No he terminado yo de cogerle el punto a Satin Island. En realidad y siendo honestos se me ha escapado por completo. No he visto ni por asomo esa obra maestra de la que hablan lo medios y la blogosfera. Nada de ingenio, nada de lucidez, nada. Si de verdad es cierto que Tom McCarthy ha logrado en este libro que data de 2015 explicar la sociedad contemporánea, entoces yo debo vivir totalmente al margen de ella. Y algo de eso hay en la medida que me es posible. Pero independientemente de mi desvinculación voluntaria de la realidad, la actualidad y el progreso, es que no he podido cogerla por ningún sitio. No le he encontrado sentido, ni me ha parecido inteligente. Y mucho menos me ha dado la impresión de que revele un pimiento sobre la época que nos ha tocado vivir.
Para empezar tanta vagedad en el planteamiento no ayuda nada a que se produzca una identificación con la historia. El protagonista es una inicial. El nombre de la compañia para la que trabaja no se da a conocer. De ese gran proyecto que acaban de ganar no se puede contar nada, ni tampoco es que se sepa gran cosa. El contexto en que se desarrolla es también bastante infame. No todo el mundo es consultor, lo cual no excluye que un consultor pueda ser un personaje interesante siempre que nos podamos reflejar en él, que no es el caso. Todo resulta muy ridículo y muy falso a poco que rasquemos: viajes, conferencias y grandes proyectos transnacionales no son más que vapor, humo, pamplinas. Ese escenario está tan agotado que su uso me ha causado mucho bochorno. La mayoría del mundo tiene trabajos totalmente intrascendentes en los que no se codean con las grandes esferas del poder y la economía. Y sus problemas, sus dinámicas, sus infamias en definitiva, nos quedan muy lejos. Todas estas situaciones de alto nivel estragégico en multinacionales, gobiernos y grandes corporaciones, bla, bla, bla, resultan muy poco atractivas y los personajes están muy lejos de provocar empatía. Y si es así es porque McCarthy ni siquiera lo intenta.
Pero no nos estanquemos aquí, que hay mucha tela que cortar todavía. No contento con no decir nada sustancioso en todo el libro (me juego el cuello a que en algún sitio se podrá leer que precisamente ahí reside su magia, que justo ésa es la esencia de la realidad global actual), McCarthy nos quiere hacer más cultos aportando mucho contenido enciclopédico a través de cientos de párrafos que podrían ser artículos de antrolopología salidos directamente de la Wikipedia. La tribu aquella de Papúa Nueva Guinea, los instrumentos rituales de los aborígenes de allá, las aportaciones de Lévi-Strauss, Malinowski y otros tantos al desarrollo de esa ciencia. Y un larguísimo etcétera. Ni que decir tiene, estos artículos no tienen nada que ver con el argumento. Pero claro, si es que no hay argumento como tal, ¿qué más da entonces lo que se escriba? A los artículos wikipédicos se suman elementos de la vida personal del protagonista que le permiten también hacer exhibición vanidosa de sus habilidades a la hora de buscar información en Internet y de esa forma, generar el contenido a una novela. Bueno, es un poco arriesgado etiquetar esto como novela. Digamos mejor artefacto narrativo avant-garde. El cáncer de tiroides de su amigo Petr. Las bizarras aventuras de su amante Madison en una manifestación anti G8 en Italia. Los análisis sobre urbanismo y movilidad que hace su compañero de trabajo Daniel. Y sus cavilaciones sobre las mareas negras y los vertidos incontrolados de petróleo en el mar, o las generalidades que concurren en los accidentes de paracaidismo. Que por algo U. es antropólogo y su campo de interés es todo lo humano.
