23 feb 2018

Hierático - Fco. Javier Pérez

Recurro hoy también, como suelo hacer de vez en cuando, al resumen editorial que se puede leer en la contraportada de Hierático para dar unas pistas de la trama:
Barcelona, principios del siglo XXI. La ciudad, tras la subida del nivel del mar provocada por la fusión de los polos terráqueos, es ahora un inmenso cenagal anárquico poblado por pervertidos, traficantes, gurús alternativos y toda la escoria que dejó atrás el éxodo posterior a su anegamiento. El hogar ideal para Aitor Estebowsky, un detective homosexual, decrépito, adicto las drogas, el alcohol y el sexo. Expulsado con deshonor de La Compañía, la mayor organización de contraespionaje mundial, el detective consume sus días entre la desesperante falta de clientes y sus devaneos por RealKosens, un simulador social on-line en forma de realidad alternativa no mucho más agradable que la realidad formal. Pero todo cambiará cuando Aitor reciba la visita del coronel Pascual "El Lagarto" Larraz, quien trae consigo un encargo imposible de rechazar: La Compañía ha perdido en Barcelona la pista a algo llamado "El Demótico", un artefacto neurolingüístico extraterrestre que puede ser la última esperanza de la humanidad de salir de este planeta Tierra condenado a muerte. Y el ex-operativo de campo Estebowsky, por sus contactos y sus peculiares inclinaciones, es el único cualificado par encontrarlo. Poco se imagina el malogrado héroe accidental, sin embargo, que en sus pesquisas se verá obligado a enfrentarse a ejércitos ninja, fantasmas del pasado, muertos vivientes lotófagos, villanos de serie B y conspiradores dentro de conspiraciones dentro de conspiraciones capaces de volver del revés la cordura de cualquiera.
Se podría decir sin temor a errar demasiado que estamos ante una novela pulp de detectives, ambientada eso sí en un futuro distópico de características tipicamente cyberpunk: hipertecnológico; sumido en desastres medioambientales; con poderosas organizaciones transnacionales muy opacas; donde una gran brecha social invita a vivir realidades virtuales como medio de escape, huída favorecida además por una nutrida lista de drogas sintéticas. Aceptar ese factor pulp desde el primer momento nos ahorra problemas porque sabremos a qué atenernos: entretenimiento insusancial a base de acción sin descanso, personajes disparatados y un cierto afán provocador proporcionado por la componente romántico-sexual gay. En esa torrentera en la que nos arrastra la novela de Fco. Javier Pérez hay peleas, arte de vanguardia, asesinatos, fiestas de música electrónica, colocones, meta-realidades virtuales, gadgets de última tecnología, la torre Agbar en ruinas y mil elementos más que no dan demasiada cohesión a la historia porque en realidad, la constituyen en sí mismos.

A nivel estilístico he tenido que resignarme a aceptar algunos tics que me han resultado molestos. Para empezar el autor parece querer escribir exclusivamente para un grupo de aficionados muy específico procedente del fandom de la ciencia ficción (lo que popularmente se denomina frikis). Así que para congraciarse con él abundan las referencias al género y una simple mención a este personaje de tal película o aquel elemento de cual libro le resuelven de un plumazo muchas situaciones. Que no es que cueste pillarlas, porque no son alusiones muy oscuras, pero a mí no me parece la mejor forma de hacerse entender y menos aún de llegar a un público más amplio. Por otro lado, la redacción de Fco. J. Pérez es muy densa y se caracteriza por frases largas repletas de relativos que pueden llegar a extenderse hasta componer un párrafo completo. Esta peculiaridad se hace especialmente acusada en las descripciones de mundos virtuales o en los momentos en que el protagonista está bajo los efectos de las drogas, pues la incorporación de elementos lisérgicos y psicodélicos dificulta todavía más oraciones ya de por sí enrevesadas. El propio autor llega incluso a burlarse de su estilo dentro de la trama. Lo cual no deja de tener gracia por más que no facilite la lectura. Con todo y siendo conscientes de lo que pretende, la novela no está mal. Vale que abusa de clichés del género negro (el malditismo de los detectives, alcoholismo y drogas, bajos fondos, sexo, etc.), sin embargo tiene también ideas muy originales y es entretenida. Y de vez en cuando también gusta leer algo que no requiera análisis muy profundos y resulte simpático. Más reseñas en el Sitio de Ciencia-ficción, Literatura prospectiva y Cuchitril literario, donde cada uno de los cuales nos cuenta sus pros y sus contras.

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