La Investigación es una novela policiaca con mucha intriga y colmada de misterios en que, para mi desgracia, nada se resuelve. En pequeñas localidades de los alrededores de Londres empiezan a desaparecer cadáveres de salas de autopsia. Lo sorprendente de los casos es que los indicios apuntan a que los muertos han resucitado y abandonado la antesala del cementerio por su propio pie. El teniente Gregory de Scotland Yard es asignado al caso por su superior, el inspector Sheppard. Nuestro protagonista nunca ha destacado por su gran talento ni por su imbatible perspicacia, sin embargo en su favor se puede decir que es metódico y concienzudo. Desde el primer momento y sin que sepamos el porqué sus sospechas recaen en el Dr. Sciss, un científico que colabora con la policía y que ha descubierto un complejo patrón estadístico en las desapariciones. Cuando la narración está bien avanzada y durante una guerra dialéctica en que el mediocre de Gregory pretende acorralar a Sciss (que a nivel intelectual le da 100 vueltas), nos enteraremos que de este peculiar experto en estadística fue expulsado de un organismo público por redactar una teoría premonitoria que confirmaba la inevitabilidad de la confrontación atómica entre bloques. Con dichas predicciones se ganó fama de comunista, así que es de suponer que siendo un rojo y estando estigmatizado por una destitución de cargo público ya podría ser culpable de cualquier cosa. Pero vamos, que esto es hipótesis mia exclusivamente.
La novela va avanzando un poco a tumbos, levantando expectativas en el lector que luego se quedan en nada. Destaca eso sí la teoría final establecida por Sheppard que encaja en el modelo estadístico del Dr. Sciss, pero por lo demás, todos los enigmas quedan sin resolver. En la solapa de la edición de Impedimenta indican que se trata de una novela de de "tintes filosóficos y metafísicos". A mí me da la impresión más bien de que Stanisław Lem la fue escribiendo un poco sin saber ni a dónde iba y mucho menos cómo llegar, así que tuvo oportunidad de rellenar páginas en las que Gregory y varios personajes corales reflexionan sobre esto y aquello: qué es la vida y qué la muerte, cómo el caos puede explicar la existencia humana, cómo establecemos un modelo de realidad que se adapte a nuestras necesidades, patatín, patatán. Como es habitual con Lem, sus descripciones son geniales, muy precisas y visuales. Su prosa es clara y fácil de leer, sin embargo como conjunto no me parece que el libro sea como para recomendarlo.
Más reseñas en Solo de Libros, muy en mi línea, y en el Sitio de Ciencia-Ficción, con una entrada triple en la que hay redactores que comentan sus flaquezas sin temor y otros que se van por los cerros de Úbeda para, creo yo, evitar hablar mal del autor polaco.
Tsunetomo Yamamoto: Hagakure
Hace 6 horas
2 comentarios:
Toma ladrillo al canto, al menos he conseguido acabarla, aunque me pregunto para que
Alberto Izquierdo: Pues sí, ni de Lem nos podemos fiar ya, ¿qué nos queda? Que conste que yo avisé...
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