Las malas compañías han conseguido que me aficione a Martin Amis. Tras la demoledora Dinero y la colección de relatos cortos Los Monstruos de Einstein le toca el turno hoy a su primera novela, título que por cierto le lanzó al estrellato allá por 1973: El Libro de Rachel.
El Libro de Rachel es una divertidísima novela que gira en torno a preocupaciones típicamente adolescentes. Charles Highway es un joven a punto de cumplir 20 añitos de nada pero que anda muy intranquilo porque va a dejar de ser un teenager. Obsesionado con que su vida va a sufrir una transformación irremediable, en los dos días escasos que quedan hasta su vigésimo cumpleaños somos testigos de sus andanzas. Estamos ante un tipo peculiar de físico para nada agraciado, es de constitución delgada y algo contrahecho incluso, desde pequeño además ha sido bastante enfermizo. Dicha predisposición a guardar cama debido a que agarra toda gripe y catarro que se ponga ante sus narices le ha dado la oportunidad de aficionarse y gozar de la lectura desde muy pequeño, aunque su mala salud hace sufrir al lector cuando Amis despliega numerosas y detalladas descripciones de expectoraciones, flemas, ataques de tos y problemas pulmonares varios, a enmarcar sin duda dentro del mejor humor negro. Sus ínfulas literarias, que prácticamente rozan los delirios de grandeza, le hacen solicitar la admisión en Oxford. Mientras prepara la prueba de acceso vamos tomando contacto con su narcisista y excéntrica personalidad, además de comprobar su manera de relacionarse con familia, amigos y -como no- las chicas, y en especial Rachel. Su comportamiento es bastante retorcido y está a la altura de su descomunal ego: tiene por costumbre redactar extensos informes de actuación para planear minuciosamente las aproximaciones (de ahí el título original, The Rachel Papers) y sus técnicas incluyen por ejemplo, análisis exhaustivos del sujeto en observación, frases ingeniosas o citas a emplear, cómo forzar situaciones que le son convenientes o la preparación de escenografías propiciatorias. A pesar de la aparente sofisticación y rebuscamiento de sus métodos, no dejan de estar inmersos en una ingenuidad entrañable propia exclusivamente de la juventud.
Como elemento curioso que me ha resultado especialmente atractivo debido a mi anglofilia, me he sorprendido gratamente al toparme con las descripciones del Londres de los 1970s, con hippies y skinheads formando parte del paisaje a base de pinceladas aquí y allá. Quizás la única objeción que le pueda poner al libro es que las preocupaciones adolescentes me resultan un poco ajenas, en particular los primeros amores o las primeras experiencias sexuales. Sin embargo, otras como el habitual conflicto entre padres e hijos tan característico a esa edad o la incipiente pérdida de inocencia esencial en la edad adulta están tratados muy hábilmente. En cualquier caso, no deja de ser una muy buena novela y como opera prima un dignísimo avance de lo que posteriormente nos ha ido dejando su autor.
Más reseñas de este libro en Un Libro al Día y en Per non Dimenticare, donde se hace una aproximación femenina a esta narración que me ha gustado bastante.
Trilogia de la Terra Fragmentada - N.K. Jemisin
Hace 5 horas
2 comentarios:
¡Mala compañía! ¡No soy digno!
:P
Con este libro me enganché a Martin Amis. Creo que no tenía ni 18 años. En aquellos tiempos en los que internet no existía leías por intuición, y la mía fue así:
Wilt->Colección Contraseñas->Anagrama->Buena literatura.
Siempre agradezco a Anagrama el haber enseñado a un pobre chico de pueblo a leer. También a Sharpe.
Me alegra que te haya gustado.
@Palimp: Con poco más de 20 años yo también fui fan incondicional de Anagrama, aunque por cuestiones de liquidez siempre en edición libro de bolsillo (los Compactos de Anagrama). Aún andan por casa bastantes títulos de Sharpe, Wodehouse y Leavitt de esa colección. Y como siempre, agradecerte que me des a conocer individuos tan poco recomendables como Amis.
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