14 may 2013

El difunto Matías Pascal - Luigi Pirandello

Hay dos partes claramente diferenciadas en El difunto Matías Pascal. La primera de ellas, que en extensión apenas cubre un cuarto del libro, es prácticamente una novela costumbrista en donde Luigi Pirandello hace una magnífica descripción de la vida y hábitos del protagonista, Matías Pascal, y su desdichada familia. Todo ello repleto de divertidísimos momentos y temperamentales exhibiciones de carácter por parte de su entorno: la suegra, la tía paterna, la madre, el malvado administrador, etc. Tengo que admitir que esta parte de la narración tiene mucha gracia, con todos esos italianos haciendo gala de los estereotipos nacionales: exaltadas defensas de cada miembro de la familia, vehementes ataques a los enemigos, truculentas traiciones, apasionadas transiciones de la indeferencia a la devoción, etc. Sin embargo y a pesar de haberme resultado super entretenida, el objetivo de la misma es simplemente introductorio, pues al darnos a conocer la triste situación personal de Matías podemos entender con mayor facilidad los motivos que tiene para desaparecer en cuanto tiene oportunidad. Efectivamente, lo que iba a ser una escapada de unos días a Montecarlo, donde la fortuna le sonríe y le hace ganar mucho dinero en la ruleta, se convierte por azar en una oportunidad para comenzar una nueva vida lejos de todo lo que había conocido. Cuando regresaba a su hogar en Miragno tras una ausencia de la cual no había dado cuenta a nadie, lee en el periódico local que ha sido dado por muerto. Para su sorpresa, familia y amigos le han confundido con un cadáver que aparece ahogado en la presa de un molino antigua propiedad familiar, al cual él tenía gran afecto y donde ya había protagonizado escenas equívocas tras la muerte de su madre y su hija. Así pues, sin pensarselo demasiado y con miles de liras en el bolsillo, decide aprovechar la coyuntura y desaparecer, empezando una nueva vida en que gozar de una libertad que hasta el momento le había sido negada.

Y es aquí donde entramos en el grueso de la novela: un completísimo análisis de la construcción de la identidad y de sus implicaciones por vivir en sociedad. Oscilando entre la filosofía y la sátira, siempre con un lenguaje muy accesible, nos topamos con las dificultades que el nuevo Pascal, ahora llamado Adriano Meis, tiene a la hora de concebir una persona desde la nada. Su felicidad inicial, reforzada por excitantes viajes por Europa, se ve castrada por completo a la hora de establecerse en Roma. Al llegar a la ciudad eterna se encuentra con problemas de toda índole, desde los administrativos, pues para el Estado no existe, hasta el aislamiento personal al que le llevan las constantes mentiras que se ve obligado a contar para salvaguardar su pasado. Los engaños y los embustes le impiden abrirse y entablar relaciones de cierta intensidad con sus semejantes, algo intrínseco a la naturaleza humana. Tras una rocambolesca historia en la casa de huéspedes donde se había instalado, Meis se ve obligado a simular un suicidio para huir, pues sus constantes enredos para ocultarse le estaban delatando antes su compañeros de pensión, a quienes ya se sentía muy cercano. Tras este nuevo fallecimiento, el protagonista decide, desesperado, volver a su pueblo, donde tras otra entretenidísima y breve sección final en la cual se regulariza la situación con su entorno familiar, podrá volver a ser él mismo en las condiciones que él desea, al margen de presiones sociales.

Resumiendo, muy divertidas las secciones costumbristas, justo al principio y al final. Todo el estudio sobre las particularidades y consecuencias de iniciar una vida desde cero con una nueva indentidad, aunque interesante, resulta demasiado obvio. Eso sí, se agradece que esta parte también esté repleta de detalles humorísticos. Más reseñas en Solo de Libros y No tan resumido.

2 comentarios:

el convincente gon dijo...

Pues yo este libro, no sé por qué, me lo imaginaba completamente distinto a cómo lo describes.

Veo que has conseguido 334 de Disch. Estoy deseando leer tu reseña. A ver si me convences de que merece una relectura o no.

Cities: Moving dijo...

@el convincente gon: Si te digo la verdad yo lo compré porque la edición de Josef K Editor estaba super tirada de precio en una librería que suelo frecuentar sólo en busca de gangas. Además me intrigó la nota de la contraportada, que dice: «Son tres los escritores que han atravesado nuestro siglo, dando su nombre a nuestras inquietudes, ofuscaciones, aprensiones... esos tres escritores se llaman Pirandello, Kafka, Borges.»

Lo cual, viene a demostrar una vez más que no hay que hacer ningún caso a las notas de las contraportadas, porque en mi opinión tampoco es para tanto.

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