El cielo protector es una novela con un alto contenido filosófico entremezclado en una trama de viajes y exploración, también interior. Es mi segunda experiencia con Paul Bowles y ha resultado mucho más satisfactoria que anterior. La prosa es sencilla, directa, certera. No hay excesos verbales ni florituras, no sobra ni una palabra. Los diálgos me han parecido naturales, verosímiles a más no poder. Y las descripciones del los paisajes y las ciudades norteafricanas son a la vez gráficas y poéticas, pero sin caer en el empalago. Aunque en realidad en este sentido coincide con mi recuerdo de La casa de la araña. La principal diferencia con aquélla es que como obra, ésta resulta mucho más lograda, más redonda. Las historias que se cuentan, los personajes (secundarios incluidos) y el desarrollo de la acción están redactados con una habilidad asombrosa, haciendo que todas las piezas que se manejan encajen a la perfección.
Las reflexiones de carácter existencial se dejan caer de boca de Port y Kit desde el primer capítulo. No podría decir si las motivan las penurias que el viaje les obliga a padecer (la soledad del desierto, lo inhóspito del paisaje, las incomodidades y privaciones físicas, etc.), o bien son rasgos innatos de su personalidad. Me inclino más a pensar que es lo segundo lo que en el fondo les lleva a ponerse en apuros voluntariamene, para de esa forma, obligarse a tomar conciencia de ellos mismos y del mundo. No llegué a ver la adaptación al cine que hizo Bernardo Bertolucci en 1990 y ya no creo que haga el esfuerzo de verla, pero como fue bastante famosa en su momento sí recuerdo que todas las menciones a la misma hablaban de paisajes insondables, la exploración del desierto y el conflicto matrimonial. Así que no me esperaba nada parecido, la verdad, y tengo que admitir que me ha sorprendido muy gratamente. Pero por si esto no fuera suficiente, lo que me ha pillado completamente desprevenido es el caríz dramático que toma el texto en la segunda mitad. El tratamiento que Bowles hace primero de la enfermedad (unas fiebres tifoideas que contrae Port) y luego de la desesperación y la locura (Kit) ha sido un mazazo sublime que me ha dejado destrozado y maravillado a la vez. Por algo esta novela se considera la mejor de su producción.
Pero los sobresaltos no han acabado aún, ¡qué va! De las reseñas que he podido rescatar de la primera página de resultados de Google, hay más valoraciones negativas que positivas. En 19 Magazine la dejan a la altura del betún:
"[...] no llega a la excelencia y está sobrevalorada. Demasiadas páginas de relleno en las que no se cuenta nada imprescindible; poca amplificación en las ideas centrales."En El rincón del libro son menos afectados pero tampoco convence:
"[...] no pude simpatizar con ninguno de los protagonistas la verdad y aunque la narración contiene grandes dosis de drama no consiguió llegar a emocionarme."Solo en Leer clásicos la recomiendan, al igual que hago yo. Me alegra ver que una vez más, Das Bücherregal nada contracorriente.
2 comentarios:
Estoy contigo, es una novela con muchas capas. Puede pasar por un libro de viajes, pero es también una búsqueda interior. El autor estuvo vinculado a España (como músico admiraba a Manuel de Falla) y parece que la tormentosa relación con su mujer se deja caer en ese cielo no tan protector como parece.
Saludos.
@Varado el la llanura: A mi me ha pillado totalmente desprevenido, no me esperaba este dramón tan rotundo. Gracias por tu comentario.
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