Martin Amis es hijo de la Guerra Fría. La amenaza de hecatombe nuclear pende sobre su cabeza a modo de inmerecida espada de Damocles desde su cuarto día de vida, fecha en que la extinta Unión Soviética completó con éxito las pruebas con su primera bomba atómica. Así nos lo explica él mismo en el ensayo introductorio de Los Monstruos de Einstein, titulado "La capacidad de pensar". Muy acertadamente nos aclara que los "monstruos de Einstein" son tanto las bombas termonucleares como nosotros mismos, ya que nuestra forma de ser, de actuar y de pensar ha sido modificada, y no precisamente para mejor, por la existencia de las primeras. El libro data de 1987, cuando la Perestroika y la Glásnost daban sus primeros y tímidos pasos, y dos años antes de la caída del muro de Berlín y del principo del fin de los dos grandes bloques. Esto viene al caso porque muchos de los planteamientos expuestos en esta introducción suenan hoy algo desfasados, tanto como que en aquellas fechas la Tierra tenía 4.000 millones de habitantes y hace escasamente un par de semanas hemos alcanzado ya los 7.000. En fin, a pesar de que en algunos momentos se hace un poco pesado, este preliminar proporciona un marco de referencia que ayuda para leer los cinco relatos incluidos en este volumen en su debido contexto.
Los dos primeros, "Bujak y la fuerza poderosa o Los dados de Dios" y "Lucidez en Flame Lake" nos traen situaciones e individuos contemporáneos cuyas vidas se han visto afectadas en mayor o menor medida por las guerras y la maldición nuclear que tanto aterra a Amis. Coqueteando con el realismo social, se trata en ambos casos de historias dramáticas que demuestran en qué medida la presencia de cabezas nucleares en el mundo puede afectar al ser humano. Los tres siguientes, "La enfermedad del tiempo", "El cachorrito que pudo" y "Los inmortales", transcurren en una Tierra post-apocalipsis nuclear y pueden clasificarse perfectamente dentro de la scifi, alguno con tintes de fantasía incluso. Evidentemente si ya antes del Armaggedon la situación para el autor es insoportable, el planeta que imagina después es atroz. Me han gustado bastante todos ellos, por cierto.
Otra opinión sobre esta compilación en TauZero.
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