Ulrich Schmied, teniente de la policía de Berna, aparece asesinado de un tiro dentro de su coche, aparcado en el lateral de una carretera rural cerca de Lamboing, a una hora de la capital del cantón. El comisario Hans Bärlach se hace cargo del caso. Sesentón y con una grave enfermedad estomacal, había sido el jefe del ambicioso y prometedor teniente. Para ayudarle en las indagaciones reclama al investigador Tschanz, que no es especialmente brillante pero siempre anda buscando hacer méritos. Las primeras pistas les conducirán a un tal Gastmann, un acaudalado sesentón de pasado turbio que se ha instalado recientemente en una lujosa villa de Lamboing. Se descubre que Schmied era habitual en las fiestas que éste organizaba en su casa, mimetizado bajo una identidad falsa entre los artistas, diplomáticos e industriales suizos que las frecuentaban. Pronto se revelará que en dichas veladas se trataban temas de gran interés económico para el estado, lo que dificultará el avance de las pesquisas. Sin embargo a medida que éstas progresen sabremos que el gobierno suizo no es el único que maneja una agenda oculta en esta investigación.
El juez y su verdugo es la primera novela que publicó Friedrich Dürrenmatt. Al contrario de lo que pasara con Justicia, este librito ha resultado bastante decepcionante. El desarrollo es muy rápido y la trama está llena de golpes de efecto que se presentan al lector sin demasiada coherencia. Quizás esto se deba a que por aquél entoces el suizo era un autor novel y a que originalmente apareció por entregas a pricipios del los 1950s en una conocida revista (fuente: Wikipedia), y quieras que no, este formato que impone sus propias exigencias. En todo caso, el trasfondo de lucha entre el bien y el mal sería aceptable en una novela decimonónica, pero seguir dando ese mismo tratamiento moral a un texto que data de mediados del S.XX resulta ridículo y vergonzante. Y la resolución con venganza de por medio no tiene credibilidad ninguna. Para mi gusto, como siempre, que por algo éste es mi blog.
Sin embargo no todo me ha parecido mal en el libro. Para empezar hay algunos personajes secundarios muy bien caracterizados y que destacan por encima incluso de los protagonistas. Por ejemplo el Dr. Lucius Lutz, jefe de Bärlach, que obsesionado con la ciencia criminalística moderna imprimirá a la narración unos toques de humor absurdo muy logrados. O el consejero nacional (y coronel) Oskar von Schwendi, el implacable abogado de Gastmann, arquetípico perro guardián de sus intereses. Y para terminar, guste más o guste menos, se lee un un par de sentadas así que tampoco hay que dedicarle mucho tiempo. De todas formas que nadie se engañe, en mi opinion estamos ante una obra totalmente prescindible escrita por uno de los más reputados literatos helvéticos. Aunque por lo que he podido ver, una vez más me quedo solo en mi juicio. La blogosfera en español se deshace en elogios por esta obrita, véase si no Crítica de Libros, Correspondencia o La esquina de ese círculo. En fin, algo he debido perderme. O igual no, como dicen los francófonos à chacun son goût.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 5 horas
2 comentarios:
Vaya, pues siento que te haya disgustado, Cities... Y mira que el descubrimiento de este libro fué lo que me empujó a investigar todo lo posible sobre la obra del suizo el pasado verano casi con una devoción febril.
@Lucas Despadas: Así son las cosas con los libros, por más que te puedan recomendar una novela con todo el entusiasmo del mundo, la experiencia personal e individual es la que manda. De todas formas sigo agradeciendo que me lo descubrieras. A pesar de este descalabro no dejaré de leer a Dürrenmatt, eso sí, intentaré elegir lo que escribió en su madurez.
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