18 ago 2018

El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste - Elmore Leonard

Animado por la buena experiencia que supuso leer Hombre y Que viene Valdez el verano pasado, no me lo he pensado demasiado y este mes de agosto he dado cuenta del El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste. Se trata de un volumen con quince relatos cortos a cargo de Elmore Leonard que al igual que ocurriera con sus novelas, me han dejado un excelente sabor de boca. Yo soy el primero que asociaba las novelas y relatos del oeste a literatura pulp de cuarta o quinta categoría. Ocurre sin embargo que los cuentos de tenemos opción a leer aquí tratan cuestiones de validez universal, con la particularidad de que transcurren en unas coordenadas espacio-temporales muy concretas: la segunda mitad del S. XIX en el estado de Arizona. Así pues, los protagonistas de los mismos entrarán dentro del rango de habitantes que podríamos encontar en ese contexto. Tenemos honestos tenientes destacados en alguna reserva india, exploradores indios o mestizos en nómina del ejército y comprometidos con el bienestar de los suyos, bienintencionados oficiales bisoños cuyo primer destino es un puesto fronterizo, ayudantes del sheriff de trato amable, vaqueros siempre dispuestos a echar una mano a sus compañeros, etc. El elenco de secundarios sigue esta estela pero al otro lado de espectro moral: violentos guerreros apaches, buscadores de minas de oro sin escrúpulos, salteadores de diligencias mezquinos, desertores asesinos, cuatreros perversos, etc. Evidentemente en estas condiciones el conflicto está servido y la diversión asegurada.

En el prólogo que antecede a esta colección se indica que Elmore se apoyaba en la Historia norteamericana para dotar de verosimilitud a sus relatos. Por tanto de cuando en cuando somos conocedores de la participación de algunos de los personajes en famosas batallas de la Guerra de Secesión o en las que diezmaron a las naciones indias, todo ello convenientemente aclarado en notas a pie de página. También se deja notar la proximidad de México tanto en los personajes como en el vocabulario, salpimentado de palabras en castellano. Incluso algún cuento de ambientación fantástica tiene elementos históricos procedentes de la época de los conquistadores españoles. Pero no solo en la recreación de la atmósfera se nota el gran talento de este autor. Los argumentos que se desarrollan son originales a más no poder, algo que sorprende en un subgénero que está super machacado por los miles de westerns que habremos visto en el cine y televisión. De todas formas aparecen con mucha frecuencia elementos de Bildungsroman (o Bildungskurzgeschichte, dada la extensión de los textos): ya sea como protagonista o secundario, suele aparecer casi siempre algún personaje joven que se ve enfrentado a la brutalidad del oeste y forzado a madurar a base de las experiencias más traumáticas. Por cierto que los finales están especialmente cuidados, muy inteligentes y coherentes con la realidad de los participantes en el relato.

La única objeción que puedo poner tiene que ver con las descripciones de los paisajes. Tengo que reconocer que la mayoría de las veces me ha resultado prácticamente imposible imaginar con cierta consistencia las praderas, los desiertos o los cañones en que se sitúa la acción. A medida que transcurre la acción, los desplazamientos de los personajes entre mesetas, desfiladeros, bosquecillos y torrenteras se me antojaban imposibles, aunque quizás se trate de una dificultad mía exclusivamente. La cuestión es que como tienen mucho peso, imagino que con ánimo también de hacer la narración más creíble, se me han hecho bastante pesadas. En cualquier caso este pequeño inconveniente no le resta ningún valor al tomo, y si os apetece leer algo ligero pero no insustancial, no os lo penséis dos veces y haceros con él. Tenéis una reseña de este libro, exhaustiva y completísima, en El mar de tinta.

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