9 may 2012

Los Límites de la Fundación - Isaac Asimov

Dos meses y medio después de terminar la trilogía original del Ciclo de Trántor de la Saga de la Fundación, me apetecía retomar esta serie con el título que la continúa cronológicamente, a pesar de haber sido escrito casi 30 años después: Los Límites de la Fundación.

Tengo que admitir que no empecé la lectura especialmente emocionado. Fundación me pareció muy original en su planteamiento, sin embargo las continuaciones Fundación e Imperio y Segunda Fundación me resultaron tirando a flojas. No obstante, bajo mi punto de vista era un agravio comparativo intolerable para Isaac Asimov haberme zampado ya cuatro volúmenes de El Libro del Sol Nuevo y tener aparcada esta saga. Pues bien, a pesar de mi desinterés inicial, reconozco que me ha sorprendido muy gratamente. Por primera vez en lo que va de la serie, estamos delante de una novela que ha sido concebida como tal, y no como una recopilación de relatos o novelas cortas, como ocurría con las anteriores. Se nota el esfuerzo volcado en componer una trama argumental, un poco a modo de best-seller todo hay que decirlo, pero que en ningún caso le hace perder interés.

La acción se retoma unos 120 años después de la supuesta desaparición de la Segunda Fundación a la que asistimos en el volumen anterior y 500 años tras el comienzo del Plan Seldon para establecer el Segundo Imperio Galáctico en tan solo un milenio. El protagonista, Golan Trevize, es un Consejero del Gobierno de la Fundación en Terminus, su capital. Sus sospechas de que la Segunda Fundación aún existe le harán dudar y cuestionar publicamente la validez del Plan Seldon, así que cae en desgracia y es enviado al exilio. No sabe que en realidad está siendo manipulado para lograr la consecución de los intereses de unos y otros. Por una parte, a la (Primera) Fundación le cuesta reprimir su afán expansionista para implantar el Segundo Imperio anticipadamente debido a sus grandes avances tecnológicos. La Segunda Fundación, por su lado, sigue operando en secreto con sus propias intrigas de poder, pero uno de los Oradores más brillantes sospecha que hay una fuerza en la sombra moviendo los hilos para que Plan Seldon siga el curso planeado. Esta fuerza oculta se manifiesta en forma de Gaia, un planeta con conciencia colectiva y un inimaginable poder de control mental. Así que llegado el momento, asistimos al enfrentamiento de estos tres contendientes, cada cual pretendiendo hacer realidad sus propios objetivos, que naturalmente son incompatibles con los del resto.

En fin, en mi opinión un libro que hace justicia a la fama de Asimov. Admito que cada revelación que iba asistiendo me iba maravillando. Hay desde luego varios puntos originales que creo merece la pena comentar. El primero es que en un giro de tuerca inesperado y orientado a encajar otras de sus novelas en este mismo universo, Asimov introduce argumentalmente la historia de los robots en la trama. En segundo lugar un par de aciertos al introducir conceptos novedosos en la ciencia-ficción, siempre considerando que se escribió en 1982, claro. Se trata por un lado de la idea de planeta cuyos habitantes (humanos, plantas, animales, incluso las cosas) forman un ente global con conciencia colectiva. Esta invención tiene mucha importancia en la acción, pero hay otra sobre la que apenas se incide, comentándose como de pasada, que también brilla con luz propia: la nave en la que viaja el protagonista está dotada de una computadora central a la cuál él se conecta físicamente mediante sus manos para poder pilotarla, pero adicionalmente, dicha conexión le proporciona una "conciencia aumentada", de manera que a sus propias sensaciones y percepciones se une la información que la nave registra en todos sus sistemas. Lo que no me ha gustado nada -pero nada de nada- es el antropocentrismo limitador y asfixiante en que se sitúa la trama. ¿Cómo es posible imaginar una galaxia en la que unicamente existe una especie inteligente, el ser humano? En fin, no es que la calidad de la narración se vea afectada por ello, pero lo cierto es que a mí una suposición tan castrante me llega incluso a molestar. Que conste que se trata de una cuestión personal, ya he indicado en alguna ocasión que el antropocentrismo y yo no somos compatibles.

Como viene siendo habitual con los libros de esta serie, para conocer otras opiniones os recomiendo leer los comentarios de la entrada correspondiente al mismo de la web de la Tercera Fundación.

2 comentarios:

Palimp dijo...

El tema de los alienígenas en Asimov fue en su momento tema de críticas, incluso se especulaba en cada nuevo libro si por fin aparecerían. Pues no.
Para sacarse la espina escribió 'Sus propios dioses'.

Cities: Moving dijo...

@Palimp: ¡Hosti, sí que has sido rápido comentando! Gracias por el apunte, la verdad es que me queda tanto por leer de este señor que nunca habría llegado a suponer que esta misma cuestión que tanto me ha indignado (así en cursivas, porque tampoco es para tanto) había generado críticas en su momento.

'Sus (Los?) Propios Dioses' me la habéis recomendado ya en algún momento desde los comentarios del blog, la tengo pendiente y esperándome en casa.

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