Expedición a la Tierra es una recopilación de relatos cortos de Arthur C. Clarke. En total se incluyen once piezas de narrativa breve escritas entre finales de los 1940s y principios de los 1950s (ver ficha de la Tercera Fundación para más detalles). Los temas que tratan y el contexto de los cuentos son los habituales de la Edad de Oro de la Ciencia-ficción y comprenden la colonización del sistema solar, guerras interplanetarias y/o intergalácticas, exploración de los confines del universo, las posibilidades de la energía atómica, etc.
Hay que reconocer que para un lector actual la presencia de ciertos elementos especulativos resulta demasiado añeja y juega en contra de los textos: los marcianos, los océanos de la luna terrestre, las ciudades venusianas, etc. La componente belicista resulta agotadora, sin embargo su presencia es totalmente comprensible pues apenas había terminado la II Guerra Mundial y estaba recién estrenada la Guerra Fría. El antropocentrismo es, como no cabía esperar de otra forma, atroz: aunque Clarke acepta que existen otras especies inteligentes en el universo, que vistas las ideas de otros autores de la época ya su pone un logro, en casi todos los casos han reproducido el modelo fisiológico humano. Y las que no lo han hecho, se muestran en clara desventaja competitiva frente a las antropomorfas. Por no hablar de la superioridad moral que otorga siempre al ser humano, que interviene y modifica las especies inteligentes (humanos/humanoides en estadios evolutivos primitivos) a su favor, en aras de mayor gloria de la humanidad. También resulta inevitable torcer el gesto ante los cierres con giro inesperado, un elemento imprescindible que imponían las editoriales y revistas de la época.
Un inconveniente más sutil pero también habitual en las obras del género escritas en aquellos años es que a pesar de situar la acción a cientos de miles, incluso millones de años en el futuro, las acciones y reacciones de los protagonistas se rigen por parámetros y estándares de mediados del siglo XX. A mi esto me resulta bastante cargante. Puedo entender que el escritor necesite tocar la fibra sensible de sus lectores y para ello tire de recursos que le son conocidos, pero no me entra en la cabeza que un individuo que llega a la Tierra después de varias eras geológicas y cuando ya es un planeta desértico y estéril, se ponga a divagar sobre la antigua belleza y verdor del planeta azul cuyo esplendor solo ha conocido mediante archivos históricos y documentación al respecto. Lo siento pero desde el punto de vista emocional carece de coherencia.
De todas formas los relatos no han envejecido demasiado mal. En ese sentido es de mucha ayuda que Clarke otorge la importancia justa y desarrolle con rigurosidad pero sencillez los aspectos científicos y tecnológicos involucrados en la acción. En global y a pesar de tanta objeción en los dos párrafos anteriores, no puedo negar que la lectura me ha dejado cierto poso a satisfacción nostálgica. También como curiosidad de interés, el último relato que se podemos leer, 'El centinela', fue el germen de su posterior clásico 2001: Una odisea espacial. Tenéis más reseñas en La ruta de los libros y El solitario de Providence. Ambas incluyen un breve resumen de la trama de cada cuento.
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