Mi relación con Brian W. Aldiss ha sido bastante irregular a lo largo de estos años. De los cinco libros suyos que llevo en mi haber, excepto por la honrosa excepción que supuso Los superjuguetes duran todo el verano, el resto me ha parecido prescindible. Cada uno por sus propios motivos. Sin embargo todas las referencias a este autor indican que es un personaje clave en la Nueva Ola británica. Su nombre aparece siempre en las listas de representantes de ese movimiento literario junto con otros escritores a quienes tengo en mi Olimpo particular: John Brunner, Thomas M. Disch, James G. Ballard. Así que supongo que no había perdido la esperanza, con lo cual cuando ví La estrella imposible en Bibliostock de saldo por 2,50€ no me lo pensé demasiado. Y menos mal, porque esta antología de relatos cortos es, con diferencia, lo mejor que he leído de Aldiss hasta el momento.
El volumen incluye un total de catorce cuentos escritos entre 1955 y 1965 (los títulos y demás detalles se pueden consultar en La tercera Fundación). Todos caen de lleno en el terreno de la ciencia-ficción y derrochan imaginación, genio y unos argumentos que efectivamente entroncan claramente con las temáticas habituales de la New Wave. Los protagonistas de los mismos experimentan diferentes formas de horror en contextos propios del género pero que en el fondo son resultado de la mezquina y perversa conducta humana. Por más que aparecan tecnologías que logran proezas hoy en día inconcebibles o que las historias se desarrollen en mundos y tiempos muy alejados de los que conocemos, en realidad el conflicto se basa siempre en el hombre y sus miserias. Hay distopías provocadas por desastres medioambientales, regímenes totalitarios retorcidos más allá de lo concebible, tenemos textos post-apocalípticos que muestran el triunfo de las máquinas sobre la humanidad, dramas desasosegantes producto de la exploración espacial, y viajes en el tiempo o invasiones alienígenas que convierten las vidas de los personajes principales en un infierno.
A muchos de los cuentos compilados se les puede aplicar con toda propiedad el adjetivo ballardiano, lo cual es garantía de éxito en esta casa. Mi sorpresa al comprobarlo ha sido mayúscula porque no conocía a nigún otro autor que hubiese logrado imprimir a su obra las características que hicieron de Ballard merecedor de un calificativo basado en su apellido. Aunque una cosa debe quedar clara: no hay sensación de plagio o imitación. Se trata de narraciones totalmente originales que desarrollan algunas de las preocupaciones comunes en la obra de su compatriota, pero siempre desde una perspectiva personal. Por otro lado supongo que a nadie sorprenderá que el tono general sea muy pesimista y desesperanzador. No hay finales felices, antes al contrario: todos acaban con un mensaje de desconsuelo que por lo menos a mí, me deja un sabor de boca inmejorable. Por fin he terminado de convencerme de que Aldiss, tuvo el talento necesario como para que su obra trascendiera. Si no siempre, por lo menos las veces necesarias y suficientes. Una auténtica maravilla, si solo vais a leer un libro de este escritor, mi recomendación es que sea éste. Tenéis más reseñas en Bibliófago y en Un poco de casi todo.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 1 hora
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