Vistas mis experiencias previas con Philip J. Farmer, hasta hace tan solo unas semanas estaba totalmente convencido de que nunca más volvería a leer nada suyo. Sin embargo buscando por Internet libros descatalogados me tropecé con el volumen que me ocupa hoy. Su infame portada, el hecho de que fuese uno de los primeros lanzamientos de la colección Contraseñas de Anagrama (el nº 38 para ser exactos, en 1981) y un precio más que razonable me bastaron para decidir su compra. Por tanto muy probablemente os estaréis preguntando: ¿Ha merecido la pena? ¿O tal vez ha sido una tomadura de pelo más que añadir al resto de las obras que conozco de este autor? ¿Qué se oculta, en defitiva, detrás de esta cubierta de tan pésimo gusto? Bueno empecemos como casi siempre por dar un breve resumen de la trama.
En un Los Ángeles asediado por una intensísima oleada de smog, la policía recibe una copia de una película porno de aficionados con una componente fetichista muy alta. A la proyección de la misma es invitado el detective privado Herald Childe, pues su socio Matthew Colben es el protagonista indiscutible de este cortometraje de bondage que acaba en snuff con la brutal mutilación de su pene a manos de una felatriz dotada de una dentadura postiza de colmillos de hierro. Childe emprenderá una investigación en solitario para descubrir a los autores de un crimen tan atroz solo por lealtad a su ex-socio, pues su historial personal y profesional dejaba bastante que desear (sospechas de violaciones, abusos a menores, consumo de narcóticos, etc.); de hecho tenían pensado disolver su sociedad en poco tiempo. La única pista que tiene para empezar el caso está relacionada con el bizarro escenario en que transcurre el film: un decorado macabro, con detalles de terror gótico y la aparición en las últimas escenas de un tipo disfrazado de vampiro que se lanza a chupar la sangre que brota de la base del miembro viril recién amputado. Así pues, tras consultar a un especialista en temas de ocultismo, a quien accede por ser un profesional de muchos recursos, sus pesquisas le conducen al barón Igescu, un reservado millonario de pasado misterioso que vive en una oculta mansión en Beverly Hills, sobre la que recaen también rumores de encantamientos y fantasmas. Childe logrará concertar una entrevista con el elusivo noble de ascendencia rumano-transilvana y a partir de ahí la acción se tornará sobrenatural, poblandose de insondables peligros para el atrevido investigador.
La imagen de la bestia, subtitulada 'Un exorcismo: Ritual uno', ha resultado ser una magnífica obra de pulp del bueno, esto es, una auténtica basura a nivel literario pero con tal cantidad de despropósitos argumentales y una mezcla tan disparatada de estilos, todos combinados sin pudor ninguno, que termina siendo una obra cumbre dentro de tan infravalorado estilo. Hay horror gótico con caserones malditos, pasadizos secretos y apariciones de espectros que hielan la sangre, y terror ya sea basado en monstruos clásicos (vampiros y licántropos), ya en seres mutantes concebidos por la fértil imaginación de Farmer. Además, el origen de estos seres no-humanos se enlaza muy hábilmente con un trasfondo de ciencia-ficción. Hay sexo, sexo sin descanso, descripciones pornográficas de relaciones sexuales de todo tipo y condimentadas con mucha violencia y todos los fetiches habidos y por haber. Pollas empalmadas durante días, huevos doloridos por haber follado y no haber culminado, eyaculaciones retardadas por drogas que sacuden al protagonista a destiempo. Sueños húmedos que dejan las sábanas acartonadas a base de corridas, mucho sadomasoquismo y role play con escenas de dominación/sumisión, amo/esclavo, inmovilizaciones y cadenas. Ninfómanas insaciables, escenas lésbicas, sexo hetero y homo, zoofilia y un largo etcétera. Y por supuesto el hilo principal de novela negra que incorpora elementos de terror psicológico mediante asesinos en serie y psicópatas. Vamos una verdadera joya, nunca me había encontrado con algo tan falto de lógica, tan absurdo, un batiburrillo tan febril y descabellado donde todo vale para entretener. Y lo cierto es que lo hace con mucha gracia, porque los recursos que emplea son tan zafios, tan de baratillo, que no deja de ser sorprendente que el resultado no solo no moleste, sino que gusta y engancha. Y lo mejor de todo una vez acabado: hay una segunda parte titulada ¡Cuidado con la bestia! A ver quién es el guapo que se resiste a otro cóctel con estos ingredientes. Yo voy de cabeza a por él, avisados estáis. Tenéis un par de reseñas de esta novela en el Sitio de Ciencia-ficción y Retrospectiva Coreana.
IDÉNTICO al SER HUMANO - de Kobo Abe
Hace 10 minutos
5 comentarios:
Hola. Leí Cuidado con la bestia, y me pareció un bodrio. Aunque estoy de acuerdo con lo que dices en la reseña de La imagen de la bestia. Creo que das con la clave de lectura de este libro.
Saludos!
@Mario A.: A ver no es hohe Literatur pero como entretenimiento totalmente intrascendente tiene gracia.
;)
A Farmer hay que leerlo. Tiene fallos a miles y obras mediocres pero idas de olla geniales.
Se ve que no peca de falta de originalidad el hombre. u.u
@Fco. Borja Buzón Bernal: Como bien apunta @Palimp, Farmer es muy irregular pero me está resultando mucho más interesante cuando más absurdo se pone.
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