Jörg, un ex-terrorista miembro de la Fracción del Ejercito Rojo (RAF) ha sido indultado por el Bundespräsident tras cumplir más de 20 años de condena, así que su hermana Christiane, que se asignó el papel de madre en su relación con él, le recoge a la salida de la cárcel y juntos se dirigen a una casa de campo en donde piensan pasar el fin de semana en compañía de sus antiguos amigos y camaradas de la época de la Baader-Meinhof.
Si en España tenemos a la Guerra Civil como elemento que define irremediablemente lo que somos y la sociedad en la que vivimos, en Alemania conforma la memoria colectiva tanto la II Guerra Mundial como su mucho más reciente pasado de terrorismo anticapitalista y antiimperialista de los 1970s y 1980s. Por lo tanto es normal que sea un tema que sirva de inspiración a muchos escritores y cineastas. En el caso que nos ocupa hoy, Bernhard Schlink examina con rigurosidad y meticulosidad todos los aspectos de interés en la vida de Jörg y su entorno, que incluye también a su abogado, a un joven militante anticapitalista que pretende aprovecharse de su mítico pasado para agitar la lucha actual y a su hijo (me temo que al informar sobre este último estoy revelando una de las sorpresas de la trama). El ritmo que imprime a la narración alternando entre los distintos personajes y la perspectiva de cada uno de ellos hace que nos enganchemos desde las primeras páginas. Desde la ingenuidad en los orígenes de su militancia hasta las dudas y decepciones tras largos años de prisión, el autor repasa en esos tres días un amplio catálgo de situaciones y sentimientos tanto del protagonista como del que fue su círculo íntimo: el rencor hacia quienes le denunciaron, el desencanto de los que fueron abandonando la lucha armada e integrándose en la sociedad que detestaban, las inseguridades de unos, el rechazo a la violencia de otros, el punto de no retorno que supone el primer asesinato, el posible arrepentimiento y la carga de la culpabilidad... Evidentemente el tránsito no es fácil pero facilitará la catarsis de todos los personajes y sobre todo la adaptación de Jörg a su recién recuperada libertad.
Hay un par de elementos de la novela que me han resultado fascinantes. Uno de ellos es la subtrama en que Ilse, también antigua integrante del grupo, y actualmente profesora de instituto en vías de convertirse en novelista, escribe sobre un antiguo miembro del RAF que desapareció en extrañas circunstancias. Ella ve probable que simulase su muerte para seguir actuando desde la más completa clandestinidad, y sobre esta idea construye un interesantísimo relato corto que se distribuye a lo largo de varios capítulos. El otro es el personaje del hijo, el único que no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar sobre los horrores que provocó la lucha armada, consiguiendo de esa forma revolver y agitar la conciencia de su padre.
En fin, un libro muy interesante, más aún si os atrae la historia y la sociedad alemana, como me pasa a mi. Más reseñas de El Fin de Semana en Riverside-Agency y en Distrito Jazz.
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