hoy. Pongo el punto final aquí porque no voy a seguir perdiendo el tiempo con más tontunas de robots y aventuras espaciales. Probablemente mi desinterés se deba a mi propia evolución como lector, aunque lo cierto es que desde mi primera toma de contacto con el subgénero de las space-operas (Pensad en Flebas de Iain M. Banks), las he considerado una chorrada descomunal. Que tendrán su público es obvio, que yo no me cuento en él es manifiesto.

El libro retoma la acción tras la decisión del Consejero de la Fundación Golan Trevize por extender la entidad planetaria Gaia a toda la Galaxia, en lugar de seguir el modelo expansionista tradicional basado en un Imperio Galáctico que el Plan Seldon tenía previsto implantar. Nuestro hombre quiere saber el porqué de su elección, tomada en base factores instintivos, y cree que la explicación se encuentra en el planeta Tierra, origen de todas las civilizaciones humanas que habitan el universo conocido. Así pues, se embarca en su búsqueda junto con el historiador Janov Pelorat y Bliss, una habitante de Gaia y como tal, Gaia misma. Bueno pues ya está todo dicho sobre el argumento. En su búsqueda de la elusiva y escurridiza Tierra, el trío protagonista va dando saltos en su moderna nave de motores gravitacionales por toda galaxia conocida, y también por parte de la que no está aún en los mapas. Se detendrán en una buena lista de planetas, en los no habitados tienen aventuras de pacotilla con enemigos que van desde perros salvajes a hongos; en los habitados tendremos que asistir a un par de lamentables escenas de sexo gratuíto protagonizadas por Trevize y atractivas féminas locales. Al final pasa lo que todos sospechamos que va a pasar pero que no voy a revelar por no estropear la lectura a quien le pueda interesar.

Si algo hay que destacar en este ejemplo de manual de aventura espacial es el protagonista, Golan Trevize. En esta última entrega Asimov nos presenta a un patético macho alfa dominante, autoritario, arrogante, egocéntrico, necio, torpe e inútil, que sin embargo tiene una idea elevadísima de sí mismo como el mejor exponente de la raza humana: racional, inteligente, intuitivo, resolutivo, etc. Si el objetivo del autor era crear un individuo repulsivo y repelente desde luego habría que darle la enhorabuena porque lo ha logrado a la perfección. No hay un párrafo en que la prepotencia antroponcentrista del personaje no le haga quedar en ridículo, tratando de mantener a toda costa la individualidad y el supuesto libre albedrío del ser humano como patrón por el que se miden el resto de intereses globales. Por no hablar de su profunda intolerancia hacia la diversidad sexual. No, no es coña: el Consejero Trevize destila un odio incontrolable e injustificado hacia un personaje hermafrodita que se suma al trío protagonista a mitad de la narración. Bajo mi punto de vista resulta un error insalvable plantear que la acción transcurre miles y miles de años en el futuro pero reflejar que se ha avanzado una mierda cuando se trata de respetar al diferente. Patético, miope y grotesco a partes iguales

En fin, no digo que la serie, o más bien lo que he leído de ella, no haya tenido buenos momentos. El planteamiento de la misma en la primera entrega me pareció muy original. El resto ha tenido sus momentos buenos, regulares y no tan buenos, algo que es fácil de enteder pues en casi todos los casos se trata de diferentes relatos cortos compilados por las editoriales con objeto de exprimir la gallina de los huevos de oro hasta la extenuación. Hay que reconocer que ninguno de los volúmenes presenta dificultad alguna en la lectura, se trata siempre de entretenimiento plano y directo basado en tramas políticas ingeniosas pero simples y aventuras con algún golpe de efecto y un par de mensajes de interés. Pero desde luego a mi este último me parece que es para olvidar. Tenéis otra reseña en Pasión por la Ciencia Ficción, cuyo contenido no comparto en lo más mínimo. Curiosamente esta novela no está comentada en El Portal de Ciencia-Ficción, mi sitio de cabecera para buscar otras opiniones sobre obras de cifi. Sin embargo creo interesante incluir aquí la opinión sobre la entrega anterior, Los Límites de la Fundación, que finaliza con el siguiente párrafo:
«Este libro ('Los Límites de la Fundación') prepara el escenario a FUNDACIÓN Y TIERRA, una secuela que une esta saga con la de los Robots. [...] Personalmente, no creo relevante leer esta última novela.»

5 comentarios:

el convincente gon dijo...

Estás madurando y, claro, se tiene que notar en tus gustos también :-P

Cities: Moving dijo...

@el convincente gon: ¡Basta ya de perder el tiempo con tontunas, hombre!
:D

Nataniel Llano dijo...

En lo personal, también creo que de las cinco novelas de la Saga de la Fundación, la última es la que menos me convenció. Creo que Asimov realmente quiso hacer así a Trevize, por eso ni este mismo comprende el por que de su elección. Para el ciclo era importante cerrar el mito de La Tierra y Asimov lo hace con la aparición de su personaje clave de otra saga el robot Daneel (aparece en Las Cuevas de Acero, El Sol Desnudo, Robots e Imperio y Los Robots del amanecer)… comparto que el final no fue el mejor. También es bueno recordar que La Fundación comenzó a escribirse en los años 50s y aparecía seriada en una revista… El argumento básico de la psicohistoria me parece muy bueno y personajes como Seldon, Salvor Hardin, Vaita Darrel, El Mulo, etc)…
Personalmente, Asimov es uno de mis favoritos, pero también opino que sus conocimientos de ciencia se lucen mejor en sus cuentos (que son magníficos), como “La última pregunta” o “Criar a un hombre”...

sysnar dijo...

Tu opinión denota ciertos complejos sexuales y un odio irracional hacia los hombres. Es lo que te mueve. Por eso tu opinión no vale nada.

Cities: Moving dijo...

@sysnar. No parece muy justificada tanta hostilidad por una opinión que según tú no tiene valor. Cabe la posibilidad de que seas tú quien está cargado de complejos (aunque ya no sabría decir de inferioridad o megalomanía).

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