5 abr 2013

Viaje al Fin de la Noche - Louis-Ferdinand Céline

Pensaba que Michel Houellebecq había dicho todo lo que había que decir sobre la sociedad y sus miserias, pero no, mucho antes que él,  Louis-Ferdinand Céline ya le había pegado un buen repaso. Desde luego ahora me queda claro de quien ha bebido mi escritor francés vivo favorito. Viaje al Fin de la Noche ha sido la experiencia literaria más apasionante que he tenido en años, yo diría incluso que en toda mi vida. Escrita con un lenguaje increíblemente ágil y directo, no parece que estemos leyendo un libro, sino que más bien nos vemos transportados dentro de la trama como participantes de una serie de sucesos que están pasando a nuestro lado, en lo que de pronto parece ser la realidad. La sensación de verte inmerso en los acontecimientos es imparable, incontenible. Céline te arrastra junto con los protagonistas y experimentas los (pocos) placeres y (muchas) desgracias de sus vidas con una nitidez deslumbrante.

De clara inspiración autobiográfica, Viaje al Fin de la Noche es el relato vital de Ferdinand Bardamu, alter ego del autor francés. Empezando por su alistamiento accidental en el ejército y su participación en la I Guerra Mundial, capítulo a capítulo asistimos a su periplo a lo largo y ancho del mundo. La locura de la guerra y el efecto devastador en su salud, su demencial peregrinaje hasta ser declarado inútil, su terrible experiencia en las colonias francesas en África, su posterior huída y estancia en los EEUU, la vuelta a París y el comienzo de su carrera como médico, las ambivalentes relaciones que mantiene con su amigo Robinson Léon, secundario de lujo en esta historia, etc. La narración de estas aventuras y desventuras modernas es brutalmente honesta y descarnada. Con frases cortas, breves, alejadas de cualquier sofisticación verbal, el autor es capaz de transmitir emociones complejas, contradictorias, absurdas pero innegables, auténticas, reconocibles por todos nosotros. Para ello no duda en usar insultos, en ser grosero, en usar un lenguaje arrabalero, todo para escupirnos la verdad a la cara aún sabiendo que duele. Porque estamos tan acostumbrados a mentir, a mentirnos, a que nos mientan, a aceptar la mentira como instrumento de corrección política, que cuando nos dicen la verdad sin tapujos nos ofendemos, nos sentimos descolocados y desarmados, incapaces de reaccionar ni de asimilar el estado de indefensión en que la verdad, dicha sin cortapisas, no coloca. La lucidez del análisis del ser humano que hace Céline nos abofetea página tras página, porque mostrarnos el mundo y sus mezquindades sin máscaras ni edulcorar (por evitar molestar), equivale a darnos una somanta de palos.

Resumiendo, maravilloso e imprescindible. Cuando pasé la página 500 de la edición de Edhasa (que tiene 576 pp), empecé a sentirme muy jodido porque fui consciente de que se estaba acabando, y a pesar de todo lo que me ha hecho disfrutar, ver que se aproxima el final de algo tan deslumbrante es, hay que decirlo claramente, una mierda. Tenéis un par de reseñas sobre esta novela en Un Libro cada Día y Solo de Libros.

3 comentarios:

Palimp dijo...

Con esta recomendación va a la lista de inmediato.

el convincente gon dijo...

A mí también me has convencido.

Cities: Moving dijo...

@Palimp+el convicente gon: Espero que os guste. Estas cosas nunca se sabe cómo pueden acabar, da igual que Céline sea considerado uno de los grandes de las letras francesas, que tb. se os podría atragantar. ¡Espero que no, desde luego!

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