Si seguimos quitando cosas que sobran o no aportan nada, lo cierto es que nos quedamos sin libro. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, hay tal sobreabundancia de símiles y comparaciones innecesarias que solo eliminándolas, nos fundimos aproximadamente el 50% de esta publicación tan inclasificable. Porque McCarthy es de esos autores que consideran que cada vez que expone una idea, tiene que incluir dos, tres o más frases aclaratorias para que no nos queden dudas sobre lo que trataba de decir:
[...] digamos que una de esas monedas está deteriorada, o es un poco diferente, debido a alguna rareza del acuñado -por cómo se encontraba una pare de la máquina el día que fue moldeada, porque una mota de gravilla se abrió paso hasta la mezcla, podríamos mencionar un centenar de factores distintos causantes de la permutación-, [...]Estoy muy seguro de que efectivamene podria haber incluído al menos cien factores distintos, pero es que ni siquiera los dos que incluye, ni la aclaración que viene de seguido, aportan un pimiento a la narración. Sobran, Mr. McCarthy, sobran. Y por desgracia es así todo el rato. Ejemplos, aclaraciones y símiles inncecesarios todo el rato. Desde la primera hasta la última página. ¿No le han dicho nunca a este escritor que todo lo que aparece un una novela tiene que ser esencial para entenderla? ¿Que lo que se escribe no se debería poder eliminar porque supondría dejar de comprender el mensaje? Pues no es el caso que me ocupa hoy. Se puede sacar la tijera y cortar sin mesura que con la mitad de lo escrito el resultado sería el mismo. Igual de insustancial, por supuesto, pero menos arrogante, que no es poca cosa. Claro que si aceptamos que no se trata de una novela al uso, ¿quién soy yo para decir lo que se puede o no se puede hacer en una muestra de literatura conceptual como ésta? Resumiendo, una lectura de lo más enriquecedora y estimulante, pues sin duda simboliza la frustración del lector contemporáneo ante una gran estafa literaria. Y viene con el sello de "Recomendados 2016" de la red de bibliotecas de la Comunidad de Madrid. De chiste. Para loas y alabanzas, echad un vistazo tras los dos puntos: El lamento de Portnoy, Los libros de luces y Ni un día sin libro. Al menos en Notas literarias son conscientes de que el libro se escapa a lo convencional y es muy posible que no guste a todo el mundo.
6 comentarios:
Por lo que comentas, este libro tiene toda la pinta de ser el prototípico best-seller, al menos cumple varias de sus características, como es que el protagonista debe codearse con la creme de la creme de las élites mundiales y estar embarcado en un proyecto flipante, o la continua inclusión de esas parrafadas de tipo técnico como el que has copiado sobre la acuñación de moneda, en el que se nos instruye sobre una rama del saber bastante prescindible, y que además da toda la impresión que el autor fusila de la wiki. Me ha recordado al inefable Dan Brown, que cada vez que su protagonista se subía a un avión tenía que contarte toooodas las características del avión y de los motores que llevaba éste, incluyendo la marca del aceite y cada cuanto había que pasarle la ITV. Por cierto, esa impresión de autor sabiondillo se acrecienta con la utilización del término "permutación", que incluso en ese contexto juraría que es una utilización incorrecta. Saludos!
Ya cuando lo ponen como "Recomendados del año bla bla..." hay que tener cuidado. Siempre me suena como que se los quieren sacar de encima, hay títulos que pueden gustar o no pero cuando quieren "analizar" la realidad, bufffff. Podrá ser un gran autor pero si hay títulos malos entonces habrá que revisar otras obras. Un abrazo
@joguart: Me resulta tranqulizador tu comentario sobre el uso de "permutación", porque lo cierto es que yo también pensé que estaba mal empleado. En realidad yo solo he oído hablar de permutaciones en un contexto matemático, a mí tb. me da la impresión de que usarlo en el sentido de "cambio" es cuando menos dudoso. Venga, para que no se diga que soy muy tiquismiquis ahí va otro ejemplo del afán aclaratorio de McCarthy:
"El gesto del buceador, por ejemplo -de alargar la mano y levantar el crudo en proceso de solidificación-, resultaba igualmente familiar: era el gesto de un sacerdote alzando el agua bendita entre sus dedos, o el de un joyero exhibiendo un collar valioso, o el de un zoólogo manipulando una elegante serpiente en peligro de extinción."
En mi opinión, esas tres comparaciones son totalmente innecesarias y puro exhibicionismo. La simple imagen del buceador levantando el cruo es suficientemente potente como para que el lector genere sus propias analogías sin ayuda de tanto ejemplo. Gracias por pasarte y comentar.
@Scabbers: El problema ahora es que si lo único que he leído de este autor me parece malo y prescindible, ¿con qué ánimo voy a buscar otro título suyo? Saludos y gracias por tus aportaciones.
¿Best sellar? ¿Dan Brown?
No puede estar el tiro más errado.
Pruebe con "residuos" (lengua de trapo). Su mejor novela traducida por estos lares.
Se supone que antes de fin de año, pálido fuego publicará algo inédito.
Un saludo.
Hola Pablo. Pues tienes razón, muy osado por mi parte hablar de un libro que no he leído. Saludos.
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