Esta despiadada sátira de la sociedad actual, que encumbra al dinero por encima de todas las cosas, data de 1984, una época que mi memoria asocia inevitablemente con un boom de las finanzas: yuppies, Wall Street, especulación en la bolsa de Nueva York, primas millonarias, etc. Es en este mismo ambiente de poder y ostentación es donde se desarrolla Dinero, aunque no en el mundo de las finanzas, sino en el también intrincado mundo del espectáculo.
El protagonista, John Self, es un director de publicidad británico, treintañero y de origen working class, que se deja enredar en un proyecto para filmar su primer largo gracias a la descomunal financiación que está consiguiendo Fielding Goodney, un americano muy peculiar y muy metido en el show business a quien conoció en un vuelo transoceánico. Martin Amis crea un personaje principal absolutamente carismático al que hace viajar sin descanso entre Nueva York y Londres, ciudades en donde se dedica a exhibir su vulgaridad, a salir de fiesta y buscar pelea, a ponerse hasta las cejas de alcohol y drogas, a darse atracones de comida basura y a hincharse de porno y pajas, si es que no se va de putas. Sobre este filón y creando habilmente situaciones muy divertidas a un ritmo despiadado, el autor consigue elaborar un novelón que sorprende desde el primer momento por el nivel de disparates que te obliga a leer: desde los excesos de director al despilfarro patológico de su desenfrenada novia, pasando por la falta de escrúpulos del financiero o los caprichos e inseguridades de los actores implicados. Amis nos hace identificarnos con Self para que sintamos sus problemas como propios, logrando así que esas situaciones aparentemente extremas nos resulten totalmente verosímiles dadas las circunstancias. Aunque la reacción espontánea a tanto desmadre sea la carcajada, en último lugar siempre queda un poso amargo cuando nos toca aceptar que no están para nada lejos de la realidad.
Como elemento original de la narración, habría que destacar que Martin Amis se incorpora a sí mismo en la trama como un personaje más. De hecho es vecino del protagonista en Londres y termina colaborando con él en la reescritura del guión. Resumiendo, este libro es bárbaro. Y no es porque tenga relación con los pueblos que existían más allá de las fronteras del Imperio Romano, no, es por el resto de acepciones de la palabra: fiero y despiadado por un lado, temerario y osado por otro; grosero y soez a más no poder y precisamente por ello, extraordinario.
Tenéis otra reseña de Dinero que me ha parecido interesante en Cooltural.net.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 4 horas
2 comentarios:
Admirador como soy de Amis tengo que coincidir contigo. Me parece una de sus novelas más redondas y tiene escenas de antología.
@Palimp: Sí, hace unos días (¿ayer?) vi que tenías un montonazo de referencias sobre Amis en tu blog, de hecho tengo la vaga impresión de que este libro, que llevaba esperando leer algún tiempo, lo pillé porque en su momento vi una entrada de Amis en tu blog. A mi desde luego con Dinero me ha convencido por completo, así que seguiré tras su pista, aunque sea con veintipico años de retraso.
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