- "Lorraine va a Livinsgston. Novela sentimental de Rave y Regencia". Una escritora de novelas rosas sufre una apoplejía leve y durante la estancia en el hospital su vida dará un vuelco al descubrir que su marido tiene una doble vida de depravación, que costea con las ganancias que ella obtiene de sus libros. Admito que con ésta estuve muy cerca de reconciliarme con Welsh, pues por momentos parecía un escritor versátil capaz de crear una historia interesante sin incluir drogas, violencia, sexo insano, etc. ¡Craso error por mi parte! Con todo y eso, para mi gusto es la más original y divertida de las tres: se incluyen extractos del que va a ser el nuevo libro de la escritora que, todo hay que decirlo, resultan hilarantes por lo demencial.
- "La fortuna siempre está oculta. Novela de la industria farmacéutica". Estamos ante el relato de la venganza que plenea una joven afectada de focomelia, víctima inocente de los efectos secundarios de la tenazedrina que tomó su madre durante su embarazo. Inspirada en el triste caso real de la talidomida, un fármaco de efectos teratógenicos comercializado entre finales de los 1950s y principios de los 1960s, aquí Welsh está en su salsa, con violentos hooligans que viven de pequeños asaltos, robos y otros crímenes de poca monta. En su tiempo libre se dedican a montar bronca o a tomar drogas en clubs, y ahí es donde la protagonista conoce a uno de ellos, quien por demostrarle su amor le ayudará a perpetrar su vendetta personal. Para mi gusto esta novela corta es sencillamente infame.
- "Los invictos. Novela rosa Acid House". Historia de treintañeros, Lloyd y Heather. Chico de treinta y pocos por un lado, chica de veintimuchos por otro. Ambos sufren una crisis de madurez y estando hasta las cejas de éxtasis, se conocen en un club de house. Relato sin mucha sustancia, yo no he visto más que una colección de gracietas de drogadictos sin ningún interés.
Como conclusión, con este libro doy por finalizada mi relación con Irvine Welsh, que viene de la época de la película Trainspotting (Danny Boyle, 1996) y que estaba cimentada además en algún otro libro leído con anterioridad a Das Bücherregal. Está claro que tiene su público, pero desde luego conmigo que no cuente para otra. Por lo menos me queda como pequeña satisfacción que las ediciones de la colección Contraseñas de Anagrama, en donde se incluyen tanto Éxtasis como Acid House, tenían un precio muy ajustado.
Tenéis otras reseñas de este libro en Anika entre Libros, un poco en mi línea aunque más benévola, y también en Hoy, el primer diario en línea de América del Sur, con una interpretación terriblemente afectada para mi gusto, y que sinceramente, no veo por dónde coger.
4 comentarios:
Todavía tengo pendiente 'Trainspotting'
@Palimp: A mi 'Trainspotting' y su continuación, 'Porno', me gustaron. Pero con estas dos colecciones de relatos cortos se me ha atragantado. Con todo lo que hay por leer, no me da ningún repearo en dar carpetazo a Mr. Welsh, que curiosamente no es galés sino escocés (chiste tonto, ¡jojojojo! Perdón por adelantado)
Muy de acuerdo; creo que todos hemos sufrido una especie de efecto centrifugadora por el éxito de Trainspotting, película. Luego Welsh parece un cafre empeñado en una cruzada de marginalidad y constante retozado en la mierda que acaba condicionando (y prejuzgando) su obra que hace que, sencillamente, sepas tanto qué vas a encontrarte que postergues el momento.
@Francesc Bon: Me alegra comprobar que coincidimos. Conociendo tu criterio me tranquiliza saber que Welsh tampoco es santo de tu devoción.
Publicar un comentario