El padre Patrick Bryce es el párroco de la parroquia católica de San Bernardino, en Minneapolis. Tiene un larguísimo historial de abusos a monaguillos, convenientemente ocultado por la Iglesia Católica a golpe de talonario para evitar el escándalo. Sin embargo uno de los pequeños de los que abusó terminó suicidándose siendo poco más que un adolescente, lo cual le dejó bastante traumatizado. Entre esta desgracia, el alcoholismo y las terapias pagadas por la diócesis, el padre Pat ha conseguido alejarse de los críos para buscar sexo con jóvenes universitarios en bares gays. Tras uno de estos encuentros fugaces, un tal Clay empieza a chantajearle: la secta de los receptivistas, que cree en las abducciones extraterrestres y en los viajes espacio-temporales, tiene en su poder los vídeos que había grabado mientras mantenía relaciones sexuales con un chapero menor de edad. A partir de ese momento, se verá sometido a una serie de ultrajes que le harán experimentar en sus propias carnes todo el horror de los increíbles preceptos receptivistas.
El Cura es una novela que mezcla terror, fantasía, suspense y ciencia-ficción en la cual Thomas M. Disch se despacha a gusto con la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. No hay aspecto de esta institución, ni presente ni pasado, que no se lleve un buen repaso. La hipocresía en las posturas católicas sobre aborto, celibato, contracepción u homosexualidad enlaza con la desfachatez con que oculta los abusos infantiles y la ligereza con que perdona a quienes los cometen. A los aspectos contemporáneos que tan mala imagen dan a esta organización religiosa, se une una crítica demoledora a su pasado, con una incursión en la Francia medieval coetánea con la cruzada albigense en Languedoc: la Inquisición, inmovilismo y alineación con el poder feudal, sometimiento de los creyentes mediante el terror, etc. etc.
La novela es entretenida y muy fácil de leer, pero está escrita a modo de best-seller, con toda la carga negativa que eso conlleva: capítulos cortos y que se cierran con un adelanto de lo que está por venir, claro predominio de la acción y los golpes de efecto en el desarrollo de la trama, profusión de diálogos, temas polémicos tratados de manera escandalosa, saturación de personajes e hilos argumentales, mezcla abigarrada de estilos y un largo e interminable etcétera. En definitiva, poco más que un divertimento ligero con la profundidad de un episodio de Friends. Molestar no molesta, pero tampoco aporta gran cosa. En Bibliópolis tenéis una reseña mucho más completa que la mía y muy acertada también, me parece a mí.
Pedro Juan Gutiérrez: Anclado en tierra de nadie
Hace 5 horas
2 comentarios:
Se ve que eres degustador de esa buena literatura crítica, satírica incluso. Leer esta entrada y pensar que no te gustó Saki se me hace algo tristemente contradictorio. En fin, que en gustos no se puede hacer nada. Eso sí: podrías darle otra oportunidad en algún momento porque sus críticas valen mucho la pena. La risa (o sonrisa) que aflora cuando se leen sus cuentos tiene poco de inocencia, es más bien una risa condescendiente y triste por la idiotez del género humano.
Por otro lado, sigues teniendo material, como al gran Ambrose Bierce (Cuentos de soldados y de civiles, El diccionario del Diablo (obra maestra)) o Roald Dahl (en sus cuentos). ¡Ah, te iba a recomendar a Barker! Pero ya lo leíste; muy bueno ese autor, muy lúcido.
Un saludo y que no quede, jamás, títere con cabeza.
@Kirilov Myshkin: Vaya, me dejas más autores desconcidos para explorar. Muchas gracias por las pistas, a ver si tengo mejor sintonía que ellos que con Saki ;)
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