Denny Denham es una veinteañera que en la segunda mitad de los 1960s empieza a trabajar como secretaria de Ernest Wright, terapeuta y director del departamento psicología en la Universidad (ficticia) de Wellspring, California. Soltera y sin familia, entabla relación con los Wright tocando el piano a 4 manos con la esposa de su jefe, Nancy. Con el tiempo se convierte prácticamente en una más del hogar de los Wright (al margen de que mantiene una prolongada aventura con su jefe), y en el día de Acción de Gracias de 1969 asiste como invitada a la cena que ellos organizan, donde conocerá por fin a Anne, anterior amiga íntima de Nancy, y su nuevo y reciente marido Jonah Boyd, un escritor con un par de novelas publicadas con las que ha alcanzado un reconocimiento moderado y que está preparando el que, según él, será el libro que le catapultará a la fama mundial. Para su desgracia, durante los días que pasan en Wellspring como invitados de los Wright, Jonah pierde los cuadernos donde tenía la nueva novela completa a falta de los dos capítulos finales. Su mala cabeza le había jugado ya malas pasadas en este sentido, pero siempre había logrado recuperarlos. Sin embargo en esta ocasión los Boyd se tienen que marchan para cumplir con sus compromisos y los cuadernos no han aparecido. Y evidentemente, no hay copia alguna de lo que llevaba escrito. Sin que sean del todo conscientes de ello, este incidente va a condicionar la vida no solo de los directamente afectados (que en un par de años tendrá un giro dramático), sino tambien de Denny y de los Wright, especialmente de Ben, el hijo menor, aspirante a poeta y escritor.
El cuerpo de Jonah Boyd es una novela ligera y entretenida que rompe un poco con el recuerdo que tenía de la obra de David Leavitt. Al margen de su aburridísima biografía de Alan Turing, anteriormente me había topado con deprimentísimas novelas y relatos cortos sobre homosexualidad atormentada, SIDA o familias enfermizas. Comparado con aquellos libros, el que me ocupa hoy es más trivial y afortunadamente mucho más fácil de digerir. Con una trama bien planteada y ejecutada, un lenguaje sencillo y totalmente accesible, Denny nos va contando en primera persona todo lo que sucede durante su vida y la de los Wright a lo largo de treinta y tantos años. Los capítulos van cayendo a un ritmo endiablado uno tras de otro y ni que decir tiene, aspectos como la creación literaria y la literatura en general tienen bastante peso en la trama. De hecho el final combina por un lado una sorpresa inesperada (muy difícil de creer según lo que llevábamos leído, todo hay que decirlo), con un guiño metaliterario que me ha encantado y que viene a certificar que estamos ante un autor capaz de concebir ideas muy originales. Pero bueno, tampoco es que os estéis perdiendo ningún clasico imprescindible de la literatura contemporánea. De esos hay más bien pocos. De entre las reseñas que he podido encontrar en Internet, me quedo y os recomiendo la del site chileno Letras.s5.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 56 minutos
0 comentarios:
Publicar un comentario