La estrategia que ha utilizado
Impedimenta para atraer lectores a
Estabulario es cualquier cosa menos tímida. No les tiembla el pulso al relacionar la prosa de
Sergi Puertas con
James G. Ballard,
Stanisław Lem,
Rafael Chirbes y
David Cronenberg. ¡Ahí es nada! Tres reputados autores y un famoso director de cine, la obra de todos los cuales sigo desde hace tiempo y que encajan bastante bien con mi forma de entender la realidad. Pues bien, tengo que admitir que he visto muy poco o nada de ellos en los seis relatos que componen este volumen. Quizás alguna ligera semejanza a nivel temático o de localización, apenas unas evocaciones. Que tampoco es que le haga ninguna falta, la verdad, porque el autor catalán se expresa con parámetros y maneras propias, consiguiendo que el resultado sea tan satisfactorio como con cualquiera de los mencionados. La editorial también destaca simulitudes con la serie de TV
Black Mirror en su promoción, que sí me han parecido más acertadas, pero volveré a ellas un poco más adelante.
Nos encontramos ante seis textos que transcurren en un futuro sin datar, aunque bastante próximo a nosotros a juzgar por el contexto tecnológico y social en que tienen lugar.
Puertas envilece nuestra sociedad para ponerle las cosas muy crudas a los protagonistas. Pero para ello le basta con retorcer las condiciones de vida actuales solo unos grados más. No se puede negar que los marcos de referencia en que ambienta las historias son verosímiles. No es necesaria una pandemia ni un armagedón nuclear que devaste el planeta para llegar a ellos. Solo hacen falta un par de lustros sumando cada vez más medidas económicas y laborales que limiten los derechos de los trabajadores, por ejemplo. O bien un conflicto bélico que transcurra al otro lado del estrecho de Gibraltar en lugar de a unos cuantos miles de kilómetros. O una comunidad histórica con caracteres identitarios propios que harta del marco político de España, se secesiona y se constituye como estado independiente. Todos los relatos comparten un tono terriblemente desesperanzador, protagonistas que se enfrentan a las toneladas de mierda que el propio ser humano se ha encargado de ir acumulando a lo largo del último siglo y unos avances tecnológicos que lejos de hacer nuestra vida más fácil, se pervierten para dificultarla. Características estas tres que se suelen dar en mis lecturas preferidas. Los títulos incluídos son:
- Obesidad Mórbida Modular (*)
- Manos libres
- Pegar como texto sin formato
- Torremolinos (*)
- Nuestra canción
- Estabulario (*)
Los relatos marcados con asterisco son los que tienen un marcado aire a capítulo de
Black Mirror, por lo menos en mi opinión. Al igual que en la serie de TV, la tecnología y los medios de comunicación tienen un peso muy importante en la trama. La proyección de su evolución ha provocado que las condiciones de vida en las grandes ciudades sean cada ves más duras y más próximas a una distopía. Aunque pensándolo bien, distopía en el sentido clásico del concepto hay más bien poca: todos los personajes son conscientes del basurero que es la sociedad que les ha tocado vivir. Precisamente el único fallo que le puedo encontrar a esta antología es que dichas historias en particular están demasiado próximas a la situación socioeconómica actual. Es verdad que las preocupaciones que tratan son universales (indefensión del individuo ante el poder, miedo y soledad, antropocentrismo, búsqueda de la felicidad, etc.), pero en mi opinión están muy ancladas a nuestra forma de vida actual y eso lejos de ser bueno, juega en su contra. Los dispositivos móviles o los reality-shows, por poner un par de ejemplos. Resultaría absurdo negar su relevancia e influencia a día de hoy, pero al sustentar gran parte de las tramas en ellos corremos el riesgo de que pierdan validez en poco tiempo. En definitiva un poco como pasa con
Black Mirror: en general la serie está muy bien, pero la mayoría de los capítulos tiene un transfondo tan tecnológico que los hace efímeros aun cuando los aparatos y dispositivos en que se fundamentan ni siquiera hayan llegado a existir. De ahí que los relatos que más redondos me ha parecido sean aquellos en que la tecnología tiene menos peso (los tres sin marcar).
En cualquier caso, a pesar de los inconvenientes ha resultado muy buena lectura: original, acertada, inteligente pero muy sombría, tanto que llega a provocar malestar. No puede ser de otra forma cuando realiza una crítica devastadora a lo que somos y hemos creado. ¿Qué más se puede pedir? Tenéis más reseñas en
Cuentos pendientes,
La antigua Biblos y
Un libro al día. En los dos primero sale muy bien parado, en el último algo menos.
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